Por Carlos Tulio Fernández
Para entender la economía circular, es necesario primero explicar cómo funciona la economía lineal en la que actualmente estamos inmersos. Como sociedad, desde la revolución industrial y la proliferación de los procesos de producción en masa, hemos estado mal acostumbrados a producir bienes, consumirlos y luego desecharlos (creando así un modelo de consumo en línea recta).
Según el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, en Colombia se generan cerca de 12 millones de toneladas de basura al año, de las cuales no se reciclan, en promedio, un 83%. Esta cifra es alarmante si entendemos que estos residuos están terminando en rellenos sanitarios, botaderos a cielo abierto, o peor aún, en ríos, mares y bosques; contaminando el aire y las fuentes hídricas que son esenciales para la supervivencia de los seres humanos.
Como antídoto a las nefastas consecuencias para el medio ambiente, producidas por el defectuoso modelo de la economía lineal, nace la economía circular, la cual propone la implementación de un “círculo virtuoso”, en el que en vez de desechar los productos que han cumplido su ciclo de vida útil, éstos sean reincorporados al aparato productivo, para que mediante procesos de reciclaje, se puedan convertir en materias primas aptas para su reutilización.
La economía circular ofrece muchísimas oportunidades de negocio para los empresarios en Colombia.
Una forma de capitalizar esas oportunidades es a través de la innovación. Gracias a que sus metodologías resultan muy útiles en los procesos de I+D, invertir en innovación se ha convertido en un requisito indispensable para cualquier plan de negocios que tenga como objetivo el crecimiento empresarial. En el contexto de la economía circular, la innovación puede ser muy útil; para ayudar a desarrollar productos que sean más amigables con el medio ambiente, o a diseñar procesos más limpios en las cadenas de abastecimiento, producción, distribución y comercialización, que acompañado de una sólida estrategia de mercadeo ecológico (o “green marketing” como se le denomina en inglés) brinda una ventaja competitiva clara en el mercado, produciendo resultados muy positivos en la reputación de la empresa y por supuesto en su PyG.
Otra forma de aprovechar esas oportunidades de negocio es la integración vertical. Como uno de los componentes claves de la economía circular es el uso de materias primas recicladas, contar con un suministro constante y estable de ellas se convierte en más que una necesidad. Para cumplir con este objetivo estratégico, los empresarios pueden optar por adquirir, fusionar o crear una empresa que se encargue de esa labor. Sin embargo, gracias al auge que vive el ecosistema de emprendimiento en nuestro país, una opción que cada vez adquiere más relevancia, es la de identificar una “startup” (empresa emergente) que traiga a la mesa las capacidades técnicas y el talento humano deseado para invertir en ella.
Finalmente, la invitación es a que los empresarios de nuestro país, empiecen a mirar los negocios desde la óptica que plantea “el círculo virtuoso” de la economía circular: vender más pero dañar menos. Al final esta será la forma de hacer negocios en el próximo siglo y quién lo empiece a hacer desde ahora se estará adelantado al futuro.
Licenciado en Publicidad y Mercadeo de Marquette University y Maestría en Administración Internacional de la University of Miami. Pionero en Colombia en la certificación ICONTEC como Auditor Interno en el Sistema de Gestión Basura Cero. Experto en el diseño de estrategias de Green Marketing, y en la implementación de modelos de Economía Circular y Ecología Industrial, enfocados en el fortalecimiento de la reputación de las empresas.