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TECNOLOGÍA

¿Es este el mando que necesitas para jugar en el móvil tan bien como en la consola?

Con los móviles cada vez más potentes y el ‘streaming’ jugar a videojuegos ambiciosos en el móvil cada vez es más común. Pero para que el móvil pueda convertirse de verdad en consola necesita un mando, por eso, durante las últimas semanas hemos estado probando … el Razer Kishi V3, el nuevo mando para móviles de la marca californiana, que se mueve en torno a los 110 euros de precio, acoplado a un POCO F7, uno de los teléfonos Android más potentes de su segmento.
A simple vista, el Kishi V3 parece más robusto que su predecesor, el V2. No solo por tamaño, sino también por la sensación de solidez en su estructura. El sistema de sujeción se siente más seguro que en modelos anteriores, aunque depende del tamaño del móvil, el mando acepta teléfonos de hasta 16 mm de grosor, incluso con funda. Nosotros lo hemos intentado probar también con un Samsung Galaxy Z Fold 7 abierto, y no ha servido por la altura a la que se encuentra el USB-C.

Razer ha intentado crear un mando profesional con el Kishi V3. Los ‘sticks’ TMR tienen una buena precisión, sin ‘drift’ ni zonas muertas perceptibles, y los botones mecha-táctiles ABXY ofrecen un ‘clic’ corto y rápido. En la parte trasera encontramos dos botones adicionales configurables y los nuevos ‘claw-grip bumpers’, diseñados para quienes usan agarre tipo garra, más común entre jugadores competitivos. En la práctica se traduce en buenas sensaciones y respuesta, como un mando tradicional de buena calidad.
Los gatillos con tecnología ‘Hall Effect’ responden de forma instantánea, sin la sensación de recorrido vacío que a veces encontramos en otros mandos móviles. Además, desde la aplicación Razer Nexus podemos ajustar la sensibilidad y el punto de activación, ideal para juegos competitivos.

La rocambolesca historia del videojuego soviético que se convirtió en el más vendido de la historia: «Era adictivo»

Es el 6 de junio de 1984. El ingeniero ruso Alexey Pajitnov acaba de terminar de desarrollar un divertido rompecabezas pensado para poner a prueba las pesadas computadoras Electronika 60. Su nombre era Tetris, y durante su desarrollo obliga a los usuarios a … colocar formas geométricas denominadas como tetrominós en una cuadrícula. De primeras puede parecer sencillo, pero qué va. A medida que avanza la partida, las formas caen desde la zona superior de la pantalla cada vez más rápido. Así que lo normal es que, más pronto que tarde, todo el panel acabe colapsado de piezas de distintas formas y haya que empezar la partida desde el principio.
Por entonces, en la Rusia encajonada al otro lado del telón de acero no había nada similar a lo que Pajitnov proponía. Sin embargo, el desarrollador no tenía duda de que el pequeño programa que había creado, y que terminó por llamarse Tetris, iba a convertirse en un éxito. «No me sorprendió nada, porque yo mismo no podía parar de jugarlo. Sabía perfectamente que era adictivo», explica el propio Pajitnov en conversación con ABC.

El creador de Tetris, que estuvo recientemente en el Museo OXO del Videojuego de Madrid tras ser galardonado con la primera edición del premio OXO Legends, reconoce que nunca esperó que su pequeña obra terminase convirtiéndose en «algo tan grande». Con unas 500 millones de unidades comercializadas, se convirtió en el videojuego más vendido de la historia. Y, ya de paso, en un fenómeno atemporal que sigue estando bien vigente y disponible para cualquier jugador en miles de versiones diferentes. Pura historia de la tecnología.
Efectivamente, antes de que Pajitnov crease el Tetris en la Unión Soviética la mayoría de la gente no tenía ni idea de lo que eran los videojuegos. «Yo no había probado ninguno en la vida. Lo más parecido que teníamos aquí eran unas máquinas electromecánicas con formas de papel en su interior y que estaban iluminadas. Por ejemplo, había una para hundir barcos. Cuando jugabas, presionabas algunos botones y se fingían los ataques», señala el desarrollador, que todavía recuerda echar alguna que otra partida a los 12 años .

Probamos el Motorola Edge 70: la delgadez extrema ya no exige sacrificios (o casi)

Hace apenas un mes, Motorola subió al escenario para presentar una promesa audaz: un teléfono que, casi casi, desafiaba las leyes vigentes en la industria de la telefonía móvil. Y es que el nuevo Motorola Edge 70 llegaba con la etiqueta de ser … el dispositivo más delgado de su categoría, con un perfil de apenas 5,99 milímetros.
Normalmente, cuando recibimos unidades tan finas para analizar, en ABC solemos ser bastante escépticos. Porque la historia nos enseña que la delgadez extrema se paga con una moneda muy cara: la autonomía y la temperatura. Sin embargo, tras dos semanas llevando el Motorola Edge 70 en el bolsillo (y a veces olvidando que estaba ahí debido a su peso pluma), hay que admitir que la marca ha logrado algo que ni los gigantes coreanos ni los de Cupertino han conseguido equilibrar del todo: un diseño ‘de pasarela’ con una resistencia ‘de trinchera’.

Lo cual no significa que estemos ante el móvil perfecto. No lo es, aunque no duelen prendas al decir que sí es una de las piezas de ingeniería más interesantes que han pasado por nuestras manos este año en cuanto a móviles de gama media-alta.

Un diseño impactante

Lo primero que llama la atención al sacar el Edge 70 de la caja es la sensación táctil que transmite. Estamos acostumbrados al cristal frío y resbaladizo, o al plástico que intenta imitarlo. Pero Motorola, en colaboración con Pantone, ha optado por un camino diferente. Así, la trasera tiene un acabado inspirado en el nailon, con una textura rugosa que no solo es increíblemente agradable al tacto, sino que soluciona de un plumazo el eterno problema de las huellas y, más importante aún, mejora exponencialmente el agarre.

Tus próximos AirPods podrían leerte la mente

Apple sigue trabajando en añadir nuevas funcionalidades a sus dispositivos del futuro. Recientemente, el medio especializado ‘9to5Mac’ se ha hecho eco de un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la empresa afincada en Cupertino que podría permitir que, en el futuro, los AirPods sean … capaces de detectar señales del cerebro del usuario. Aunque esta tecnología aún es experimental, la empresa estaría explorando la posibilidad de incorporar capacidades como el seguimiento del sueño.
La tecnología en cuestión se basa en una técnica llamada Ear‑EEG (electroencefalografía desde el canal auditivo), que permitiría a los AirPods captar señales eléctricas del cerebro. En este estudio, los investigadores crearon una herramienta basada en inteligencia artificial (IA) capaz de predecir, con una alta precisión, el momento exacto en que se producen ciertos segmentos de actividad cerebral. Lo destacable es que, para lograr esto, la IA logró interpretar datos sin procesar y sin etiquetar, lo que marca un avance significativo en la capacidad de los dispositivos para aprender patrones cerebrales de forma autónoma.

Aunque la posibilidad de que los AirPods puedan detectar señales cerebrales y ofrecer funciones como el monitoreo del sueño suena prometedora, es importante tener en cuenta que la implementación de esta tecnología plantea varios desafíos. Uno de los principales obstáculos es la precisión de las señales captadas mediante esta técnica. Ya que aquí se utilizan sensores en el oído en lugar de la cabeza, que es lo habitual, la calidad de la señal podría verse afectada por factores como el movimiento o el ruido externo. Esto podría limitar la capacidad de los dispositivos para captar datos cerebrales con suficiente fidelidad.
Además, el uso de señales cerebrales plantea importantes cuestiones éticas y de privacidad. El monitoreo constante de la actividad cerebral podría generar preocupaciones sobre el manejo y almacenamiento de datos tan sensibles. Apple, al igual que otras empresas en el sector, deberá asegurarse de que los usuarios comprendan cómo se recogen y utilizan estos datos, y ofrecer garantías sobre la seguridad y la protección de la información personal.

'House of Cards' en OpenAI

Los seguidores del escritor y dibujante estadounidense Dr. Seuss se sabrán de memoria las estrofas clave de su cuento infantil ‘Huevos verdes y jamón’.Sam-I-Am.los huevos verdes … y el jamón.
Para aquellos que nunca han tenido que leer un cuento antes de dormir, permítanme explicarles.

Una pequeña criatura indomable, Sam-I-Am (Juan Ramón, en la versión española), se pasa todo el libro ofreciendo huevos verdes con jamón —a primera vista, un plato poco apetecible— a una criatura más grande, escéptica y cada vez más irascible. Con cada página, la oferta se vuelve más elaborada. ¿Te gustaría comerlos en un barco? ¿Con una cabra? ¿Bajo la lluvia? ¿En un tren? Seguro que hay algún contexto en el que los huevos verdes pueden resultar apetecibles. Cuando Sam se sale con la suya, su desventurada víctima se encuentra en una escena caótica.
Si lo piensas bien, a menudo hay alguien llamado Sam que intenta venderte algo que inicialmente no quieres. En la década de 1920, según aprendí en el libro ‘1929: Inside the Greatest Crash in Wall Street History—and How It Shattered a Nation’, de Andrew Ross Sorkin, fue un artículo de Sam Crowther, titulado ‘Everybody Ought to Be Rich’ (‘Todo el mundo debería ser rico’), el que exhortó a las amas de casa a comprar acciones a crédito. Hace unos años, fue Sam Bankman-Fried con su criptobróker, FTX. En el apogeo de su fama, Bankman-Fried declaró: «Quiero que FTX sea un lugar donde puedas hacer lo que quieras con tu próximo dólar. Puedes comprar bitcoins… Puedes comprar un plátano». Y también podrías haber comprado huevos verdes y jamón, hasta que FTX reventó y Sam terminó en la cárcel.
Muchas de las aplicaciones de la inteligencia artificial (IA) generativa me recuerdan a los huevos verdes con jamón. Tomemos como ejemplo Sora 2.0 de OpenAI. Con unas pocas indicaciones, se pueden generar vídeos de porno ‘soft’ (suave) con elfos femeninos ligeros de ropa tipo manga. Esta es también una de las formas en que Elon Musk intenta vender Grok de xAI. Pero, ¿por qué querría ver esos vídeos, igual que no me apetece comer huevos verdes con jamón?

La burbuja en cinco etapas

La historia financiera puede ayudarnos aquí. Si no estás seguro de si existe una burbuja de IA, consulta el modelo de cinco etapas del historiador Charles Kindleberger:
1. Desplazamiento: algún cambio en las circunstancias económicas crea nuevas y rentables oportunidades para determinadas empresas.
2. Euforia o exceso de operaciones: se inicia un proceso de retroalimentación en el que el aumento de los beneficios esperados conduce a un rápido crecimiento de los precios de las acciones.
3. Manía o burbuja: la perspectiva de obtener ganancias fáciles atrae a inversores novatos y a estafadores deseosos de defraudarlos.
4. Angustia: los iniciados se dan cuenta de que las ganancias esperadas no pueden justificar el precio ahora exorbitante de las acciones y comienzan a obtener ganancias vendiendo.
5. Repulsión o descrédito: a medida que caen los precios de las acciones, los no iniciados se precipitan hacia la salida, lo que provoca el estallido total de la burbuja.
Actualmente nos encontramos en la fase 3.
Es imposible leer la primera parte de la obra de Sorkin de 1929 sin recordar nuestros propios tiempos. Olvidamos con demasiada facilidad que el auge bursátil de la década de 1920 se sustentaba en las acciones tecnológicas de la época, como Radio Corporation of America (RCA), por ejemplo, la empresa a la vanguardia del nuevo entretenimiento de masas en la radio, el vinilo y el celuloide.
Hoy en día, se nos ofrece algo aún más atractivo que la cornucopia de la era del jazz. Según un proyecto del economista Ezra Karger, cuyo objetivo es predecir el progreso de la IA, más del 18% de las horas de trabajo estadounidenses contarán con la asistencia de la IA en 2030. Diez años más tarde, la IA será tan importante para este siglo como lo fueron la electricidad o el automóvil para el anterior. De hecho, hay una probabilidad entre tres de que la IA vaya a situarse junto a la imprenta como una tecnología que «cambió el curso de la historia de la humanidad».
Incluso si la Inteligencia Artificial no llega a alcanzar ese nivel, Reuters informó la semana pasada de que el 97% de los oyentes no pueden distinguir entre las canciones generadas por IA y las compuestas por humanos. La canción que actualmente encabeza las listas de éxitos country, ‘Walk My Walk’» de Breaking Rust, fue generada por IA, según el periódico ‘Financial Times’.
La IA, o más bien la promesa de la IA, es ahora el principal motor tanto de la economía estadounidense como del mercado de valores. Entre una sexta y dos quintas partes del aumento del Producto Interior Bruto durante el último año se puede atribuir a las inversiones en equipos informáticos y de comunicaciones, incluidos chips, centros de datos, mejoras de la red eléctrica y software de IA.
El columnista del ‘Financial Times’ Ruchir Sharma estima que las empresas de IA representan el 80% de las ganancias de las acciones estadounidenses este año. El bloguero y economista Noah Smith señala que «más de una quinta parte de la capitalización bursátil total del S&P 500 corresponde ahora a solo tres empresas —Nvidia, Microsoft y Apple—, dos de las cuales son básicamente grandes apuestas por la IA». Las llamadas ‘Siete Magníficas’ (esas tres empresas más Alphabet, Amazon, Meta y Tesla) representan más de un tercio de la capitalización bursátil del S&P 500. Los gastos de capital trimestrales de estas empresas superan ahora los 110.000 millones de dólares, aproximadamente tres veces más que hace dos años. Casi dos quintas partes de ese total corresponden a compras por parte de otras empresas de unidades de procesamiento gráfico (GPU) de Nvidia.
La analogía habitual con la supuesta burbuja de la IA es la burbuja puntocom de principios de la década de 2000. El contraargumento habitual es que el valor de Nvidia es mucho menor en relación con los beneficios de la empresa que el de Cisco hace 25 años. A diferencia de la mayoría de los demás mercados bursátiles, el crecimiento de la capitalización de Wall Street refleja el aumento de los beneficios, no solo el aumento de las valoraciones.
Además, a finales de de la década de 1990, los gastos de capital, en gran parte destinados a cables de fibra óptica, superaron con creces la demanda de internet. No ocurre lo mismo con la demanda de GPU.
Nvidia no puede satisfacer la demanda impulsada por la IA de capacidad informática adicional. Tampoco puede hacerlo la red eléctrica estadounidense. El hecho de que las facturas de electricidad hayan subido un 7% este año es considerado por algunos comentaristas como una de las consecuencias no deseadas del auge de la inversión en IA.

«Hay una probabilidad de entre tres de que la IA vaya a situarse junto a la imprenta como una tecnología que cambió el curso de la historia de la humanidad»

A esto hay que añadir la gran velocidad de adopción de la IA. Cada semana se envían más de 18.000 millones de mensajes a ChatGPT. La tasa de adopción es mucho mayor que la de la World Wide Web en la década de 1990.
En resumen, la IA está cambiando la economía de la década de 2020 más rápidamente que internet cambió la economía de la década de 1990. Un artículo publicado en agosto muestra que, desde la adopción generalizada de la IA, los trabajadores de entre 22 y 25 años en las profesiones más expuestas a la IA (como los servicios jurídicos) «han experimentado un descenso relativo del 13% en el empleo, incluso después de controlar las perturbaciones a nivel de empresa». Si hablas con cualquier persona del sector de la banca de inversión, te dirá que se están recortando sus programas de contratación de analistas principiantes.

El ferrocarril del siglo XIX

Por todas estas razones, los ferrocarriles del siglo XIX pueden ser una mejor analogía con la IA que las telecomunicaciones de la década de 1990. Si pensamos en los gastos de capital actuales en centros de datos como los gastos de capital en ferrocarriles hace 150 años. Y ahí está el problema. Dos cosas pueden ser ciertas al mismo tiempo: a) los centros de datos que alimentan la IA podrían ser una inversión tan rentable económicamente como los ferrocarriles, y b) aún podríamos experimentar al menos una caída de la bolsa en el camino hacia su adopción generalizada.
Entre 1873 y 1893, los inversores en ferrocarriles se dieron cuenta de que el rendimiento de sus gastos de capital no sería tan rápido como habían previsto anteriormente. Si los inversores en IA se dan cuenta de lo mismo, o de que los rendimientos no se acumularán en las empresas que realizan todas las inversiones de gran envergadura, es probable que se produzca una caída. Además, la historia nos dice que el impacto económico será proporcionalmente mayor en función de la cantidad de gastos de capital que se financien con deuda, en contraposición al capital social o al flujo de caja procedente de otras fuentes.
Las empresas más grandes —Microsoft, Amazon, Meta y Alphabet— pueden financiar la mayor parte de sus gastos de capital con su flujo de caja. Y es probable que sigan invirtiendo en Nvidia, siempre y cuando el diseño de chips y el software de Jensen Huang sigan siendo de vanguardia. Pero OpenAI es otra cuestión.
Según el periódico ‘The Wall Street Journal’, Sam Altman «recientemente dijo a los empleados que OpenAI quería construir 250 gigavatios de nueva capacidad informática para 2033… Un plan que costaría más de 10 billones de dólares según los estándares actuales». Eso equivaldría a un tercio del consumo máximo actual de energía en Estados Unidos.
Sin embargo, OpenAI no tiene ni diez años. Su producto estrella, ChatGPT, solo tiene tres años, y su tasa de consumo (la cantidad de dinero que pierde cada trimestre) puede ser la más alta de la historia. ¿Cómo propone Altman pagar los 250 gigavatios de nueva capacidad informática? La respuesta es solo en parte mediante préstamos bancarios (4.000 millones de dólares hasta la fecha). Pero el resto implica una deuda de otro tipo, de casi todos los demás participantes en el juego de la IA.
Altman ha firmado un contrato de nube por valor de 22.400 millones de dólares con CoreWeave. Ha firmado un acuerdo por valor de 38.000 millones de dólares con Amazon Web Services. Ha acordado comprar los chips personalizados y los equipos de red de Broadcom. El único inconveniente es que «OpenAI no está en condiciones de asumir ninguno de estos compromisos», como declaró un analista al ‘Financial Times’ el mes pasado. ¿Por qué? Porque, aunque Altman afirma que los ingresos anualizados de la empresa son «muy superiores» a los 13.000 millones de dólares, pero sus pérdidas en el último trimestre ascendieron a 12.000 millones. La afirmación de la empresa de que los ingresos crecerán hasta los 100.000 millones de dólares en 2028 parece poco plausible. Sin duda, sería algo sin precedentes.

peradores trabajando en Wall Street, en Nueva York. Octubre de 1929 marcó el comienzo del desplome bursátil de 1929 y de una tormenta financiera universal tras una década de excesos, que se compara con la crisis a la que puede derivar la burbuja de IA

afp

Parte de la financiación de OpenAI proviene de Microsoft, con quien tiene un acuerdo de reparto de ingresos. También hay acuerdos con Google y Nvidia. Quizás la parte más importante proviene de Oracle, de Larry Ellison, una de las partes del Proyecto Stargate, una empresa conjunta anunciada en enero para invertir 500.000 millones de dólares en infraestructura de IA para OpenAI. Otros participantes son SoftBank y la empresa de inversión MGX.
Estos acuerdos son complejos. El suscrito entre Nvidia y OpenAI, por ejemplo, implica un compromiso por parte de Nvidia de alquilar hasta cinco millones de sus chips a OpenAI. A cambio, Nvidia invertirá hasta 100.000 millones de dólares en OpenAI a lo largo del tiempo para ayudar a la empresa a pagar los chips. De este modo, Nvidia actúa tanto como inversor como proveedor de OpenAI.

Duros competidores
Gemini, de Google, está ganando terreno rápidamente en el mercado de la IA generativa. Y Anthropic supera a OpenAI en IA empresarial

Del mismo modo, OpenAI podría tener que pagar más de 20.000 millones de dólares a CoreWeave, pero también es propietaria de parte de CoreWeave, «tras haber realizado una inversión de capital de 350 millones de dólares en la empresa antes de su oferta pública inicial».
Otros acuerdos implican una financiación circular similar. El término de ‘Wall Street’ para definir esto es ‘roundabouting’. También viene a la mente la expresión ‘castillo de naipes’, ya que es evidente que cualquier cosa que provocara una corrección significativa del mercado de valores plantearía graves problemas para la estabilidad de esta estructura.

China entra en la ecuación

¿Qué podría llevar a los inversores a revisar a la baja sus expectativas sobre el dinero que se puede ganar con la IA generativa?
Se me ocurren cuatro buenas razones para la decepción:
1. La constatación de que ChatGPT es más una mejora de la búsqueda en Google que un milagro que aumenta la productividad. La mayor parte del uso de ChatGPT corresponde a personas que buscan orientación práctica, información o ayuda técnica. Por el contrario, según un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT), el 95% de las organizaciones no obtienen ningún rendimiento de sus inversiones en IA. Esto se debe a que los empleados la utilizan para generar lo que la Harvard Business Review ha denominado ‘workslop’, es decir, verborrea generada por IA.

72,3%
es la cuota actual de OpenAI en el mercado de la IA generativa.

2. OpenAI tiene una dura competencia. Hace un año, su cuota en el mercado de la IA generativa era del 86,6%. Hoy en día es del 72,3%. Gemini, de Google, está ganando terreno rápidamente. Y Anthropic está superando a OpenAI en lo que respecta a la IA empresarial.
3. Todos los actores estadounidenses del sector de la IA se enfrentan a la competencia de los modelos de código abierto de China, que han superado rápidamente a sus homólogos estadounidenses en cuanto a adopción mundial. Cada vez más empresas estadounidenses, como Airbnb, están utilizando discretamente los modelos chinos porque son baratos. Cuando Huang afirma al ‘Financial Times’ que «China va a ganar la carrera de la IA», parece una mala noticia para Sam-I-Am.
4. Si las GPU sirven implícitamente como garantía para la deuda de la IA, eso también es un posible quebradero de cabeza. A diferencia de los ferrocarriles, las GPU son activos de corta duración con una vida útil de quizás cinco años. ¿O son ocho? ¿O dos? Nadie lo sabe.
Como dije, una leve decepción puede provocar una caída incluso cuando la tecnología es impresionante, o incluso si la inversión finalmente vale la pena para la sociedad en su conjunto. Eso fue un escaso consuelo para aquellos que perdieron hasta la camisa en valores ferroviarios en 1873 y 1893. Hasta qué punto una venta masiva de acciones hoy en día causaría una conmoción más amplia, incluso una recesión, depende del alcance del contagio financiero.

El papel de Oracle

Entra en escena Oracle, que tiene alrededor de 96.000 millones de dólares de deuda a largo plazo, frente a los 75.000 millones de hace un año, con un total potencial de 290.000 millones para 2028, según Morgan Stanley. El ratio deuda-capital de Oracle se ha disparado hasta el 500%, frente al 50% de Amazon y el 30% de Microsoft. El precio de los ‘swaps de incumplimiento crediticio’ de Oracle (un derivado que se compra para protegerse contra el incumplimiento de una empresa en el pago de sus deudas) se ha duplicado desde septiembre.
Todo va bien, muy bien, en las condiciones financieras actuales, que son tan favorables como lo han sido en los últimos tres años. Pero hay que preguntarse: ¿están volviendo los años veinte para reclamar su historia financiera?
Sin duda, cuando leo en ‘The Wall Street Journal’ que «el destino de las mayores empresas de semiconductores y nube del mundo —y de amplios sectores de la economía estadounidense— [está ligado] a OpenAI, lo que la convierte en esencia en demasiado grande para quebrar», solo tengo una respuesta:
No me gustan,
Sam-I-Am.
No me gustan
los huevos verdes con jamón.

Esta es la razón por la que cada vez menos gente lee lo que publicas en internet

Desde hace cerca de dos décadas, Google ha estado actuando como albacea preferente de toda la información que, segundo tras segundo, se vuelca en la red. Actualmente, el buscador propiedad de Alphabet controla más del 90% del tráfico de internet; por eso, cuando … en las oficinas de la compañía se decide hacer cambios en las herramientas que deciden que hipervínculos azules se destacan y cuáles acaban relegados, todos los negocios que de la red para ganarse el pan tiemblan. Y con razón. Más todavía en los tiempos que corren, en los que la inteligencia artificial generativa ha comenzado a dinamitar las reglas del juego.
Seguro que ya te has dado cuenta, pero desde hace unos meses, cuando realizas una búsqueda, es bastante habitual que te encuentres como primer resultado con una respuesta creada con IA generativa de Gemini, que es el ChatGPT de Google. Esta función recibe el nombre de AI Overview, y está provocando que los sitios web pierdan cerca de un tercio del tráfico que tenían anteriormente. Y los medios de comunicación se encuentran entre los más afectados. Un informe de Similarweb publicado el pasado verano muestra que el porcentaje de búsquedas informativas en la web que no generan clics en sitios de noticias aumentó del 56% al 69% entre mayo de 2024 y mayo de 2025, precisamente, coincidiendo con el lanzamiento oficial de esta novedad.

El Modo IA

«En España la funcionalidad entró la pasada primavera, el impacto cuando más se ha notado ha sido el pasado verano. No todas las webs están tan impactadas, pero hay algunas que han llegado a perder hasta el 40% del tráfico que tenían anteriormente», explica a ABC Juan González Villa, consultor SEO y director de la empresa USEO. El experto apunta que hasta la fecha esta modificación basada en IA ha sido la que más ha afectado al tráfico web. Bastante más, aparentemente, de lo que lo había hecho ChatGPT desde su aparición en la red en 2022: «Aún la gente no lo está usando tanto como buscador. Crece de forma constante, pero lo hace desde cero, por lo que es normal».
Probablemente, la búsqueda en Google también se terminará viendo afectada por la inclusión del Modo IA, una suerte de ChatGPT que ahora está al alcance de cualquiera simplemente pulsando en un botón en el buscador. El consultor SEO Brodie Clark desveló hace escasos días que Google está probando la aparición de publicidad en sus servicios de IA, algo que la propia empresa ha reconocido. Y los cambios no se van a quedar ahí.

OpenAI culpa a un adolescente que se suicidó después de ser alentado por ChatGPT de haber hecho un «mal uso» de la IA

OpenAI ha dado la cara ante una de las cuantiosas demandas que ha recibido en los últimos meses debido a los problemas que, presuntamente, ChatGPT está causando en la salud mental de los usuarios. La empresa ha negado su responsabilidad en la muerte … del adolescente Adam Raine, un joven de 16 años de California que se quitó la vida después de mantener durante meses una conversación con la máquina de IA generativa en la que esta le habría incitado a suicidarse.
«En la medida en que se pueda atribuir cualquier ‘causa’ a este trágico evento», argumentó OpenAI en una presentación judicial realizada el martes ante el Tribunal Superior de California en San Francisco, y que ha sido recogida por ‘NBC News’. La empresa destaca que «las supuestas lesiones y daños de los demandantes fueron causados o contribuidos, directa y próximamente, en su totalidad o en parte, por el mal uso, el uso no autorizado, el uso no intencionado, el uso imprevisible y/o el uso indebido de ChatGPT por parte de Adam Raine».

OpenAI, además, señala que Raine pudo incumplir varias de sus normas de uso. La empresa señala que los menores de edad no pueden usar ChatGPT sin el consentimiento de sus padres o tutores. Tampoco está permitido emplear el servicio con la finalidad de autolesionarse o evadir las medidas de protección y seguridad del chatbot. Asimismo destaca que en el apartado de ‘Limitación de responsabilidad’ en sus términos de uso se avisa a los usuarios de que el empleo de ChatGPT es «bajo su propia responsabilidad y que no confiarán en los resultados como única fuente de verdad».
La empresa también ha realizado un comunicado en su blog oficial. Tras expresar su «más sentido pésame» a la familia Raine, expresa que «cree que es importante que el tribunal tenga una visión completa para poder evaluar plenamente las alegaciones presentadas»: Nuestra respuesta a estas acusaciones incluye datos complejos sobre la salud mental y las circunstancias de vida de Adam.