¿Cómo está el panorama y qué pasará en el 2020?
Las variables que afectan el entorno cada vez más turbulento de los mercados serán las que determinen e impacten las estrategias y las acciones de la gestión de las cadenas de abastecimiento en el largo y corto plazo.
¿Cuáles son esas variables que más impactan la logística empresarial?
Primero, los factores tecnológicos, pues con la digitalización y el desarrollo informático y comunicativo se están cambiando la velocidad y la disposición de los flujos de información, productos y servicios.
Segundo, aquellos resultantes de la globalización y desglobalización, que están generando cambios en las transacciones y operaciones del abastecimiento internacional, con fuertes repercusiones económicas y legales en los mercados regionales y urbanos.
Y finalmente, los factores ambientales, que no solo están cambiando los hábitos de uso y consumo de servicios, productos, empaques y embalajes; sino la reglamentación y restricción de flujos de energías y mercancías, afectando la movilización, tránsito, manipulación y disposición de servicios y materiales.
¿Cómo la influencia de esas variables se puede materializar en los planes y acciones de la gestión de las cadenas de suministro de las organizaciones?
La logística integral en nuestro país no puede seguir siendo vista y tratada como un conjunto de acciones operativas para reducir los costos del transporte y manipulación de la carga en una empresa. Debe ser considerada como el conjunto de estrategias y procesos para agregar valor a partir de la gestión de los flujos del suministro. Para ello es necesario entender su desarrollo en las organizaciones, en cuatro grandes bloques:
Uno tiene que ver con la intervención decidida en los factores de desarrollo competitivo, pues es fundamental la iniciativa empresarial para la implementación de la transformación digital y la asimilación tecnológica de los avances de la industria 4.0.
Otro es la disposición de la infraestructura, pues su impacto en la competitividad logística debe verse a partir del desarrollo de estrategias y procesos empresariales entre generadores, operadores y receptores de las cargas, en conjunto con las políticas gubernamentales.
Un tercer bloque se enfoca en los procesos operativos de la empresa, que favorecen la agregación de valor a los clientes y optimizan la productividad y eficacia al negocio; todo ello enmarcado en los imperativos socioambientales.
¿Cuál sería el cuarto bloque?
Todo esto se soporta en el desarrollo del talento humano, el motor de la logística empresarial. Aquí juega un papel importante la formación y capacitación, no solo del personal operativo, sino fundamentalmente de los ejecutivos que dirigen la gestión logística en las organizaciones.
Ese sí es uno de los serios problemas que debemos resolver en nuestro país. Quien dirige la logística no puede ser simplemente un técnico o alguien que conozca las operaciones.
Se necesitan perfiles con fuertes competencias gerenciales en los aspectos financieros, comerciales y tecnológicos, equilibradas con habilidades blandas que no solo propicien el desarrollo del talento propio y los proyectos asociativos, sino que le permitan desarrollar la más importante de las cualidades que necesita el director logístico: LIDERAZGO.
No en vano, muchos de los actuales CEO de empresas mundiales de vanguardia, provienen de ser vicepresidentes de gestión de sus cadenas de suministro.