El pasado 29 de enero, Reinhild Boßdorf y sus amigos se cubrieron con burkas y se plantaron ante la catedral de Colonia con un gran cartel que pedía ‘Parad la islamización #nohijabday’. Apenas estuvieron allí unos minutos, lo suficiente para tomar fotos y grabar vídeos … que después difundirían a través de redes sociales y que vieron más de 126.000 usuarios sólo en X. Protestaban contra el Día Mundial del Hijab, un evento anual fundado por Nazma Khan en 2013 y que se lleva a cabo cada 1 de febrero en 140 países de todo el mundo.
«¿En qué momento permitimos que se celebre en Alemania un evento que difunde ideas contrarias a los derechos de las mujeres y la igualdad?», justificaba la acción. «Autora, activista, experta en mujeres, alboroto y mermelada, puramente femenina», llama Reinhild en su perfil a «cumplir con la cuota de los nombres femeninos alemanes» y reproduce a menudo publicaciones del Movimiento Identitario o de Lukreta, una red de Renania del Norte-Westfalia que normaliza consignas políticas de extrema derecha, al borde de la legalidad constitucional.
Reinhild denuncia constantemente casos de violencia sexual contra mujeres, pero sólo si son agresiones y crímenes cometidos por extranjeros, que lamentablemente abundan, a pesar de que la estadística oficial no reconoce que sean mayoritarios sobre los crímenes de nacionales y en un país en el que asociar un perfil delictivo con una raza, una religión o una procedencia constituye un delito.
Reinhild es hija de Irmhild Boßdorf, una política nacionalista de Alternativa para Alemania (AfD), y pide el voto para su madre. No milita en la Junge Alternative für Deutschland (JA), las juventudes del partido, pero su activismo en redes es mucho más efectivo que la JA, disuelta el 31 de marzo para evitar su ilegalización.
INFLUENCERS DE LA DERECHA
Arriba, Reinhild Boßdorf, hija de Irmhild Bossdorf, una política nacionalista de la AfD en Norte-Westfalia. En Instagram comparte consignas. Abajo, Marie-Thérèse Kaiser, una política influencer de la AfD que asocia explícitamente a los extranjeros con violaciones colectivas. Al lado, Triene en TikTok. En su perfil ‘Háblame en alemán«, se describe como heterosexual, no vacunada, de AfD, gasolina y carnívora. Posa en lencería: «los hombres de verdad son de derecha».
ABC/REDES SOCIALES
El 21% de los jóvenes de entre 18 y 24 años votaron por AfD el pasado domingo 23 de febrero, con un aumento del 14% respecto a los anteriores comicios. Y un 25% de ese grupo de edad, con un aumento del 17%, votó a la izquierda radical Linke.
«El voto de los jóvenes alemanes no ha aumentado en los extremos porque seamos radicales, sólo es que vemos incertidumbre. Queremos que algo cambie rápidamente y eso es lo que prometen los partidos en los márgenes políticos», dice Max Frien, informático de 25 años que reconoce que se informa exclusivamente en las redes y acusa a los partidos de centro de que «no quieren cambiar nada». También reconoce que en las redes mandan los algoritmos y que tienden a mostrar al usuario más de lo que ya consume de todas formas. El 79% de los jóvenes alemanes obtiene su información en las redes y ahí parece estar la explicación de muchos de sus comportamientos.
Un estudio de Unicepta muestra claramente que el canal de TikTok del partido Linke (Izquierda) es el más exitoso de todas las cuentas de candidatos y partidos. Proporciona tres de los diez principales canales de redes, tantos como la AfD. Su candidata el pasado domingo era la influencer conocida como ‘Reina Roja’, Heidi Reichinnek, que cogió un partido desahuciado por la escisión de Sahra Wagencknecht y lo ha levantado a golpe de corazoncitos hasta el 8,5% de los votos. Medido por el crecimiento de seguidores, el Partido de la Izquierda ocupa los cuatro primeros lugares en el ranking de Unicepta. En TikTok, Heidi Reichinnek logró 890.000 reacciones de usuarios después de su discurso sobre «ruptura de presas» contra la extrema derecha. Sin embargo, en todas las cuentas, AfD está por delante de Linke, con un total de 17,5 millones frente a sus 15,28 millones de reacciones de usuarios. Quizá se deba a que Elon Musk ha hecho personal y activamente campaña electoral en su red pidiendo el voto para Alice Weidel. «AfD es el único partido que puede salvar a Alemania».
La pregunta es por qué los partidos antisistema se mueven en redes mucho mejor que los de centro democrático, cuando se trata de una herramienta a disposición de todos. Y la respuesta apunta a que los partidos más establecidos cuentan con estructuras de comunicación que no fluyen con la misma facilidad y eficacia en los canales de la era digital.
Política camuflada tras anuncios de maquillaje
«Los jóvenes no buscan información sobre partidos políticos, pero son muy susceptibles a la influencia política disfrazada en otro tipo de contenidos», explica el profesor Uwe Jun, politólogo de la Universidad de Tréveris. «Las actitudes políticas y la inclinación partidista asociada son más efectivas en esta franja de edad, al menos a corto plazo», dice. Se refiere a que los mensajes de AfD se encuentran a menudo camuflados en cuentas en los que se escenifica una idílica maternidad (las ‘insta-moms’), se ofrecen consejos de maquillaje aderezados con modelos sociales o en blogs de moda en los que se incrustan comentarios políticos. Es la denominada ‘propaganda blanda’.
«Lo único que sabemos con certeza de las redes es que son imprevisibles»
Johannes Winkel
Presidente de las Juventudes de la CDU
Hay chats de contenido religioso en los que se deslizan comentarios sexistas, racistas y antisemitas, a pesar de que las iglesias cristianas, tanto la católica como la evangélica, han llamado a sus fieles a apartarse de esas posiciones. Cuando una política de AfD publica un contenido racista, como Marie-Thérèse Kaiser, que asoció explícitamente la procedencia de Afganistán con las violaciones colectivas, es detectada por las autoridades, juzgada y multada. Pero cuando TikTokerin Triene comenta en una pose sexualmente sugerente que «los hombres de verdad, los auténticos, son de derechas», su intervención es lo suficientemente sutil como para que las autoridades no intervengan. Y este tipo de contenido es especialmente consumido por una generación que todo lo hace a través de internet.
Arria, la líder de Linke (Izquierda), Heidi Reichinnek. Su discurso ante el Bundestag sobre el precio de alimentos y alquiler tuvo en pocas horas seis millones de visualizaciones. Ve el voto de AfD como «ruptura de presas». Abajo, el rapero alemán Stefan Raab intentó reírse de Merz con el éxito discotequero del momento, ‘Rambo Zambo’. El efecto fue justo el opuesto. Al lado, el vocalista de la banda de rock Die Lunikoff Verschwörung, que ha hecho campaña a favor de proclamas de derechas al significarse con ellas
ABC / REDES
«No es espontáneo», advierte Maik Fielitz, del Instituto para la Democracia y la Sociedad Civil de Jena. «AfD lleva muchos años invirtiendo en blogueros y en influencers que difunden sus consignas», dice. Una de las más conocidas es Naomi Saibt, de Munster, que llama a la «¡Revolución de la derecha!». «Su capacidad de influencia o difusión no depende de si el mensaje es correcto o fiable, sino de su nivel de provocación, de si causa o no turbulencias y reacciones», explica Fielitz.
«El efecto Greta ha desaparecido»
«Lo importante es que te informes a ti mismo. Yo le pedí a la IA el contenido resumido de los partidos y me orienté en consecuencia», presume Angelina Okeke, de 19 años. Melinda Zanko, de la misma edad, está buscando apartamento y en las redes ha encontrado mensajes de AfD que resuenan en su propia problemática: «Los refugiados no deben recibir un trato preferencial, mientras muchos no encontramos una casa para vivir». «El efecto Greta ha desaparecido, así que buscamos conexiones con otros grupos o movimientos», dice Moritz Sturny, de 22 años. Pertenece a una generación de alemanes que creció manifestándose cada viernes por el clima, seguidores de Fridays for Future, y echa de menos esa sensación de pertenencia a un colectivo «que mueva las cosas».
«Todo lo que sé acerca de Friedrich Merz es que tiene 69 años. ¿Qué puedo yo tener que ver con ese viejo?», muestra con dudoso respeto uno de sus amigos, poniendo involuntariamente en evidencia que esta franja de edad se deja influenciar más por modelos con los que se identifica.
«Lo único que sabemos con certeza de lo que ocurre en redes es que son imprevisibles», afirman fuentes de Junge Union, las juventudes de la CDU. Durante esta campaña electoral, el rapero alemán Stefan Raab compuso un tema con el que hacía burla del candidato Merz. Una reportera le había preguntado si permitirá que siga siendo legal el uso recreativo de la marihuana, despenalizado por Olaf Scholz, y usó para referirse a la hierba el término ‘bubatz’, del argot juvenil, que el candidato no entendía. El rap de Saab utiliza la voz de Merz con intención de reírse de él, pero ha terminado siendo una especie de himno triunfal de la CDU.
«De repente nos encontramos con la gente coreando en las discotecas a todo pulmón y pensamos que nos ha beneficiado electoralmente», se sorprenden las mismas fuentes. «Es como si la gente no votase por ideas, sino porque quiere divertirse y pasarlo bien, como si votase por impulso, con la misma rapidez y frivolidad con la que envía un ‘like’».