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Luis Arce, presidente de Bolivia : «Evo Morales puso sus intereses por encima de los del pueblo boliviano»

En medio de una grave crisis económica y política, Bolivia se prepara para unas elecciones presidenciales que podrían marcar el fin definitivo del ciclo iniciado por Evo Morales hace casi dos décadas. En esta coyuntura, el presidente actual, Luis Arce, ha decidido no postularse … a la reelección, pese a tener derecho a un segundo mandato. Arce, economista de perfil técnico y figura clave del proceso de nacionalización durante los gobiernos del MAS (Movimiento al Socialismo), fue elegido en 2020 con el respaldo directo de Evo Morales, su entonces mentor político. Hoy, a poco más de un mes de los comicios –el 17 de agosto–, Morales se ha convertido en su principal opositor, atrincherado en el Trópico de Cochabamba y bajo presión judicial –tiene causas abiertas por corrupción y por presunto abuso de una menor, con la que habría tenido un hijo siendo presidente de Bolivia, y por la que tiene una orden de detención–.
En una entrevista por videoconferencia con ABC, Arce acusa abiertamente a Morales de haber «antepuesto su ambición personal a los intereses del pueblo boliviano» y de actuar como «el mejor instrumento de la derecha para desestabilizar» al actual gobierno. El presidente defiende su legado, denuncia el boicot legislativo liderado por su antiguo padrino político y advierte que lo que está en juego en las próximas elecciones es «la consolidación del Estado plurinacional frente al viejo Estado republicano».
—Bolivia está a punto de cumplir 200 años [el 6 de agosto] en medio de una fuerte crisis. ¿Cómo valora este momento?
—Es una coincidencia que, justo al llegar al bicentenario, tengamos un año electoral, lo que añade complejidad. Aun así, tengo la certeza de que podremos concluir nuestra gestión y entregar el mando de forma democrática, algo que no ha sido habitual en la historia del país. Nuestro mayor legado es justamente ese: la democracia y el respeto a la Constitución del Estado plurinacional.
—Usted fue parte del gobierno de Evo Morales, como ministro de Economía, en una época de acelerado crecimiento del país ¿El modelo dibujado en la Constitución del 2009 fue implementado con éxito?
—Gran parte de sus principios ya se han implementado: derechos para los pueblos indígenas, autonomías, inclusión, participación y lucha contra el racismo. Pero aún faltan leyes para completar su desarrollo, y no avanzamos más por falta de colaboración en la Asamblea, donde sectores de derecha –y también afines a Evo Morales– bloquean sistemáticamente cualquier iniciativa en esa dirección.
Y es más, hoy por hoy ellos están planteando retornar a la orden anterior. Ese es su lógica, ese es el razonamiento que tienen ellos. Por lo tanto, aquí también en estas elecciones nos estamos jugando el consolidar nuestro Estado plurinacional de Bolivia frente al viejo Estado republicano.

—¿Cómo explica el quiebre que Evo Morales provocó en el MAS [Movimiento al Socialismo] al que ambos pertenecían, y que hoy actúa como su principal opositor?
—Cuando los intereses personales se imponen sobre los colectivos, surgen estas fracturas. Desde que Evo volvió de Argentina, tras su exilio, buscó instalar una oposición y preparar su candidatura para 2025. No había pasado ni un año de mi mandato y ya decía que el pueblo no me quería más. Pero las encuestas mostraban lo contrario: teníamos el respaldo popular, porque estábamos reactivando la economía, impulsando la industrialización, resolviendo problemas estructurales, mejorando la producción agropecuaria, implementando una política de industrialización con sustitución de importaciones. Estábamos reconduciendo la economía del país, haciendo exploraciones y resolviendo los problemas que no se habían resuelto en el pasado. O sea, consolidando la estructura económica del país.
Eso no le gustó a Evo ni a la derecha. Y lo paradójico es que los mismos actores que lo sacaron del poder en 2019 –Camacho, Mesa– terminaron aliados con su facción en la Asamblea para sabotear nuestro gobierno. Esa alianza bloqueó créditos, paralizó leyes sociales y económicas, y generó un estrangulamiento institucional que afectó directamente los indicadores económicos. A partir de 2023, la situación se agravó. La fracción de asambleístas pro-Evo aliada con la derecha hizo mayoría y empezaron a bloquear proyectos de ley, empezaron a generar todas las condiciones para desestabilizar nuestro gobierno.
Hoy, desde el Trópico de Cochabamba, Evo convoca a cortes de ruta, protestas y todo tipo de amenazas que van en contra de nuestra tan debilitada democracia.
—¿Cuál es la principal causa de la crisis actual?
—El tema central son los combustibles; Bolivia ya no exporta gas como antes y se ha convertido en un país importador de combustibles porque no tenemos producción de hidrocarburos. ¿Y por qué sucedió eso? Porque no se hizo exploración en el pasado. Evo no hizo más que cuatro pozos de exploración petrolera que además fueron un fracaso. Cuando asumimos, ya había un problema estructural: las reservas de gas estaban en declive. Antes exportábamos 6.000 millones de dólares; el año pasado, solo 1.600 millones. Ante esa caída, cualquier país necesita financiamiento externo para atravesar la transición, pero los créditos que gestionamos fueron bloqueados en la Asamblea. Eso impidió cubrir necesidades inmediatas y ejecutar proyectos de reactivación.
Desde la Asamblea se generó un ambiente muy hostil a mi gestión. Hubo hasta un intento de golpe de Estado en junio del año pasado. Hemos enfrentado todo, hemos enfrentado cuatro años de sequías en el país de efectos naturales, hemos enfrentado pandemia y pospandemia, lo hemos enfrentado todo y aún todavía nuestro gobierno con todo ese complot sigue caminando, sigue haciendo obras, sigue generando en sus posibilidades bienestar para la población.
—¿Cuál era la propuesta de su gobierno?
—Teníamos un plan sólido. Lanzamos 44 proyectos de exploración de hidrocarburos; descubrimos yacimientos, pusimos en marcha una planta de biodiésel y otra será inaugurada pronto en El Alto. El objetivo era que, hacia 2026 o 2027, Bolivia produjera el 80% de los combustibles que hoy importa. Pero entre la planificación y los resultados hay un periodo que exige recursos de inversores del exterior, y esos recursos nos fueron negados. A eso se sumó la especulación de precios por parte de grupos oligárquicos. Es una receta conocida: presionar el bolsillo de la gente para debilitar a gobiernos populares.
—También hubo trabas a inversiones extranjeras. ¿Por qué?
—Tenemos 2.000 millones de dólares en inversiones extranjeras paralizadas en la Asamblea: acuerdos con empresas de China y Rusia, una planta de zinc, proyectos en Oruro… Todos frenados. La derecha lo hace por ideología: quiere privatizar los recursos, repetir el viejo modelo. Pero Evo también se opuso, no por principios, sino para impedir que nuestro gobierno tuviera éxito. No quería que demostráramos capacidad para industrializar el litio, atraer inversiones o avanzar. Actuó con la lógica de que, si a Luis Arce le iba mal, a él le iría bien. Pero nos fue mal a todos. Fue un error infantil, producto de una ambición personal.
—Usted dice que Evo fue funcional a la derecha…
—Totalmente. Fue el mejor instrumento que tuvo la derecha para debilitarnos. Desde su programa de radio nos calumniaba y, durante un tiempo, los medios amplificaban sus críticas. Cuando dejó de ser útil, lo abandonaron. La derecha lo usó para dividirnos y luego lo descartó. Y él contribuyó, con su actitud, a reforzar el relato de que la izquierda no sabe gobernar.
—¿Esto revela un problema más amplio en los liderazgos latinoamericanos?
—Sí. Muchos líderes no saben dar un paso al costado. Lula, en su momento, apoyó a Dilma, y eso fue un gesto importante. Pero en otros casos, como el de Evo o el de Correa con Lenín Moreno, vemos que no se quiere soltar el poder. El error es creerse imprescindible. Un verdadero líder es el que empuja desde atrás, no el que necesita figurar en la papeleta. Lamentablemente, en nuestro caso también ha primado la ambición personal.
Evo llegó a decir que sería candidato «por las buenas o por las malas» [está inhabilitado por la Justicia], y eso es una amenaza a la democracia. Mientras tanto, nosotros seguimos apostando por la unidad. Apoyamos, por ejemplo, al compañero Andrónico Rodríguez [actual líder del Senado, de origen sindical] como una opción que responda a las demandas del pueblo.
—¿Le preocupa el giro regional hacia la derecha? La tendencia es esta para las próximas elecciones en Chile, Bolivia, Colombia, Brasil…
—La derecha quiere convencer a la gente de que los gobiernos populares son ineficientes. Pero si uno revisa la historia reciente de América Latina, verá que los peores momentos económicos ocurrieron bajo gobiernos neoliberales. La receta es la misma: ajuste, privatización, recorte. No traen nada nuevo. Y si nuestros pueblos eligen ese camino, nos espera otra década perdida. En Bolivia, al menos, hay un fenómeno interesante: crece el número de indecisos y de quienes anuncian que votarán nulo. La gente está cansada.

Hong Kong: el lugar que fue

La verdad está, por ejemplo, en los libros. Por eso desaparecen. Acudía este corresponsal a una librería independiente en el distrito de Wanchai, encaramada en lo alto de uno de los espigados edificios característicos y conocida por sus vínculos con los extintos movimientos sociales. Buscaba … un ensayo titulado ‘Aftershock’, un relato coral de las protestas prodemocracia escrito por un colectivo de periodistas locales, y con él la huella del olvido forzoso. Nada en las estanterías.

—¿Os queda algún ejemplar? —preguntó a la joven al otro lado del mostrador.
—No, parece que no tenemos ninguno —contestó esta tras pulsar varias teclas en su ordenador.
—¿Y sabes si lo vais a recibir en el futuro o si se puede pedir?
La dependienta escrutó la pantalla en silencio durante unos segundos, confundida.
—No lo sé. Aquí no dice nada. Imagino que no.
He ahí el nuevo Hong Kong. Un lugar que reescribe sobre la marcha, con tosquedad, su peculiar pasado mediante sobrentendidos, desapariciones, silencios. Un lugar diferente en el mismo sitio desde hace un lustro, el tiempo transcurrido desde la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional.
En marzo de 2020, el régimen impuso desde Pekín este marco legal, el cual castiga con hasta cadena perpetua todo acto considerado «separatismo, terrorismo, subversión de los poderes del Estado o colusión con fuerzas extranjeras». El Ejecutivo local lo empleó para acallar todo pluralismo, convertido en disidencia.
China vulneraba así la Declaración Conjunta Sino-Británica para la devolución de soberanía, su acuerdo internacional más importante, y la Ley Básica que rige el territorio, según los cuales se comprometía a respetar los derechos y libertades herederos de la época colonial durante al menos medio siglo, una fórmula sintetizada por el líder Deng Xiaoping como ‘Un país, dos sistemas’. Iban a ser cincuenta años, acabaron siendo menos de la mitad: veintitrés.
Los acontecimientos se precipitaron a partir de junio de 2019, a causa de un proyecto de extradición según el cual ciudadanos hongkoneses podrían ser juzgados en suelo continental. Estalló entonces una protesta de magnitudes nunca vistas, con más de un millón de personas en un territorio de siete tomando las calles hasta en tres ocasiones en apenas dos meses
La incapacidad para reaccionar del Ejecutivo Local elevó la movilización a cita semanal. Los manifestantes se convirtieron en una suerte de guerrilla urbana que campaba a sus anchas por el centro de la ciudad, a su vez un campo de batalla enturbiado por los gases lacrimógenos y la brutalidad policial.

Fugaces victorias

Sin saber que pronto no habría marcha atrás, el movimiento inició su asalto a las instituciones. En las elecciones municipales de noviembre de 2019 las fuerzas prodemocracia cosecharon una mayoría histórica. Estas pasaron de aglutinar 124 escaños de un total de 479 a 388 –del 26 al 81%–, mientras que el bando prochino cayó de 331 a 89 –del 69 al 19%–, gracias a una participación también histórica del 71%.

Carmen Lau: «Hay gente en la diáspora y sobre el terreno trabajando para que el movimiento siga adelante». Arriba, Carmen Lau, activista hoy en el exilio, durante las protestas prodemocracia en 2019 en Hong Kong. Abajo, durante la campaña de las elecciones municipales de 2019 y a la derecha, una copia de las cartas remitidas a los vecinos de Carmen Lau, en la que se ofrecía un millón de dólares hongkoneses de recompensa por su entrega a la embajada china
CEDIDAS

Entre los triunfadores de aquella noche, clímax de la democracia en Hong Kong, estaba Carmen Lau. A sus 24 años acababa de conquistar la circunscripción de Wang Tau Hom para el Partido Cívico. «Yo nunca pretendí dar un paso adelante y ser candidata, pero las circunstancias me empujaron», rememora por teléfono.
«Estaba en mi último año de secundaria cuando en 2012 comenzaron las protestas contra la Educación Patriótica y Moral. No me afilié a Scholarism [la formación que lideraba el movimiento] pero sí organicé varias manifestaciones en mi instituto. Por eso decidí estudiar Ciencias Políticas. Luego llegó la Revolución de los Paraguas en 2014, y acabé trabajando para un legislador del Partido Cívico. Casi todos están en la cárcel ahora».

Después de un siglo y medio, el Reino Unido devuelve Hong Kong a China, que se compromete a respetar durante 50 años sus libertades, mayores que en el continente, bajo el principio de ‘Un país, dos sistemas’.

En el sexto aniversario de la devolución, medio millón de hongkoneses se manifiestan contra el artículo 23 de la Ley Básica para penar la subversión, lo que obliga al Gobierno local a retirarlo.

Más de 90.000 personas, sobre todo estudiantes, toman las calles para protestar contra la Ley de Eduación Patriótica que quería imponer China. De este movimiento surgen líderes como Joshua Wong, hoy en la cárcel.

Las acampadas contra la reforma del sistema electoral hongkonés, que quería impulsar Pekín, derivan en manifestaciones masivas y el bloqueo de calles y avenidas, que se prolongan hasta el 15 de diciembre de ese año.

Tras una manifestación multitudinaria tres días antes, decenas de miles de personas tratan de impedir en el Parlamento la ley de extradición a China. Estalla la segunda ‘Revuelta de los Paraguas’ por la represión policial.

En plenas protestas contra la ley de extradición a China, que derivaron en una violenta guerrilla urbana durante la segunda mitad del año, miles de manifestantes asaltan y vandalizan el Parlamento local

El régimen chino impone la Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong, que pena con entre tres años y cadena perpetua «la subversión, la secesión, el terrorismo (que incluye vandalismo) y las injerencias extranjeras».

Entra en vigor la Ley de Seguridad Nacional aprobada cuatro días antes por el Parlamento de Hong Kong, que amplía la norma impuesta desde Pekín con nuevos delitos para desarrollar el artículo 23 contra la subversión.

Al cumplirse 28 años del traspaso de soberanía, y cinco de la Ley de Seguridad Nacional, se disuelve el último partido de la oposición, la Liga de los Socialdemócratas. Se consuma la pérdida de libertades en la excolonia británica.

El siguiente paso de la oposición consistía en presentar una lista unitaria a las siguientes elecciones legislativas, previstas para septiembre de 2020. Pretendían maximizar sus posibilidades de controlar por primera vez el Consejo Legislativo, el parlamento territorial, pese a las trabas de un sistema representativo solo en parte.
Para ello, en julio de 2020 organizaron unas primarias que atrajeron una movilización récord. Pero lo que parecía el principio resultó en realidad el final. La posibilidad de una pérdida de control estaba demasiado cerca para China, que se cansó de jugar a la democracia trucada. Tras la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional, llegó una reforma electoral. Esta minimizó el número de escaños elegidos por sufragio directo y exigió que los investidos pronunciaran un voto de obediencia.

«Está recuperándose, pero el Hong Kong de antes no va a volver»

Alicia García-Herrero
Economista jefe para Asia de Natixis

«Me negué a jurar fidelidad al Partido Comunista», apunta Lau. En junio de 2021, un año y medio después de su nombramiento, dimitió. «Pensé que mi renuncia sería el final, pero empezaron a seguirme y acosarme. De aquella todavía vivía con mi familia, así que por la seguridad de todos tuve que irme». Tomó la decisión de un día para otro. Una mañana de julio se despidió de sus padres y, gracias al programa de asilo ofrecido por el Reino Unido, abandonó el único hogar que había conocido en sus 26 años de vida, Hong Kong. Quizá para siempre.

Control total

Entretanto, la purga de los demócratas avanzaba a toda velocidad. En enero de 2021 ‘Los 47 de Hong Kong’, las más destacadas figuras opositoras, fueron detenidas en una redada simultánea. Todos los partidos cesaron sus actividades de manera progresiva. La disolución del último organismo activo, La Liga de los Socialdemócratas, tuvo lugar el pasado domingo ante la «inmensa presión política» imperante en este nuevo Hong Kong.
Ni siquiera en el extranjero pudo Lau escapar a la persecución. A principios de 2022 las autoridades emitieron contra ella una orden de arresto por incitar a la participación en dichas primarias, y a finales de 2024 recurrieron a la Ley de Seguridad Nacional para acusarla formalmente de «subversión» y «colusión con fuerzas extranjeras». El pasado mes de marzo, sus vecinos recibieron una carta remitida por la Policía que ofrecía un millón de dólares hongkoneses a cambio de su entrega a la embajada china en Londres.
La verdad está también en los periódicos. Por eso desaparecen. 18 medios de comunicación han cerrado tras la imposición de la Ley de Seguridad Nacional, entre ellos ‘Apple Daily’, el diario líder del territorio; y 28 periodistas y editores han sido encausados. Hong Kong se ha desplomado en el Índice Mundial de Libertad de Prensa que Reporteros Sin Fronteras elabora cada año entre 180 países: en 2002 ocupaba el puesto 18º, en 2024 el 140º. La última coacción contra los escombros del periodismo hongkonés adopta forma fiscal. La Asociación de Periodistas ha denunciado investigaciones invasivas contra reporteros, el propio sindicato e incluso familiares.

«Tras las encarcelaciones de periodistas, tenemos que elegir cuidadosamente nuestros reportajes y entrevistas»

Tom Grundy
Cofundador y director de ‘The Hong Kong Free Press’

«Sortear inspecciones gubernamentales y normas no escritas que cambian constantemente se ha convertido en mi trabajo a tiempo completo, además de intentar cuadrar las cuentas», afirma Tom Grundy, cofundador y director de ‘The Hong Kong Free Press’, uno de los dos medios independientes todavía activos. «Nos esforzamos por proteger la cobertura de noticias locales y encontraremos la forma de contar cualquier historia; pero, tras las recientes encarcelaciones de periodistas, tenemos que elegir cuidadosamente los reportajes y entrevistas. Y la sección de opinión es en gran medida tierra muerta».

Futuro dubitativo

El curso de los acontecimientos amenaza también la prosperidad de Hong Kong, dependiente de su paradoja originaria, ya caduca: conformar una sociedad libre, abierta y moderna pese a formar parte de la más poderosa dictadura. Por eso la economía china salía aquí al encuentro del mundo, y viceversa.
«Para reinventarse están jugando con fuego», explica Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia de Natixis. «Hong Kong exporta fundamentalmente semiconductores a Rusia y China. Ya no es el lugar donde estadounidenses y europeos invertían en China, ahora hay mucho capital de Oriente Medio y Rusia. Eso es un riesgo gigante porque quien hace las listas de paraísos fiscales no son ellos, sino Occidente. Hong Kong no aplica las sanciones derivadas de Ucrania, Singapur sí», incide, con conocimiento de causa tras quince años de residencia en el territorio. «Dicen que Hong Kong está recuperándose, y es verdad que algo está recuperando, pero no es el Hong Kong de antes. Eso no va a volver».
Jim, por ejemplo, tampoco va a volver. Él es uno de los 400.000 hongkoneses que según estimaciones oficiales han emigrado. El corresponsal habló por última vez con este joven hace dos años. Entonces todavía vivía en Hong Kong, y no reconoció haber participado en las protestas hasta asegurarse de que su identidad quedaría protegida bajo un nombre ficticio.

«La embajada china me molesta de vez en cuando, no puedo decir dónde estoy»

Jim
Hongkonés emigrado al extranjero

Hoy contesta desde otro continente. Su paradero no es lo único que ha cambiado. «Me mudé a un país de Sudamérica y me casé con una mujer de aquí». La cautela, sin embargo, permanece. «La embajada china siempre quiere «organizar y gestionar» la comunidad de los chinos y me molesta de vez en cuando. Por eso no puedo contarte en qué país estoy».
Lau prosigue con su actividad política desde el extranjero. «Tengo fe en nuestro movimiento y creo que quizá algún día podamos volver a nuestra patria en libertad. Hay gente en la diáspora y sobre el terreno que están trabajando muy duro para que el movimiento siga adelante pese a la represión».
Puede que tenga razón. Tal vez en Hong Kong la verdad no esté desaparecida, solo oculta. En la librería, el corresponsal se da media vuelta y echa un último vistazo a las estanterías antes de irse.
—Yo conozco ese libro —susurra una voz anónima—. Si quieres, puedo conseguirte una copia.

Musk anuncia la creación de una nueva formación política en EE.UU.: el Partido de América

Elon Musk ha revolucionado varios sectores en su carrera empresarial: entre otros, el de los vehículos eléctricos, con Tesla; la industria aeroespacial, con SpaceX; o el acceso a wifi, con Starlink. Ahora, en su reciente faceta de agitador de la política estadounidense, busca … algo que podría ser mucho más difícil: romper el sistema de los dos partidos que ha dominado a EE.UU. desde el siglo XIX.
El hombre más rico del mundo, en plena guerra con el que ha sido su gran aliado, Donald Trump, ha anunciado este sábado la formación de una nueva formación política para romper lo que él califica como el ‘unipartido’, el sistema en el que conviven el Partido Republicano y el Partido Demócrata. Su creación se llama el Partido de América y busca crear una veta entre los dos partidos tradicionales que rompa ese sistema, en la antesala de la celebración del 250º aniversario de la fundación de EE.UU. la democracia más vieja y estable del mundo.
«En lo que tiene que ver con arruinar a nuestro país con derroche y corrupción, vivimos en un sistema de un partido, no en una democracia», defendió este sábado por la tarde en un mensaje en su red social, X. «Hoy se crea el Partido de América para devolveros la libertad».
Independence Day is the perfect time to ask if you want independence from the two-party (some would say uniparty) system!Should we create the America Party?— Elon Musk (@elonmusk) July 4, 2025
Al más puro estilo de Musk, el empresario de origen sudafricano justificó la decisión en una encuesta entre los usuario de X, que compartió en la víspera, el 4 de julio, festivo nacional en EE.UU., la fecha en la que el país declaró su independencia frente a la corona británica.
«El Día de la Independencia es el momento perfecto para preguntar si queréis independencia frente al sistema de dos partidos (algunos lo llaman ‘unipartido’)», escribió.
El resultado fue que algo más del 65% votaron a favor de la idea, en una encuesta en la que participaron 1,2 millones de usuarios (imposible saber cuántos de ellos tienen derecho a voto en EE.UU.).
Musk sacó a relucir la idea del nuevo partido hace unos días, en medio de su enfrentamiento con el presidente de EE.UU. Trump ha conseguido esta semana su mayor victoria de lo que va de segundo mandato, la aprobación en el Congreso de su gran apuesta legislativa, la descomunal ley fiscal y de gasto, conocida como ‘One, Big, Beautiful Bill’ (ley ‘Una, grande y bella’). El magnate tecnológico la ha condenado con ferocidad, por el impacto que se estima que tendrá en el déficit de la primera potencia mundial: 3,3 billones de dólares en una década.
Durante su tramitación, dijo que era una «abominación asquerosa« y amenazó con financiar primarias contra todos los legisladores republicanos que la apoyaran. No era una amenaza sin significado: Musk ha sido uno de los grandes apoyos en el retorno de Trump al poder, después de haber desembolsado casi 300 millones de dólares en la campaña electoral del año pasado para su candidatura y las de algunos republicanos. Después, Musk fue su mano derecha tanto en el proceso de transición presidencial como en los primeros meses en la Casa Blanca, donde parecía implicado en todas las decisiones. Trump creó para él el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en sus siglas en inglés), que tenía el objetivo de recortar un billón de dólares en gasto público antes del 4 de julio del año que viene. Pero su labor al frente de DOGE estuvo plagada de polémicas y enfrentamientos con otros miembros del Gabinete de Trump.
El conflicto abierto entre el hombre más rico del mundo y el hombre más poderoso del mundo tomó derroteros muy feos -Musk acusando a Trump de no desclasificar los documentos de Jeffrey Epstein porque aparece en ellos, Trump amenazando a Musk con retirarle todas las subvenciones a sus compañías- y acabó en ruptura total.
Trump siguió adelante con su apuesta legislativa y, pese a cierta oposición de una minoría de republicanos, salió adelante en el Congreso. El mismo 4 de julio, el presidente la firmó en una ceremonia en la Casa Blanca, uniendo patriotismo con su propia agenda política.

La amenaza de Musk de crear un nuevo partido ha acabado con un anuncio que, por ahora, no es más que eso. Pero que, por los mensajes en su red social, hay una idea básica: convertirse en partido-bisagra.
«Una forma de ejecutar esto sería centrarse completamente en solo dos o tres escaños del senado y entre ocho y diez escaños de la Cámara de Representantes», escribió. «Dados los mínimos márgenes legislativos, eso sería suficiente para servir como el voto decisivo en leyes disputadas, asegurando que sirven a la voluntad verdadera del pueblo», añadió.

Es muy pronto para imaginar qué alcance y qué impacto podría tener el nuevo partido político, más allá de saber que tendría el músculo financiero de Musk y de sus aliados tecnólogos. De momento, no ha sido registrado en la Comisión Federal Electoral. Tampoco queda claro si perjudicaría más a los demócratas o a los republicanos. Estos últimos gozan en estos momentos de mayorías escasas en ambas cámaras del Congreso: en la última votación de la ley fiscal, solo se podían permitir tres deserciones de su bancada tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes.
Musk también dio indicaciones de querer empezar a montar su nueva creación lo antes posible. Preguntado por un usuario sobre si el Partido de América será una opción en las elecciones legislativas del año que viene o en las elecciones de 2028, donde también se volverá a elegir al presidente, su respuesta fue tajante: «Para el año que viene».

Bukele niega que Abrego haya sido torturado en su macrocárcel

04/07/2025 a las 09:24h.

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha rechazado la madrugada de este viernes las acusaciones vertidas por Kilmar Abrego García, que aseguraba haber sido víctima de violencia física y psicológica en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) del país latinoamericano, donde estuvo interno tras ser deportado desde Estados Unidos, informa Ep.
El mandatario ha indicado en su cuenta de la red social X que Ábrego «no fue torturado, ni perdió peso», sino que «engordó durante su detención». «Hay muchas imágenes de diferentes días, incluida su reunión con el senador (estadounidense) Van Hollen, quien confirmó que el hombre parecía estar bien», ha aseverado en una publicación acompañada de un vídeo en el que supuestamente aparece el salvadoreño en prisión.

«Si le habían torturado, privado de sueño y matado de hambre, ¿por qué tiene tan buen aspecto en todas las fotos? ¿Por qué iba a engordar? ¿Por qué no tiene moratones ni ojeras?», añadió. En el mismo mensaje, Bukele ha criticado que los medios de comunicación se hayan hecho eco de la denuncia de Ábrego. «Al parecer, cualquier cosa que afirme un criminal es aceptada como verdad por los principales medios de comunicación y el desmoronado sistema judicial occidental», concluyó.

Estas declaraciones llegan después de que la defensa de Ábrego haya presentado un escrito ante el Tribunal Federal de Maryland, en Estados Unidos, denunciando las condiciones que habría sufrido Ábrego en la macrocárcel salvadoreña, inclyendo palizas, privación del seño, alimentación inadecuada y tortura psicológica.

Rusia se convierte en el primer país en reconocer al gobierno talibán de Afganistán

04/07/2025 a las 07:07h.

Rusia reconoció oficialmente el emirato islámico establecido por los talibanes en Afganistán en 2021, el primer país en dar este paso que las autoridades en Kabul esperan que sirva de «ejemplo para otros».
Los talibanes volvieron en 2021 al poder después de tumbar al gobierno respaldado por los países occidentales en medio de la retirada de las tropas estadounidenses tras veinte años de intervención en el país.

Desde entonces, los nuevos dirigentes impusieron a la población afgana una rigurosa versión de la ley islámica, especialmente dura contra las mujeres que han sido prácticamente excluidas de la educación y la vida pública.

Los intentos de los talibanes de obtener reconocimiento internacional e inversiones, muy necesarias en un país devastado por cuatro décadas de guerras, se habían topado hasta ahora con negativas. «Rusia es el primer país en reconocer oficialmente al Emirato Islámico«, declaró a AFP Zia Ahmad Takal, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores afgano, usando el nombre oficial que otorgaron los talibanes a su administración.