Legalidad, emprendimiento y equidad constituyen la base de la propuesta de este abogado de 41 años formado en las Universidades Sergio Arboleda, American University Georgetown, y quien llegó al Senado en 2014, como miembro de la lista cerrada del Centro Democrático.

“Recojo afecto de los colombianos, no firmas”, dijo recientemente para diferenciarse de la mayoría de los candidatos y precandidatos a la Presidencia de la República. “Más que pedirles firmas a las personas, lo que queremos es pedirles convicción para nos ayuden a cambiar y a construir un nuevo país”.

Crítico de los Acuerdos de La Habana, reconoce que le gusta la desmovilización de las Farc, aunque cuestiona que el narcotráfico sea un delito amnistiable, ya que eso supone un gran deterioro del concepto de legalidad. Aun así, su nombre es visto con recelo por algunos uribistas pura sangre que lo consideran demasiado moderado y joven para aspirar a la Presidencia.