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Así avanza la cuarta revolución industrial en la educación superior

¿Remplazará la educación virtual a la presencial? ¿Qué pasará en un futuro con el auge que ha tenido la tecnología donde la información está al alcance de todos? Son preguntas recurrentes, porque la cuarta revolución industrial ha llegado trayendo consigo un cambio en todos los aspectos de la comunicación, hasta de la formación académica.

Por: Redacción

21 de septiembre de 2017

Las universidades en Colombia han identificado la necesidad de crear programas a distancia. Actualmente, hay 13.476 programas de educación superior en el país de los cuales 659 son de formación virtual, según reportes del Sistema Nacional de Educación Superior. Aunque esta cifra representa solo el 5% del total de la oferta académica del país, las instituciones siguen migrando a esta modalidad con dos objetivos: complementar la educación presencial que existe y darle lugar al papel que está cumpliendo la tecnología para certificar a distancia.

“Las universidades colombianas están reflexionando muchísimo, están diversificando su oferta, para no quedarse en los mismos territorios. La modalidad virtual ayuda a expandirnos y llegar a públicos que no necesariamente es extranjero, pero sí genera mayor cobertura en Colombia donde el acceso es más complejo”, agrega Gloria Figueroa, directora de la Universidad Virtual en la Pontifica Bolivariana.

La educación virtual facilita la vida de todos. Ahora las certificaciones son más rápidas, una persona puede especializarse en cualquier programa desde su casa u oficina, y son más los profesionales que acceden a esta metodología para mejorar su perfil y capacitarse en nuevas áreas.

Hoy, hay más familiaridad con los programas virtuales, más demanda y más conciencia en este tipo de formación. Manuel Esteban Acevedo, decano de la Escuela de Administración en la Universidad EAFIT asegura que el hecho de que se reconozcan las habilidades que a través de estos programas se desarrollan le da valor a la metodología.

“Se reconocen habilidades como la disciplina del autoestudio, la capacidad de comunicarse de manera escrita siendo más efectivo, buscar soluciones novedosas de forma independiente que en muchas ocasiones en los programas presenciales no se desarrollaban con la misma intensidad”, dice.

A confrontar los retos

Si bien, las nuevas generaciones tienden a desarrollar capacidades innatas de encontrar y estudiar materiales de su gusto, el rol del docente empieza a cambiar de manera drástica para ser un guía en el proceso. Aunque esto genera ventajas como ir al ritmo de aprendizaje de cada estudiante, el reto está en que el docente, vaya en línea con el uso de las herramientas.

La tecnología tiene la propiedad de potenciar los procesos pedagógicos cuando es implementada adecuadamente. “También presenta retos pues, la atención estudiantil se ve tentada ahora por muchas fuentes de información y por tanto adquiere cada vez más importancia la didáctica adecuada a estos nuevos tiempos”, dice Jaime Reinoso, director del Centro de Servicios Informáticos de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali.

Desde el docente, el estudiante, el programa, la metodología, todo se convierte en retos, los cuales, deben confrontarse, para superarlos y sacar el mayor provecho de las facilidades que esta metodología da.

Varias tendencias tecnológicas vienen con el potencial de facilitar y potenciar los procesos de aprendizaje estudiantil como son la inteligencia artificial, que permitirá ajustar cada proceso a las características propias del estudiante, o la realidad aumentada y virtual, que le permitirá acceder a espacios de aprendizaje bastantes similares a los de la realidad desde cualquier lugar.

“Incluso, hay algunos avances en neuropsicología potenciados tecnológicamente, que permiten tener evidencia científica de los procesos de aprendizaje de cada estudiante al estudiar sus cambios en las estructuras cerebrales. Por supuesto, esto también trae consigo todo un conjunto de retos sobre la intimidad y la seguridad de la información que deberán ser resueltos en su momento”, dice Jaime Reinoso de la Javeriana.

Entre otro de los retos, además de los avances que vienen y de la evolución en los roles, la competencia que se tiene con los programas internacionales, que ya son un hecho en el país, es a lo que se deben enfrentar las universidades, pero esto amplía el abanico de opciones para los estudiantes.

“Realmente hay una oferta muy alta a nivel internacional y es una oferta que está entrando al país, hay muchos estudiantes virtuales con universidades especialmente argentinas y españolas, también mexicanas que están ofertando a muy buenos precios y con programas de titulaciones de maestrías y doctorados, entonces en comparación, Colombia debe tener una buena reflexión porque hay que competir a nivel de precios y de oferta”, Gloria Figueroa, directora de la Universidad Virtual en la Pontifica Bolivariana.

Las proyecciones

En cuanto a si la educación virtual reemplazará a la presencial, es algo por discutirse. La mayoría de los expertos asegura que siempre tendrá un papel complementario, porque la interacción es necesaria para el desarrollo de habilidades. Y hasta el momento, ha funcionado de esa manera. Muchas universidades tienen tres tipos de modalidades: presencial, semi-presencial y virtual, esto con el fin de contar con una mayor posibilidad de enseñanza.

“Yo creo que al final estas dos modalidades tendrán su espacio, la virtual no va a absorber a las presencial sino que seremos conscientes que cada una desarrolla habilidades y procesos diferentes”, asegura Manuel Acevedo, de la Universidad EAFIT.

Aunque el avance ha sido evidente y Colombia sigue en el proceso de adaptación, llevando poco a poco la tecnología a todos los rincones, y facilitando el acceso a la educación tanto presencial como virtual a la mayoría de personas, en lo que todavía hay camino por recorrer, quizá no sea tan pronto el impacto de esta revolución, sin embargo, lo que se ha logrado es importante.