¿Unicornios o camellos?
Desde mediados de 2005 se ha hablado de startups unicornios en Latinoamérica. Un término aplicado a todas aquellas empresas que alcanzan un valor superior a la de los 1.000 millones de dólares en un corto tiempo. El crecimiento fue lento: hasta 2017 existieron 2 en toda la región y en tan solo 4 años el número aumentó a 21; el año pasado se marcó un récord y más de 26 empresas alcanzaron dicho título, dejando las cuentas en 47. Ser un unicornio se convirtió en la ambición de cientos de emprendedores en todo el continente.
En la nueva década, la situación económica del mundo cambió. Primero, la pandemia y luego, la guerra, con la consecuente inflación y aumento de las tasas de interés, han reevaluado las políticas de inversión de cara al futuro. Hoy, más que empresas que busquen supremacía y crecimiento acelerado a cualquier costo, los grandes inversionistas están fijando la mirada en empresas que generen valor, tengan una estructura sólida y logren rentabilidad.
Actualmente, existen empresas con modelos de crecimiento diferentes, igual de atractivas para los inversionistas y muy valiosas para la economía regional. Entre estos modelos de crecimiento se encuentran las empresas camello, que como su nombre lo dice son empresas que buscan mantenerse en el tiempo con lo necesario, que ponen como prioridad la rentabilidad, el compromiso con el servicio que prestan, la satisfacción de sus clientes y cuyos inversionistas están interesados en impulsar proyectos más equilibrados y a largo plazo.
“Nunca nos interesó ser un Unicornio”
Un ejemplo de empresa camello es la compañía colombiana B2Chat, líder en Latinoamérica en la centralización de ventas y servicio al cliente por medio de mensajería instantánea. Esta empresa, que revolucionó la forma de vender en internet por medio de una sola plataforma y que ha impulsado las ventas y canalizado el servicio al cliente de más 600 empresas, entre pymes, medianas y grandes, se siente orgullosa de manejar un modelo camello, en donde, además de ofrecer un servicio que logra equipos de ventas más ágiles, y productivos a sus clientes, mantiene una empresa sólida que logró la rentabilidad en el año 2021 y que proyecta negocios por USD 2.7 MM para 2022.
“Nunca nos interesó ser un unicornio, el “make It or Break It”, trabajar 24/7. Buscamos una compañía que sea muy buena, que genere mucho empleo, en donde todos tengamos un buen trabajo, sin dejar de crecer y generar valor económico. Claro que queremos generar dividendos, pero nuestro camino no es valorar y revalorar la empresa para después venderla. Estamos comprometidos en gastar correcta y responsablemente el dinero que invierten en nuestra empresa. No queremos llenarnos de inversionistas simplemente por crecer a toda costa; crecer a toda costa sin responsabilidad destruye equipos y disminuye la calidad del servicio”, explica Pamela Richter, cofundadora y CRO de B2Chat.
Su modelo de empresa, que presenta como alternativa en un mundo de intentos de unicornio, viene acompañado de un objetivo claro: mejorar por medio de la herramienta B2Chat la relación entre empresas y clientes, y que esta sea cada vez más personalizada, ágil y eficaz.
Con un trabajo constante y responsable, hoy B2Chat cumple 5 años convirtiéndose en una de las marcas líderes en el mercado de las herramientas multiagente y multicanal por suscripción, recaudando hasta hoy una inversión de USD 850.000 y ayudando en el fortalecimiento de los procesos de venta de empresas de Colombia, México, Argentina, Guatemala, Costa rica y Panamá.
Su software intuitivo, capacitaciones gratuitas, un asesor personalizado para cada cliente y la verificación del Facebook Business Manager a los clientes que lo necesiten, la destacan entre otras ofertas.
“Estamos muy felices de haber revolucionado la forma de vender en internet por medio de una sola plataforma que reúne las principales aplicaciones de mensajería instantánea y de poder así impulsar a tantas empresas en sus procesos de venta y servicio al cliente”, asegura Pamela Richter.
Como B2Chat, hay cientos de empresas alejadas de entender las startups como un casino en donde la suerte es la que manda, y que ponen su interés en construir desde la sostenibilidad. No se trata de desacreditar a los unicornios o las empresas que buscan llegar a serlo, simplemente este es otro camino, quizás más fácil y seguro.