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El largo camino del aguacate para ser un caso de éxito exportador

Aunque el nuevo oro verde colombiano logró recientemente acceso a China y Japón, el año pasado el país solo exportó US$63 millones, una cifra más de diez veces inferior a la de Perú (US$733 millones) y que está a años luz del éxito mexicano (US$2.700 millones en 2017).

Publicado: julio 31, 2019, 7:38 pm

En una visita al país hace varios años, Dani Rodrik, profesor de la Universidad de Harvard, recordó cómo el sector de las flores, que el año pasado exportó más de US$1.400 millones y genera más de 140.000 empleos en Colombia, surgió casi de manera accidental en los años 60 cuando un estudiante de la Universidad de Colorado se propuso determinar cuál era el mejor lugar del mundo para sembrar claveles y exportarlos a Estados Unidos y descubrió la Sabana de Bogotá.

“Esto muestra cómo en principio en Colombia podrían haber surgido otras industrias que no se desarrollaron porque no hubo ese emprendedor loco que lo hiciera”, señaló el destacado economista turco.

Pero el hecho es que, además de las flores y el banano, esos sectores exportadores de los que habla Rodrik no surgieron. Y si bien, Colombia tiene una economía diversificada, su sector externo es dependiente de las exportaciones de materias primas que generaron el 70% de los US$41.831 millones que el país exportó en 2018.

Y aunque el aguacate Hass colombiano logró recientemente su acceso a los mercados japonés y chino, que importan unos US$344 millones anualmente, de México y Perú, el país está lejos de contar con una oferta suficiente y competitiva del que muchos han llamado nuevo oro verde.

Por ejemplo, mientras que las exportaciones peruanas de aguacate superaron los US$700 millones en 2018 y las de México (el principal exportador mundial) los US$2.700 millones en 2017, las de Colombia apenas ascendieron a US$63 millones en 2018.

“Logramos el ingreso de nuestro aguacate Hass a esos mercados asiáticos, gracias a la diplomacia sanitaria que lidera el presidente Duque”, se jactó el ministro Comercio, Industria y Turismo, José Manuel Restrepo.

Pero lo cierto es que, como lo indicó recientemente un análisis de Anif, las exportaciones agroindustriales colombianas se encuentran hoy estancadas en unos US$7.000 millones (2.1% del PIB) y, peor aun, no parece existir inversión en nuevos proyectos en el sector agroindustrial que haga pensar en siquiera duplicar ese tipo de exportaciones antes del 2022.

“Colombia logró un posicionamiento global en los mercados de flores y banano en los años 1960-1980, pero desde entonces no se ha replicado nada parecido con otros productos ‘exóticos’, por el atraso histórico de nuestro agro y los problemas del “costo-país” (sobrecostos de transporte, energéticos, laborales y logísticos)”, explica el análisis.

Los problemas de Colombia y Latinoamérica para diversificar sus exportaciones han generado recientemente muchos análisis de expertos y tanques de pensamiento, cuya hipótesis es que la región corre el riesgo de estancarse.

En un estudio reciente para el “tanque de pensamiento” Diálogo Interamericano, de Washington, el economista Augusto de la Torre analiza lo que distingue a las economías latinoamericanas más exitosas (y que han logrado aumentar el ingreso per cápita más rápido de lo alcanzado por EU en su momento) de las que se están rezagado en lograr esa convergencia.

Los casos de éxito en exportaciones de bienes son Perú, Chile y Uruguay, mientras que en servicios destaca los casos de Costa Rica, República Dominicana y Panamá.

De la Torre concluye que el factor clave es el éxito en los mercados internacionales, ya que esa es la vía más rápida para reducir la brecha en los ingresos pér cápita y hacer más competitivos a los países, a pesar de la excepción a la regla de México, que ha sido exitoso en exportaciones pero crece poco.

En cuanto a Colombia, Brasil y México, un estudio reciente de la consultora McKinsey atribuye su rezago para cerrar la brecha del ingreso per cápita frente a los países más desarrollados, a la escasez de empresas de tamaño mediano, a una baja productividad y al excesivo poder de mercado de las grandes compañías.

Según el estudio, a diferencia de lo que ocurre en algunos mercados emergentes, en Latinoamérica solo hay la mitad de las firmas con ventas US$10 y US$500 millones, es decir, las grandes compañías son más rentables porque enfrentan menos competencia.

 

 

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