Tanto en exportaciones como en importaciones las empresas están 24 horas haciendo seguimiento de su operación y su negocio; seleccionar productos decalidad, optimizar los tiempos de desplazamientos,coordinar la entrega y
distribución, además de asegurarse que el producto llegue en perfecto estado a su destino, es el proceso en el que la gerencia y el trabajo en equipo se ven medidos.
Las cifras han demostrado que las exportaciones de Colombia no son tan fuertes y su crecimiento es mínimo, aunque en 2017 este panorama mejoró. Entre enero y diciembre las exportaciones totales fueron de $37.800 millones de dólares, lo que supone una variación del 19,0% frente al mismo período de 2016 ($31.756 millones).
En el renglón de las “no tradicionales” se destacan las del sector agropecuario. Un ejemplo de ello es lo que viene ocurriendo con la actividad frutícola. Cada vez son más las compañías que se vienen especializando en este negocio. “Todos los clientes que hemos traído del mercado internacional concuerdan en que tenemos un potencial importante, que está muy bien encaminado el negocio exportador de fruta y eso tenemos que aprovecharlo”, dice Andrés Karatomi, Gerente de Bengala, una compañía del Valle del Cauca, que forma parte del grupo Riopaila Castilla; nació en 2012 y su principal negocio es la exportación de piña a Europa y Estados Unidos.
En el Valle, donde la tierra no es apta para la siembra de caña, se siembra piña, y así ha logrado esta compañía representar casi el 54% de toda la piña de Colombia. Su logística es estricta, tanto en la cosecha como en el proceso de calidad, debido a que las distancias que este producto recorre pueden ser hasta de 36 días. Su destino de exportación más lejano es Turquía. “En 2018 esperamos aumentar un 50% la producción, porque hemos logrado alinear todo el proceso productivo con lo comercial. Esto es un cultivo de 14 meses entonces lo que hagamos hoy se va a ver reflejado en ese tiempo, este ha sido otro reto que hemos superado y en el que nos hemos sincronizado”, dice Karatomi.
Por otro lado, desde el punto de vista importador, la compañía Fénix, ubicada en la ciudad de Yumbo, lleva 27 años en el negocio hortofrutícola, tiene como objetivo traer frutas y hortalizas de diferentes partes del mundo para distribuirlas en Colombia.
“Me impresiona que una persona en un supermercado tome una manzana y la deseche por una pequeña imperfección, sin saber toda la trayectoria que ha tenido ese producto antes de llegar a la vuelta de su casa”, dice Luis Eduardo Jiménez, Gerente General de Fénix.
Esta empresa vende entre 35 y 40 millones de dólares al año y su estrategia ha estado basada en la innovación y el trabajo en equipo. Durante sus 20 años de labor, el negocio ha tenido que reinventarse y evolucionar, como por ejemplo, tener su propia flota de vehículos en el país para la distribución de los productos. Además, su premisa está basada en el factor humano. Jiménez asegura que una empresa que busca el éxito requiere “talento humano, gente comprometida con lo que está haciendo y con la visión de la compañía”.
“La estrategia ha sido aplicar la Fórmula de I+I+D (Investigación, Innovación y Desarrollo) y hacer muchas alianzas estratégicas ganadoras con aliados afines al proyecto y con los cuales hemos podido crecer juntos”, agrega.