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Peter Beinart : «Todavía existen muchos rasgos coloniales en la forma en que Israel controla a los palestinos»

La frágil tregua entre Hamás e Israel mantiene su curso pese a las acusaciones cruzadas de haberla violado. Ante el baile de cifras, que restan humanidad a cada una de las víctimas en este conflicto, el escritor y columnista hebreo Peter Beinart persigue «sugerir … una forma diferente de pensar sobre Israel, Palestina y la tradición judía». Ese es el objetivo de su última obra, ‘Ser judío tras la destrucción de Gaza’ (Capitán Swing Libros).
Beinart, preocupado porque lo que sucede en Oriente Próximo «puede sentar un precedente sobre lo que los gobiernos harán con otras personas a las que consideren inferiores», atiende a ABC desde su casa en Nueva York.
—¿Qué sintió al perder una amistad por su posición política?
—Hay tristeza en ello. Había relaciones importantes para mí que no han podido sobrevivir al desacuerdo sobre estas cuestiones, en particular sobre Israel y Palestina. Espero que el libro pueda llegar a personas del mundo judío que tienen puntos de vista diferentes a los míos. Quería expresar algo sobre el hecho de que tenemos obligaciones mutuas como judíos, una relación que nos une, incluso a pesar de nuestras diferencias. Tengo la obligación de seguir la verdad tal y como la entiendo, dado lo que ha hecho Israel. Quería argumentar por qué el Estado de Israel comete crímenes terribles en nombre del pueblo judío, pero también quería dejar claro que seguimos siendo un solo pueblo.

—¿Ve usted paralelismos entre el Israel actual y la Sudáfrica del ‘apartheid’?
—La similitud radica en que en ambos países hay grupos de personas que reciben un trato diferente ante la ley. En Sudáfrica, sudafricanos blancos y negros; en Israel, judíos y palestinos. En Cisjordania existen dos sistemas legales completamente diferentes: uno para los colonos judíos, quienes gozan de ciudadanía, derecho al voto, libre circulación y garantías procesales; y otro para los palestinos, que viven bajo la ley militar. También existen diferencias. Por ejemplo, en Sudáfrica, el Estado dependía mucho más de la mano de obra negra que Israel de la mano de obra palestina. Mientras Sudáfrica oprimía brutalmente a la población negra, nunca se planteó expulsarla o asesinarla en masa por necesitarla como mano de obra. En cierto modo, los palestinos en Israel corren mayor peligro ya que, al no ser considerados indispensables para la fuerza laboral, Israel sí puede contemplar la expulsión masiva.
—¿De dónde surge el problema?
—La mayoría de los palestinos en Gaza provienen de familias de refugiados expulsados en 1948 y han vivido desde 1967 bajo la ocupación israelí. El 7 de octubre de 2023, Hamás perpetró un ataque militar que constituye un crimen de guerra al atacar a civiles. Es un crimen de guerra, una violación del derecho internacional. Pero debemos abordar la raíz del problema. La queja fundamental es la negación de los derechos humanos básicos a la población. Y eso en sí mismo es un sistema de violencia. Israel no apoya el derecho internacional y hay países, como Sudáfrica, que los acusan de genocidio.
—¿Comete Israel un genocidio?
—Sí. Es la conclusión de la organización israelí de derechos humanos B’Tselem y de organizaciones como Amnistía Internacional o la Asociación Internacional de Académicos del Genocidio. Por lo tanto, no soy un experto en derecho internacional, pero creo que existe un consenso casi unánime sobre estas cuestiones.
—¿Estamos atrapados en una era poscolonial?
—Gran parte del mundo puede estar en una era poscolonial. En Oriente Próximo, todavía existen muchos rasgos coloniales en la forma en que Israel controla a los palestinos. La esencia del colonialismo radica en ser súbdito del Estado, pero sin poder obtener la ciudadanía. Así están los palestinos en Cisjordania y Gaza.

70.665
muertos por la ofensiva israelí
Es la respuesta de Israel por los salvajes atentados del 7 de octubre de 2023, donde Hamás asesinó a más de 1.200 personas y secuestró a otras 251

—¿Por qué considera creíbles las cifras del Ministerio de Salud de Gaza, que está controlado por Hamás?
—Sus cifras han sido validadas por la ONU, EE.UU. e incluso Israel ha comprobado que sus estimaciones suelen ser bastante precisas. Israel y otros países no tienen acceso a esos datos, y a los periodistas internacionales tampoco se les permitió la entrada.
—Sobre el eslogan «Desde río hasta el mar», ¿es su uso antisemita?
—No. Quienes utilizan esta frase tienden a usarla con el significado de una Palestina descolonizada que tendría judíos allí como siempre los tuvo. Mientras que quienes apoyan a Israel tienden a interpretarla como expulsión masiva, subyugación o muerte; creen que allí no podrían vivir.
—¿Existe una espiral de odio en Oriente Próximo?
—El odio surge en gran medida de la opresión. Un sistema en el que se niega la igualdad a las personas, en el que se les niega la oportunidad de vivir vidas dignas, generará odio y violencia. Y es precisamente ese odio y esa violencia la necesaria para sostener un sistema de opresión.
—¿Es Abás parte de la solución o del problema?
—No creo que Mahmud Abás tenga legitimidad porque no ha habido elecciones palestinas. Además, su popularidad es muy baja. Ha estado trabajando con Israel para mantener el control israelí sobre Cisjordania.

«Los palestinos en Israel corren peligro ya que, al no ser considerados indispensables para la fuerza laboral, Israel sí puede contemplar la expulsión masiva»

—¿Y qué piensa de Benjamin Netanyahu?
—Por supuesto, siendo judío, creo que Benjamin Netanyahu ha afianzado este sistema de supremacía judía y probablemente ha hecho imposible la idea de la partición entre un Estado judío y un Estado palestino. Y creo que está supervisando un genocidio. Por lo tanto, creo que es un criminal de guerra.
—¿Aceptarían Trump o Europa como interlocutor a un terrorista condenado como Marwan Barghouti?
—Marwan Barghouti es, según las encuestas, el político palestino más popular. No sabemos mucho sobre sus creencias, ya que ha estado en la cárcel. Su sufrimiento le da mucha más credibilidad. Podría ser alguien que ayude a unificar políticamente a los palestinos y a crear un liderazgo legítimo que pueda ofrecer una visión de lo que quieren los palestinos. Si los palestinos lo eligen como su líder, entonces creo que sería una persona importante a la que estos gobiernos extranjeros deberían escuchar.

Qué es el «Corolario Tump» de la Doctrina Monroe

22/12/2025 a las 09:58h.

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, difundida hace pocos días, bautiza como «Corolario Trump» la particular actualización que el presidente estadounidense está haciendo de la Doctrina Monroe.
Esta doctrina, formulada en 1823 bajo el presidente James Monroe, exigía … a las potencias europeas que no protagonizaran nuevos episodios coloniales en un continente que en su mayor parte se acababa de independizar en múltiples repúblicas. En realidad, Estados Unidos no tenía entonces especial fuerza para hacer cumplir esa demanda, así que la doctrina no fue efectiva hasta que casi un siglo después la nación norteamericana comenzó a emerger como potencia. De una formulación defensiva, en la que el lema «América para los americanos» reclamaba poner el destino del hemisferio occidental en manos de quienes vivían en los territorios emancipados, se pasó a una ofensiva, donde EE.UU. se apropiaba de su entorno, traduciendo «americanos» por estadounidenses.

Ese giro fue cristalizado por el presidente Theodore Roosevelt y su «corolario» de 1904. El «Corolario Roosevelt» venía a establecer a EE.UU. como el gendarme de la región, con derecho a la injerencia ante la evidencia del mal gobierno que lastraba a las repúblicas americanas. Lo proclamó a raíz de un episodio en el que justamente Venezuela estuvo en el foco internacional (países europeos habían enviado sus cañoneros para cobrar la deuda), tal como ahora ese mismo país caribeño se encuentra en el epicentro del «Corolario Trump».

El regreso a la Doctrina Monroe, que prematuramente la Administración Obama dio de modo oficial por enterrada, había llevado estos meses de presidencia de Donald Trump a que algunos hablaran de Doctrina Monroe 2.0 o incluso, en un juego de palabras, de «Doctrina Don-roe». No obstante, dado el precedente rooseveliano, lo de corolario puede ser más adecuado. Así es, en cualquier caso, como lo designa la propia Administración.
El diccionario de la RAE define ese término como «proposición que no necesita prueba particular y se deduce con facilidad de lo demostrado previamente»; como sinónimos presenta los siguientes vocablos: conclusión, consecuencia, inferencia, deducción. El núcleo de la Doctrina Monroe es vincular la seguridad de Estados Unidos al comportamiento de sus vecinos americanos. Primero se concretó en el temor a que la debilidad constitucional de estos atrajera de regreso a las potencias europeas, quienes, con un pie de nuevo en el hemisferio occidental, podrían amenazar directamente a Washington. Un siglo después, se formuló una inferencia del mismo principio para hacer frente a la debilidad gubernamental de los países latinoamericanos; estos, por su mala gestión financiera, estaban atrayendo a los cañoneros europeos, los cuales, si bien ya no eran una amenaza para un Estados Unidos consolidado y crecido, venían a pasearse por un escenario que Washington consideraba su exclusivo patio trasero.
Nuevas circunstancias hacen que un siglo más tarde surja otra deducción del principio original, ahora concretada en tres aspectos: por un lado, la amenaza de injerencia extrahemisférica ya no es europea sino fundamentalmente de China; por otro, la amenaza directa para Estados Unidos viene de la presión migratoria, el narcotráfico y el resto de actividad de los grupos de crimen organizado que tienen su origen en Latinoamérica; finalmente, está el deseo de Washington de acceder a recursos y cadenas de suministros en su entorno geográfico inmediato que le ayuden a mantener el pulso estratégico en el nuevo orden mundial que se configura.

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La 'era dorada' de Trump no acaba de brillar

‘Affordability’ es la palabra de moda en la política de Estados Unidos. ‘Asequibilidad’ es la traducción directa del palabro. No tiene el componente polémico de los asuntos que asaltan a cada paso el segundo mandato de Donald Trump: los papeles de Jeffrey Epstein … , la operación para rematar supervivientes de una narcolancha, el despliegue del Ejército en ciudades demócratas… Pero la ‘asequibilidad’ tiene mucho más peso político que todas esas controversias. En otras palabras, es el coste de la vida, disparado en EE.UU., que afecta con fuerza a los grupos de votantes más amplios, a las clases medias y trabajadoras. Es el precio de la cesta de la compra, de la vivienda, de la cobertura médica, que hace la vida cada vez más difícil a los estadounidenses. Es la versión contemporánea del ‘It’s the economy, stupid’ (Es la economía, estúpido). Nada como el bolsillo para mover el voto.
Trump lo sabe mejor que nadie. Su desembarco en política en 2016 estuvo basado en el mensaje económico. Su lema ‘Make America Great Again’ (MAGA, ‘Hacer a EE.UU. grande otra vez’) es sobre todo una apelación a un país deteriorado por la globalización. Y su regreso al poder el año pasado tuvo el combustible principal del descontento social con la marcha de la economía, después de una inflación disparada con Joe Biden.
Han pasado once meses desde que Trump entró de nuevo en la Casa Blanca, y la economía se ha vuelto en su contra. En campaña prometió el otoño pasado que tumbaría la inflación, que ya estaba entonces en retroceso. En su investidura, anunció que arrancaba la nueva «era dorada» de EE.UU. Hoy insiste en que su país vive un «milagro económico», que es el país «más caliente del mundo». Los estadounidenses –en las encuestas y en las urnas– opinan diferente y el coste de vida se ha convertido en un problema para Trump y los republicanos.

Trump presume de una economía que va viento en popa. Recita los miles de millones de dólares en inversiones extranjeras que ha conseguido, los miles de millones de dólares que se embolsan las arcas estatales con sus aranceles. Defiende, con imposibilidad matemática, que los precios de ciertos medicamentos han caído «un 1.500%». Recuerda la caída del precio de la gasolina y de los huevos, dos emblemas de la inflación. Celebra los récords en bolsa, pese a algún desplome, como el del mes pasado.
Pero hay otra realidad, la que viven la mayoría de los votantes de Trump, que ganó con claridad el año pasado entre la clase trabajadora. La inflación, que tanto castigó a Biden, sigue alta. Está en torno al 3% y muchos analistas consideran que los aranceles de Trump no ayudan. Se nota en el súper, en las facturas, en los gastos comunes. La vivienda está disparada en muchos mercados. El índice de confianza de los consumidores cayó el mes pasado a su nivel más bajo desde que la inflación se desbocó en 2022. Los subsidios a las coberturas médicas van a expirar a final de año por la oposición a prorrogarlos de parte de los republicanos y los estadounidenses se enfrentan a pólizas inasumibles.

Consecuencias políticas

Junto a esa realidad, sus consecuencias políticas. El coste de la vida ha sido el gran protagonista de las elecciones de este otoño, el primer termómetro electoral del segundo mandato de Trump. En Nueva York, territorio demócrata, el socialista Zohran Mamdani protagonizó el campanazo político del año con un mensaje centrado en abaratar la vida. La economía fue también la protagonista de dos victorias demócratas mucho más decisivas: las de las elecciones a gobernador en Virginia y Nueva Jersey.
Hace unas semanas, una candidata demócrata peleó una elección especial para un escaño de la Cámara de Representantes de Tennessee. Era algo impensable hace un año, cuando Trump ganó allí por goleada. Y Miami acaba de elegir a su primer alcalde demócrata en tres décadas. De nuevo, con la economía como preocupación central.
Trump siempre quita importancia a estos resultados y defiende que no es un castigo a su gestión, que él no está en las papeletas. Pero, a nivel nacional, las encuestas muestran la frustración de los votantes: en la última encuesta de Associated Press/NORC, solo el 31% aprueba su gestión económica, el peor dato en este capítulo para Trump en cualquier momento de sus dos mandatos. Un sondeo de ‘Politico’ apunta a que el 37% de quienes votaron a Trump el año pasado consideran que el coste de la vida es el peor que recuerdan.

‘Asequibilidad’ es la palabra de moda política en EE.UU., ya que la subida de los precios afecta sobre todo a las clases medias y trabajadoras

La situación ha desatado las alarmas entre los republicanos, que se juegan sus mayorías en el Congreso el próximo otoño y ven cómo los demócratas están capitalizando el mensaje del coste de vida. Las grietas de parte del sector más trumpista, como la ruptura con la diputada Marjorie Taylor Greene, tienen que ver con esa desconexión con las necesidades económicas de las clases medias y trabajadoras.
Mientras tanto, Trump da tumbos para encontrar un mensaje con el que apaciguar el descontento. «No quiero oír hablar sobre el coste de vida», dijo el mes pasado. Poco después, escribió en sus redes sociales que él es el «presidente de la asequibilidad». En la última reunión del año de su Gabinete, defendió que eso de la asequibilidad es un «engaño», una «patraña demócrata». Pero varios de sus secretarios tuvieron que referirse a sus esfuerzos para rebajar el coste de vida. Y su vicepresidente, J. D. Vance, echaba la culpa a la economía que les han dejado los demócratas y reconocía de forma intrínseca que las cosas no van muy bien: «Yo creo que 2026 va a ser el año en el que despegará la economía».
En su negación del problema, Trump recuerda a Biden. Con la inflación disparada, el anterior presidente decía que era «transitoria», y eso solo empeoró las cosas. Después alardeaba de sus recetas económicas, su ‘Bidenomics’, y no le sirvió para nada.

«No quiero oír hablar sobre el coste de la vida», estalló el mes pasado Trump, quien afirma que la asequibilidad es una «patraña demócrata»

Trump nunca da un paso atrás y sigue prometiendo la gloria. Pronostica que la gasolina bajará a los dos dólares por galón (3,7 litros) y promete eliminar el impuesto a la renta «en un futuro no muy distante». Para tratar de recuperar el mensaje, ha iniciado una gira por estados clave para vender sus logros económicos. Empezó con un mitin en el noreste de Pensilvania, una de esas regiones industriales deterioradas, antes dominadas por los demócratas, que se echaron a sus brazos. Allí, entre carteles con la leyenda ‘Precios más bajos, salarios más altos’, insistió en que todo es culpa de los demócratas.
La gira le llevó hace unos días a otro territorio político clave, Carolina del Norte. Y antes completó estos esfuerzos con un discurso a la nación. Algunos alertaron de que lo utilizaría para anunciar la guerra contra Venezuela. Pero Trump lo dedicó a la guerra que preocupa de verdad a los estadounidenses: la de la economía. Sus palabras llegaban a la vez que el dato de desempleo mostraba su nivel más alto desde 2021, un 4,6%. «Hace once meses, heredé un desastre y lo estoy arreglando. Vamos camino de un ‘boom’ económico como el mundo nunca ha visto», dijo a los estadounidenses. Pero muchos no quieren más discursos: quieren ya la «era dorada» prometida.

«Los soldados norcoreanos han ido a la guerra de Ucrania sin conocer su destino ni su misión»

En octubre del año pasado, justo antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, tanto el Ejército ucraniano como el Servicio de … Inteligencia Nacional (NIS) de Corea del Sur revelaron que el régimen de Kim Jong-un había comenzado a enviar tropas a Rusia. Posteriormente, en abril de este año, Moscú y Pionyang reconocieron oficialmente este despliegue.
Hace tan solo unas semanas, medios locales de Rusia difundían imágenes de tropas norcoreanas participando en operaciones en la región rusa de Kursk, uno de los frentes del conflicto.

En junio, la Inteligencia de Defensa británica publicó un informe en el que estima que las bajas norcoreanas en la guerra de Ucrania superaban las 6.000, entre muertos y heridos. Sin embargo, hasta la fecha solo dos soldados norcoreanos han sido capturados con vida.
«Cuando estuve allí, de un total de 15.000 soldados norcoreanos desplegados, los muertos y heridos ascendían a unos 4.000. Que solo haya dos presos no tiene sentido lógico, pero las autoridades ucranianas me confirmaron oficialmente esa cifra», declara a ABC el diputado Yoo Yong-won, miembro del Comité de Defensa de Corea del Sur, quien viajó en febrero a Kiev para entrevistar a estos dos presos.
En la guerra moderna no se suele ejecutar a los presos, ya que son recursos valiosos para el intercambio de prisioneros y la obtención de información. Esta cifra «incongruente» es una prueba del exhaustivo sistema de lavado de cerebro del régimen norcoreano. Todos los ciudadanos son educados desde la infancia en una lealtad absoluta al Partido de los Trabajadores y al líder, y el servicio militar obligatorio dura diez años (siete para las mujeres).
«Al haber sido adoctrinados desde niños con la idea de que ser apresado es una traición a la patria y al Partido, hay muchos casos de suicidio con granadas o armas de fuego ante la inminencia de la captura. Al final, parece que se les está utilizando como carne de cañón para el Ejército ruso en primera línea», explica el diputado surcoreano.
De hecho, los prisioneros también explicaron en una entrevista con el diario surcoreano ´Chosun Ilbo´ que ser capturado equivale a traición.

Tropas norcoreanas
30%
de bajas
Casi un tercio del total de militares desplegados por Pionyang en Ucrania han muerto o permanecen heridos.

Según las cifras que maneja el diputado Yoo, la tasa de bajas de las tropas norcoreanas se acerca al 30% del total desplegado por Pionyang en Ucrania. Además, los presos revelaron al citado diario surcoreano que las tropas norcoreanas están sufriendo sacrificios innecesarios debido a la falta de fuego de cobertura por parte de las fuerzas rusas.
«Con una tasa de bajas tan alta, una unidad militar normal se desmoronaría por el miedo. Sin embargo, las tropas norcoreanas siguen avanzando incluso en esas condiciones. Un funcionario de las fuerzas de operaciones especiales de Ucrania también me expresó su curiosidad y terror», señala Yoo.

Diferencia de flancos en la UE
Esta alerta coincide con el clima de opinión que ya se respira en el flanco oriental, según refleja el informe VDL 2.1 de la consultora Llorente y Cuenca. El estudio analiza la conversación pública europea –la suma del discurso institucional, la cobertura mediática y el debate ciudadano–, a partir de más de 20 millones de mensajes (18,2 millones en la red social X y 2,5 millones en medios digitales) y discursos institucionales publicados entre diciembre de 2024 y octubre de 2025.
Mientras que la Comisión Europea intenta centrar su relato en la competitividad, en países como Letonia, Estonia, Eslovaquia o la República Checa el debate social está prácticamente monopolizado por la defensa y la seguridad. Asuntos como la amenaza rusa o el refuerzo de la OTAN acaparan entre el 63% y el 71% de la conversación social en estos países. Una realidad que contrasta con la de otros socios occidentales como España, Italia o Portugal, donde la guerra se percibe con menor urgencia y apenas protagoniza el 20% del debate social.

Además, advierte del peligro que pueden suponer estas tropas: «Si esta mentalidad y estilo de combate se contagia al Ejército ruso o a otros frentes, es inevitable que aumente la sensación de crisis, sobre todo en zonas como Polonia o los países bálticos».

El acuerdo y la contraprestación

En junio del año pasado, Putin visitó Pionyang para firmar el Tratado de Asociación Estratégica Integral con el caudillo norcoreano Kim Jong-un, que incluye una cláusula de asistencia militar mutua en caso de agresión. El 5 de diciembre se cumplió un año de su entrada en vigor.
Este acuerdo impulsó el despliegue de tropas norcoreanas en los frentes de Ucrania y, a cambio, Rusia habría proporcionado tecnología militar a Corea del Norte como contraprestación.

Colaboración militar
El avión de alerta temprana de Corea del Norte, el IL-76 de Rusia, y los sistemas antiaéreas Pantsir de cada país
Wikimedia commons, RR.SS. y Korean Central News Agency

«Aunque no se ha informado nada al respecto oficialmente por parte de los dos países, la transferencia de tecnología militar rusa ya no es una simple preocupación, sino una realidad que se está materializando. La forma del lanzador móvil (TEL) del nuevo misil balístico intercontinental (ICBM), Hwasong-20, revelado por Corea del Norte en el desfile de octubre, ha experimentado cambios y ahora es similar a los lanzadores rusos, a diferencia de los modelos anteriores. En un sentido amplio, esto puede considerarse tecnología relacionada con armas nucleares», detalla Yoo.
De igual modo, añade que «los sistemas de defensa aérea de sus destructores Aegis como Choe Hyon y Kang Kon, construidos recientemente, son muy similares al sistema ruso Pantsir. La Inteligencia surcoreana confirmó oficialmente que Pionyang cuenta con este sistema ruso. Asimismo, el avión de alerta temprana revelado en marzo es muy parecido al IL-76 ruso».

«Teniendo en cuenta cómo es Corea del Norte, es probable que los procedimientos para consultar su voluntad fueran inexistentes»

Yoo Yong-won
Diputado surcoreano

Por otro lado, los presos confesaron que se les había notificado que iban al extranjero para recibir entrenamiento; ni siquiera sus padres están informados de su despliegue.
Al respecto, Yoo ha comentado que «a juzgar por los testimonios de estos dos presos, parece que el resto de los soldados norcoreanos también fueron desplegados sin conocer su destino ni su misión. Teniendo en cuenta las características de la estructura de poder del régimen norcoreano, en la que los derechos humanos son totalmente ignorados, es probable que los procedimientos para informarles o consultar su voluntad fueran inexistentes».