José Carlos Cueto
Viajar sin restricciones, no usar mascarillas y asistir a eventos masivos son algunas actividades que tardarán en volver.
No basta con que se aprueben las vacunas y los países arranquen sus campañas de vacunación.
Para hablar de «nueva normalidad», según expertos, hará falta vacunar a una gran mayoría. Y esto podría tomar varios meses o incluso años.
Tampoco está claro qué normalidad viviremos al conseguir una inmunidad colectiva. Dependerá de cuánto dure la protección de las vacunas y de si cortan la transmisión además de evitar que enfermemos.
Cuatro desarrolladores han mostrado hasta ahora sus credenciales: Pfizer/BioNTech (EE.UU.-Alemania), Instituto Gamaleya (Rusia), Moderna (EE.UU.) y la Universidad de Oxford/AstraZeneca (Reino Unido).
Las cuatro vacunas demostraron ser efectivas en la Fase III de ensayos clínicos, pero son resultados preliminares pendientes de aprobación.
Teniendo en cuenta esto y los sacrificios para distribuir dosis en masa, ¿cuánta gente hará falta vacunar para recuperar la vida antes del coronavirus?
Inmunidad global
«Cómo y cuándo volveremos a la normalidad está en la mente de todos«, reconoce Andrew Bradley, profesor de medicina molecular de la Clínica Mayo en Estados Unidos.
«Pero es muy seguro que para lograrlo haya que vacunar a cerca del 75% de la población«, explica Bradley a BBC Mundo.
Son datos similares a los que maneja la Asociación de Vacunología en España (AEV), país que el 24 de noviembre aprobó su plan de vacunación contra la covid-19.
Este arrancará en enero de 2021 y las vacunas serán gratuitas y se administrarán primero a los grupos con mayor riesgo de mortalidad y exposición a la enfermedad.
«Con un 60-70% de vacunación se empieza a controlar al microorganismo y cortar la transmisión», dice a BBC Mundo Amós García Rojas, presidente de la AEV.
Los números también coinciden con los porcentajes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima necesarios para alcanzar la inmunidad de rebaño, es decir, una inmunidad colectiva mínima pero necesaria para frenar la enfermedad.
«Dada la alta transmisibilidad del SARS CoV-2, creemos que será necesario inmunizar entre el 60 y 70% de la población. Eso se consigue vacunando de forma segura», dijo en conferencia la doctora Soumya Swaminathan, científica jefa en la OMS.
Con estas cifras, en países como México habría que vacunar a 88 millones de personas, en Colombia a 35 millones y en Perú a 22 millones, por ejemplo.
México, que anunciará pronto su plan definitivo de vacunación, tiene preacuerdos cerrados con AstraZeneca y Pfizer para adquirir sus vacunas cuando se aprueben.
Colombia, por otra parte, aseguró tener 20 millones de dosis cerradas el 24 de noviembre.
Y el Ministerio de sanidad peruano se comprometió a pagar más de US$100 millones para adquirir 9,9 millones del compuesto de Pfizer.
Sin embargo, opina Bradley, es vital que los niveles de vacunación se consigan a nivel global.
«Será necesario alcanzar la inmunidad de rebaño a una escala global para reducir la incidencia de la enfermedad o erradicarla. Teniendo en cuenta que somos más de siete billones, esto podría tomar años», estima el especialista.
«Estamos en una pandemia y no se trata de solo controlar la enfermedad en Reino Unido, Francia o España. También hay que combatirla en África y América Latina«, coincide García Rojas.
«Los países ricos deben ayudar a los de menos recursos. Esto es un problema global, de solidaridad», añade.
Actualmente, varios gobiernos, organizaciones sanitarias, fabricantes, científicos y filántropos contribuyen en el proyecto Covax, diseñado para proveer un reparto equitativo y fluido de vacunas y tratamientos en todo el mundo, al margen de los recursos de cada país.
Algunos países, explica García Rojas, puede que ya tengan más inmunizados por vía natural y hayan superado la enfermedad.
Sin embargo, opina que la vacuna debe administrarse a todos «independientemente de si se hayan infectado o hayan sido asintomáticos o no».
Interrogantes
Aunque existe cierto consenso sobre vacunar a un 70% de la población para recuperar cierta normalidad, otras organizaciones demandan cautela y apuntan a varias interrogantes por despejar.
«Todavía no se conocen al 100% la enfermedad y su inmunidad. Es pronto para decir qué porcentaje se necesita vacunar para disminuir la transmisión«, comenta a BBC Mundo el doctor Rodrigo Romero, secretario general de la Asociación Mexicana de Vacunología.
«También dependerá de la efectividad de la vacuna y cuánto dure la protección en las personas», añade.
A las dudas sobre la protección e inmunidad de las vacunas, se suman los retos logísticos, de distribución y almacenamiento.
Las vacunas de Moderna y Pfizer/BioNtech, por ejemplo, deben conservarse a temperaturas ultrafrías usando tecnologías especiales.
Los expertos opinan que esto será un desafío, especialmente en países con menos recursos o en vías de desarrollo.
«El ritmo de cómo van llegando las vacunas a cada país irá marcando posibles horizontes temporales sobre cuándo volver a la normalidad», dice García Rojas.
«También estamos viendo un considerable número de personas que no están seguras sobre si vacunarse o no. Cada campaña de vacunación tendrá que acompañarse de una estrategia de comunicación clara. Todo esto suma más tiempo», agrega.
¿Nueva o vieja normalidad?
Aún consiguiendo inmunizar a suficiente población, los expertos dudan sobre cómo será la vuelta a la normalidad e incluso si volveremos a tener una vida como la de antes de la pandemia.
Bradley, de la Clínica Mayo, cree «improbable» volver pronto a la misma vida. Argumenta que «muchos negocios cambiarán y los empleados continuarán su trabajo remoto».
«Los restaurantes y bares funcionarán con capacidad reducida y los viajes seguirán limitados», añade.
García Rojas, por otra parte, dice que hablar de ‘nueva normalidad’ le provoca «sarpullidos».
«Yo quisiera la normalidad de siempre. Pero hablar de esto en medio de una pandemia es peligroso para la ciudadanía. Puede hacer creer que estamos listos para volver a la rutina de antes», opina.
«Honestamente, espero que después del coronavirus mantengamos muchas costumbres que adquirimos para protegernos. Espero que el lavado de manos frecuente se quede. También las mascarillas; no siempre, pero sí para solidarizarnos y usarla en la calle cuando estamos resfriados», concluye García Rojas.