Alemania cumplirá seis años antes de lo previsto el gasto en defensa exigido por la OTAN
Una de las características de la identidad nacional alemana es el ahorro. El crédito sigue teniendo una connotación negativa y una primera contribución al plan de pensiones es un recurrente regalo de los abuelos a los nietos que cumplen la mayoría de edad. El Gobierno … de Friedrich Merz ha contribuido con decisión a derribar ese hito cultural, al levantar el freno a la deuda anclado en la ley Fundamental, y presenta sus primeros presupuestos con posibilidades de deuda ilimitada para el gasto en defensa.
Sólo en defensa y defensa civil, los presupuestos generales alemanes ascienden a casi 170.000 millones de euros hasta 2029. Esto significa que Alemania alcanzará el objetivo de la OTAN del 3,5% seis años antes de lo previsto por la Alianza.
Con estos presupuestos generales, Alemania da un giro de 180 grados en su política fiscal. El ministro federal de finanzas, el socialdemócrata Lars Klingbeil, prevé una nueva deuda récord de 846.900 millones de euros para este periodo legislativo. El endeudamiento neto sin precedentes permitirá, según la justificación del Gobierno federal, modernizar la infraestructura, volver a encarrilar la economía alemana para el crecimiento después de años de crisis permanente y garantizar la seguridad de Alemania.
Los partidos que forman la coalición liderada por Merz, la Unión Cristianodemócrata (CDU) y el Partido Socialdemócrata (SPD), ya habían marcado el rumbo de este cambio de paradigma en sus conversaciones de negociación. Además de la deuda ilimitada para defensa, acordaron la creación de un fondo especial de infraestructuras de 500.000 millones de euros a doce años, que no contabiliza como deuda en los presupuestos generales.
En su discurso de presentación y para justificar las cifras, Klingbeil prometió mejoras notables en ferrocarriles, educación, construcción de carreteras y viviendas. Aseguró estar abordando «lo que se ha descuidado durante años». «Estamos invirtiendo más que nunca en la viabilidad futura de nuestro país, y eso es una buena señal», ha dicho ante el pleno del Bundestag.
Además sugerió que no se trata sólo de números. «Queremos que los ciudadanos sientan esto en su vida cotidiana, que algo está cambiando. Que se elimine de repente el bache que ha sido molesto durante años, que se repare el baño de la escuela que no se ha podido usar durante años, que también se habilite la estación de carga para la electromovilidad en el pueblo, que la piscina tenga duchas nuevas, que se renueven los rieles, se estabilicen los puentes y se coloque el cable de fibra óptica». Su objetivo último es «fortalecer la confianza de los ciudadanos en un estado capaz de actuar».
Klingbeil ha presumido de haber terminado con la disyuntiva macroeconómica de «invertir en tanques o en mantequilla», que el Nobel Paul Samuelson ilustró cómo una economía debe elegir entre bienes militares y bienes de consumo. «Estamos resolviendo un conflicto que ha existido en nuestra sociedad durante años, la decisión de si invertir en la Bundeswehr o en la industria, de ayudar a Ucrania o invertir en la protección del clima. Aquí lo digo muy claramente: todo es necesario. Es justo que invirtamos en infraestructuras y seguridad y, por tanto, en la viabilidad futura de nuestro país», ha defendido el salto a la deuda.
‘Hecho en Alemania’
El presupuesto para 2025 prevé un gasto de 503.000 millones de euros. Se espera que las inversiones asciendan a un total de 115.700 millones, de los cuales algo menos de 63.000 provendrán del presupuesto básico, el resto de fondos especiales para inversiones adicionales en infraestructura y protección del clima, así como del Fondo de Clima y Transformación, que se utilizará para financiar proyectos como los subsidios a la calefacción.
En comparación con 2024, las inversiones aumentarán un 55%. Klingbeil garantizó que Alemania seguirá siendo líder en la producción de acero. El Gobierno «se está comprometiendo a que queremos acero ‘hecho en Alemania’, que tiene un futuro aquí», hizo un guiño a la industria pesada alemana durante la presentación de este proyecto de presupuesto, que se ha retrasado significativamente y que terminó rompiendo el Gobierno del semáforo del canciller Olaf Scholz el año pasado.
Se debatirá en detalle en el Bundestag y su aprobación está prevista para septiembre. Al mismo tiempo, el Ministerio de Finanzas está trabajando en el proyecto de presupuesto para 2026, que será aprobado a finales de año y que seguirá esta misma línea.
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), primera fuerza de la oposición parlamentaria, calificó los presupuestos de «orgía fiscal». Su diputado Michael Espendillar calificó de «montaña de deuda» y «huida de la consolidación presupuestaria» en la que «ya ni se cuestionan los gastos». «Su proyecto de presupuesto carece de coraje, no tiene una dirección clara, no tiene futuro», ha criticado por su parte el diputado verde Sebastian Schäfer, «en lugar de utilizar la deuda récord como una oportunidad para realizar inversiones innovadoras en la protección del clima y la modernización del país, los programas de defensa y otros gastos existentes que pasan a fondos especiales para facilitar que haya espacio para los regalos electorales».