Publicado: enero 31, 2021, 11:15 am
Por Martha Gómez *
Los economistas estadounidenses, Paul Milgrom y Robert Wilson, fueron galardonados en octubre del año pasado con el premio Nobel de Economía porque “han mejorado la teoría de las subastas e inventado nuevos formatos de subastas, beneficiando a los vendedores, compradores y contribuyentes de todo el mundo”, según el comunicado de la Real Academia Sueca de Ciencias.
Se trata de una noticia que emociona muchísimo a todos los que de una u otra manera estamos relacionados con el mundo de las subastas y la importancia de esta metodología, ya que antes no había escuchado ningún reconocimiento importante al modelo y su influencia en los 20 años que he dedicado a realizar subastas electrónicas.
Cuando entré al mundo de las subastas, la conexión de Internet en Colombia era únicamente por cable telefónico, con muchos desafíos, y con este reconocimiento que recibieron Paul Milgrom y Robert Wilson, definitivamente se le da relevancia a un negocio que cada vez toma más fuerza y donde son evidentes los beneficios, como un medio efectivo de ventas.
En mi experiencia, el temor más común que he escuchado de los participantes en las subastas es enfrentar ‘La maldición del ganador’, es decir, que para ganar una subasta tendrán que ofertar un valor superior al valor real del bien que se adjudica y por ende terminarán perdiendo dinero. Irónicamente el miedo de los vendedores en subasta, es que los oferentes estén esperando ganar en un precio de oportunidad por debajo del valor del mercado, y así, pierdan dinero.
Nada más alejado de la realidad que estos miedos de compradores y vendedores; así lo ponen sobre la mesa Paul Milgrom y Robert Wilson, al profundizar en cómo afectan estos temores el resultado de una subasta y demostrar que priman también valores privados que varían entre un oferente y otro (yo los llamaría ‘intereses particulares’), como la información que tienen de la subasta, la información que creen saber de los demás oferentes, la necesidad propia de adquisición, el destino que le darán a la adjudicación, entre muchos otros.
A lo largo de estos años realizando subastas de activos de las más grandes empresas, ha sido difícil predecir el precio de cierre de una subasta cuando juegan tantos factores como los que mencionaba anteriormente; lo que sí es seguro es que siempre ganan ambas partes, comprador y vendedor. La mejor prueba de ello es que quiénes participan en este tipo de subastas de venta, ya sea en rol de comprador, oferente o vendedor, se quedan en el negocio, porque descubren que es uno de los mejores caminos para recuperar liquidez (en el caso del vendedor) y de adquirir vehículos, maquinaria, chatarra o cualquier activo, en precios de oportunidad.
Así que si aún no han explorado participar en este tipo de subastas electrónicas, ¡Anímense! La nueva virtualidad nos lleva cada vez más a hacer y buscar nuevos negocios por Internet; eso sí hágalo siempre con empresas de trayectoria seria y certificadas que le brinden seguridad y muy fácilmente encontrará oportunidades de bienes en subasta de lo que usted o su negocio necesitan.
* Gerente de Subastas y Comercio
