Cuando se paga más por los soldados muertos que por los vivos y se convierte en un 'negocio rentable'
06/07/2025 a las 09:44h.
Tras más de tres años de guerra en Ucrania, Rusia parece dispuesta a todo para seguir nutriendo sus filas: desde reclutar prisioneros condenados por crímenes violentos hasta, incluso, considerar el uso de tropas norcoreanas o chinas. Una realidad cada vez más palpable es que, en muchas regiones remotas de Rusia, la muerte en el frente puede ser tremendamente más rentable que vivir. En lugares como Tuvá, una de las regiones más castigadas del país —con una tasa de pobreza que triplica la media nacional— los depósitos bancarios han aumentado un 152 % desde el inicio del conflicto. Allí, los soldados pueden valer más muertos que vivos.
Incluso hay familias que reciben una notificación de defunción de sus allegados cuando realmente seguían vivos. Según el medio independiente ruso IStories, hay casos en los que se entregaron ataúdes sellados con la advertencia de no abrirlos, y luego esas mismas personas fueron reconocidas como prisioneros de guerra de los ucranianos en la televisión. Algunas familias, temiendo perder la indemnización estatal, prefieren guardar silencio.
‘Deathonomics’
Los obituarios se multiplican en los periódicos regionales, pero lo que sucede detrás de esa tragedia personal es una poderosa dinámica económica. Según ‘The Wall Street Journal’, los pagos por muerte en combate están cambiando radicalmente la vida de quienes se quedan atrás.
El economista ruso Vladislav Inozemtsev calcula que la familia de un soldado de 35 años que lucha un año y muere en combate puede recibir hasta 14,5 millones de rublos —unos 127.000 euros al tipo de cambio actual—. Esta suma supera con creces lo que habría ganado trabajando como civil hasta los 60 años en muchas regiones del país. Además, estas familias acceden a bonificaciones, seguros y programas sociales. «Ir al frente y morir un año después es económicamente más rentable que seguir viviendo», afirma Inozemtsev, quien ha acuñado el término ‘deathonomics’ para describir este fenómeno.