Con más de 550 millones de dosis contra el Covid-19 administradas en 100 países hasta el 29 de marzo, el mundo tiene el reto de acelerar el proceso de vacunación para reactivar la economía de forma segura, ya que dicha cifra equivale a que solo han sido vacunados 7 de cada 100 habitantes del mundo,
Con el 34% de su población inmunizada con una primera dosis, Chile es el país latinoamericano que más ha avanzado en el proceso, seguido -aunque de lejos- Argentina con el 6,7% y Brasil con el 6,5%, según Our World in Data.
Colombia, con el 3,1% de su población vacunada, tiene el reto de acelerar el proceso para cumplir con la meta de inmunizar -al menos con la primera dosis- 3 millones de personas al 17 de abril.
Hoy, para la mayoría de los líderes mundiales, una de las principales preocupaciones es la velocidad y asertividad del proceso de distribución de vacunas.
Para Javier Alexander Rengifo, Gerente Senior de Customer Advisory de SAS para Colombia y Ecuador, el uso de datos, analítica e inteligencia artificial han sido vital para la toma de decisiones durante la pandemia y lo serán en esta nueva fase.
“Con analítica e inteligencia artificial, por ejemplo, se logró hacer la trazabilidad de los contagios, gestionar riesgos epidemiológicos y conseguir acelerar el desarrollo de las vacunas. Ahora, serán muy importantes para el éxito del proceso de distribución de las vacunas cuando aumenta el número de la población que se incluye en las siguientes etapas del plan del Ministerio de Salud”, agregó Rengifo.
¿Pero cómo la Inteligencia Artificial ayudará a la distribución de las vacunas? A continuación, tres aplicaciones concretas:
1- Planificación y medición en el seguimiento de la distribución
Los modelos de priorización de las personas que deben ser vacunas tienen un componente altamente analítico, ya que están basados en las bases de datos poblacionales que manejan los gobiernos en cada país.
“Con el uso de técnicas estadísticas y de investigación de operaciones (Optimización matemática) se logrará medir el impacto de la vacunación sobre los diferentes segmentos de población en varios momentos de tiempo”, explicó.
2- Aplanar la curva de contagios y hacer la trazabilidad de la aplicación de las vacunas
La meta inmediata de los gobiernos ha sido aplanar la curva de contagio y luego iniciar la vacunación, primero, con los trabajadores de atención médica de primera línea. Ahora es momento de una distribución masiva.
Aquí es donde la analítica avanzada toma más relevancia y brinda datos para tomar decisiones a preguntas como: ¿Cuánta gente joven tiene un país con morbilidades? ¿Cuántas dosis se disponen por región?
“Mejorar la distribución de las vacunas con la inteligencia que arrojan los datos generará mayor efectividad en el proceso”.
3- Analizar efectividad de las vacunas administradas y proyectar escenarios futuros
De acuerdo con un análisis de The Economist Intelligence Unit habrá países con limitados recursos que recién en el 2023 podrán terminar su proceso de vacunación contra el COVID-19.
Así que el mundo ya se prepara para vislumbrar lo que pasará después. Ejemplo de ello es Israel, que avanza con su ‘pasaporte de vacunación’. Una medida que consiste en asegurar el monitoreo de vacunados mediante la exigencia de un certificado de vacunación, para permitir ingresar a personas a determinados lugares públicos.
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