De Ginebra a Budapest: la cumbre entre Putin y Zelenski, en el aire y sin sede
La cumbre del lunes en la Casa Blanca sirvió para mantener a flote la relación entre Donald Trump, Volodímir Zelenski y los aliados europeos en un momento clave de negociaciones de paz para la guerra de Ucrania. Y también para vislumbrar el siguiente paso … en el camino: una cumbre entre Zelenski y el actor agresor, Vladímir Putin.
Trump anunció el propio lunes, en medio de las conversaciones con los líderes europeos, que había hablado por teléfono con su homólogo ruso y que había «comenzado la organización de un encuentro, en un lugar todavía por determinar entre los presidentes Putin y Zelenski».
El futuro de la guerra de Ucrania dependerá de las negociaciones preparatorias para esa cumbre y de los resultados del encuentro. Pero, pese al optimismo proverbial de Trump, la cita entre los dos grandes protagonistas de la guerra todavía tiene que hacerse realidad. Este martes, pese al entusiasmo generado, el encuentro no tenía ni lugar, ni fecha, ni confirmación.
Trump explicó que la posibilidad del la cumbre surgió en esa llamada telefónica con Putin y que su equipo de seguridad nacional se pondría manos a la obra para negociar los detalles del encuentro.
La complejidad de la cumbre y de su preparación se evidencia en que, hasta el momento, las partes actúan con cautela y no confirman la cita. Los mayores cuidados vienen desde el lado ruso. Por ahora, el Kremlin no ha confirmado que haya comenzado la planificación de un encuentro y solo ha emitido un comunicado vago en el que habla de «considerar la posibilidad» de mantener «conversaciones directas» después de la llamada entre Trump y su presidente.
La realidad es que Moscú ha rechazado hasta ahora ese tipo de formato, a pesar de que su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, aseguró este martes que «no rechazamos ningún tipo de formato, sea bilateral o trilateral, el presidente Putin siempre ha repetido eso».
El formato apuntado por Trump sería un primer encuentro bilateral entre Putin y Zelenski. «Si todo va bien , yo lo lideraré y lo cerraremos», explicó el presidente de EE.UU. este martes en una entrevista en Fox News en referencia al encuentro trilateral que serviría para materializar un eventual acuerdo de paz.
Estirar el chicle bélico
Por parte de Ucrania, la voluntad de cerrarlo cuanto antes es total. El Gobierno de Kiev lleva meses alertando de que Putin solo trata de estirar como un chicle las conversaciones con Trump para ganar tiempo, seguir atacando a Ucrania y obtener una mejor mano en el frente para las negociaciones. Zelenski ha repetido hasta la saciedad que quiere un encuentro directo con Putin y el lunes, desde Washington, dijo que veía bien todo tipo de formato.
«Un futuro encuentro entre los líderes de Ucrania, EE.UU. y Rusia puede suponer un gran avance en el camino para la paz», defendió este martes el ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sibiha.
De momento, tampoco la Casa Blanca acaba de confirmar que la reunión se vaya a celebrar. Tras la insistencia de los periodistas por encontrar una confirmación, la portavoz de Trump, Karoline Leavitt, aseguró este martes que Putin ha «prometido» al presidente de EE.UU. que acudirá a ese encuentro. Pero todo el mundo -incluso Trump, pese a la sintonía que busca mantener con su homólogo ruso- conoce el valor de las promesas de Putin. En esa entrevista, Trump no ocultó un velo de pesimismo: «Se necesita a dos para bailar tango. Tienen que tener una relación», dijo sobre Putin y Zelenski. «Si no, estamos perdiendo el tiempo». «Es posible que no quiera llegar a un acuerdo», añadió sobre el presidente ruso.
El escenario para las conversaciones
Trump tiene a su equipo negociador -comandado por su secretario de Estado, Marco Rubio, y su amigo íntimo Steve Witkoff- dedicado a la cumbre, en conversaciones con rusos y ucranianos para impulsar la cita.
El presidente de EE.UU. desea que se celebre a la mayor celeridad. En ese sentido, el canciller alemán, Friedrich Merz, avanzó los planes de Trump después de la cumbre de la Casa Blanca del lunes: «Quiere que sea en un plazo de dos semanas».
Lavrov echó agua fría a un desarrollo rápido: «Cualquier contacto que incluya a los grandes líderes debe ser preparado con la mayor cautela», advirtió, a pesar de que la cumbre entre Putin y Trump en Alaska del pasado viernes fue organizada a la carrera.
Tampoco hay consenso, por el momento, en el lugar. Putin sugirió a Trump que, de realizarse, la cumbre fuera en Moscú. La propuesta, inasumible para Zelenski, da muestras de la actitud del presidente ruso sobre la cita.
La Casa Blanca ve con mejores ojos Budapest, una plaza que puede tener más aceptación: el Gobierno de Hungría, liderado por Viktor Orbán, tiene sintonía con Putin, pero sigue siendo un país de la Unión Europea, del bloque que apoya a Zelenski.
Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, sugirió que un marco ideal sería Suiza. En concreto, la ciudad de Ginebra, donde está la sede europea de la ONU. Tras esas declaraciones, el ministro de Exteriores de Suiza, Ignazio Cassis, reconoció el interés del país por alojar la cumbre. En ese caso, Cassis aseguró que se concedería a Putin una inmunidad temporal frente a la orden de arresto por crímenes de guerra a la que se enfrenta en Suiza, como en la mayoría de países del mundo. Una última posibilidad podría ser Turquía, escenario de conversaciones previas, pero no del más alto nivel, entre Ucrania y Rusia. Rubio habló este martes con su homólogo turco, Hakan Fidan, sobre el proceso de paz.