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Escalar como forma de huida

El Gobierno de Benjamin Netanyahu ha decidido extender su control sobre Gaza. Lo ha hecho en contra del consejo de sus asesores militares, preocupados por el desgaste que sufre el ejército después de veintidós meses de guerra y de la falta de reservistas y … recursos económicos.
Israel ocupa el 75% de la franja, pero no ha conseguido la liberación de los rehenes ni la destrucción completa de los terroristas de Hamás. Tampoco ha atendido las necesidades más básicas de los palestinos, sometidos a una situación de catástrofe humanitaria sin una distribución suficiente de alimentos y medicamentos.
La toma de la Ciudad de Gaza, y no tanto la ocupación total del territorio, parece ser el nuevo proyecto del primer ministro israelí. De este modo, no ceja en su empeño de prolongar el conflicto. Es una episodio más de la huida hacia adelante que le permite posponer el momento de rendir cuentas sobre los fallos de seguridad e inteligencia de su gobierno en torno a los terribles atentados del 7 de octubre.

La mayoría de los países de la comunidad internacional son cada vez más críticos con la actuación de Israel. Los europeos tratan de disimular su impotencia sobre el terreno con declaraciones y medidas que reflejan un rechazo moral en aumento. Pero solo EE.UU. tiene la capacidad de frenar a Netanyahu.
Donald Trump prefiere mirar hacia otro lado y seguir apoyando a su aliado y trasunto, que una y otra vez le pide tiempo para conseguir sus objetivos de seguridad. Hace unas semanas le ofreció un respaldo extraordinario con la destrucción de las instalaciones nucleares iraníes, una acción contraria a la sensibilidad aislacionista de sus votantes MAGA.
La operación espectacular, sin embargo, aumenta las posibilidades de que Teherán acceda al club de potencias nucleares. En ese momento Trump podría haber exigido a Netanyahu cualquier cosa, por ejemplo, un alto el fuego y resultados concretos en las negociaciones en marcha para poner fin al conflicto. De nuevo, el presidente estadounidense se conforma con declarar victoria y dar un paso atrás, sin gestionar las ramificaciones de las acciones emprendidas.

Trump califica de «repugnante» el ataque ruso más letal del año en Kiev, que deja 31 muertos

La primera respuesta de Putin al «ultimátum» de Trump ha sido machacar Kiev con otro mortífero bombardeo. La noche del 31 de julio, las fuerzas del Kremlin dispararon más de 300 drones y 8 misiles balísticos contra el país vecino. Dos días antes, … el líder de Estados Unidos instaba a su homólogo ruso a concretar un alto el fuego en poco más de una semana. Kiev volvió a ser el principal blanco del ataque.
Las actualizaciones sobre el número de víctimas mortales se fueron sucediendo durante el día. Cuando por fin terminaron las labores de rescate, el saldo de personas muertas ascendió a 3, según las autoridades locales. Los heridos ascienden a 159. El alcalde de Kiev, Vitaly Klichko, dijo que el número de menores heridos en el bombardeo, un total de 12 niños, fue el más alto desde el inicio de la guerra a gran escala. El viernes 1 de agosto se declaró día de luto oficial. Hasta el momento, el ataque ruso con mayor número de víctimas en la metrópolis fue en 2023 con 33 muertos.
El presidente de Estados Unidos reaccionó al bombardeo en una rueda de prensa desde la Casa Blanca: «Rusia, creo que es repugnante lo que están haciendo… Creo que lo que está haciendo Rusia es muy triste». El líder norteamericano parece estar dispuesto a decretar más sanciones contra Moscú, manteniendo su cambio de enfoque hacia la guerra. Trump rebajó el margen de 50 días a 10 el pasado martes. El diplomático estadounidense, John Kelley, manifestó ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que el plazo para que Rusia acceda a un alto el fuego finalizaría el próximo 8 de agosto.

El jefe de Estado de Ucrania volvió a lanzar, este viernes, la propuesta de mantener una reunión con el presidente de Rusia. «Ucrania exige ir más allá del intercambio de declaraciones y las reuniones técnicas y pasar a conversaciones entre líderes», manifestó Zelenski. Putin ya ha descartado esta posibilidad. «Se acordó que podríamos celebrar estas negociaciones sin cámaras, sin jerga política, con calma y centrándonos en la búsqueda de acuerdos», manifestó el jefe de Kremlin. Putin deja claro que sus objetivos en la guerra de Ucrania -inasumibles para Kiev- no han cambiado. En 2024 Moscú exigió la retirada de las fuerzas ucranianas de las cuatro regiones temporalmente ocupadas: Donetsk, Lugansk, Zaporiya y Jersón. Otra de las demandas rusas es que Ucrania nunca se una a la OTAN.

Defensa aérea en jaque

La escalada de ataques rusos contra las ciudades ucranianas busca poner contra las cuerdas a las defensas aéreas del país. Moscú ha mejorado sus drones para hacerlos más letales. Ahora vuelan más alto e incluyen tecnologías mejoradas para evitar las contramedidas de guerra electrónica. Además, las capacidades de producción de Moscú han aumentado exponencialmente. «Solo en julio, Rusia utilizó más de 5.100 bombas planeadoras contra Ucrania, más de 3.800 misiles «shahed» y casi 260 misiles de diversos tipos, 128 de ellos balísticos», informó el presidente Zelenski. Los altos militares ucranianos esperan que el número de drones en un ataque pueda llegar a 1.000.
Ucrania está inmersa en la fabricación de vehículos aéreos no tripulados que actúan como interceptores. Básicamente es un dron que abate a otro dron. Pero neutralizar los misiles rusos es más complicado. Y para ello se necesitan los sistemas Patriot de fabricación estadounidense. El gobierno de Kiev ha insistido durante meses en la necesidad de obtener más para poder dar el mayor blindaje posible a los cielos del país. Alemania anunció este viernes que enviará dos lanzadores Patriot adicionales a Ucrania «en los próximos días». El comunicado del Ministerio de Defensa alemán agrega que en un plazo de «dos a tres meses» podrán facilitar al país invadido más «componentes» para los Patriot.