“En menos de un año hemos logrado romper barreras y cambiar el pensamiento de que ir a un buen gimnasio es para muy pocos”, se jacta Stefan Hofmann, un suizo de 38 años que llegó hace ocho al país por casualidad y que hoy, no solo está casado con una colombiana, sino que se define como “casi paisa” o medio colombiano.
“Nuestra misión envuelve una labor social muy importante y es democratizar el fitness de alta calidad”, explica Hoffman que, en su perfil de Linkedin, se define como un emprendedor serial, aunque a Colombia llegó para hacer trabajo social después de haber vivido y trabajado en siete países y tres continentes. Con un MBA de INSEAD y experiencia en finanzas, una vez cerrado el ciclo de trabajo social en el país, en 2015 reunió a un grupo de inversionistas para regresar al mundo del emprendimiento con la creación de una cadena de gimnasios enfocada en la base de la pirámide, o “low cost”, que llegó a contar con cinco sedes en Medellín, aunque dice que no le gusta esa expresión que mucha gente asocia con el mal servicio.
Pero el empujón definitivo lo recibió en 2016, cuando la cadena de origen brasileño Smart Fit absorbió su emprendimiento y anunció inversiones por US$130 millones en un plan de expansión, que le ha permitido llegar a 65.000 afiliados y contar con 24 sedes en Bogotá, Medellín, Cali, Montería, Cartagena y Barranquilla. “Esperamos finalizar 2017 con 34 sedes y 100.000 afiliados, ya que estamos realizando 1.000 afiliaciones a la semana”, explica el gerente de Smart Fit que hoy cuenta con 620 empleados.
“Cuando la gente se estresa por la economía lo último que quiere es dejar de hacer deporte”. Creada en 2009 en Brasil, Smart Fit es hoy una multilatina con presencia en 6 países (Brasil, Chile, Perú, México, Colombia y República Dominicana), más de 400 sedes y 1.4 millones de usuarios, a partir de tres pilares: calidad, accesibilidad e innovación. “La gente no va a los gimnasios porque son caros y poco flexibles”, insiste el directivo.
“Nuestro objetivo es remover esos obstáculos con precios que oscilan entre $49.000 y $69.000, flexibilidad total (“si no te gusta te puedes retirar”) y con tecnología”.
Con equipos de última generación, sedes cuyo tamaño oscila entre los 1.600 y los 2.400 metros, entrenadores certificados, servicios médico deportivos y herramientas de acompañamiento como una aplicación que guía al usuario en los ejercicios, Hoffman es optimista dado que la penetración del ‘fitness’ en el país es apenas del 3% (similar a la de Latinoamérica) mientras que en Europa llega al 10%. “Tenemos mucha gente entre 18 y 45 años. Se ve todo tipo de personas, pero tenemos clientes mayores, con discapacidad, atletas, etc. El secreto es crear una oferta para todos, no solo modelos y deportistas”, concluye.
LOGRO Crear una cadena de gimnasios ‘low cost’ que hoy cuenta con 65.000 afiliados y 24 sedes en el país, gracias a la inversión de US$130 millones.
RETO Continuar con el plan de negocios que prevé cerrar el año con 34 sedes y 100.000 afiliados en todo el país.