Publicado: agosto 27, 2019, 10:01 pm
El gigante incendio que arrasa a la Amazonia de Brasil avivó el temor mundial por la devastación medioambiental, la crisis climática y el impacto de las políticas estatales que favorecen la explotación de recursos en áreas protegidas. La Amazonia, suma el 25% de la superficie del continente y es la mayor flora tropical del mundo. Esta zona se extiende sobre 7,4 millones de kilómetros cuadrados, que son equivalentes al 5% de la superficie total de la Tierra y a casi el 25% del continente americano.
Según el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil, que contabiliza los incendios mediante imágenes de satélite, los focos de fuego en todo el país en lo que va de este año superan en un 83% a los del mismo período de 2018. Y, en un informe difundido este martes, el INPE precisó que entre el 1 de enero y el 18 de agosto ha registrado 71.497 focos de incendio en Brasil y que un 52,5 % se sitúa en la región amazónica.
«Teniendo en cuenta la actitud de Brasil de las últimas semanas, el presidente de la República constata que el presidente Bolsonaro le mintió en la cumbre (del G20, ndlr) de Osaka», declaró la Presidencia francesa en un comunicado este viernes. «En esas condiciones, Francia se opone al acuerdo Mercosur (con la UE) en el estado actual», agregó el Elíseo.
En el Amazonas residen unas 34 millones de personas, incluyendo 350 grupos indígenas, que se han visto afectados debido a que la zona destruida en los últimos 17 días es de 500.000 hectáreas abarcando estados cómo Acre, Mato Grosso, Mato Grosso do Sul, Rondônia y cerca de la frontera entre Brasil, Bolivia y Paraguay.
En un comunicado, Greenpeace acotó: «Los recientes ataques del Gobierno brasileño en contra del Fondo Amazonia han resultado en el bloqueo de 288 millones de reales en donaciones de Noruega y Alemania. Esto traerá serias consecuencias para la lucha contra la deforestación y los incendios forestales en el Amazonas».
«A fines de 2018, las acciones de monitoreo y la prevención de incendios forestales representó el 47% de la cantidad destinada a proyectos respaldados por el Fondo, siendo un total de 891 millones de reales. De este total, se destinó cerca del 90% a proyectos implementados por las entidades de la administración pública de Brasil (gobiernos municipales, provinciales y federales), revelando la importancia estratégica del Fondo para la conservación del Amazonas», concluyó.
Según un estudio del profesor David Lapola de la Universidad de Campinas de Brasil postuló “que en teoría la mejor estrategia para mitigar el daño al Amazonas sería reducir drásticamente los gases de efecto invernadero, sin embargo, los autores reconocen que el costo de esto sería muy elevado porque no sólo es una decisión local, sino que involucra decisiones a nivel global.
De manera local las medidas que se pueden adoptar incluyen la prevención de la deforestación, la restauración de paisajes y el cambio de prácticas agrícolas, entre otras, que costaría entre veintisiete mil quinientos y sesenta y cuatro mil docientos millones de dólares y disminuiría el riesgo de muerte.
Incluso un paquete de medidas adicionales que costaría 122 mil millones de dólares suavizaría el golpe si llegara a darse el caso de un cambio climático violento, una cifra mucho menor a los novecientos cincuenta y siete mil millones de dólares que se usan para acabar con el Amazonas, la agencia de cumplimiento ambiental de Brasil ha tenido un recorte de presupuesto de veinti tres millones de dólares, y los datos oficiales enviados por el Observatorio do Clima muestran que las operaciones de la agencia han disminuido desde que Bolsonaro asumió el cargo.
las estimaciones de lo perdido en los últimos 30 años varían desde los novecientos cincuenta y siete mil millones de dólares ($957.000.000) hasta los tres billones quinientos ochenta y nueve mil millones de dólares ($3.589.000.000)
Hay que tener en cuenta que el coste de perder la selva amazónica incluye la repentina necesidad de realojar a muchas personas que viven de la zona y la propagación de enfermedades transmisibles, entre muchas otras más.
