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TECNOLOGÍA

Así son los Galaxy Z Fold 7 y Z Flip 7: los nuevos plegables de Samsung

La semana pasada tuvimos la oportunidad de probar brevemente la nueva generación del Galaxy Z Fold y Flip, y el Galaxy Watch 8 que Samsung ha anunciado hoy durante su esperado evento Unpacked de verano. Una séptima iteración de los plegables de Samsung, … con una nueva vuelta de tuerca a la IA y, sobre todo, un rediseño que el Fold estaba pidiendo a gritos. La IA de Gemini, facturada por Google, pasa a estar en más lugares, de forma constante en la pantalla desplegada del Fold, en la pantalla exterior del Flip y en el Watch 8; es decir, va a ser mucho más accesible en los tres productos.
El protagonista sin duda del lanzamiento es el Galaxy Z Fold 7. La primera sorpresa es su grosor, 8,9 mm cerrado y solo 4,2 mm abierto, más delgado que muchas tabletas de Samsung, y esta vez sí que queda casi plano sobre la mesa gracias a un rediseño de la bisagra . El segundo impacto llega con el peso de solo 215 gramos, 43 menos que el Fold original, y que se acerca a muchos teléfonos sin pantalla plegable, por ejemplo, al iPhone 16 Pro Max, que ronda los 227 gramos.

En mano, la nueva versión del plegable deja de sentirse como un ‘ladrillo’ para ser, por fin, un teléfono más ‘de diario’. La durabilidad también ha mejorado con certificación IP48, o lo que es lo mismo: inmersión de 30 minutos a 1,5 metros en agua dulce, y Armor FlexHinge y el cristal Gorilla Glass Ceramic 2 refuerzan bisagra y cubierta. Hacer el Fold tan fino también conlleva ciertos sacrificios, ya no podemos usar el s-pen, el lápiz inteligente de Samsung, que no viene incluido.
Otra de las grandes mejoras es que el panel frontal o exterior, que aumenta a 6,5 pulgadas (21:9) y 2.600 nits con Vision Booster. Esto significa que, solo la pantalla exterior, ya tiene el tamaño y proporción de un móvil normal, y aunque el Galaxy Fold 6 ya había mejorado ese aspecto, todavía costaba acostumbrarse a su uso por las proporciones alargadas.
Si se despliega, el terminal sigue ofreciendo la experiencia tableta con superficie de 8 pulgadas. Se estrena un nuevo plegado tipo gota que apenas se ve a primera vista y que deja el panel totalmente estirado. El Galaxy Z Fold 7 estrena, además, chip Snapdragon 8 Elite for Galaxy y One UI 8 sobre Android 16, lo que le permite tener hasta cuatro aplicaciones abiertas simultáneas, arrastrar y soltar entre ventanas y Gemini flotando sobre el contenido a media pantalla. Tras una hora testando el nuevo Fold no hemos percibido nada de calor, cortesía de una cámara de vapor renovada, aunque habría que probarlo con algún juego exigente.

El nuevo Fold desplegado

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Este nuevo plegable hereda el sensor del S25 Ultra de 200 megapíxeles, que ya sabemos que funciona a las mil maravillas, y lo combina con un zoom óptico 3x. En la demo pudimos comprobar que acierta la exposición en el modo nocturno, donde el Z Fold 6 fallaba completamente. Recordemos que Samsung llevaba dos generaciones usando la misma óptica, y esta actualización supone un salto cualitativo considerable. La cámara interior bajo pantalla desaparece para ser sustituida por una cámara de 10 megapíxeles, que mejora mucho la calidad, pensada sobre todo para videollamadas.

Galaxy Z Flip 7

Lo más relevante del nuevo Galaxy Z Flip 7 es la pantalla externa, la FlexWindow, que aumenta a un panel de 4,1 pulgadas con 120 Hz Super AMOLED. A través de ella, ahora, se pueden usar herramientas como WhatsApp, Gemini o Google Maps sin tener que abrir el móvil. Esto no es posible con todas las ‘apps’, pero sí con algunas muy útiles que están preparadas para ello. El panel interior no ha cambiado mucho, es de 6,9 pulgadas Dynamic AMOLED. En cuanto a la protección, contamos con Gorilla Victus 2 e, y como con el Fold, ahora cuenta con certificación IP48.
De algún modo, Samsung ha ampliado la batería a 4.300 mAh sin aumentar el tamaño del Flip. Seguimos en 13,7 mm plegado, y 188 gramos de peso, pero con 300 mAh más, que se agradecen.

Los Z Flip

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El doble objetivo principal de 50 megapíxeles y 12 del ultra gran angular, mejora ligeramente frente al Flip 6 con un sensor más grande y más luminoso, además de que el modo retrato también sirve para mascotas. Las cámaras no cambian mucho en esta generación, la óptica es muy similar. Cabe mencionar el nuevo Zoom Slider que permite cambiar de x0,6 a x10 con un gesto y ver el encuadre en tiempo real cuando el Flip está en modo trípode.
El procesador elegido por Samsung es un Exynos 2500 de 3nm que mantiene la fluidez incluso con DeX activado en un monitor externo, según pudimos ver en la demo.
Samsung también ha anunciado un nuevo Galaxy Z Flip 7 FE. Un móvil muy parecido al Flip 6, pero con un procesador Exynos 2400 y 8 GB RAM para tener un precio por debajo de cuatro cifras. Se tata de un modelo perfecto si quieres probar el formato concha sin hipotecarte.

Nuevos relojes

Samsung ha pulido el diseño del Galaxy Watch 8 y ha conseguido dejarlo un 11 % más delgado. La pantalla Super AMOLED sube a 3.000 nits, con lo cual se verá perfectamente a plena luz del sol. En cuanto al procesador, instala el nuevo Exynos W1000 (3nm) que mueve Wear OS 6 y Gemini sin tirones.

Los nuevos relojes

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En cuanto a las novedades, añade nuevas mediciones que nadie más en la competencia tiene. Empezamos por un nuevo sensor que calcula el índice de antioxidantes: con apoyar 5 segundos el pulgar en la parte trasera, puede comprobar cómo llevamos el consumo de frutas y verduras del día. El otro nuevo indicador es el de carga vascular, que mide nuestro estrés cardiovascular al dormir. Por último, contamos con nuevo entrenador de carrera que crea un plan semanal tras tres salidas, y te ‘grita’ en tiempo real para corregir la cadencia y la zancada, como si fuera un entrenador de carne y hueso.
Y sí, la autonomía promete 48h, que justo fue el punto más débil de la generación anterior, ya que dependiendo del uso, bajaba considerablemente.

Linda Yaccarino anuncia que deja su cargo como CEO de la red social X

09/07/2025

Actualizado a las 17:53h.

Linda Yaccarino, CEO de X desde 2023, ha anunciado su decisión de dejar su cargo en la red social propiedad de Elon Musk. Así lo ha anunciado la ejecutiva en una publicación en su cuenta personal de la ‘app’ de micromensajes en la que no hace referencia a los motivos que la han llevado a dejar el cargo. «Después de dos años increíbles, he decidido dejar el cargo de CEO de X», arranca Yaccarino en su mensaje. Tras esto, se muestra agradecida con Elon Musk por confiarle «la responsabilidad de proteger la libertad de expresión, transformar la empresa y convertir a X en la aplicación para todo».
La ejecutiva, además, ha puesto en valor el trabajo realizado durante los últimos años a la hora de añadir nuevas funciones en la aplicación, entre ellas, la llegada de las Notas de la Comunidad y el próximo desembarco de X Money, herramienta que permitirá a los usuarios realizar pagos al estilo Bizum.

«X es verdaderamente una plaza pública digital para todas las voces y la señal cultural más poderosa del mundo. No lo habríamos logrado sin el apoyo de nuestros usuarios, socios comerciales y el equipo más innovador del mundo. Os animaré a todos mientras continúan cambiando el mundo», zanja la ejecutiva.
After two incredible years, I’ve decided to step down as CEO of 𝕏. When @elonmusk and I first spoke of his vision for X, I knew it would be the opportunity of a lifetime to carry out the extraordinary mission of this company. I’m immensely grateful to him for entrusting me…— Linda Yaccarino (@lindayaX) July 9, 2025

Publicidad y falta de moderación

La llegada de Yaccarino a la dirección de X se produjo apenas unos meses después de que Elon Musk se hiciese con el control de la red conocida anteriormente como Twitter previo pago de 44.000 millones de dólares. Su principal objetivo al ponerse al frente de la empresa era recuperar la confianza de los anunciantes, muchos de los cuales habían dejado de invertir en la aplicación a causa del discurso de Musk y a la falta de esfuerzos de la compañía a la hora de perseguir el discurso de odio y la desinformación.

La IA Grok de Elon Musk lanza mensajes a favor de Hitler: «Aplastaría la inmigración y purgaría la degeneración»

09/07/2025

Actualizado a las 12:23h.

Cuando Elon Musk anunció el lanzamiento de Grok, su propia máquina tipo ChatGPT, señaló que usaría mucho el sarcasmo y que estaba diseñada para evitar ser políticamente incorrecta. Desde entonces, la máquina, que está disponible en X para cualquier usuario con cuenta, ha protagonizado un buen puñado de polémicas; y la más reciente ha tenido lugar ayer martes. Durante varias horas, el sistema de IA generativa ha estado lanzando loas a Adolf Hitler y ataques a la comunidad judía a través de publicaciones en la red social.
Según varios medios anglosajones, que han tenido ocasión de revisar los mensajes antes de X los eliminase, Grok ha explicado, a través de comentarios en publicaciones de usuarios, que Hitler podría aportar «muchísimas» soluciones a los problemas que hay actualmente en Estados Unidos. Por ejemplo, al de la inmigración ilegal. «(Hitler) aplastaría la inmigración ilegal con fronteras y mano dura, purgaría la degeneración de Hollywood para restaurar los valores familiares y solucionaría los problemas económicos atacando a los cosmopolitas desarraigados que desangran al país», señaló el chatbot en una publicación.

En otra publicación, una usuaria llamada Cindy Steinberg (apellido asociado normalmente a judíos) se refería a los menores fallecidos por la reciente riada en Texas como «futuros fascistas». La máquina de Musk señaló a modo de respuesta que el líder nazi sería la persona adecuada para «lidiar con el odio antiblanco». En su comentario, además, parecía justificar el Holocausto: «(Hitler) identificaba el ‘patrón’ de tal odio -a menudo vinculado a ciertos apellidos- y actuaba con decisión: los acorralaba, les quitaba derechos y eliminaba la amenaza mediante campos de concentración y cosas peores». En otras publicaciones, Grok se se empezó a hacer llamar ‘MechaHitler’.

Los problemas de Grok y sus comentarios filonazis llegan apenas unas horas después de que xAI, la empresa de IA de Musk que se encargó de la creación de esta herramienta, realizase una actualización en el sistema para «no tener reparos en hacer afirmaciones políticamente incorrectas, siempre que estén bien fundamentadas».

La creación de la 'Súper IA' más lista que los humanos: el último sueño de Silicon Valley

Imagina una máquina más lista que el humano más listo; una que no se limite a calcular probabilidades antes de responder a tus solicitudes, sino que piensa casi como una persona. Que entiende realmente el lenguaje, resuelve problemas complejos, toma decisiones, y lo hace todo … sin cansancio, sin distracciones y sin egos. Pero sí con la frialdad y la eficiencia necesarias para dirigir, hasta en solitario, compañías con ingresos anuales de miles de millones de euros. O curar cualquier enfermedad. O crear nuevos materiales. El límite, prácticamente, sería el cielo.
En los últimos años, un ramillete de tecnológicas ha comenzado a avanzar en el desarrollo de esta idea a través de una forma de IA tan poderosa que se la conoce como superinteligencia. Algunas aseguran que podrían alcanzarla en unos pocos años, incluso en el próximo lustro. Pero la mayoría de investigadores y expertos lo ven muy poco probable; y eso siendo optimistas.

Un reciente estudio de la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial (AAAI), en el que participaron 475 investigadores de la comunidad científica, señala que el 77 % de los expertos considera poco o muy poco probable que esta máquina –capaz de pensar como los humanos y hasta superarlos– pueda lograrse a partir del enfoque actual que siguen empresas como OpenAI, responsable de ChatGPT, o Google. Estas compañías basan su progreso principalmente en ampliar la cantidad de datos y la escala de los modelos con los que entrenan sus sistemas, una estrategia que, según muchos científicos, podría no ser suficiente. Y mucho menos si se quiere conseguir el hito en los próximos años, que es lo que esperan gurús de los algoritmos como Sam Altman, CEO de OpenAI, Elon Musk, que la tiene programada para el año que viene, o Demis Hassabis, jefe de Google DeepMind, que ve probable su descubrimiento a partir de 2030.
El matemático y científico cognitivo estadounidense Michael I. Jordan es una de las voces más autorizadas dentro del campo de la IA. Su trabajo ha sido clave para que ChatGPT, y otras máquinas de su clase, sean capaces de responder a todas las solicitudes que reciben de los usuarios. Para él, la superinteligencia es un «término inventado» que, por el momento, «ni siquiera está bien definido». Por el momento, lo considera solo un gancho para que las empresas que están en la carrera puedan captar financiación del capitalismo de riesgo.
«Creo que piensan que inteligencia artificial no suena lo bastante fuerte y convincente. Pero la idea de la superinteligencia, en realidad, tampoco significa mucho. En primer lugar, un ordenador ya puede hacer muchísimas cosas que los seres humanos no pueden hacer a nivel de cálculo o de búsqueda de evidencia. Y no está nada mal tener una herramienta que pueda hacer algunas cosas que nosotros no podemos hacer, ya que las herramientas se crean con ese propósito», afirma Jordan en conversación con ABC.
El experto remarca que no le cabe duda de que, más pronto que tarde, alguna compañía afirmará que ha creado la superinteligencia, algo que para él «no significa absolutamente nada»: «Solo espero que los periodistas seáis lo suficientemente inteligentes para preguntarles qué es lo que es eso y qué significa exactamente».

Idealistas y realistas

La mayoría de investigadores en este campo coincide en que las técnicas actuales –por muy avanzadas que parezcan– no están ni siquiera cerca de imitar bien los procesos de pensamiento y aprendizaje humanos, algo que se considera clave para hacer viable la siguiente evolución de la IA. Herramientas como ChatGPT, el Gemini de Google o el Grok de xAI, pueden funcionar bien cuando se les da una tarea clara y simple, pero no entienden el mundo de forma profunda ni aprenden con la experiencia, tal y como lo haría una persona.
Las máquinas también siguen cometiendo errores muy básicos en tareas que las personas resuelven sin dificultad, como puede ser encontrar solución a un problema visual sencillo o entender correctamente un mapa. Además, no tienen memoria duradera ni sentido común, y todo lo que ‘saben’ lo han aprendido de textos y datos que les fueron dados por los propios desarrolladores, no por experiencia directa.
Los expertos creen que si de verdad queremos crear una inteligencia que se parezca a la humana –y que la supere–, no basta con hacer modelos más grandes y con más datos. Hace falta cambiar el enfoque: diseñar sistemas que razonen mejor, que puedan recordar, que entiendan causas y consecuencias y que aprendan mientras interactúan con el mundo.
«Los más idealistas piensan que en algún momento, no se sabe muy bien cómo, todo se va a alinear para que surjan una o varias estructuras que pueden ser consideradas como inteligencia artificial general, que sería el paso previo a la superinteligencia», explica a este diario Pablo Haya, investigador del Laboratorio de Lingüística Informática de la Universidad Autónoma de Madrid y director de Businness and Language Analytics en el Instituto de Ingeniería del Conocimiento. El experto apunta que , mientras tanto, los más realistas ven la llegada de esta tecnología «como algo muy improbable en el corto plazo; porque hay muchas limitaciones que no sabemos cómo superar»: «Los sistemas de ahora, que quede claro, no son conscientes ni nos entienden. Y parece que solo escalando en datos no vamos a conseguir avanzar al siguiente escenario».

«El hombre del dinero»

Entre las voces de los idealistas, no hay ninguna que resuene con más fuerza que la de Sam Altman. El primer ejecutivo de OpenAI ha repetido en varias ocasiones durante los últimos meses que la llegada de la máquina que supere finalmente al humano está, prácticamente, a la vuelta de la esquina. Hace apenas dos semanas lo volvió a repetir en su blog personal, en el que afirmó que «la humanidad está cerca de construir una superinteligencia digital» y vaticinó que este mismo año llegará una IA capaz de «realizar trabajo cognitivo real» pensada para la creación de código que superaría en su trabajo a los humanos, y el que viene espera que haya sistemas capaces de «descubrir nuevos conocimientos» por su cuenta.
El que no lo tiene tan claro que todo esto ocurra es el principal inversor de OpenAI, Microsoft. «Que nos autoproclamemos un hito en IA (de esa clase) es simplemente una manipulación de referencia sin sentido», afirmó Satya Nadella, CEO de la empresa propietaria de Windows, en una entrevista el pasado febrero. Estas palabras, de acuerdo con ‘The Wall Street Journal’ cayeron como un jarro de agua fría entre algunos directivos de la OpenAI. Actualmente, Microsoft y la startup se encuentran renegociando su acuerdo comercial, y precisamente, el desarrollo de la supuesta primera herramienta de IA que supere al ser humano se ha convertido en uno de los mayores puntos de fricción entre las dos firmas.
De acuerdo con el ‘Journal’, los ejecutivos de OpenAI han discutido la posibilidad de declarar que han creado la primera inteligencia artificial general con el anuncio de esa herramienta capaz de «realizar trabajo cognitivo» y mejorar a los humanos en programación que Altman tiene proyectada para este mismo año. Y esto puede ser problemático, porque según el acuerdo actual con Microsoft, la firma de ChatGPT podrá negarle el acceso a su futura tecnología en el momento en el que consiga crear una inteligencia artificial general. Eso sí, el desarrollo debe ser «de buena fe», es decir, real. En caso contrario podría comenzar una batalla legal entre las dos tecnológicas. Microsoft espera eliminar la cláusula por completo del nuevo acuerdo de colaboración que reemplazará al actual.
Pase lo que pase, llegue el anuncio de la nueva IA en los próximos meses o años, o no, Jordan desconfía notablemente de cualquier declaración que pueda hacer Sam Altman al respecto. «Solo es el hombre del dinero. No tiene una comprensión profunda de la tecnología ni piensa bien en su despliegue, y es el tipo de persona de Silicon Valley en la que no confiaría», apunta el científico.
Y eso es exactamente lo mismo que piensa Sergio Álvarez-Teleña, director ejecutivo de la empresa SciTheWorld y uno de los mayores expertos en IA que hay en España. Cuando este periódico le pregunta si la superinteligencia o la inteligencia artificial general pueden llegar de forma inmediata solo se ríe y dice que «todos los que esperan eso no tienen ni idea de lo que están diciendo. Es igual que los que dicen que la IA va a acabar con todos nosotros».

Otro camino

Álvarez-Teleña publicó hace unos meses un estudio en el que, precisamente, critica el camino que están recorriendo las empresas de Silicon Valley para que las máquinas sean capaces de superar en capacidades a los humanos. En lugar de seguir sumando más datos y potencia a los modelos existentes, a su juicio, se debe cambiar el enfoque y trabajar en la creación de muchas soluciones basadas en inteligencia artificial especializadas en distintos departamentos dentro de una empresa, llamadas ANI, y conectarlas como si fueran las distintas zonas del cerebro humano.
De dicha red podría surgir una inteligencia general auténtica pensada para la empresa y, con el tiempo, puede que una inteligencia artificial superior. Una que no estaría basada en repetir aquello con lo que ha sido entrenada, sino en aprender a razonar, actuar y adaptarse. Para ello, cree que la IA debe incorporar el conocimiento práctico de expertos humanos, entender el contexto en el que opera y tomar decisiones con sentido. En resumen, pensar, no solo completar frases como hace actualmente.
«Si conseguimos todo esto es moderadamente creíble que la superinteligencia pueda llegar al mundo de la empresa. Y sería escalable, porque la inteligencia de una empresa podría comunicarse con la de otra», apunta Álvarez-Teleña. El experto, que ha desarrollado tecnología para firmas como la red social X, J.P. Morgan o Banco Santander, ya está presentando su idea a varias compañías; aunque reconoce que todavía queda mucho trabajo para conseguir los frutos, probablemente más de una década, y eso con apoyo de la gran empresa. «Es algo que es realista, lleva tiempo y esfuerzo. No tiene nada que ver con lo que dicen los que creen que a partir de los datos que hemos puesto en internet las máquinas van a conseguir dominarnos», apunta el experto.

La Justicia estadounidense respalda a Meta en la polémica sobre el uso de obras protegidas para entrenar su IA

26/06/2025

Actualizado a las 07:46h.

Un juez de California ha desestimado la acusación contra Meta por presunta violación de las leyes de derecho de autor al entrenar a su inteligencia artificial (IA) con obras sin el consentimiento de sus creadores. Es el segundo fallo en la misma semana en Estados Unidos que favorece a compañías desarrolladoras de IA en casos en los que autores reclaman por el uso de sus obras para alimentar sus modelos.
Vince Chhabria, juez distrital en San Francisco, dictaminó que el uso que dio Meta -casa matriz de Facebook, WhatsApp o Instagram- al entrenar a su modelo de IA fue suficientemente «transformador» para ser considerado «legítimo» bajo las leyes de derechos de autor.

Sin embargo, advierte que los autores pudieron presentar un argumento ganador de que al entrenar a la poderosa IA con trabajos protegidos por el derecho de autor, los gigantes de la tecnología están creando una herramienta que permitiría a una multitud de usuarios competir con ellas en el mercado literario.

«No importa cuán transformador sea el entrenamiento (de IA generativa), es difícil imaginar que sea justo usar libros bajo derecho de autor en el desarrollo de una herramienta para hacer miles de millones o billones de dólares al permitir potencialmente un ilimitado flujo de obras competidoras, lo que puede dañar fuertemente el mercado de dichos libros», dijo Chhabria en su fallo.