Karina Milei , 'el jefe' del presidente de Argentina
Fue en una tarde cualquiera de la infancia de Javier Milei cuando el niño, que asegura haber sufrido acoso escolar y que definió todo ese período como de una inmensa soledad, llegó a la casa familiar en Villa Devoto, un barrio de clase media … de Buenos Aires. Con hambre, entró en la cocina a buscar algo que picar. De repente, su padre, Norberto Horacio Milei, vio al niño asaltando la nevera y, quién sabe por qué, se enfureció. Lo que siguió, según amigos del actual presidente en declaraciones al biógrafo Juan Luis González, fue una verdadera paliza.
Entonces, desde la habitación contigua, llegó el grito de Karina Milei, y su entrada en escena contuvo la agresión. Desde entonces, según ha declarado el propio presidente, Karina no solo se convirtió en su protectora, sino en la persona en quien más confía en la vida. Años después, ambos empezaron a soñar con la idea de que Javier fuera presidente de Argentina y que Karina sería ‘el jefe’, así, en masculino, como él la llama hasta hoy.
Karina nació en Buenos Aires en 1973, dos años y medio después que Javier. Estudió Publicidad, se licenció en Relaciones Públicas e hizo un posgrado en ceremonial y protocolo. Durante más de quince años trabajó como secretaria administrativa, intentó emprender como propietaria de un taller de neumáticos, después se dedicó a la repostería y, en paralelo, exploró intereses como el tarot, las constelaciones familiares y la comunicación con animales.
Su vida discreta empezó a cambiar cuando Javier comenzó a aparecer en televisión con sus diatribas contra ‘la casta’. Karina, de pocas palabras en público, asumió la gestión de su agenda, negociaba sus participaciones en actos y se quedaba con el 10% de todo lo que él ganaba. De un lado, Javier parecía indiferente al dinero; del otro, Karina aprendió a monetizar la fama de su hermano. A partir de entonces se volvió inseparable de él: gestionaba sus finanzas, organizaba reuniones y conferencias, administraba contratos, cuidaba de los perros e incluso supervisaba la comida del futuro presidente.
Milei repitió en varias ocasiones que solo confiaba en Karina y en sus perros. González recuerda que ella es, al mismo tiempo, hermana menor y madre/padre sustituta, ya que Javier pasó muchos años sin hablar con ambos progenitores. En palabras del biógrafo, Karina «tiene el monopolio emocional de Milei». En palabras del propio Milei, en un programa de televisión: «solo dos ‘personas’ no me traicionaron en la vida, Karina y Conan». Conan fue su perro y gran compañero hasta su muerte en 2017.
La muerte de Conan
Ese año supuso una transformación para Milei. Tras perder a su mascota, entró en una profunda depresión, y Karina fue quien cuidó de él. Lo acompañó en el insólito proceso de clonación del animal, que dio lugar a cinco nuevos cachorros. También fue ella quien organizó sesiones con una médium, Cecilia Melamed, para que el presidente pudiera, según creía, comunicarse con el animal muerto.
Cuando Javier Milei asumió la Presidencia en 2023, una de sus primeras medidas fue firmar un decreto que anuló una ley que prohibía a los mandatarios nombrar a familiares directos. El objetivo era designar a su hermana como secretaria general de la Presidencia. Desde entonces, Karina se consolidó como la persona más importante del Gobierno. No por su cargo formal, sino porque decide quién entra y quién sale, quién habla con el presidente y quién no se le acerca.
En líneas generales, Milei se ocupa básicamente de la economía, pero todo lo que tiene que ver con la articulación política, el contacto con ministros, los puentes con el Legislativo y el Judicial, lo maneja Karina. Sin estructura partidaria, Milei confió en su hermana para construir La Libertad Avanza como fuerza nacional. Karina se apoyó en nombres de peso: el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y su primo Lule Menem, subsecretario de Gestión Institucional; además de operadores locales que en varias provincias montaron redes con prácticas heredadas de la vieja política.
Milei se ocupa básicamente de la economía, pero todo lo que tiene que ver con la articulación política, el contacto con ministros, los puentes con el Legislativo y el Judicial, lo maneja Karina
Reuters
Ese pragmatismo convirtió a Karina en arquitecta de alianzas y guardiana de las banderas de su hermano. Mientras Javier se concentra en los discursos y en el carisma del personaje ‘outsider’, ella gobierna entre bambalinas. En los pasillos de la Casa Rosada se repite con frecuencia que es temida por los ministros, respetada por los diputados y buscada por los gobernadores, que entienden que el camino hacia el presidente pasa por ella. Pero esa centralidad, que parecía blindarla, empezó a convertirse en un problema. Su nombre aparece en investigaciones sobre supuestos pagos irregulares en organismos como la ANDIS, además de denuncias antiguas sobre la venta de candidaturas e intermediación de favores. Karina, a la que sus detractores llaman ‘cajera sin escrúpulos’, se ha convertido al mismo tiempo en la fortaleza y en el punto más vulnerable del Gobierno libertario.
El escándalo de ANDIS no fue la primera vez que Karina apareció vinculada a acusaciones. En 2023, seguidores del propio Milei denunciaron la supuesta venta de candidaturas bajo la sigla de LLA. Más tarde, mensajes revelaron que uno de los responsables de la criptomoneda $Libra se jactaba de poder lograr «que Milei tuitee, se reúna y promocione» a cambio de dinero enviado a su hermana. Milei atribuye las denuncias a una operación kirchnerista.
Los analistas coinciden en que el presidente no puede –y quizá tampoco quiera– apartar a su hermana del Gobierno. Esa dependencia emocional, que hasta ahora ha dado cohesión al Gobierno, puede convertirse en su talón de Aquiles en las votaciones que se aproximan.