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El partido de Milei se impone en las legislativas de Buenos Aires y el kirchnerismo queda en el segundo puesto

Se han vivido con el entusiasmo de unas elecciones presidenciales, aunque se trató solamente de las legislativas de Buenos Aires. Este domingo los porteños se acercaron a las urnas para votar a los 30 ocupantes de las bancas del parlamento de la capital argentina – … son 60 en total–, que se renuevan este año. Manuel Adorni, candidato del partido gobernante, La Libertad Avanza (LLA), se impuso con más del 30% de los votos y, a unos pocos puntos de distancia -más del 27%-, el postulante del kirchnerismo con el partido Es Ahora Buenos Aires, Leandro Santoro, se quedó con el segundo puesto.
El gran derrotado de la jornada electoral ha sido el expresidente Mauricio Macri. Su partido, Pro, histórico ganador el territorio porteño, obtuvo menos del 16% de los sufragios. La cuarta posición fue para el ex alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, que apenas alcanzó un 8%.

Minutos antes de las 20 horas locales ya se dieron a conocer los primeros resultados y se hizo sentir el entusiasmo del partido gobernante. El elegido por Milei celebró la victoria pasadas las 21 horas y en el acto hubo un discurso del presidente, que interpretó el éxito de este domingo como un buen augurio para los comicios legislativos que tendrán lugar en octubre en todo el territorio nacional.

Jornada negra para Macri

Uno de los datos que llamó la atención de los analistas locales, una vez finalizadas las elecciones en la ciudad de Buenos Aires, tiene que ver con la escasa participación en las urnas, dado que apenas votó un 53% del padrón, algo que resulta curioso en comparación con la participación histórica en el país.
Una segunda conclusión que han dejado las urnas, tras dar su veredicto este domingo, es la innegable derrota del partido fundado por Mauricio Macri, el Pro. Esta fuerza, que ha gobernado la ciudad de Buenos Aires a lo largo de los últimos 18 años, ha quedado reducida a una humilde tercera posición, de la mano de su candidata, Silvia Lospennato. Tras casi dos décadas en el poder en la ciudad, en estas elecciones no ha vencido en una sola comuna de la capital argentina.
Este fracaso ha sido el eje del discurso del presidente Javier Milei quien, luego de conocerse los resultados, ha celebrado en un discurso dirigido a la militancia de su partido en el porteño Hotel Libertador. «Se pintó de violeta –color de LLA- el bastión amarillo –color del Pro- y ahora tenemos que pintar el país«, arengó. El candidato por el oficialismo era el portavoz de Gobierno, Manuel Adorni.

Cabe recordar que la alianza entre Macri y Milei, que llevó a este último a la Casa Rosada dos años atrás, ha venido resquebrajándose desde hace tiempo, pero la campaña electoral de estos meses ha sacado a la luz las fuertes tensiones entre ambos. La gota que rebalsó el vaso ha ocurrido en vísperas de las elecciones cuando un vídeo falso realizado con inteligencia artificial, y difundido en redes sociales, mostraba al expresidente anunciando que su candidata no se presentaría y llamando incluso a apoyar al partido del actual jefe de Estado.
La propagación de este material desató la furia de Macri, quien denunció este domingo un «intento de fraude digital». «Sufrimos un nuevo ataque, que no fue solamente a nosotros, sino a la democracia toda», expresó el exmandatario, a lo que el actual presidente respondió con ironía: «Esta hecho un llorón».

La Casa Rosada, de fiesta

Si bien a simple vista la renovación del parlamento de la ciudad de Buenos Aires parecería una instancia sin mayor importancia a nivel nacional, para el Gobierno de Milei se trataba de un desafío casi personal contra el expresidente Macri. Habida cuenta de que el próximo 26 de octubre tendrán lugar las elecciones legislativas en todo el territorio nacional, los resultados obtenidos este domingo resultan un incentivo para el partido gobernante para ir por más.
«Hoy es un día bisagra para las ideas de la libertad», celebró el jefe de Estado en la noche, tras haber apoyado a su candidato, Adorni, durante toda la campaña electoral. Luego, agradeció a los otros dos integrantes de lo que llamó «el triángulo de hierro»: su asesor personal y su hermana, la secretaria de Presidencia, Karina Milei. «Esto no hubiera sido posible si no fuera por esos gigantes que constituyen el Triángulo de Hierro: Santiago Caputo y ella, el gran arquitecto, el Jefe, Karina», sostuvo.

Irán dice que continuará enriqueciendo uranio «con o sin acuerdo»

19/05/2025

Actualizado a las 06:49h.

El ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, ha asegurado este domingo que el enriquecimiento de uranio en su país «continuará con o sin acuerdo» con Estados Unidos, si bien ha manifestado su disposición para alcanzar un pacto con las autoridades del país norteamericano, después de la cuarta ronda de conversaciones mediadas por Omán a principios de mayo sobre su programa de energía nuclear.
«Si Estados Unidos está interesado en garantizar que Irán no tendrá armas nucleares, un acuerdo está a su alcance, y estamos dispuestos a mantener una conversación seria para alcanzar una solución que garantice para siempre ese resultado. Sin embargo, el enriquecimiento en Irán continuará con o sin acuerdo», ha declarado en su cuenta de la red social X.

Araqchi ha defendido que las autoridades del país asiático no contemplan «ningún escenario en el que se desvíen de» su política sobre el enriquecimiento de uranio, alegando que «el dominio de esta tecnología (…) es un logro científico duramente ganado y de cosecha propia, un resultado de grandes sacrificios tanto de sangre como de tesoros».

El jefe de la diplomacia iraní ha señalado que «nuestra postura sobre los derechos de Irán como miembro del Tratado de No Proliferación (TNP) es meridianamente clara», reiterando las palabras del presidente del país, Masud Pezeshkian, que horas antes aseguró que «nunca abandonaremos nuestro programa nuclear pacífico y, no importa lo que hagan, no cederemos».

Zona de guerra en la frontera con México

«Esto parece ahora la frontera entre Corea del Norte y del Sur». Leopoldo Hernández, un vecino de El Paso (Texas), de origen mexicano, como tantos aquí, recuerda los tiempos en los que la separación entre su ciudad y su hermana mexicana, Ciudad Juárez, … era porosa y ambas formaban una comunidad transfronteriza. Lo dice y suelta una carcajada, pero no es una broma.
«Área restringida. Esta propiedad del Departamento de Defensa ha sido declarada área restringida por autoridad del comandante», se puede leer en un cartel, cerca de allí, en el segmento de la frontera que pasa delante de la localidad de Santa Teresa, en Nuevo México.
Está clavado a unos veinte metros del muro fronterizo, una valla de unos nueve metros de alto formada por barrotes metálicos que dejan ver el lado mexicano. Estamos en un páramo desértico, en el que el famoso e incompleto -y nunca pagado por México, como prometió- muro de Donald Trump se extiende en una trayectoria rectilínea, hasta donde se pierde la vista. Es una frontera de escuadra y cartabón, diseñada en el siglo XIX, desligada de cualquier circunstancia orográfica.

Ese cartel es la manifestación de uno de los cambios más profundos y polémicos en la política fronteriza tras el regreso del multimillonario neoyorquino al poder: la militarización de la frontera.
Después de una campaña impulsada por el caos migratorio de la anterior Administración, la de Joe Biden, repleta de defensas de mano dura con la inmigración ilegal, en la que prometió «sellar» la frontera, Trump ha recurrido a uno de sus grandes activos como comandante en jefe de la primera potencia mundial: ha mandado a la frontera miles de tropas. Los soldados han pasado de 2.500 efectivos dispersos a más de 8.000 centrados en tres segmentos, además de dotaciones de vehículos de combate, aviones de guerra y tecnología de vigilancia.
Y, en una decisión por la que aquel vecino de El Paso se acuerda de las dos Coreas, ha convertido en zona militar, a golpe de rotulador ejecutivo, dos franjas pegadas a la frontera de Nuevo México y de Texas, que cubren un total de más de 400 kilómetros de frontera.

Derechos humanos

Ahora mismo estamos en un punto de esa franja estrecha, de apenas treinta metros de ancho en algunas zonas. ABC acompaña a las labores de vigilancia de uno de los destacamentos militares en la frontera, que ha hecho que la oposición y los grupos activistas y de derechos humanos pongan el grito en el cielo.
Es apenas un camino arenoso entre la valla cobriza y un mar de matorrales quemados por el sol de la primavera. El todoterreno levanta polvo hasta que aparece la figura imponente de un Stryker, un vehículo de combate de última generación. El capitán Colton Holton explica las capacidades del Stryker: transporta once militares, alcanza los cien kilómetros por hora pese a un peso de 25 toneladas, salva terraplenes y obstáculos con soltura, amenaza con dos cañones y dispone de tecnología de vigilancia de última generación, con capacidad de detectar movimientos a diez kilómetros de distancia.

A bordo de un blindado de última generación Stryker, los soldados ayudan a la vigilancia de la patrulla fronteriza
J. Ansorena

Dentro de él, la especialista Caitlyn Seaborg reconoce que la frontera está calmada. «Sí, señor», responde cuando se le pregunta si ha notado la caída en el número de arrestos.
Respecto a los mismos meses del año pasado, la batería de medidas tomadas por Trump en su regreso al poder -restricción de la petición de asilo, refuerzo de las fuerzas de seguridad, militarización- han hundido las estadísticas de cruces ilegales: una caída del 95%. Lo único que Seaborg y sus compañeros pueden detectar estos días son alacranes y culebras.
«El 95% no es el 100%», dice el general de brigada Jeremy Winters, el segundo militar al frente del llamado Grupo de Trabajo Unificado de la Frontera Sur, la entidad militar creada por el Pentágono para colaborar con la Patrulla de Aduanas y Fronteras, el cuerpo de seguridad civil encargado de la seguridad en la línea divisoria. «La misión que nos han encomendado es controlar la frontera. Y, en términos militares, ‘control’ significa hacerlo al 100%».
El despliegue del Ejército y la creación de esas franjas militares en la frontera -una de 320 kilómetros en Nuevo México y otra de unos cien kilómetros en las inmediaciones de El Paso, en Texas- se alinea con una de las ideas centrales de Trump que más ha calado con fuerza entre sus votantes: EE.UU. sufre una «invasión». Es lo que ha defendido para utilizar una ley bélica de 1798 para ejecutar deportaciones expeditas de venezolanos. Y es lo que justifica la militarización de la frontera, algo muy raro en EE.UU. y que provoca dudas legales.
Para algunos, el despliegue vulnera la Ley Posse Comitatus, aprobada a finales del siglo XIX, que impide de forma general el uso del Ejército para mantener la seguridad dentro del territorio de EE.UU.

Emergencia nacional

Trump se ha apoyado en declaraciones de emergencia nacional para mandar al Ejército, a quien se le permite colaborar con la patrulla fronteriza para la vigilancia y detención de inmigrantes.
«Esto puede tener implicaciones alarmantes para las libertades democráticas», han defendido Elizabeth Golten y Joseph Nun, del ‘think tank’ Brennan Center for Justice. «Continúa un patrón de abuso de los poderes de emergencia más allá de sus límites para usurpar el poder del Congreso y saltarse los derechos».
«Nuestro Ejército no tiene permiso y, francamente, no está pensado para operar dentro de EE.UU.», reconoce Winters. «Pero lo podemos hacer en respuesta a peticiones de otras agencias federales. Por ejemplo, en inundaciones, huracanes. O en este caso, en el que se ha identificado que los cuerpos de seguridad necesitan apoyo militar ante una situación de flujo significativo de droga e inmigrantes indocumentados».
Según Winters, el Ejército añade capacidades -efectivos, vigilancia, acceso a terrenos difíciles- que la patrulla fronteriza no tiene. «No tenemos autoridad para hacer arrestos», aclara, aunque sí detectan y detienen de forma temporal a los inmigrantes hasta que quedan bajo custodia de los agentes fronterizos.
La zona militar a lo largo de cientos de kilómetros de frontera tiene además un efecto disuasorio: la presencia de vehículos de combate y militares vestidos de camuflaje lanza un mensaje a los cárteles del narcotráfico y a los ‘coyotes’ que introducen inmigrantes indocumentados en EE.UU. Y supone una amenaza legal adicional para quienes son arrestados en la nueva zona militar: además de infringir la ley criminal por cruzar la frontera de forma ilegal, son acusados de penetrar en una zona militar, lo que puede conllevar penas de hasta un año de cárcel.
Esto ha provocado una situación de confusión en la frontera para los centenares de personas arrestadas en esas circunstancias y para otras que hasta ahora hacían uso de esos parajes. Por ejemplo, voluntarios dedicados a encontrar los restos de inmigrantes fallecidos en el extenuante cruce de la frontera, o cazadores y excursionistas. Un juez acaba de desestimar las imputaciones de un centenar de inmigrantes por considerar que es difícil probar que los inmigrantes fueran conscientes de entrar en una base militar.
Pero la militarización provoca muchas otras dudas. Por ejemplo, el riesgo de que los militares asuman labores de seguridad para las que no están formados. O que se desvíen efectivos cuando podrían ser necesarios en otras misiones.
«Es difícil explicar estas misiones de frontera como cualquier cosa que no sea una distracción de su preparación para el combate», ha defendido el senador demócrata Jack Reed. Winters, desde su puesto de mando, opina lo contrario: «Esta misión está posibilitando una gran preparación militar para toda una generación».

¿Éxito o fracaso?

El despliegue militar ha cambiado la frontera. No está claro cuánto durará esta misión, pero de momento es indefinida. Lo que en la Administración Trump y sus aliados se percibe como un éxito, otros aquí lo ven como una derrota.
«La toma de la frontera por el Ejército no la podemos ver como un éxito», responde Fernando García, director de la Red de Frontera por los Derechos Humanos, una organización de defensa de los derechos de los inmigrantes con sede en El Paso. Critica que los militares no tienen la formación para tratar con migrantes vulnerables. Considera que es una política «ilegal», dentro de una «narrativa de choque, de terror, que no refleja la realidad de la frontera y sienta un precedente muy peligroso».
«El Ejército no debe hacer este trabajo», sentencia. «Estamos en la antesala de la mayor crisis de derechos humanos en la frontera entre EE.UU. y México de la historia».

Cuba excarcela al preso político Ernesto Borges tras 27 años de cárcel política

El prisionero político cubano Ernesto Borges Pérez fue excarcelado este jueves tras 27 años de prisión. En conversación telefónica con ABC, el conocido como «el preso de Castro» y uno de los prisioneros políticos cubanos que más años llevaba en prisión, declaró que estaba « … muy feliz», junto a su familia.
«Voy a tomarme unos días para estar con mi padre, mi hermano y el resto de la familia. Este es un momento muy especial después de tantos años separados y de sufrimiento. Luego trataré de hacerme los documentos oficiales de identidad (carné y pasaporte) porque quiero intentar salir de Cuba lo antes posible. Aunque esté fuera de prisión, Cuba no es un país seguro para mí», afirmó en relación a las amenazas de la Seguridad del Estado.
Borges explicó igualmente que necesita revisar su estado de salud pues hace varios años padece de cataratas y tiene una hernia inguinal, padecimientos que requieren procesos quirúrgicos a los cuales teme someterse en Cuba por el riesgo para su vida.
Asimismo, ansía reunirse con su hija en los Estados Unidos, la cual apenas tenía cuatro años de edad cuando su padre fue encarcelado y a la cual no ha podido abrazar en décadas.
Con apenas 32 años de edad, Ernesto Borges fue arrestado en 1998 cuando era un joven capitán de la Dirección de Contrainteligencia del Ministerio del Interior (MININT). En declaraciones a la prensa reconoció que se disponía a entregar a funcionarios de la entonces Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana un listado de 26 espías cubanos que la Seguridad del Estado ingresaría en territorio estadounidense y varios países de la OTAN. Fue acusado de espionaje en grado de tentativa; primero fue condenado a pena de muerte, pero esta luego fue conmutada por 30 años de privación de libertad.
Según las leyes militares cubanas, debía cumplir solo una tercera parte de la condena (10 años). En 2012, cuando ya llevaba 14 años preso, y ante la negativa del régimen de liberarlo, inició una huelga de hambre que solo abandonó cuando el cardenal Jaime Ortega Alamino le comunicó que intercedería por él ante Raúl Castro. Sin embargo, la respuesta de Castro fue que los exmilitares presos eran un caso de él.
Con 59 años de edad actualmente, Ernesto Borges ha permanecido casi la mitad de su vida en prisión, sometido a torturas físicas y psicológicas. Durante los primeros 10 años de encarcelamiento, estuvo en celdas semioscuras, semitapiadas y con poca ventilación.
En 2020, cuando su madre, Santa Ivonne Pérez, falleció, Borges fue conducido a la funeraria por varios oficiales de la Seguridad del Estado, esposado de manos y pies, como si fuera un reo sumamente peligroso.
Poco después del fallecimiento de su madre, fue trasladado a un régimen de menor severidad en la prisión conocida como Combinado del Este, en La Habana. Luego, recibió el primer pase carcelario para visitar a su familia, aunque bajo la amenaza de que, si daba declaraciones a la prensa, sería enviado nuevamente a un sistema de mayor severidad, lo cual significaría quitarle las visitas a su familia. En julio de 2021, como castigo por denunciar un brote de COVID-19 en la prisión, las autoridades carcelarias volvieron a ubicarlo en un régimen de mayor severidad.
El 17 de julio próximo, Borges cumpliría 27 años de encarcelamiento.
«Me hicieron cumplir hasta el último día, pero ya estoy libre. Agradezco a todos los que me han apoyado a lo largo de estos años tan difíciles», concluyó.

«¡Vladímir, PARA!»: Trump estalla contra Putin tras el brutal ataque en Ucrania

24/04/2025

Actualizado a las 21:28h.

«¡Vladímir, PARA!». Ese ha sido el recurso de Donald Trump ante la peor masacre rusa en Kiev desde el verano pasado. Un mensaje lanzado en redes sociales, con urgencia y sin matices, tras una andanada de misiles y drones rusos que dejó al menos una docena de muertos y cerca de cien heridos en barrios residenciales de la castigada capital ucraniana.
El presidente intenta transmitir indignación, pero también frustración: mientras su equipo multiplica esfuerzos para cerrar un alto el fuego, «los misiles siguen cayendo, no puede ser». «Se necesita a dos para bailar un tango», dijo Trump desde el Despacho Oval. «No estoy contento, claramente», añadió con gesto serio. «Si estás negociando la paz, no puedes tener este tipo de bombardeos».

Al ser preguntado sobre qué concesiones ha ofrecido Rusia, el presidente Trump respondió: «Detener la guerra, dejar de tomar todo el país», y calificó eso como «una concesión bastante grande». Sobre si Ucrania debería ceder territorio, dijo: «Depende de qué territorio. Han perdido mucho terreno, y haremos lo mejor que podamos, trabajando con Ucrania. Haremos lo mejor que podamos, pero han perdido mucho territorio».

Crítica directa a Putin

El mensaje en su red social es una de las escasísimas ocasiones en que Trump ha dirigido una crítica directa, tan abierta y clara, a Putin. Y llega justo cuando su propia propuesta de paz –que incluye reconocer la ocupación rusa de Crimea– se tambalea, enfrentando una resistencia creciente tanto en Ucrania como entre los aliados europeos de Estados Unidos.

Discurso suave y poca presión hacia Venezuela: así será recordado el Papa Francisco por los antichavistas

Incluso en sus últimos días, Francisco mantuvo interés en la situación de Venezuela. Poco antes de su fallecimiento, realizó anuncios significativos que generaron celebración entre los católicos venezolanos, como la canonización de José Gregorio Hernández, popularmente conocido en el país como «el Santo … de los pobres», y la aprobación del mismo proceso para la madre Carmen Rendiles. Sin embargo, en temas políticos, Francisco será recordado por muchos por ofrecer discursos considerados débiles y llamamientos a la paz que no lograron permear el torbellino de la crisis política y social.
Un sector importante de observadores, especialmente dentro de la oposición venezolana y algunos comentaristas internacionales, criticaron lo que percibieron como una falta de condena directa y enérgica al Gobierno de Nicolás Maduro. Argumentaron consistentemente que la gravedad de los abusos contra los derechos humanos y la crisis humanitaria justificaba una postura más contundente por parte del Papa.
La relación entre Maduro y el Papa Francisco se mostró cercana en tantísimas veces. Ambos asumieron sus respectivos liderazgos en 2013, y fue en junio de ese año cuando tuvieron su primer encuentro en el Vaticano. Esto ocurrió tras las elecciones presidenciales que desataron una ola de cuestionamientos y debates sobre la investidura de Maduro, inmediatamente después de la muerte de Hugo Chávez. En esta audiencia privada, que tuvo lugar en un contexto de tensiones políticas en Venezuela, abordaron temas como la pobreza y la violencia en el país sudamericano.

En los años siguientes, Francisco mantuvo una línea similar en sus reclamos, con un tono que muchos consideraron opaco. Realizó llamamientos al diálogo y a la búsqueda de soluciones pacíficas tras las revueltas callejeras que dejaron casi medio centenar de fallecidos, en un intento fallido de remover a Maduro del poder. Francisco no iba más allá.

«Las dictaduras no sirven»

Maduro viajó nuevamente al Vaticano en octubre de 2016, en medio de una grave crisis política, económica y humanitaria en Venezuela. El país mostraba entonces altos índices de desnutrición en una población que luchaba por sobrevivir ante una hiperinflación sin precedentes, desabastecimiento y pobreza extrema.
En aquel momento, el Pontífice envió mensajes a la comunidad internacional para que no dejara sola a Venezuela y ofreciera la ayuda humanitaria que tanto necesitaba. «No podemos ser sordos al grito de tantos hermanos venezolanos que sufren por la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades», expresó también.
El Francisco que quizás la oposición estuvo esperando llegó cuando se pronunció en contra de las «dictaduras». «Las dictaduras no sirven, y terminan mal, antes o después», llegó a decir en septiembre de 2024, en momentos en que el país caribeño exigía respeto por los resultados de las elecciones presidenciales que dieron como ganador a Edmundo González. Sin embargo, nunca se refirió a Maduro directamente como un «dictador». Un elemento importante que dejó a los detractores de Maduro un tanto desalentados. Venezuela fue un tema constante para Francisco, pero nunca logró satisfacer por completo a la oposición.

Su relación con la oposición

Algunos opositores clave en la búsqueda de una solución al conflicto político del país también tuvieron encuentros con Jorge Bergoglio. Henrique Capriles Radonski, dos veces candidato presidencial, buscó en el Papa Francisco un interlocutor que comprendiera la gravedad de la situación en Venezuela. Durante su reunión en noviembre de 2013, le transmitió su preocupación por la crisis, especialmente por la violación de derechos humanos y la necesidad de una solución pacífica y democrática.
Capriles llegó a criticar los pronunciamientos del líder de la Iglesia católica, señalando que el Vaticano no había sido lo suficientemente enérgico en sus declaraciones sobre la situación venezolana, aunque siempre valoró y consideró a Francisco como un posible mediador.
También María Corina Machado buscó que la voz del Papa se sumara a los llamados de justicia y a la lucha por la democracia en Venezuela. Aunque no tuvo un encuentro personal con Bergoglio, sí solicitó al Vaticano una postura firme en la defensa de los derechos humanos en su país.
Sin embargo, esos esfuerzos del Vaticano por mantener la neutralidad en el panorama político venezolano han sido un argumento recurrente para quienes consideran que esa falta de contundencia permitió que Maduro perpetuara su control del poder.

La polémica y sutil carta a Maduro

El 7 de febrero de 2019, el diario italiano ‘Corriere della Sera’ publicó un breve extracto de una carta que Francisco envió a Maduro, en la que le reprochaba no haber cumplido su palabra para encontrar una solución al conflicto. «Lo que se acordó en las reuniones no fue seguido por acciones concretas» para «tratar de encontrar una salida a la crisis venezolana», decía Bergoglio en la misiva que despertó la curiosidad de los detractores de Maduro.
Aun así, el «regaño» no tuvo el tono que muchos esperaban, y el debate se intensificó al notar que Francisco se dirigió a Maduro como «Excelentísimo señor» y no como presidente.

«Lo que se acordó en las reuniones no fue seguido por acciones concretas» para «tratar de encontrar una salida a la crisis venezolana», escribió el Papa en una carta abierta a Maduro

Previamente a esta carta, Maduro había solicitado al Vaticano un papel mediador en el diálogo entre el chavismo y la oposición, en un contexto de alta tensión ante protestas y nuevas revueltas callejeras.

Cambios en la Iglesia católica venezolana

Entre las últimas acciones del Papa cuestionadas en Venezuela se encuentra el nombramiento del cardenal Raúl Biord Castillo como nuevo Arzobispo Metropolitano de Caracas, dada su relación cercana con Maduro. Biord reemplazó en julio del año pasado a Baltazar Porras, quien había presentado su renuncia. Porras ha sido una de las voces más críticas de la Iglesia católica venezolana hacia el régimen chavista.
Resultó sorpresivo el aparente guiño que Francisco hizo al líder chavista tras el anuncio del nuevo arzobispo y días previos a las cuestionadas elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, cuando afirmó que «los venezolanos son un pueblo muy maduro».