Aunque el crecimiento del 1,1% en el primer trimestre del año fue una buena noticia para la economía y la generación de empleos, el Paro Nacional no solo está ocasionando graves perjuicios al tejido productivo del país -como lo denunció la ANDI- sino también al bolsillo de los colombianos: en mayo, según el Dane, la inflación registró una variación del 1%, lo que a su vez disparó la del año corrido (3,18%) y la anual (3,30%).
Se trata de un nivel superior en 0,45 puntos porcentuales mayor que la reportada en el mismo periodo del año anterior (2,85%), cuando en el país ya se sentían los estragos de la pandemia y las medidas restrictivas (cuarentenas), y muy similar a que se registraba al comienzo de 2020, aunque en ese momento la economía crecía a un ritmo anual del 3%.
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Y si bien puede ser prematuro hablar de estanflación, esto es, un estancamiento y un aumento permanente de la inflación, una prolongación del Paro sí constituye una seria amenaza para la economía, ya que ata de manos al Banco de la República, que hace rato dejó en 1,75% su tasa de intervención, e incluso podría llevarlo aumentarla para evitar un aumento las expectativas inflacionarias en los consumidores.
Colombia hace más de 20 años que alcanzó una inflación de un dígito luego de la recesión de finales de 1999 cuando el PIB se contrajo más de un 4%. En julio de 2016 alcanzó un máximo de 8,97%, aunque al final de ese mismo año cayó y el IPC registró una variación anual del 5,75%. El Banco de la República maneja un rango meta que oscila entre 2% y 4% con un punto medio de 3%.
Tal como la define el FMI, la inflación es la tasa de aumento de los precios en un cierto período de tiempo. Es típicamente una medida amplia, que muestra el aumento general de los precios o del costo de vida en un país, pero también se puede calcular con un criterio más estrecho respecto de determinados bienes, como los alimentos, o servicios, como un corte de cabello. Independientemente del contexto, la inflación refleja cuánto más caro se ha vuelto el conjunto pertinente de bienes o servicios en un período dado, por lo general de un año.
Según el Dane, en mayo la división Alimentos y bebidas no alcohólicas registró una variación mensual de 5,37%, siendo esta la mayor variación mensual. Los mayores incrementos de precios se registraron en las subclases: zanahoria (35,86%), papas (31,17%) y tomate (25,66%).
Juan Daniel Oviedo, director de la entidad, explicó que desde enero de 2009 no se veía una inflación en los alimentos tan importante como se registró en mayo.
«La libre circulación se ha visto afectada por los bloqueos en el paso nacional, lo cual hizo que la carne aporte 17 puntos a la inflación; 13 puntos básicos la papa y las frutas frescas 10 puntos básicos. Asimismo la carne de aves y huevos aportó 13 puntos», agregó.
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En mayo las mayores contribuciones a la variación mensual en las doce divisiones del IPC Total se registraron en las siguientes subclases: carne de res y derivados con 0,17 puntos porcentuales, papas con 0,13 puntos porcentuales y frutas frescas con 0,10 puntos porcentuales.
Aunque podría tratarse de un shock temporal de oferta (ya que productores tuvieron problemas para abastecer las ciudades), esto dependerá de la duración del Paro y de si se presentan nuevos bloqueos en el país.
A medida que el mundo comienza a recuperarse de la pandemia de coronavirus, las tasas de inflación están repuntando, impulsando un indicador global a 3,6%, según Bloomberg. A pesar de ello, los banqueros centrales parecen convencidos de que las mayores alzas son transitorias y en Estados Unidos la Reserva Federal (el banco central de ese país).
La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, dijo que el plan de gasto de 4 billones de dólares del presidente Joe Biden sería bueno para el país, aun si contribuye a un aumento de la inflación y da lugar a una subida de las tasas de interés.
«Si acabáramos con un entorno de tipos de interés ligeramente más altos, en realidad sería una ventaja para el punto de vista de la sociedad y de la Reserva Federal», dijo Yellen en entrevista con Bloomberg.
«Llevamos una década luchando contra una inflación demasiado baja y unos tipos de interés demasiado bajos. Queremos que vuelvan» a un entorno de tasas de interés normales, y si esto ayuda un poco a aliviar las cosas, entonces no es algo malo, es algo bueno», agregó.