Después de alcanzar un máximo histórico de $3.483, el pasado lunes 5 de agosto, ocho días después la tasa de cambio comienza la semana en $3.383, es decir, $100 menos.
En un contexto internacional movido por la guerra comercial, la devaluación inicial del yuan (que alcanzó a superar los 7 por dólar) y una posterior corrección en la divisa china, el dólar no solo se ha fortalecido frente a las monedas emergentes sino también frente al euro, la libra esterlina y el yen japonés.
En el caso del peso colombiano, la devaluación entre el 23 de julio y el 5 de agosto fue cercana al 10%, lo que contrasta con el comportamiento de la tasa de cambio en julio cuando se apreció levemente.
“Aunque el déficit en cuenta corriente de Colombia es amplio (4,6% del PIB en el primer trimestre) y esto representa un factor de vulnerabilidad para la tasa de cambio, la variación reciente del peso fue una sobrerreacción de los mercados, que debería seguir corrigiéndose en los próximos días”, explica un análisis de la firma Davivienda Corredores.
De hecho, aunque las monedas latinoamericanas fueron las más afectadas de las emergentes por las tensiones comerciales, descontando el peso argentino, el peso colombiano es la más devaluada del grupo, lo que confirma la tesis de la sobrerreacción.
“Recomendamos comprar dólares en niveles entre $3.300 y $3.320, aunque mantenemos nuestra perspectiva de un dólar débil para final de año cuando la Reserva Federal realice recortes adicionales en su tasa de interés”, según la fuente ya citada.
“Peso colombiano empieza a verse muy vendido frente al resto de divisas emergentes en el mundo, independientemente de la ventana de tiempo utilizada”, coincide un análisis del Banco de Bogotá.
Según la encuesta de expectativas de julio del Banco de la República, entre los analistas del mercado, para el 31 de diciembre de este año el consenso del mercado apunta a una tasa de cambio de $3.189 con una dispersión entre $3.030 y $3.500.