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COLUMNA l “Las siete reglas para el orden en los patrimonios y sus propietarios”

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Publicado: mayo 13, 2022, 8:40 pm

Por : Gonzalo Gómez Betancourt**  

La falta de orden en el núcleo contractual de una familia propietaria, en el cual el patrimonio, al igual que sus propietarios, han estado juntos por un tiempo sin más razón que haber nacido y crecido juntos, pero sin correspondencia con un propósito, los lleva inevitablemente a caer en dificultades que impedirán que se consoliden como una familia empresaria.

Hace tan solo unas semanas, me reuní con una familia con quienes habíamos trabajado en el pasado con mi equipo, en el que consideramos uno de los mejores protocolos de familia de nuestra carrera profesional como especialistas; dicha familia quería hacer la revisión al protocolo, la cual había sido pactada cada dos años y en este caso se acumuló en una década. La sorpresa fue que las condiciones familiares iniciales, que eran sólidas para crear y sostener un legado común a perpetuidad, habían cambiado tanto, que querían deshacer la estructura societaria que los mantenía unidos, por problemas de índole familiar, la muerte de un miembro de la familia y una nueva relación del cónyuge sobreviviente, hizo que el propósito común tambaleara, y aquella historia que solemos vender los especialistas de que las estructuras las debemos crear de manera, que “blindemos el patrimonio hasta de nosotros mismos”, pues en este caso no se quería respetar, querían regresar y disolver la idea de perpetuidad, para pasar de patrimonio colectivo a patrimonios individuales. No se imaginaban la forma de mantenerse unidos, ya no compartían el mismo propósito familiar, ni los mismos valores; por lo anterior, era mejor pensar en el modelo individual, que incluso abriera opciones para podar el árbol, en la actual y futuras generaciones. ¿Cómo es posible que un protocolo bien estructurado no fuera aplicable al cabo de 10 años? La respuesta es, por haber descuidado el componente familiar… Si el Consejo de Familia abordara oportunamente los temas incómodos, con seguridad se hubieran adaptado poco a poco, pero ahora, las medidas de cambio deben ser más fuertes.

Pasar a patrimonios individuales después de haber trabajado en lo colectivo no es nada fácil, y para ello es necesario validar las siete reglas para el orden en los patrimonios y sus propietarios, en lo individual; con esto queremos indicar la toma de decisiones y la implementación de distinciones como las siguientes:

  1. Establecer y mantener en el tiempo estructuras idénticas en el capital social en los contratos correspondientes a las diferentes actividades empresariales de la familia empresaria, de manera que dada la igualdad de derechos políticos se impidan conflictos de intereses, entre los propietarios de unas y otras actividades.
  2. Evitar estructuras de derechos políticos que puedan dar lugar a situaciones que paralicen la toma de decisiones, por empates en las votaciones o por la imposibilidad de conseguir una mayoría suficiente. Así como establecer los procedimientos para salir pronto de cualquiera de estas paralizaciones.
  3. Lograr que las eventuales sindicaciones de voto entre los propietarios de las diferentes actividades empresariales sean simétricas, es decir, no den lugar a conflictos.
  4. Conseguir que sea sencillo identificar quién es la persona miembro de la familia, sociedad, representante legal, que tenga los derechos políticos, y que también sea sencillo que manifieste su voluntad.
  5. Distinguir los patrimonios que deben continuar unidos en el conjunto de actividades empresariales de la familia empresaria, de los que resulta preferible que sean propiedad particular de cada miembro de la familia o propiedad conjunta de cada rama familiar.
  6. Distinguir las actividades empresariales en las que la familia empresaria tiene una clara intención de continuidad en su crecimiento y desarrollo, de aquellas en las que no se tiene la intención de mantenerlas a largo plazo o que no tuvieron la el desarrollo esperado y por ello son negocios que deben ser liquidados o vendidos oportunamente para hacer una distribución de resultados económicos entre los propietarios.
  7. Tener implementado un proceso en el que se discutan profesionalmente y se alcancen acuerdos para todo el núcleo contractual en los niveles de:
    1. Equilibrio entre la rentabilidad de las inversiones, su riesgo y grado de liquidez.
    2. Diversificación en distintos negocios y lugares geográficos.
    3. Reinversión y distribución de dividendos.

Las siete reglas para el orden de los patrimonios son, aparentemente, sencillas de establecer, sin embargo, acostumbran a ser pautas difíciles de conservar a lo largo del tiempo, conforme cambia la complejidad mencionada, las personas de la familia, sus actitudes, y sus intereses. Entre estos cambios es oportuno resaltar la importancia que tienen en el orden contractual los puntos siguientes, las importantes diferencias patrimoniales que llegan a producirse con el paso del tiempo entre los miembros de una familia empresaria multigeneracional, en razón del uso que hacen de sus dividendos, y del mayor o menor éxito de sus actividades e inversiones particulares, así como las aportaciones económicas de sus cónyuges, y por las separaciones matrimoniales.

Estas diferencias suelen generar necesidades y deseos de venta por parte de algunos propietarios, o de adquisición por parte de otros, que no siempre hacen referencia a la totalidad de las actividades empresariales, sino solo algunas de ellas, y que darán el origen a futuros conflictos de intereses por la pérdida de simetría existente. Las nuevas estructuras de capital social a que dan lugar las transmisiones por herencia o por donación entre los miembros de la siguiente generación, en caso de no existir una estructura colectiva u otros procedimientos para conservar unidos los derechos políticos que se trasmiten.

A todos los empresarios les envió el mensaje, la complejidad de las familias aumenta en el tiempo, ya sabemos que la mayoría de esas situaciones vienen dadas, por temas familiares: Muertes, separaciones, nuevas parejas, incremento del número de miembros de la familia, etc. El deseo de perpetuar un patrimonio para las siguientes generaciones debe ser suficiente motivación para evitar las rupturas familiares y por lo tanto de sus patrimonios, pero esto exige mucho del desarrollo individual de cada persona, hay una frase que me enseñó un cliente, me dijo, cuando me reúno con mi familia siempre pongo el fin en la mente “Perpetuar la familia empresaria”, y antes de empezar tengo un mantra que repito “No importas lo que digas siempre te amaré”.

**Ph.D. – CEO Legacy & Management Consulting Group

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