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COLUMNA | “El dolor de cabeza de la indexación para los empresarios y usuarios”

El dolor de cabeza que ha sentido el gobierno por tener que indexar nuevas variables para la reducción de los precios de la energía o el aumento de los salarios, se convertirá en uno de muchos malestares que generan los cambios en las políticas públicas y la inestabilidad del mercado. Se requieren cambios de fondo en múltiples formas de abordar los índices.

Los empresarios deberían ocuparse más en la innovación de su empresa que en los problemas estructurales.

Publicado: noviembre 7, 2022, 11:00 pm

Por Gonzalo Gómez Betancourt; Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

La palabra indexación hace referencia al método por el cual se vincula el cambio de una variable a la evolución de algún índice. En el caso de los precios, es común que algunos se incrementen teniendo en cuenta el índice de los precios al consumidor (IPC), el ajuste del salario mínimo, o los índices del precio al productor (IPP) debido a que existen regulaciones que así lo establecen, como es el caso de los arriendos. El IPC mide la evolución de los precios al consumidor de una canasta de bienes y servicios representativa del consumo final de los hogares, y la inflación se define como la variación porcentual del IPC entre dos periodos. EL IPP es el índice que mide la evolución pero en este caso de los precios de venta del productor, correspondientes al primer canal de comercialización o distribución de bienes transados en la economía. La diferencia entre los dos índices, el IPC y el IPP, se explica porque un bien puede ser comercializado o distribuido por diferentes intermediarios que modifiquen el precio de venta hasta llegar al consumidor final.

Pero ¿cuál es el problema?, pues la verdad es que mientras la economía de un país sea estable, la indexación de los precios por algunos de estos índices suele ser bastante aceptada, al no existir cambios abruptos. Pero cuando existen cambios en la economía como los que hemos visto en los últimos dos años, donde la inflación mundial se ha desbordado, además de los problemas de la cadena de abastecimiento, que han hecho que los IPP sean incluso mayores a los del IPC, hace que el tema no sea trivial, porque el cambio es tan potente que puede generar efectos secundarios en la misma inflación y en el crecimiento del país.

Veamos el caso del precio de la energía, la tarifa está compuesta por los costos de la generación, comercialización, transmisión, distribución y otros (Pérdidas), en este precio existen componentes regulados y no regulados. La generación (no regulado) esta indexado al IPP que es afectado al mismo tiempo por la TRM (tasa representativa del mercado), la comercialización (no regulado) con el IPP, la transmisión (regulado) con el IPP que es afectado igualmente por la TRM y la distribución (regulado) con el IPP. Por lo tanto, se conforma la tormenta perfecta como se observa en la tabla, por que el acumulado del IPP ha sido 56,3% vs. el IPC que ha sido 39,3%, ahora bien, sin embargo, hay que resaltar que la fórmula previa funcionaba porque hasta antes del 2020 el IPP siempre fue inferior. La CREG ha solucionado parcialmente el problema al indexarlo al IPC, si es que bajar un 2% es una solución, pero ¿por cuánto tiempo se mantendrá? Cuando se profundiza en el costo de los generadores de energía, sabemos que el cargo por confiabilidad es igual para todo tipo de energía, más los impuestos, y los costos variables, que para la energía generada por carbón y gas vienen creciendo infamemente. Lo que hace que en un análisis entregado por la firma Cosenit, al ponerle un precio promedio por kilovatio hora, las únicas energías generadas que ganarían dinero serían la hidro, la solar y la eólica, pero las de carbón y gas estarían perdiendo dinero. Especialmente por la situación inentendible del costo del carbón y el gas, tema que debe ser abordado por el gobierno, de una manera diferente para evitar la especulación en estos sectores por la falta de confianza que han generado las declaraciones de su ministra.

Con respecto al salario, como se puede observar igualmente en la tabla, se ha incrementado un 46,4% vs. 39,3% de la inflación, de manera que los empleados han estado mejor, teniendo en cuenta que casi siempre se incrementa su poder adquisitivo, en comparación con la inflación del año anterior, aunque la lógica es la inflación proyectada, más algún porcentaje de la productividad. Ahora otro problema no menor que tenemos los empresarios, es el del salario mínimo integral que está indexado a 10 salarios mínimos y esto ha generado un problema en el momento de aumentar salarios, ya que los incrementos en una empresa se hacen escalonados, por ejemplo se incrementa el 10,07% para los que ganan menos, usualmente para los que están entre 1 y 2 salarios, pero los demás cargos se les hace un incremento dependiendo más de la inflación, que como ven es inferior desde hace años, lo que nos pone siempre en aprietos para subir aquellos salarios que tienen un contrato de salario mínimo integral, a los que no se le debería subir igual que a los de salario mínimo, porque sus bases son diferentes, y estaría en contra de una política de justicia distributiva. Cuestión que ha hecho que muchas empresas abandonen estar cerca del salario mínimo integral, para no tener que subir obligatoriamente ese valor.

Ahora imagine que terminemos con una inflación del 14% y un IPP del 20% en el 2022 y además ahora con gobierno de izquierdas, podemos esperar un incremento del salario mínimo entre 15% y 20%, lo que hace que los empresarios empiecen a racionalizar el empleo, en un momento de alta incertidumbre, y posible recesión mundial que hace que el PIB proyectado en Colombia sea de 0,5%. Muchos sectores no podrán incrementar el 20% de sus precios, lo que hará reducir gastos y costos, por lo tanto, irá en contra del empleo e incrementará la misma inflación.

Fuente: Cosenit; para IPP, Acumulado IPP, IPC, Acumulado IPC; Ministerio trabajo para Salario.

 

No será hora de pensar en formulas lógicas para cada caso, de manera paulatina para no terminar por reventar a los empresarios y a las personas de la base de la pirámide. Para el caso de la energía ¿no es mejor tener el valor exacto del incremento de la generación de cada tipo de energía y no en un índice que tiene que ver poco con lo que le afecta a cada uno? ¿No será que debemos romper la idea de un salario mínimo para todo el país, es decir, hacer ajustes teniendo en cuenta que el costo de vida en las capitales es diferente a cualquier municipio rural del país?, ¿no será que debemos flexibilizar el empleo en vez de volverlo cada vez más restrictivo? Lo que queda claro después de todo esto es que los incrementos de gastos y costos para los industriales terminaran por ir en contra del empleo en Colombia y el crecimiento del país. 

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