Por Carlos Dumois **
Ahora que estamos creando la versión digital de muchos negocios, también nos ha tocado hacerlo nosotros. La verdad es que son otras las capacidades requeridas para llevarlo a cabo. Esta transformación parece más una metamorfosis que un cambio coyuntural. El resultado será seguramente otra cosa poco parecida al negocio predecesor.
El liderazgo de esta evolución ha de estar plenamente convencido de avanzar hacia un destino difícil de precisar. La visión solo alcanza a definir un futuro más o menos nebuloso e impreciso, pero segura de que tiene un rumbo hacia dónde caminar.
Sabemos que nuestra firma tiene que encontrar, en su próxima versión digital, un diseño muy distinto del actual, con productos y servicios diferentes, alcance geográfico mucho más amplio, procesos totalmente digitalizados, orientación radical hacia el cliente, manejo estratégico de la información, estructura y dinámica organizacional totalmente renovadas, y muchos rasgos nuevos más.
También estamos seguros de que queremos conservar los valores que tenemos: ayudar a los empresarios a ser mejores dueños, enfoque al crecimiento de las personas, compartir métodos poderosos para gestionar de manera colegiada la creación de valor, acompañamiento cercano a los líderes decisores, inducir a los clientes hacia la relevancia, transformar empresas familiares en familias empresarias, entre otros.
Vaya que no se ve fácil el itinerario. Llevamos dos años en esta aventura y apenas alcanzamos a ver la profundidad que conlleva. Con algunas empresas hemos trabajado el tema de la Transformación Digital por más de una década, y apenas hoy, por el impacto tan fuerte de la pandemia, estamos viendo avances significativos.
Son muchas las tareas que conducen el proceso. Es crucial priorizarlas para no perderse en el camino. El flujo financiero es un tema fundamental. Algunas de esas tareas tienen que llevarnos a nuevas avenidas de generación de ingresos.
Son muchas las herramientas nuevas que tenemos que aprender para implementar los cambios. Algunas las podemos aprender los que aquí estábamos. La mayoría tenemos que traerlas del exterior de la empresa buscando a expertos.
Necesitamos nuevos talentos que aporten su experiencia y conocimientos, y que complementen al equipo. Algunos pueden acompañarnos a través de alianzas, otros hay que integrarlos de manera permanente.
La incertidumbre nos genera estrés. Los resultados tardan en llegar. Pero el optimismo ha de prevalecer. No podemos rendirnos. Esto ya es de vida o muerte. Lo que nos espera es una nueva forma de vida empresarial para la cual no queda duda que no estábamos preparados. Pero la convicción de que no nos queda más que seguir avanzando es más fuerte que todos los avatares de este camino.
Como hemos vivido en otras experiencias, es clave tener claros los ejes estratégicos de todo este magno proyecto. En nuestro caso hemos encontrado hasta ahora estos:
Balance Crear/Operar. El negocio actual debe proseguir su marcha mientras tenga vigencia. No podemos soltar la liana que nos sostiene mientras no nos sustente la nueva.
Innovación de productos. Las nuevas propuestas de valor deben estudiarse, validarse, probarse adecuadamente en el mercado y preparar cuidadosamente su lanzamiento.
Motores de Multiplicación. En esta fase identificamos cuáles son los medios para poder replicar los nuevos productos y escalar su operación. Estos medios se convierten en pivotes que detonan el crecimiento cuantitativo sin descuidar la calidad de resultados.
Sinergia entre equipos humanos. Seguramente necesitaremos talentos que no tenemos en nuestra organización. Aquí tenemos que aglutinar la visión y el compromiso de clientes, aliados y colaboradores antiguos y nuevos.
Digitalización de procesos. Toda la empresa tiene que irse integrando a ambientes digitales. Nuevas herramientas y apps se van incorporando. El aprendizaje es abrumador, pero no se detiene.
Construcción de la plataforma. El reto de crear una base creciente de usuarios y clientes termina siendo como manejar la información. Si no aprendemos a hacer esto la trasformación digital no se cristaliza.
Transformación cultural. A final de cuentas esta metamorfosis es una vez más un asunto de personas. Somos nosotros quienes tenemos que cambiar.
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* “Dueñez®” es una marca registrada. ** Presidente y Socio Fundador de CEDEM.