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Inmigrantes venezolanos, crimen y percepciones falsas: un análisis de los datos en Colombia, Perú y Chile

La migración masiva repentina presenta desafíos para las sociedades receptoras, pero una ola de delincuencia no es uno de ellos, según este análisis de Brookings.

@MigracionCol

Publicado: noviembre 1, 2020, 6:28 pm

Por Dany Bahar, Meagan Dooley, y Andrew Selee

La repentina movilización a gran escala de cerca de 5.2 millones de venezolanos fuera de su país, la mayoría desde 2014, con más de 4.2 millones en Latinoamérica y el Caribe, ha generado interés sobre su posible impacto en las comunidades receptoras. Algunos políticos han afirmado que dichos migrantes provocan un incremento en la delincuencia. No obstante, son pocos los estudios que se han realizado en la región examinando qué tipo de vínculo puede existir entre la inmigración y la delincuencia, en parte porque la inmigración a esta escala es un fenómeno relativamente nuevo en la mayoría de los países de América Latina, y por el hecho de que esta migración masiva en particular es muy reciente.

Este reporte explora la relación entre inmigración y delincuencia en los tres países con el mayor número de migrantes y refugiados venezolanos, Colombia, Perú y Chile, que, en conjunto, albergan a más de 2 millones de ciudadanos venezolanos. Algunos de los datos utilizados están disponibles públicamente, mientras que otros fueron obtenidos por los autores a través de solicitudes directas a agencias gubernamentales. Este estudio analiza datos de crimen para cada país (desagregados por nacionalidad), así como datos sobre la presencia de venezolanos a nivel subnacional.

En general, el análisis usando datos de 2019 sugiere que los inmigrantes venezolanos cometen sustancialmente menos delitos que la población nativa con respecto a su proporción dentro de la población en general, lo que indica que las percepciones públicas sobre un alza en criminalidad causada por los inmigrantes son erróneas.

En Chile, por ejemplo, solo el 0.7 por ciento de las personas acusadas de algún crimen en 2019 eran venezolanas, mientras que los venezolanos representan el 2.4 por ciento de la población en ese país. De manera similar, en Perú en el 2019 (basado en datos de encarcelamiento como indicador de tasas de criminalidad) el 1.3 por ciento de los presos son extranjeros (incluyendo venezolanos y otras nacionalidades), mientras que los venezolanos representan el 2.9 por ciento de la población total del país.

En Colombia, con datos del 2019, 2.3 por ciento de los arrestos por delitos violentos en 2019 involucraron venezolanos mientras que los inmigrantes de Venezuela representan el 3.2 por ciento de la población total del país. Sin embargo, al tomar en cuenta delitos menores, el panorama es más heterogéneo: el 5.4 por ciento de todos los arrestos fueron de venezolanos, una tasa más alta que su proporción en la población. La mayoría de estos delitos, sin embargo, fueron denunciados en regiones fronterizas, lo que quizás sea un reflejo de las redes de tráfico ilícito que operan a través de la frontera entre Colombia y Venezuela.

Al explorar explicaciones posibles de las altas tasas de criminalidad en diferentes partes del país, los datos indican que las regiones en las que los venezolanos fueron responsables de una mayor proporción de delitos son las mismas regiones en las que enfrentan tasas más altas de desempleo. Este hallazgo es consistente con la información que sugiere que otorgar a los migrantes y refugiados acceso formal al mercado laboral puede reducir la incidencia del crimen entre la población migrante.

Los resultados de este estudio sirven como evidencia robusta de que la presencia de inmigrantes venezolanos no está generando un aumento sistemático de crimen en la región, ciertamente no en los tres países que han recibido la mayor cantidad de inmigrantes y refugiados venezolanos.

De hecho, nuestra evidencia sugiere que la presencia de inmigrantes venezolanos contribuye a la reducción de las tasas de crimen dado que los inmigrantes cometen delitos en una proporción menor a su porcentaje en la población. Incluso en el único caso en el que los resultados son más ambiguos, Colombia, los delitos atribuibles a venezolanos son delitos menores.

La migración masiva repentina ciertamente presenta desafíos para las sociedades receptoras, pero—al menos en este caso—una ola de delincuencia no es uno de ellos.

(Tomado de Brookings.com)

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