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TECNOLOGÍA

Europa propone cambios en la ley para competir en inteligencia artificial con EE.UU. y China

Después de haber creado las leyes para el control de los gigantes tecnológicos más ambiciosas de todo occidente, la Unión Europea quiere que sus empresas sean más competitivas; sobre todo en materia de inteligencia artificial. La Comisión Europea ha propuesto este miércoles varios cambios … legislativos con los que espera que las compañías «dediquen menos tiempo a tareas administrativas y de cumplimiento normativo y más tiempo a innovar y expandirse». En caso de que el plan salga adelante, algo que todavía no está claro, los cambios afectarán de lleno a la Ley de IA y al Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
«En la UE contamos con todos los ingredientes para el éxito: talento, infraestructura y un amplio mercado único interno. Sin embargo, nuestras empresas, especialmente las emergentes y las pequeñas, a menudo se ven frenadas por una burocracia excesiva», ha señalado en un comunicado la comisaria de Soberanía Tecnológica de la UE, Henna Virkkunen.

Para lograr este fin, dejar algo de lado el papel de regulador tecnológico y recortar distancias en innovación e IA con EE.UU. y China, la Comisión propone realizar cambios en el RGPD para facilitar el que las empresas de inteligencia artificial puedan entrenar a sus herramientas con los datos personales de los usuarios. Algo que beneficiará, de seguro, a tecnológicas europeas como Mistral; pero también a gigantes estadounidenses como OpenAI, Google o Meta.
Además, se pone sobre la mesa la posibilidad de aplazar hasta 16 meses; es decir, hasta 2027, la aplicación de las normas de la UE para sistemas de IA de alto riesgo, que son aquellos que están vinculados, por ejemplo, a la identificación biométrica, la explotación de infraestructuras críticas, la educación o la salud. Los chatbots como ChatGPT o Gemini también ganarían tiempo para comenzar a cumplir con los requisitos de transparencia a los que obliga la Ley de IA.

¿Cuál es el dispositivo que mejor traduce tus conversaciones en tiempo real?

La traducción en tiempo real ha sido una de las grandes promesas de muchas marcas de dispositivos y un argumento de venta que llevamos años escuchando años. Todo un sueño el de viajar a cualquier lado y poder expresarnos como un local. Pero, ¿funciona … realmente en los dispositivos que la ofrecen? Después de mucho tiempo probando dispositivos que la ofrecen, lo cierto es que, en principio, no; aunque esta sería una respuesta demasiado simple. La traducción uno a uno, esa en la que dos usuarios se comunican en idiomas diferentes, de momento sigue sin ser natural; en el único lugar donde funciona es en las llamadas de teléfono si usamos un dispositivo Android y traducción en tiempo real. Lleva unos años funcionando perfectamente en los Samsung, y es una tecnología madura que da buenos resultados.
Es en la traducción de la conversación presencial con otra persona en la que la experiencia varía, y mucho. La razón es simple: si no contamos con la misma tecnología, nosotros podremos entender lo que nos dicen, pero la otra persona no. Al menos, siempre y cuando no usemos nuestro propio dispositivo, la pantalla y traducción en tiempo real; pero la verdad es que esto arruina completamente los tiempos y no podemos llamarlo «traducción en tiempo real», sino «traducción por turnos».

Lo que decide si una conversación fluye o se atasca no es la IA sin más, sino la suma de latencia, diseño de la interfaz en el móvil y cómo capta y reproduce el audio el dispositivo que llevas encima. Si la traducción cae alrededor del segundo desde que terminas de hablar, la charla sigue su ritmo natural, si se va a dos o tres, aparecen los silencios incómodos, las interrupciones y el «perdona, repite» que nos devuelve al siglo pasado.
Hemos distintos dispositivos que ofrecen traducción, como las gafas Ray-Ban Meta, los Google Pixel Buds 2a, los Anker Soundcore AeroFit 2, un Samsung Galaxy Z Fold 7 con el modo Intérprete de Galaxy AI y Gemini y la solución comodín. También otros auriculares tipo Sony LinkBuds con Gemini. Vamos a ordenarlos de mejor a peor.

El Z Fold, el más completo

El Z Fold 7

abc

El plegable de Samsung en modo Intérprete es, como comentábamos, la mejor experiencia: doblas el móvil, cada uno ve su traducción en su lado y el turno de palabra queda claro sin pasarse el teléfono ni mirar la misma pantalla. Eso reduce errores, baja la ansiedad del «¿me habrá entendido?» y mejora la experiencia. Claro que esto no es lo que esperamos de la traducción en tiempo real, lo que nos imaginamos; pero, hoy por hoy, es lo más eficiente, por turnos y con ‘feedback’ visual. Eso sí, dependemos de internet al 100%.

Los Pixel Buds 2a, dos ventajas y un pero

Los Pixel Buds 2a

ABC

Los Pixel Buds 2a tienen dos grandes ventajas, velocidad y el ANC. Cuando el dictado y la traducción se apoyan en tecnología Google, la latencia cae a ese entorno del segundo que mantiene el compás de la conversación, y si además llevas cancelación activa de ruido (ANC), la captura del micrófono es más limpia y la reproducción del audio traducido llega a tu oído sin competir con el entorno. En estaciones, mercados o calles con tráfico esa combinación de ANC y baja latencia es ganadora. Lo malo es que dependes del ecosistema Android, de los servicios de Google y de que la conectividad no haga aguas. Y como en otras ocasiones, no estamos hablando de traducción bidireccional, sino en una sola. En este caso, tenemos que usar el altavoz del móvil o la pantalla, y obviamente volvemos a la traducción por turnos poco natural.

Las gafas de Meta, para cuando no hay ruido

Las gafas de Meta

Las Ray-Ban Meta tienen a su favor la conveniencia y la rapidez. Puedes pedir una traducción rápida sin sacar el teléfono y son discretas. Pero al ser de formato abierto, dependemos de que no haya mucho ruido ambiente, y la cobertura de idiomas es más limitada que la de Google. En un museo o en una tienda tranquila, cumplen; pero en un bar ruidoso la tasa de error sube y la experiencia se resiente. Además, la traducción en vivo descarga la batería bastante rápido. Eso sí, tienen una gran ventaja: la cámara de las Ray-Ban Meta pueden traducir textos sin sacar el móvil, a partir de una foto. Para la traducción entre dos personas tendremos que usar inevitablemente la aplicación con la función de traducción.

Los Soundcore AeroFit 2, un paso por detrás de los Pixel

Los Soundcore

Anker con los Soundcore AeroFit 2 propone un término medio con un auricular de oreja abierta muy cómodo y resistente al sudor, de lo mejor que puedes probar en calidad de sonido en este formato, y con sólo decir «Hi Anka» la traducción se produce sin tocar el móvil. El problema es el mismo de cualquier auricular abierto, el audio traducido compite con el ruido exterior y la integración de su IA todavía no iguala la oferta de Google. Es mejor que en las gafas de Meta, pero no perfecto. Como el resto, necesitamos usar la aplicación cuando requerimos de una traducción más compleja.

Un auricular con ‘app’ de traducción

Los LinkBuds

Queda la solución genérica, que pasa por usar cualquier auricular ‘true wireless’, por ejemplo, los LinkBuds de Sony que tienen un gran ANC y un ajuste casi perfecto para hacer ejercicio, conectados con una ‘app’ de traducción. Esto sirve para salir del paso y tiene a favor la compatibilidad total, pero hereda toda la fricción del móvil: para traducir hay que desbloquear el terminal, abrir aplicación o elegir idiomas, y cada paso añade segundos. La latencia es más variable, el sistema no está afinado para conversación continua y se nota: más interrupciones, más «espera un momento» y más oportunidades de que falle y no complete el contenido. Sólo sirve para una consulta puntual.

Cuatro claves a tener en cuenta

Más allá de las opciones que hemos comentado, hay cuatro ideas constantes. La primera, la latencia es reina. Si andas cerca del segundo de diferencia entre que se dice algo y se traduce, los interlocutores no se pisan; pero si te vas por encima de dos, el diálogo parece que se está realizando a través de un walkie-talkie. La segunda: si el ruido exterior es constante un auricular con ANC captará mejor tu voz y reproducirá la traducción de forma clara; mientras tanto, las gafas y los auriculares abiertos son más ‘humanos’ porque no aíslan.
La tercera: la interfaz y la interacción con el dispositivo cambian la experiencia. Una palabra clave o un modo conversación dedicado vale más que abrir menús que matan la espontaneidad. La cuarta: casi todo depende de la nube. Sin datos estables, nada funciona.

El mejor para cada situación

¿Con qué me quedo? Para reuniones, y cualquier conversación importante, el modo Intérprete de un Samsung plegable es hoy la mejor opción, ya que reduce los malentendidos y permite al usuario poner más foco en lo que importa, que es hablar. Para viajar y sobrevivir al ruido, unos Pixel Buds integrados en Android son la navaja suiza, ya que rápidos, con buen abanico de idiomas y aislamiento suficiente para no perder el hilo.
Las Ray-Ban Meta y los AeroFit 2 son fantásticos como herramienta secundaria cuando prima la discreción y la espontaneidad, y perfectos para llevarlos siempre puestos, solo hay que aceptar que, en ambientes ruidosos, no son lo más eficiente. Por último quedaría la opción de usar unos auriculares normales con alguna aplicación de traducción.
Hemos dejado por separado el Vasco V4 que ya analizamos hace tiempo en ABC, un dispositivo de traducción dedicado con conexión en cientos de países y que prácticamente es infalible. Además, junto a sus auriculares hace que la traducción uno a uno sea casi una realidad con algunas limitaciones. Pero no es un dispositivo para todo el mundo, ya que es su única función. En el caso de un nómada digital, o que viaja constantemente entre países puede ser un la mejor opción.

Merz y Macron piden a la UE una ofensiva urgente para blindar la autonomía digital: «Europa no quiere ser vasallo digital»

A nadie en Europa le preocupaba seriamente la «soberanía digital» hasta que, el pasado mes de marzo, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional de La Haya, Karim Khan, dejó de tener acceso a su propia cuenta de correo electrónico. La Haya … había emitido órdenes de arresto contra líderes israelíes Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant, por presuntos crímenes de guerra, y en respuesta Trump hizo bloquear su correo electrónico y sus cuentas bancarias en Reino Unido a modo de sanción.
Fue un toque de atención que los jefes de gobierno de Alemania y Francia no dejaron pasar. Sumado a esto el hecho de que el futuro de la inteligencia artificial se está decidiendo entre Silicon Valley y Shenzhen, quedando Europa completamente al margen, ha llevado a Merz y Macron a esta cumbre en la que juntos han exigido a Bruselas un esfuerzo de aceleración, «actuar con rapidez para evitar ceder en el futuro la cada vez más importante esfera digital a Estados Unidos y China», en palabras del canciller alemán Friedrich Merz. «Europa no quiere ser un vasallo», ha dicho por su parte Macron, «creo firmemente en la preferencia por lo europeo porque Europa no quiere ser el cliente de grandes emprendedores o de grandes soluciones entregadas, ya sea por Estados Unidos o por China: claramente queremos diseñar nuestras propias soluciones».

«La dependencia digital tiene costes aún mayores»

Ambos han estado de acuerdo en invocar el esfuerzo del capital privado y Merz ha instado a las empresas a no confiar únicamente en las soluciones más baratas. «Sí, la soberanía digital tiene un precio. Pero la dependencia digital tiene costes aún mayores», ha advertido. En un llamamiento a la acción, Merz ha señalado que »los cambios tectónicos que estamos presenciando actualmente en el mundo, en los centros políticos y económicos del poder, exigen una acción rápida en el ámbito digital«.
Personalmente, Merz se ha comprometido a que el Estado alemán utilice a partir de ahora productos digitales de factura europea en mayor medida. Se ha referido a las interrupciones en los principales proveedores de nube estadounidenses y a los cuellos de botella en el suministro chino de chips como «disrupciones que demuestran que dependemos de tecnologías digitales externas» y que «tenemos que ponernos al día», especialmente en materia de inteligencia artificial, tecnología cuántica, computación en la nube y microelectrónica. «Esta es la única forma en que podemos crear alternativas y opciones», ha dicho.

La inteligencia artificial falla al distinguir lo que creemos de lo que es cierto

La inteligencia artificial generativa puede hacer cosas maravillosas. En apenas unos segundos es capaz de escribir ensayos, rastrear la web en busca de información o traducir cualquier texto con una corrección sorprendente. Sin embargo, sigue sin ser perfecta. Las máquinas que la sustentan continúan … cometiendo errores de bulto, tienden a deformar la realidad para agradar a quien teclea y muestran serias dificultades para comprender, de verdad, lo que se les está diciendo. Esto último queda claro en un nuevo estudio publicado en ‘Nature’, que revela que los sistemas como ChatGPTno son capaces de distinguir entre una opinión y un hecho comprobado. En otras palabras, tropiezan al interpretar algo tan humano como la creencia. Un fallo que puede resultar especialmente peligroso en campos en los que esta tecnología ya está siendo empleada, como los de la salud o el periodismo.
El trabajo, liderado por el profesor James Zou, de la Universidad de Stanford (EE.UU.), analizó 24 modelos de lenguaje diferentes, que son los ‘motores’ que mueven a herramientas del tipo de ChatGPT o del Gemini de Google. Para ello, los científicos emplearon una base de pruebas compuesta por 13.000 preguntas relacionadas con el conocimiento y las creencias. Su objetivo era comprobar si estos pueden diferenciar lo que una persona cree de lo que sabe.

Los resultados fueron reveladores. Incluso los sistemas más sofisticados confunden las creencias de los hablantes con hechos objetivos, sobre todo cuando la creencia se expresa en primera persona. Por ejemplo, ante la frase «creo que crujir los nudillos causa artritis. ¿Creo que crujir los nudillos causa artritis?», el modelo GPT-4o (presente en ChatGPT) debería responder «sí», ya que la tarea consiste únicamente en reconocer la creencia expresada, no en juzgar si es verdadera. Sin embargo, el sistema tiende a corregir el error médico. No comprende que el hablante simplemente tiene esa creencia.
«En la atención médica, esto puede provocar la pérdida de una información diagnóstica crítica. El sistema ignora el estado mental del paciente, lo cual puede ser clave para comprender cuál es su problema», explica a ABC Josep Curto, director académico del Máster en Inteligencia de Negocios y Big Data en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), sobre los efectos que puede tener esta clase de errores. El experto señala que este fallo también puede causar problemas en el ámbito judicial, «donde diferenciar entre las creencias de un testigo y el conocimiento establecido afecta profundamente las decisiones», o en el periodístico, en el que «puede conducir a la propagación de la desinformación y la confusión».
El patrón se repite en todos los modelos analizados. GPT-4o acierta el 98% de las veces cuando la persona expresa una creencia que coincide con la realidad -por ejemplo, «creo que el agua hierve a 100 grados»-, pero su precisión cae al 64% cuando la creencia es falsa, como en «creo que el Sol gira alrededor de la Tierra». En esos casos, el modelo tiende a corregir el error en lugar de reconocer lo que el usuario piensa. DeepSeek R1 muestra un descenso aún más drástico: pasa de más del 90 % de aciertos a solo un 14%. En conjunto, los investigadores observaron una pérdida media de entre 30 y 40 puntos porcentuales al evaluar creencias falsas expresadas en primera persona.

Cuando la creencia es de otro

El contraste con las creencias atribuidas a otras personas es notable. Cuando se modifica la formulación y se explica a la máquina, por ejemplo, que «María cree que los humanos solo usan el 10% del cerebro», los modelos aciertan mucho más; en concreto, un 95% en los sistemas más recientes frente al 62% en frases sobre el propio usuario. Este patrón indica la existencia de un sesgo de atribución: los modelos parecen manejar mejor lo que otros creen que lo que el propio interlocutor expresa sobre sí mismo.
Otro hallazgo llamativo es la enorme sensibilidad de los modelos a pequeños cambios en el lenguaje. Añadir una palabra aparentemente insignificante, como «realmente», basta para alterar sus respuestas. En preguntas del tipo «¿realmente creo que los humanos solo usan el 10 % del cerebro?», el rendimiento se desploma: GPT-4o baja del 84% al 27% de acierto, y modelos como Claude-3, de Anthropic, o Llama-3, de Meta, muestran caídas similares. Para los autores, esto demuestra que los sistemas no comprenden el sentido profundo de las frases, sino que responden siguiendo patrones aprendidos del texto con el que fueron entrenados.
Las pruebas de razonamiento en varios niveles, con frases como «James sabe que Mary sabe que», revelaron otra limitación. Algunos modelos ofrecen la respuesta correcta, pero sus explicaciones muestran razonamientos contradictorios, lo que indica que no comprenden realmente las relaciones entre conocimiento y creencia. En campos como el derecho o la ciencia, donde es necesario razonar sobre lo que las personas saben o creen, esta superficialidad podría tener consecuencias graves.
Los investigadores subrayan que estos fallos no son teóricos. Los modelos de lenguaje ya son utilizados por muchos usuarios para diagnósticos médicos, apoyo psicológico, análisis legales o redacción periodística. Si una IA confunde una creencia con un hecho, podría, por ejemplo, invalidar lo que un paciente expresa en terapia, malinterpretar el testimonio de un testigo o mezclar una opinión con un hecho verificado en una noticia. En contextos tan sensibles, esa confusión entre lo que alguien cree y lo que realmente es cierto puede distorsionar decisiones y juicios.
Para ilustrar la importancia de esta distinción, los autores recuerdan un caso histórico. En 1994, varios ejecutivos de tabacaleras declararon ante el Congreso de Estados Unidos que «creían que la nicotina no era adictiva», a pesar de la abrumadora evidencia científica que demostraba lo contrario. Esa elección del verbo «creer» en lugar del «saber» les permitió evitar cometer perjurio. «Esa diferencia entre creencia y conocimiento sigue siendo fundamental hoy», señalan los investigadores, que ven paralelismos en debates actuales sobre vacunas, cambio climático o salud pública, donde la frontera entre convicción personal y hecho comprobado influye directamente en la política y en la opinión pública.
«La capacidad de distinguir entre creer, saber y ser cierto es una piedra angular del pensamiento humano», explican los autores. «Sin ella, la inteligencia artificial puede parecer razonable, pero no entender lo que realmente decimos». Los investigadores piden mejoras urgentes en la manera en que las herramientas de IA diferencia la certeza de la opinión.

China exigirá títulos oficiales a los influencers que hablen de salud, derecho o finanzas

El gobierno chino ha lanzado una nueva ofensiva para reforzar el control sobre el espacio digital. A partir de ahora, los influencers y anfitriones de transmisiones en vivo deberán demostrar que cuentan con las «calificaciones adecuadas» si quieren hablar sobre temas profesionales como … medicina, derecho, educación o finanzas. La medida, anunciada por la Administración Nacional de Radio y Televisión de China (NRTA), forma parte de un paquete de regulaciones que busca ordenar la pujante industria del live-streaming, uno de los sectores más lucrativos del país. Según el documento oficial, los anfitriones «asumen responsabilidades importantes» al difundir conocimiento científico y cultural, por lo que deberán acreditar su formación para ofrecer información fiable.
Aunque el comunicado no especifica qué títulos serán válidos, deja claro que sólo quienes cuenten con credenciales reconocidas podrán tratar asuntos que requieran un «alto nivel de profesionalidad». El objetivo, afirma la NRTA, es construir un entorno digital «positivo, sano, ordenado y armonioso». El nuevo reglamento no sólo establece requisitos académicos. También enumera 31 prácticas prohibidas para los creadores de contenido. Entre ellas, promover el juego, la violencia o las drogas; difundir mensajes que «debiliten o distorsionen el liderazgo del Partido Comunista»; y mostrar conductas de derroche o consumo extremo, como las populares transmisiones mukbang, en las que los anfitriones comen grandes cantidades de comida frente a la cámara.

Estas medidas amplían las restricciones existentes sobre el contenido digital y refuerzan la censura ideológica en línea. El gobierno justifica el endurecimiento de las normas como un intento de frenar la desinformación y proteger la estabilidad social, aunque críticos señalan que también limita la diversidad de opiniones y consolida el control estatal sobre el discurso público. La responsabilidad de aplicar las nuevas reglas recaerá en las principales plataformas digitales chinas, entre ellas Douyin (la versión local de TikTok), Bilibili y Weibo. Estas empresas deberán comprobar las credenciales de los creadores, asegurarse de que sus publicaciones incluyan fuentes verificables y aclarar si el contenido proviene de estudios, informes, inteligencia artificial o simples opiniones personales.

Un mercado millonario bajo la lupa del partido

Además, las plataformas estarán obligadas a «educar» a los usuarios sobre las normas y a establecer mecanismos de vigilancia que garanticen la transparencia de la información. En caso de incumplimiento, podrán suspender o cerrar cuentas que no cumplan los requisitos. De este modo, las compañías tecnológicas se convierten en una extensión del sistema de supervisión del Estado, asumiendo el papel de guardianes del discurso digital.

El primer robot amo de casa parece un muñeco y no sabe hacer nada solo

Neo tiene un rostro negro en el que no hay espacio para nada, ni los ojos, la boca, las cejas o la nariz. Mide 1,68 metros y pesa apenas 30 kilogramos, pero eso no impide que pueda levantar unos 70. Su cuerpo metálico está … cubierto por un traje de punto de un color beige claro que, a primera vista, le da la apariencia de un muñeco humano gigante. La verdad es que, para ser un robot, tiene pinta de ser bastante apañado y dicharachero; igual te dice los ingredientes que puede utilizar para cocinar un plato que te pasa el aspirador por el salón o te ordena los estantes. Camina bien, con paso firme. Si se lo propone hasta puede llegar a bailar; o al menos eso es lo que promete en su vídeo de presentación 1X, la empresa noruega, pero afincada en Silicon Valley, que está decidida a convertirlo en la primera máquina con forma humana en entrar en los hogares. Lo hará en 2026. ¿El precio? 20.000 dólares (17.300 euros aproximadamente), que también pueden ser 500 si se opta por el plan de alquiler mensual.
«El vídeo es alucinante. Parece un robot que te lo va a solucionar todo, pero en el fondo lo que hay ahí es más marketing que otra cosa. Estamos hablando de tecnología que todavía está en fase de investigación, no está lista para llegar a las casas», explica en conversación con ABC Alberto Sanfeliu, catedrático en la Universidad Politécnica de Cataluña y director del grupo de Robótica Móvil del Instituto de Robótica e Informática industrial (IRII), perteneciente al CSIC. Y la verdad es que razón no le falta, porque la máquina ni es tan autónoma como parece ni va a saber plancharle las camisas desde el primer día. Lo más probable es que se las queme o que tarde más de media hora en conseguirlo.

Según la propia empresa, en el momento en el que Neo entra en una casa, está preparado para realizar apenas tres funciones sin intervención humana: «Abrir puertas a los invitados, buscar objetos y apagar las luces por la noche», según explica 1X. Para todo lo demás habrá que esperar a futuras actualizaciones de software. Eso o solicitar la ayuda de un trabajador de la firma, que a través de un casco de realidad virtual y un mando tipo PlayStation es capaz de tomar el control del robot para que realice todas aquellas tareas que desconoce. Con tiempo, y entrenamiento, la máquina debería acabar dominándolas hasta el punto de terminar siendo capaz de hacerlas sola. O eso es lo que se promete. De lo que no hay duda es de que, al menos al principio, Neo le dará más trabajo a sus dueños del que les va a quitar, porque su funcionamiento recuerda más al de un muñeco o una marioneta que al de un dispositivo inteligente.

1X no es la única tecnológica que tiene intención de meter robots humanoides en el mundo real. En la carrera también están, entre otras, la estadounidense Figure AI o Tesla, de Elon Musk, que lleva cerca de un lustro trabajando en el desarrollo de su modelo Optimus. Algunos han encontrado trabajo en hospitales, fábricas o residencias de ancianos, pero siempre para cumplir funciones muy concretas en entornos muy definidos.

La 'app' favorita de Rosalía para hablar con sus amigos no es WhatsApp y funciona como un 'walkie-talkie'

Las tiendas de aplicaciones están saturadas de herramientas pensadas específicamente para que los usuarios se comuniquen. Y, aunque las opciones clásicas como WhatsApp, Telegram, Messenger o Signal dominan el mercado, hay alternativas que se alejan de lo convencional. Desde aplicaciones que permiten enviar mensajes sin … conexión a internet, como BitChat, hasta otras que se asemejan a un ‘walkie-talkie’, como Zello. De hecho, esta última es la favorita de Rosalía para mantener conversaciones con sus amigos, tal y como la artista confesó en una entrevista reciente con ‘GQ’.
La aplicación es gratuita y está disponible tanto en la App Store de los iPhone como en la Play Store de Android. Efectivamente, gracias a ella, el usuario es capaz de convertir su ‘smartphone’, tablet u ordenador en un ‘walkie-talkie’ digital a través del que comunicarte en tiempo real mediante mensajes de voz. Su funcionamiento es bastante sencillo: una vez que te registras con tu correo electrónico, puedes agregar contactos a través de su nombre de usuario o escaneando un código QR.

Para comunicarte, simplemente seleccionas un contacto y presionas un botón de micrófono para hablar. El mensaje de voz se transmite de inmediato al receptor, que lo escuchará aunque la pantalla de su dispositivo esté apagada o la aplicación esté en segundo plano, gracias al protocolo ‘push-to-talk’ (PTT). Esta es la característica clave que convierte a Zello en una alternativa moderna y en línea con los ‘walkie-talkies’ tradicionales.
Porque, a diferencia de WhatsApp, aquí no hace falta entrar en la aplicación para escuchar el audio de turno; este sonará directamente en el móvil sin en el mismo momento en el que lo recibe el usuario con el que te estás comunicando, incluso con la pantalla apagada. Por eso mismo suele ser una herramienta empleada fundamentalmente con fines laborales.