En un segundo día frente a la JEP, el general (r) Mario Montoya continuó su presentación frente a los hechos ocurridos entre 2006 y 2008, las muertes sistemáticas de millones de civiles a manos de miembros del Ejército y presentados como bajas guerrilleras.
Aunque la audiencia se llevó a cabo a puerta cerrada, los 41 representantes de las víctimas de los falsos positivos aseguraron que se trató de una pérdida de tiempo pues las respuestas entregadas por Montoya no refleja la realidad de lo ocurrido y deja en vilo la investigación.
En una de sus respuestas más contundentes, afirmó que si bien el estaba exigiendo resultados operacionales «nadie puede decir que general Montoya mandó a matar ni que me enteré que habían matado”.
Además, los participantes se mostraron ofendidos frente a algunas respuestas dadas por Montoya. Por ejemplo, cuando la magistrada encargada del cuestionario lo interrogó sobre el cómo podrían evitarse a futuro los falsos positivos, el general en retiro respondió asegurando que los jóvenes que se enlistaban en el Ejército eran de bajos recursos, con poca escolaridad y sin «educación» y por eso es que cometían este tipo de actos.
«Me duele decirlo, pero los muchachos que van al Ejército son los de abajo, los de estrato uno, no van los de estratos 2,3 y 4 -dijo-. Nos toca enseñarles cómo se utiliza el baño, cómo se utilizan los cubiertos, entonces no es fácil doctora, por más que usted enseñe, instruya (…) Para que eso no se repita, se debe mejorar la calidad humana, que el servicio sea obligatorio, para todos”, afirmó
Luego de esta sesión, la JEP deberá contrastar la versión dada por Montoya con toda la información que se tiene del caso para decidir si se activa el procedimiento adversarial y enviar a Montoya Uribe a la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) o de excluirlo de la Jurisdicción Especial para la Paz.
¿Qué enreda a Montoya con los falsos positivos?
En 2006, el general Mario Montoya era el comandante del Ejército. Por esa época, el conflicto se había recrudecido en todo el territorio nacional y la exigencia de resultados era cada vez más fuerte.
Para este momento, la orden que enviaba Montoya a los comandantes de cada batallón consistía en un documento de 28 puntos en los que damandaba resultados constantes y citaba «las bajas no son lo más importante, son lo único».
Tomando este documento al pie de la letra, presuntamente un total de 22 comandantes de batallones del país ordenaron a sus subalternos secuestrar civiles y llevarlos a zonas rurales para luego asesinarlos y pasarlos como víctimas.
Hoy en día se sabe que habrían ocurrido por lo menos 2.500 asesinatos de civiles de manera extrajudicial, entre febrero de 2006 y noviembre de 2008.
Además, por estos casos también se han condenado a dos tenientes del Ejército y están siendo investigado más de 300.
En estos casos, el general Montoya es nombrado con frecuencia porque era bajo sus ordenes que se llevaron a cabo estos casos.