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Rusia y Ucrania intercambian un total de 292 prisioneros de guerra

24/08/2025 a las 22:28h.

Moscú y Kiev han hecho efectiva este domingo la liberación de 146 militares ucranianos prisioneros de guerra entregados por el Kremlin a cambio de otros tantos militares rusos.
«El 24 de agosto, 146 militares rusos han vuelto del territorio controlado por el régimen de Kiev. A cambio, 146 prisioneros de guerra de las Fuerzas Armadas ucranianas han sido entregados», ha informado el Ministerio de Defensa ruso en un mensaje publicado en su cuenta en Telegram.

Los militares rusos «recibirán tratamiento y rehabilitación en las instituciones médicas del Ministerio de Defensa» del Kremlin. Estos soldados se encuentran ya en territorio de Bielorrusia y reciben «la atención psicológica y médica necesaria».
Además, ocho «ciudadanos rusos residentes en la región de Kursk» y que habían sido «ilegalmente detenidos por el régimen de Kiev» han regresado y volverán a sus casas.

«Mejor un cementerio en Ciudad de Gaza que regresar al sur»

La declaración de hambruna en Ciudad de Gaza no frena los planes de invasión de un Benjamin Netanyahu que presiona a los militares para que se den prisa. Miles de vecinos escapan de los intensos bombardeos con los que Israel golpea el norte y … este de la ciudad para empujar a la población a los barrios próximos a la playa.
Zonas enteras están siendo arrasadas para que nadie pueda regresar. Muchos se quedan en las calles de la ciudad, otros, seguros de la inminencia de la entrada por tierra del enemigo, siguen camino al sur y llegan a lugares como Deir el Balah, en el centro de la Franja, donde también llueven las bombas. Llegan agotados tras superar 20 kilómetros y la mayoría hace el trayecto a pie porque es casi imposible encontrar transporte. Si lo encuentras, el trayecto en coche puede costar 450 euros. Es un camino que discurre por la costa en el que la gente lleva sus escasas pertenencias encima. Es un camino que la mayoría ya realizó en las primeras semanas de la operación israelí.
Además de los ataques de aviación y artillería, los israelíes despliegan a sus brigadas de combate en la periferia del principal núcleo urbano de la Franja y se preparan para una campaña por fases que puede durar meses. Abdula Gamal tiene 21 años y no encuentra la forma de llevarse a las 11 personas que tiene a su cargo, entre ellas varios niños.

«El día a día se ha convertido en una lucha por conseguir agua y comida, pero lo que queda es muy caro. Además, el bombardeo es constante, no paran ni de día ni de noche. Para una familia como la mía, salir costaría cientos de euros, luego habría que encontrar tiendas… ya lo hicimos en el pasado y no queremos volver a pasar por eso. Nos quedamos, mejor un cementerio en Ciudad de Gaza que regresar al sur».
Ante las prisas de Netanyahu, fuentes militares citadas por los medios locales indicaron que la invasión «es como un maratón, no como un sprint». Quieren ir paso a paso y esperan, en primer lugar, el despliegue de los primeros 60.000 reservistas. Mientras la ONU pide un alto el fuego urgente para hacer frente a la hambruna, el ejército se dispone a ordenar la evacuación a la fuerza de un millón de personas, lo que supondrá ahondar en el desastre humanitario, alertan desde el organismo internacional.
«Es una catástrofe, para conseguir agua no potable recorremos cada día kilómetros y kilómetros a pie. A veces debemos elegir entre ir a por agua o intentar conseguir comida de ayuda humanitaria, porque no tenemos dinero para comprar lo que queda en el mercado. Y todo entre explosiones porque bombardean como locos», lamenta Hamza Atalah, de 23 años, quien tampoco ve sencilla la evacuación. «Es un camino bajo el fuego que tendremos que hacer a pie porque no podemos alquilar un burro y menos un coche. No menos de 20 kilómetros a pie hasta Deir el Balah y luego, si no hay sitio, a seguir más al sur hasta Jan Younis».

La capital de Hamás

Netanyahu reunirá esta semana al Gabinete de seguridad para analizar los próximos movimientos. Ni la investigación por genocidio, ni la orden de arresto por crímenes de guerra dictada por la justicia internacional han frenado al primer ministro, y ahora tampoco la declaración de hambruna parece que tendrá impacto alguno en su agenda. El objetivo de Netanyahu es seguir adelante con el plan de asaltar la que llama «capital de Hamás», al tiempo que negocia con los islamistas la liberación de los rehenes y el final de la guerra. Los medios israelíes aseguran que la negociación indirecta podría llevarse a cabo fuera de Cairo o Doha, los dos lugares empleados en las últimas rondas.
Hussam al Attar, 45 años, tiene cinco hijos pequeños y no piensa moverse pase lo que pase. «Somos de Beit Lahia, que ya no existe. Nos hemos tenido que desplazar ya en 6 ocasiones y estamos agotados. Vamos de un lugar destruido a otro y cada noche nos dormimos con el estómago vacío, con hambre. Si nos echan al sur, no vamos. Mejor morir de una vez que seguir con esta agonía».

Maduro excarcela a trece presos políticos

Trece familias venezolanas volvieron a reunirse tras la excarcelación de presos políticos ordenada por el régimen de Nicolás Maduro en la madrugada del domingo, en un contexto marcado por la presión internacional y el despliegue de fuerzas militares estadounidenses en el Caribe. La noticia … fue anunciada por Henrique Capriles a través de las redes sociales. «Sabemos que quedan muchos y de ellos no nos olvidamos», afirmó el excandidato presidencial y actual diputado. «Que a nadie le quede dudas: vamos a seguir luchando por un país donde nadie esté tras las rejas por su forma de pensar. Siempre hemos dicho y lo mantenemos: hablaremos con quien tengamos que hablar para que en nuestra Venezuela no haya un solo preso político».
Entre los beneficiados con libertad plena figuran el exdiputado Américo De Grazia —también ciudadano italiano—, Víctor Jurado, Simón Vargas, Arelis Ojeda Escalante, Mayra Castro, Diana Berrío, Margarita Assenzo y Gorka Carnevalli. Otros, como Nabil Maalouf, Valentín Gutiérrez Pineda, Rafael Ramírez, Pedro Guanipa y David Barroso, recibieron casa por cárcel.

Guanipa celebró en redes sociales la medida como «la libertad de hermanos de vida» y reconoció que el año ha estado marcado por el dolor. «Hoy hemos logrado un pequeño avance en la difícil tarea de alcanzar la libertad de todos los presos políticos. No puede haber libertad en un país mientras exista la terrible figura de los presos de conciencia. Ser familiar de un preso político es otra forma de estar encarcelado».
En mayo pasado, la ONG venezolana Comité por la Libertad de los Presos Políticos (Clipp) alertó sobre el deterioro de salud de De Grazia, detenido desde agosto de 2024, diagnosticado con una infección pulmonar causada por un hongo, además de otras complicaciones.
Según la ONG Foro Penal, en Venezuela aún hay 815 presos políticos, entre ellos cuatro adolescentes y 89 extranjeros o con doble nacionalidad. El régimen de Nicolás Maduro insiste en que en el país no existen presos de conciencia y que quienes permanecen detenidos lo están por la comisión de delitos comunes.

Cinco años después de la gran explosión en el puerto de Beirut, las familias de las víctimas aún esperan justicia

Hace justo cinco años, el 4 de agosto de 2020, Beirut sufrió una de las mayores explosiones registradas en el mundo. Una tragedia que destruyó parte de la capital libanesa, se cobró la vida de 235 personas, hirió a 6.500, dejó a más de … 300.000 sin hogar y traumatizó a toda la población. En esta ciudad azotada por la guerra durante buena parte de su historia reciente, curiosamente no fue una explosión provocada por un bombardeo o un ataque terrorista, sino un accidente.
Un incendio en un almacén del puerto de Beirut, donde se guardaban sin las pertinentes medidas de seguridad 2.750 toneladas de nitrato de amonio que habían sido confiscadas a un barco en 2014, causó la detonación, equivalente a 3.000 toneladas de TNT. Su estruendo hizo temblar la tierra como si fuera un terremoto de magnitud 3,3 que se sintió en Turquía, Siria e Israel y hasta se escuchó en la isla de Chipre, a 240 kilómetros.
Cinco años después, la verdad de aquella catástrofe no ha sido revelada aún y el crimen permanece sin castigo. Desconsolados, los familiares de las víctimas siguen exigiendo justicia, como Mireille Khoury, quien perdió a su hijo, Elías, de 15 años. «Nuestra casa está a unos 200 metros de los silos de grano (donde se almacenaba el nitrato de amonio). En un minuto, mi vida cambió: mi hija Nour resultó herida, y también mi hijo Elías y yo. No podíamos entender qué estaba pasando: vimos el fuego y oímos las sirenas. Pensamos que los bomberos lo iban a controlar. Ni siquiera oí la explosión, pero de repente me encontré con las paredes de la casa sobre la cabeza; estábamos sangrando. Cuando recuperé la consciencia, pensé que era el fin del mundo. Y entonces nos llevaron a cada uno a un hospital en motocicletas que aparecieron en la calle. Elías permaneció en coma durante 14 días. Al principio, no pude verlo en el hospital porque yo también estaba hospitalizada en otro centro».

Nour, la hermana de Elías, explica: «Yo estaba en una sala normal, pero mi hermano estaba en cuidados intensivos. No podía verlo. Perdió el conocimiento inmediatamente y luego entró en coma».
Mireille continúa: «No sabía la gravedad de su estado porque tuve que permanecer en el hospital 14 días, confinada a una silla de ruedas. Me llevaron a ver a mi hijo dos veces, pero me dijeron que lo estaban anestesiando para que no sufriera. Finalmente, pude salir del hospital. Al día siguiente, me llamaron para que fuera urgentemente a ver a mi hijo. La persona que yo era murió ese día con mi hijo. Mira la sonrisa angelical de mi hijo –dice mostrando su retrato–. No puedo creer que haya muerto. No encuentro palabras para describir la rabia que sufro, la sensación de injusticia que siento. Todas las naciones que hablan de derechos humanos, que han perdido a sus conciudadanos, ¿por qué aceptan haberlos perdido sin que se haga justicia? ¿Por qué los abandonan?».

Mireille Khouri, en la imagen con su hija Nour, perdió a su hijo Elías, de 15 años

Nathalie Duplan

Con respecto a los compromisos asumidos por el primer ministro y los titulares de Cultura y Asuntos Sociales, Mireille comenta: «Esta es la primera vez que el Gobierno apoya nuestra causa. Es un primer paso».
Nour, médico interno que tenía 20 años en 2020, se siente tentada por el exilio como muchos jóvenes del Líbano: «Si mis padres no vivieran, no me habría quedado en este país porque todo lo que se ha hecho demuestra que no valemos nada para ellos. Más de 200 personas pueden morir y no pasa nada. Durante cinco años, nada ha cambiado. El nuevo Gobierno necesita enviar mensajes positivos si no quiere perder a sus jóvenes. Debe actuar con rapidez».

Capitán de bomberos Michel al Murr

«Fuimos los primeros en responder al incendio. Perdimos a diez compañeros: nueve bomberos y una enfermera. Es un desastre mayúsculo para todo el Líbano. Justo antes de la explosión, el exgobernador de Beirut me llamó porque quería hablar conmigo. Eso fue lo que me salvó, porque estaba con mis compañeros y debería haberme ido con ellos. Cuando salí del parque de bomberos, mis compañeros se dirigían al puerto. Fueron enviados a la muerte. La información que recibimos era incorrecta, ya que solo nos dijeron que se trataba de un incendio en un almacén. Al llegar al lugar, nuestros compañeros vieron que el incendio requería más de un camión. Pidieron refuerzos. Esto salvó la vida de los demás compañeros que estaban en el parque de bomberos, ya que, cuando se produjo la explosión, el edificio quedó destruido, pero no había nadie dentro».

Michel al Murr, capitan de bomberos, responsable de uno de los primeros equipos en responder al incendio

Nathalie Duplan

«Tras la explosión, supimos que habíamos perdido contacto con nuestros compañeros. Desde ese momento, empezamos a buscarlos. Durante días y días. Días sin descanso. Logramos encontrar restos humanos. Fue duro, pero es nuestro trabajo. En los desastres, sabemos que podemos no regresar y no volver a ver a nuestras familias. Fue duro perder a diez personas en un segundo. Pero debemos ser más fuertes que este desastre para poder continuar nuestra misión. Nuestros compañeros dejaron un enorme vacío. La ira aún nos acompaña. Queremos saber la verdad».

Corea del Sur desactiva su guerra psicológica en la frontera con el Norte

04/08/2025 a las 09:06h.

El Gobierno surcoreano comenzó a desmontar los altavoces utilizados para emitir propaganda contra Corea del Norte a lo largo de la Zona Desmilitarizada (DMZ), según confirmó el Ministerio de Defensa. La medida forma parte de un giro estratégico impulsado por el nuevo presidente Lee Jae myung, quien ha señalado su intención de aliviar la tensión intercoreana y reactivar los canales de diálogo congelados durante la Administración anterior.
«Es una medida práctica que puede contribuir a reducir tensiones sin afectar la postura de preparación militar», indicó el ministerio en un comunicado. El viceportavoz de la cartera, Lee Kyung ho, precisó que el retiro se realiza sin coordinación previa con el Norte y evitó dar detalles sobre la posibilidad de reinstalarlos en caso de que aumenten las hostilidades.

Los altavoces, utilizados durante décadas como herramienta de guerra psicológica, fueron reinstalados en junio de 2024 por el Gobierno conservador de Yoon Suk yeol, tras una serie de provocaciones del Norte, incluyendo el envío de cerca de mil globos cargados con basura a la frontera entre ambos países. Las transmisiones incluían noticias internacionales, mensajes críticos al régimen norcoreano y música pop surcoreana, con un alcance estimado de más de 20 kilómetros dentro del territorio norcoreano.

Poco después de asumir el poder en junio de 2025, la Administración de Lee Jae myung ordenó suspender dichas emisiones como primer gesto de distensión. Ahora, el desmantelamiento de los altavoces consolida esa postura.

Rusia juzga el atentado que dejó 145 muertos en la sala de conciertos Crocus

El 22 de marzo del año pasado, lo que debía ser un concierto del grupo Piknik para el disfrute del público se convirtió en una jornada de terror en el auditorio del Crocus City Hall de Moscú. Minutos antes del inicio de los conciertos, … los atacantes abrieron fuego con fusiles de asalto contra civiles indefensos. En aquella terrible jornada murieron 145 personas y 551 resultaron heridas.
Mientras las víctimas intentaban escapar corriendo o esconderse, los terroristas usaron cuchillos para rematar a algunos de los heridos e incluso provocaron un incendio en las plantas superiores con explosivos. Los principales sospechosos fueron cuatro hombres de Tayikistán que fueron detenidos a los pocos días del ataque. Este lunes, la Justicia empezará la parte final del juicio al mayor atentado de los últimos años de Rusia, que conmocionó a todo el país.
La organización terrorista del Estado Islámico reivindicó a través de su propia agencia de noticias la autoría del ataque, convirtiéndose en el atentado yihadista más mortífero en Rusia desde la masacre de la escuela de Beslán en 2004, que se cobró la vida de 334 personas, la mayoría de ellos niños.

Desde el principio, el Kremlin quiso implicar a Ucrania en el atentado. «Los cuatro autores directos del ataque terrorista, todos los que dispararon y mataron a personas, fueron hallados y detenidos. Intentaron esconderse y se desplazaron hacia Ucrania», declaró el 23 de marzo el propio presidente Vladímir Putin. Esa fue su primera comparecencia pública tras la masacre.
Este lunes se enfrentan a la Justicia rusa los principales acusados de haber perpetrado uno de los crímenes más terribles de este siglo en el país euroasiático. Cuando el oficialismo ya admitió la culpabilidad de los radicales islamistas, siguió intentando relacionar de forma indirecta a Kiev con el atentado, algo que no se ha demostrado. «Y los nazis, como es bien sabido, nunca han tenido reparos a la hora de emplear los medios más sucios e inhumanos para lograr sus objetivos», aseguró Putin en una reunión del Consejo de Seguridad ruso. El Kremlin lleva años llamando «neonazi» y similares a Ucrania.
Después de su detención, los principales inculpados no presentaron muy buen aspecto en sus primeras comparecencias públicas. En la primera vista judicial, lucían múltiples moratones y heridas en el rostro. Uno de ellos tenía los ojos vendados entonces, y otro era incapaz de caminar y necesitaba un catéter para miccionar. En los primeros vídeos que circularon por Telegram sobre la detención, las fuerzas de seguridad cortaron una oreja a uno de los sospechosos mientras que otro se dijo entonces que recibió descargas eléctricas en los genitales. A todos ellos les espera una posible condena de cadena perpetua. Moscú incluso estudió la posibilidad de recuperar la pena de muerte después del atentado, algo que por ahora parece improbable.

Jornada negra

Ese 22 de marzo, todo estaba listo para un concierto más de la extensa agenda cultural moscovita. El grupo Piknik tenía ya todos los ajustes listos para empezar el evento. Al principio, algunos de los asistentes pensaron que los primeros disparos eran parte del espectáculo. No tardaron los presentes en darse cuenta de que lo que sucedía era mucho más oscuro. Empezaron a salir los primeros vídeos de lo sucedido y las primeras informaciones sobre un grupo de hombres con fusiles de asalto atacando la sala de conciertos. El pánico se desató en el recinto, conectado con un pabellón de congresos y un centro comercial, ocupando en conjunto 90 hectáreas.
Aquí se encontraba en aquel momento Dmitri. Este joven trabaja en un restaurante de comida rápida y explica a ABC lo que recuerda del día del atentado. «Estaba aquí con mis compañeros cuando todo ocurrió. Tuvimos que correr, pero nosotros tuvimos suerte», asegura. «Ninguno de los trabajadores del centro comercial sufrió ningún percance, pero fue espantoso», añade. Recuerda que, a día de hoy, hay un obelisco que «recuerda a las víctimas al lado del Crocus City Hall», el recinto de conciertos, donde ahora solo hay una estructura medio derruida en obras para recuperar su antiguo uso. El tiroteo y los incendios provocados por explosivos que usaron los atacantes dejaron las instalaciones inservibles.
Después de algunas horas de búsqueda, las fuerzas de seguridad rusas detuvieron al día siguiente a 11 sospechosos de haber participado o contribuido a la ejecución del atentado, entre ellos los cuatro tiradores. Tras el ataque, Moscú lamentó a sus muertos y puso las banderas a media asta.

Permanece en la memoria

Los moscovitas estaban conmocionados. De forma espontánea, se comenzaron a amontonar en las cercanías del recinto flores, iconos ortodoxos y velas para recordar y conmemorar a las víctimas innocentes de la tragedia. Los pocos peluches presentes recuerdan a los seis niños que también perecieron. Miles de rusos se personaron con lágrimas y oraciones para los difuntos. Decenas de miles de flores honraron a todos aquellos que no sobrevivieron. Al lado había cintas policiales que rodeaban lo que quedaba de la estructura.
Aleksei, uno de los que asistió a este homenaje, compartió su dolor. «Deseamos con todas nuestras fuerzas que esto no ocurra nunca más, a nadie, ni de nuestro país ni de cualquier otro (…) tras lo que pasó, no debemos tener miedo, debemos seguir haciendo vida normal», aseguró.
Los otros recintos de Crocus mantuvieron esa premisa y hoy en día siguen abiertos y funcionales, con tiendas de ropa, restaurantes, gimnasios, cines e incluso una pista de patinaje sobre hielo cubierta funcionando como siempre.
Justo en el primer aniversario del atentado, el pasado 22 de marzo, las autoridades inauguraron un obelisco de homenaje a las víctimas, que contiene pájaros de metal ascendentes. En él, los familiares y allegados mantienen vivo el recuerdo con fotos de las víctimas y otras ofrendas como dulces y flores. A escasos metros del monumento, los obreros que deben reformar el Crocus City Hall, la sala de conciertos, trabajan a toda máquina para poder reabrir. El plan era hacerlo este mes de agosto, pero no parece que pueda ser tan pronto teniendo en cuenta que aún se ve el esqueleto del edificio y queda poco de la forma original de este. Las plantas de arriba son las que más sufrieron las llamas provocadas por los terroristas. Allí quedaron atrapadas decenas de personas que los bomberos tuvieron dificultades para rescatar el día del atentado.