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Tensión y miedo en el nuevo Washington militarizado

En la capital de Estados Unidos, un simple bocadillo se ha convertido en símbolo de resistencia. Quien lo lanzó, un empleado del Departamento de Justicia, ha perdido ya su trabajo y podría acabar en prisión.Sean Charles Dunn, de 37 años, se topó, como muchos … otros vecinos de Washington, con una escena poco habitual el domingo pasado: la ciudad tomada por patrullas de agentes federales. El FBI, la Patrulla Fronteriza, la Guardia Nacional… uniformes, chalecos antibalas y pistolas al cinto se desplegaban por una capital que no había visto antes una presencia tan numerosa de fuerzas federales en sus calles.
No es que Dunn hubiera sido parado en uno de esos nuevos controles. Venía tranquilamente de comprarse algo para comer en el Subway de las calles 14 y U cuando se encontró con varios agentes apostados en una de las esquinas más conflictivas de la ciudad, un lugar habitual de robos, atracos y agresiones por la concentración de bares y locales nocturnos.
Vestido con pantalón corto, una camisa rosa desabrochada y un grueso collar plateado, Dunn fue subiendo de tono. Primero les gritó a los agentes, luego se alejó, regresó, volvió a encararse y, ya plantado delante de ellos, soltó: «Señoras y señores, estos fascistas son unos racistas, no tienen permiso para estar aquí». Después, lanzó su bocadillo contra el pecho de uno de los oficiales y echó a correr.
Enfrentarse a un agente federal es algo que la ley castiga con dureza, incluso si el «arma» es un bocadillo.

Dunn, funcionario y especialista en asuntos internacionales en el Departamento de Justicia, fue arrestado y acusado de agredir, resistirse u obstruir a un oficial federal, un delito que puede acarrear hasta ocho años de prisión. La fiscal general, Pamela Bondi, lo citó como ejemplo de la política de «tolerancia cero» hacia cualquier contacto físico con las fuerzas del orden.
Tras su detención, Dunn reconoció lo ocurrido —«Lo hice. Lancé un bocadillo»— y quedó en libertad bajo fianza a la espera de una vista preliminar el 4 de septiembre.
Durante años, en Washington no se perseguía penalmente a quien gritara o escupiera a un agente. Trump lo puso como ejemplo el lunes, en la rueda de prensa en la que anunció que asumía el control de la capital para militarizarla y reducir los altos niveles de delincuencia callejera.

Todo ha cambiado

Las cosas han cambiado. La capital amanece y anochece estos días con un silencio extraño. Es una ciudad pequeña, de apenas 700.000 habitantes, pero zonas como U Street o Columbia Heights solían llenarse cada noche del bullicio de restaurantes y bares.
Ahora, ese espacio lo ocupan agentes que hasta hace poco vigilaban la frontera o investigaban casos federales. La Guardia Nacional, en uniforme de faena, patrulla los monumentos y se apostan en la estación de tren, antes un lugar degradado y rodeado de personas sin hogar junto a la fuente dedicada a Colón.
Los más golpeados por este nuevo escenario son ellos. Los jóvenes que durante años protagonizaron tirones de bolsos, robos de coches o destrozos de lunas pueden quedarse en casa y esperar tiempos mejores. Pero para los sin techo no hay escapatoria. Sus campamentos, habituales desde la pandemia, han sido desmontados en cuestión de horas. Antes de la orden de Trump, el desalojo debía notificarse con al menos 15 días de antelación. Esta semana, en apenas dos jornadas, agentes federales levantaron las últimas tiendas en Dupont Circle, donde cinco personas aseguraban vivir desde hacía más de un año.

Despliegue policial

Meghan Abraham, de 37 años, lleva meses en una tienda en Washington Circle Park. «Invito al presidente a pasar un tiempo aquí en una tienda con nosotros. Verá que no somos los maleantes que él piensa», dijo a ABC. Estaba haciendo planes para mudarse a Virginia, al otro lado del río, porque no le convencen los albergues que le ofrecen.
La calma es tensa y las miradas están siempre atentas. Esta es una ciudad que vota de forma abrumadora por los demócratas —alrededor del 95%— y donde Donald Trump es profundamente impopular. La presencia de agentes federales ha despertado recelo, y ya se han producido protestas espontáneas cuando aparecen controles en las calles.
El fiscal general de Washington, Brian Schwalb, demandó a la Administración Trump por la toma de control de la policía local, que el gobierno de la ciudad considera ilegal y un ataque directo a su autonomía.
El miércoles por la noche, en la intersección de las calles 14 y W, decenas de vecinos se reunieron en las aceras frente a un control policial en el que participaban agentes de Inmigración junto a la Policía Metropolitana. Gritaban «criminales», «fuera de aquí» mientras advertían a los conductores de la presencia del retén.

Redadas contra inmigrantes

El temor de muchos vecinos era que las redadas no solo sirvieran para prevenir delitos, sino también para detener a personas indocumentadas, y así ocurrió. Al menos uno de ellos, un repartidor, fue arrestado. Hasta ahora, Washington se había declarado ciudad santuario, donde no se practicaban deportaciones, pero la emergencia decretada por Trump obliga a la policía local a colaborar con los agentes de inmigración.
Pamela Bondi, fiscal general de Trump, quiere acabar con las políticas de «ciudad santuario» en Washington. El jueves anuló una orden de la jefa de policía, Pamela Smith, que permitía colaborar de forma limitada con las autoridades de inmigración. Para Bondi, esa medida era insuficiente porque seguía impidiendo detener a personas solo por órdenes migratorias y limitaba las preguntas sobre su estatus legal.
Con la nueva orden, cualquier decisión de la policía debe ser aprobada por Terry Cole, comisario de emergencia nombrado por Trump y jefe a la vez de la Agencia Antidroga de EE.UU. (DEA). Desde que se declaró la emergencia, agentes federales y policía local han realizado decenas de arrestos por motivos migratorios, algunos en controles de tráfico y otros en lugares de trabajo. Ya son comunes las redadas en centros comerciales y frente a tiendas de material de construcción, algo que también se ha visto en Florida y California.
A simple vista, parece que la delincuencia ha desaparecido de golpe en Washington. Donde antes apenas se veía un coche patrulla, ahora hay soldados de la Guardia Nacional en las esquinas y agentes del FBI caminando por las aceras. La ciudad vive bajo un despliegue inédito, que para muchos equivale a vivir en un lugar militarizado.
Las cifras oficiales muestran un descenso del 26% en los delitos violentos respecto al año pasado, pero eso tras un pico histórico en 2023. Aun así, la capital sigue registrando cada año unos 29.000 delitos, incluidos más de 100 homicidios, casi 3.000 robos de vehículos y más de 7.000 hurtos. No es poco para una ciudad de 700.000 habitantes.
Las opiniones están divididas. La mayoría se opone al despliegue por razones políticas. «Esto es lo que hacen los Estados autoritarios: llenar las calles de uniformes para dar sensación de orden», dice a ABC Claudia Ramírez, entrenadora personal de 34 años, que asegura no sentirse más segura con militares en su barrio.
Quienes apoyan la medida lo hacen con mucha discreción. «No voy a dar mi apellido, aquí te marcan de pro-Trump y no te lo quitas nunca», admite Eric, funcionario de 45 años, vecino de la calle 14. En los últimos cinco años ha sido víctima de dos atracos, del robo sistemático de paquetes en su porche y de tres roturas de luna de su coche para llevarse lo poco que había dentro. «Si esto sirve para que dejen de robarnos, bienvenido sea, lo celebraremos», añade. Será, en todo caso, una celebración en silencio.

Trump entregó a Putin una carta de Melania sobre el secuestro de niños en la guerra de Ucrania

16/08/2025

Actualizado a las 23:01h.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, entregó una carta a su homólogo ruso, Vladimir Putin, escrita por la primera dama, Melania Trump, sobre los efectos devastadores de la guerra de Ucrania en los niños.
La entrega en mano de la misiva, revelada por … Reuters, se produjo durante el encuentro entre ambos líderes en la cumbre celebrada en Anchorage (Alaska) el pasado viernes, en la que Trump agasajó a Putin con alfombra roja y declaraciones amistosas, pero en la que el presidente de EE.UU. no consiguió ninguna cesión del dictador ruso y, al contrario, apuntó a inclinarse hacia sus posiciones.

Los contenidos de la carta no han sido revelados, pero incluyen menciones al secuestro de niños durante la guerra iniciada por Putin en febrero de 2022 con la invasión de Ucrania.

Una de las grandes exigencias del Gobierno de Kiev es la liberación de las decenas de miles de niños secuestrados por Rusia en sus ofensivas militares. Antes de la cumbre del viernes, la portavoz de Trump, Karoline Leavitt, reconoció que el «secuestro de 20.000 niños» de Ucrania «sigue siendo una preocupación» para la Casa Blanca.
La posición de Moscú es que ha sacado a niños de zonas de guerra por su seguridad. Un argumento que no ha convencido a muchos, empezando por el Tribunal Penal Internacional, que imputó a Putin por crímenes de guerra en 2023 por el secuestro de niños.
El presidente ruso se enfrenta a órdenes de arresto en 125 países por esta imputación. No es el caso de EE.UU., donde fue recibido con pompa, circunstancia y seguridad por Trump.
Desde la llegada de su marido a la Casa Blanca en 2016, la primera dama ha buscado impulsar causas infantiles, como el ‘bullying’. Aunque no viajó a Alaska para la cumbre, Melania, nacida y criada en Eslovenia, un país bajo el paraguas de la extinta Unión Soviética, buscó ablandar a Putin sobre el secuestro de los niños. Es algo que también se ha intentado desde el Congreso de EE.UU., donde se han aprobado resoluciones bipartidistas para exigir la liberación de los menores con independencia de cualquier proceso de alto el fuego o de paz.
En su llamada telefónica del sábado con Trump, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelesnki, agradeció a su homólogo estadounidense los esfuerzos de la primera dama y la entrega de la carta. «Es un verdadero acto de humanismo», dijo el ministro de Exteriores de Ucrania, Andrii Sibiha.
La ausencia de anuncios, acuerdos o compromisos en el final de la cumbre también afectó al asunto de los secuestros de miles de niños durante la guerra.

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Putin siempre gana con Trump

La audiencia que Vladímir Putin ha concedido a su cortesano Donald Trump en Alaska ha inspirado muchas comparaciones con la cumbre de Yalta en 1945. Implícitamente, dos grandes potencias repartiéndose el mundo. Sin embargo, basta con repasar la histórica foto tomada en Crimea en … la recta final de la Segunda Guerra Mundial para darse cuenta de las profundas e inquietantes diferencias entre ambos encuentros. Para empezar, el pastel dividido hace ochenta años supuso la división de Alemania, el establecimiento de Naciones Unidas y la definición de fronteras en Europa del Este.
En el posado de Yalta, estaban Winston Churchill, que representa su propia categoría política; un sanguinario autócrata ruso (valga la redundancia), llamado Josef Stalin; y un exhausto campeón de la democracia como fue el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt. En la foto de Anchorage, que casi hace buena a la de Múnich en 1938, solamente se observa a otro sanguinario autócrata ruso llamado Vladímir Putin junto a un aspirante a autócrata llamado Donald Trump. Con tanta vergonzosa lisonja y arrobamiento ante un criminal de guerra, el mundo a repartirse más parece un jacuzzi que un pastel.
Junto a la profunda degradación del liderazgo político en Estados Unidos, la pantomima de Alaska ha servido para recordar la profunda y problemática complicidad entre Donald y Vladímir. Desde 2007, en toda clase de entrevistas, Trump se ha deshecho en elogios hacia Putin. Este baboseo tuvo su momento culminante en el inolvidable certamen de Miss Universo celebrado en Moscú en 2013, al que asistió Putin. Desde entonces, se ha especulado mucho con una relación más bien forzada a partir del concepto soviético de «kompromat», pero la verdad es que tras su primer encuentro, un deslumbrado Trump se llegó a preguntar en Twitter si el líder ruso sería su «nuevo mejor amigo». Aseveración que, es de suponer, molestaría enormemente a Jeffrey Epstein.
Este bromance (romance entre brothers) siempre fue interesado. Trump buscó la ayuda de Putin para el proyecto fallido de construir un rascacielos en Moscú. Pero fue ignorado hasta que llegó su primera y exitosa candidatura presidencial en 2016, en cuya campaña se produjo la descarada intromisión electoral del Kremlin a favor de Trump. Como recuerda The Economist, «nueve años después, aquella injerencia de bajo presupuesto de Putin sigue beneficiando a los enemigos de Estados Unidos al envenenar su política y distraer a sus líderes».
Tras instigar un golpe de Estado al no aceptar su derrota en las elecciones de 2021, Trump ha mantenido contactos telefónicos periódicos con Putin. Y cuando se produjo la invasión de Ucrania en febrero del 2022, la primera reacción desde su exilio temporal en Mar-a-Lago fue repetir que Putin era lo más parecido a el «puto amo». Esta incondicionalidad de Trump le lleva a hablar de la guerra de Ucrania como si fuera un meteorito. La responsabilidad es siempre de otros –Biden, los demócratas, la OTAN, Kiev, incluso los «woke-woke– pero nunca de Putin. En lo peor de la carnicería de Putin en Ucrania, Trump solamente se ha atrevido a decir «Vladimir, STOP».
No debería ser, por tanto, una sorpresa que con todo este servilismo y fetichismo con el poder absoluto, Trump haya hecho un gran ridículo en Alaska sin acuerdo y sin consecuencias para Moscú. En cierta manera, ha sido coherente con su patética encerrona a Zelenski en el despacho oval, su hostilidad hacia los aliados europeos y su visión neoimperialista compartida con Putin. Ambos muy cuidadosos con sus fronteras pero no con las de los demás. Por eso, no conviene confundir el trilerismo más siniestro con la diplomacia requerida para encontrar un final negociado a la guerra de Ucrania.

Familiares de las 54 víctimas mortales por fentanilo contaminado en Argentina salen a la calle a exigir «Justicia»

Son voces silenciadas. Su dolor no ocupa casi espacio en la televisión argentina y no han obtenido hasta ahora ninguna respuesta concreta. Muchos de ellos han llorado a sus familiares sin siquiera conocer la verdadera razón de su muerte. Este jueves se han reunido por … primera vez en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, para exigir justicia. Ya hay una cincuentena de casos identificados y se estima que puede haber aún más.

Un dolor transparente

Una «movilización contra el silencio» ha tenido lugar en la tarde de Buenos Aires frente al Hospital Italiano de La Plata –donde se produjeron 18 de las 54 muertes registradas- para visibilizar una tragedia cuyo número de víctimas fatales crece mes a mes. Es exactamente en este sitio donde se detectaron por primera vez las muertes por culpa de los lotes de fentanilo contaminado que fueron administrados a los pacientes que se encontraban en cuidados intensivos. «Son nuestros seres queridos. No son estadísticas», rezaban algunas de las pancartas sostenidas por familiares que atraviesan un duelo signado por la sensación de injusticia. Los casos de intoxicación por esta sustancia se registraron en cinco provincias argentinas, además de la ciudad de Buenos Aires.

En las calles que rodean al hospital en el que fallecieron sus familiares por un error del sistema de salud por primera vez se mostraron en público las personas que sufren la pérdida de un ser querido, identificadas como «Familias unidas por el dolor». Las palabras que se leían y escuchaban en la protesta expresaban una tristeza de la que la televisión argentina casi no habla: «Los viejos amores que no están, la ilusión de los que perdieron. Víctimas del fentanilo adulterado». 
Uno de los reclamos más fuertes de la manifestación tuvo que ver con la escasa información que los centros de salud habrían proporcionado acerca del verdadero motivo de la muerte de sus allegados. Si bien la Justicia apunta directamente contra los laboratorios por los lotes contaminados, los familiares de las víctimas fatales acusan a los hospitales de no contar lo ocurrido.

Acusaciones

Además de los laboratorios y los centros de salud, muchos manifestantes elevaron también sus reclamos al «Gobierno y los funcionarios responsables» de la tragedia sanitaria que ya se ha cobrado más de medio centenar de víctimas. «Queremos romper con ese silencio. Romper con los silencios de las familias que hoy no están y que quieran ser parte de esto. Romper con los silencios de quienes todavía no conocen la situación de las instituciones médicas implicadas en la causa, de los funcionarios públicos responsables, de los gobiernos, de los laboratorios, de los burócratas que ahora están cenando o tomando mates en su casa», exclamó Alejandro Ayala, quien perdió a su hermano tras habérsele administrado fentanilo contaminado.
A continuación, exigió: «Necesitamos justicia, necesitamos esclarecimiento. Son 54 historias, 54 sueños, 54 sillas vacías, 54 personas que no van a volver por un error humano. Pero no fue un error, fue una tragedia. Es la primera vez en la historia que se registra un hecho de estas características y necesitamos que se esclarezca, porque mañana puede ser con esto o con otra cuestión más».
Al cierre del acto, la abogada Adriana Francese, quien representa a las familias de algunas víctimas, expresó: «Luchamos para que la salud nunca vuelva a estar en manos equivocadas de incompetentes, negligentes o corruptos». Y concluyó: «El silencio y la omisión también matan».
Con un tono emotivo y al borde de las lágrimas, Sol Francese, madre de Renato Nicolini, otra de las víctimas de la sustancia infectada, denunció: «Lo que hicieron los dueños del laboratorio de la chequera de HLB Pharma no fue un error, fue un crimen. Contaminaron las ampollas y las distribuyeron como si nada. Y ese ‘como si nada’ costó vidas. Destruyó nuestra familia». Luego, añadió: «Y no fue solo el laboratorio. Detrás hay empresas que dan cobertura, hay un Estado ausente».

Al menos siete muertos y más de 80 civiles heridos en un nuevo ataque de Rusia contra Kiev

El epicentro del ataque masivo ruso fue la capital de Ucrania. Pero las regiones de Sumy, Poltava, Mikolaiv y Dnipro también resultaron afectadas. Durante más de siete horas, el cielo de Kiev retumbaba al compás de las explosiones. Como ya es habitual, primero llegaron los drones de diseño iraní … y después los misiles. Así ejecuta Rusia sus ataques combinados. Cinco de los ocho misiles Iskander lograron impactar en sus objetivos. Los misiles de largo alcance suelen ser derribados por los sistemas Patriot, que ya escasean.
Las autoridades ucranianas han pedido a los aliados en múltiples ocasiones que envíen más suministros para poder abatir los letales proyectiles rusos. No pasaron ni treinta minutos desde que las alarmas antiaéreas anunciaban el peligro inminente cuando la defensa aérea comenzó a disparar al cielo para abatir los letales aparatos. Pasaban pocos minutos de las 11 de noche. La peregrinación nocturna de los vecinos de Kiev hacia los refugios comenzaba mientras las columnas de humo trepaban hacia el cielo.
El presidente Zelenski afirmó que el bombardeo fue «deliberadamente calculado para sobrecargar el sistema de defensa aérea». La escalada de ataques rusos con cientos de drones desde los últimos meses persigue precisamente este objetivo. Sin unas defensas aéreas sólidas, las víctimas civiles en las ciudades de retaguardia se multiplicarán.

Un edificio de nueve plantas se desplomó en unos de los distritos capitalinos. Los muertos ascienden a siete personas, entre ellos un niño. Las autoridades regionales informaron a media mañana de que hay más de 80 heridos, 50 de ellos están hospitalizados. «Se está buscando a las personas atrapadas bajo los escombros. Algunas han sido rescatadas. Se está verificando la información de cada nombre», informó el presidente ucraniano a través de sus redes sociales.
Un centenar de edificios resultaron dañados durante el bombardeo combinado, según la agencia Ukrinform. Los destrozos afectaron a inmuebles residenciales, guarderías o centros médicos. La policía informó de que varias calles tuvieron que ser cortadas al tráfico como consecuencia de la ofensiva aérea enemiga.

En la primera imagen, un coche en llamas tras el ataque ruso sobre Kiev. Una mujer abraza a otra mientras espera a que su hijo sea rescatado de entre los escombros, en la segunda foto. En la tercera imagen: la primera ministra ucraniana, Yulia Svyrydenko, y el ministro del Interior, Ihor Klymenko, caminan por los escombros que ha dejado el ataque ruso
AFP y REUTERS

El ataque que se produce tan sólo dos días después de que Trump amenazase a Putin con imponer mayores sanciones si no aceptaba el alto el fuego. Las nuevas medidas de la Casa Blanca, según las declaraciones del presidente norteamericano, podrían incluir restricciones secundarias a países que mantienen su comercio con Moscú. El pasado 26 de julio, el secretario de Estado, Marco Rubio, destacó que Trump estaba perdiendo la paciencia. «A pesar de tener muy buenas interacciones con Vladímir Putin de las llamadas telefónicas, nunca se llega a nada. Así que ha llegado el momento de actuar«, subrayó Rubio.
«Hoy, el mundo volvió a presenciar la respuesta de Rusia a nuestro deseo de paz, compartido con Estados Unidos y Europa. Nuevas matanzas, un ejemplo. Por eso, la paz sin fuerza es imposible», destacó el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski en su mensaje de condena. La Fuerza Aérea de Ucrania informó de que Rusia lanzó 309 drones kamikaze. Los defensores lograron abatir 288 aparatos, pero 21 de ellos lograron alcanzar sus objetivos.

México logra 'in extremis' otra prórroga de 90 días que evita que EE.UU. aumente los aranceles

Claudia Sheinbaum y Donald Trump han conversado por teléfono este jueves en una última instancia de negociación para evitar que México caiga bajo el yugo de la política arancelaria de Estados Unidos. A partir de la llamada acordaron una prorroga de noventa días similar … a que se acordó entre EE.UU. y China.
Así lo informó el republicano en su plataforma Truth Social quien se contradijo ya que previamente había dicho no anunciaría otra prórroga, sino que los aranceles entrarán en vigor, incluido un 50% a los productos fabricados con cobre, pero no a las importaciones del metal bruto.
«Hemos acordado extender, por un período de 90 días, exactamente el mismo acuerdo que tuvimos durante el último período corto de tiempo, es decir, que México continuará pagando un arancel del 25% al fentanilo, un arancel del 25% a los automóviles y un arancel del 50% al acero, el aluminio y el cobre», expresó el presidente.

Actualmente, más del 80% del comercio bilateral se encuentra exento de aranceles debido al Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Los bienes y servicios que se intercambian por fuera del acuerdo regional tienen un 25% de arancel, que es el que Trump denomina, «arancel al fentanilo»en tanto los productos energéticos como el crudo y el gas natural hoy enfrentan sólo un arancel del 10%.
El pasado 12 de julio Trump amenazó a México con imponer un arancel de 30% a partir del 1 de agosto contra los productos que exporte a Estados Unidos si no «desafía a los cárteles» del narco y detiene el flujo de fentanilo. En paralelo, Sheinbaum insistió, durante las últimas dos semanas, en que, de ser necesario y si no había acuerdos, llamaría al presidente de Estados Unidos para negociar de manera directa. Esta instancia fue a la que se llegó este jueves.
Esta semana el embajador estadounidense en la Ciudad de México, Ronald D. Johnson, y los congresistas -republicano y demócrata-, Donald Bacon y Rohit Khanna, se reunieron en Palacio Nacional con Sheinbaum para abordar el panorama de la tensión comercial.

La contraofensiva de Sheinbaum

Según dijeron fuentes diplomáticas a ABC, en esa reunión Sheinbaum mostró datos duros de la drástica caída de cruces irregulares en la frontera entre ambos países y también habló de la destrucción permanente de narco laboratorios, las incautaciones de armas y los arrestos de diversos colaboradores del crimen organizado.
Sin embargo, también se habló de la fuga de un ciudadano chino que había sido arrestado en la capital mexicana y que fungía como nexo entre los carteles y las mafias asiáticas con la finalidad de introducir fentanilo en EE.UU. Esa fuga, se dijo en la reunión, tuvo un impacto negativo en la percepción de la Casa Blanca.
En público Sheinbaum ha negado esta semana que el acuerdo comercial se encuentre supeditado a que su Gobierno arreste a políticos vinculados con el crimen organizado. Sin embargo, esta percepción se encuentra presente en la prensa mexicana y en los círculos políticos del oficialismo crece el temor de un arresto sorpresivo, por lo cual, ya prácticamente ningún integrante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) viaja a Estados Unidos. Solo funcionarios o legisladores que acuden a asuntos concretos en Washington.
Sheinbaum, en tanto, necesita eludir los aranceles de Trump porque la imposición de los mismos generaría un clima de incertidumbre que afectarían la economía mexicana y le complicarían a su gobierno continuar con la política de apoyos sociales a la población vulnerable iniciada por su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. Estos subsidios son el corazón político de Morena y la piedra angular de su programa de Gobierno.
La presidenta señaló este miércoles que un equipo mexicano estuvo en EE.UU. la semana pasada y dijo que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha estado en contacto permanente con los secretarios de Comercio, de Tratados Comerciales y del Departamento de Estado. En estos intercambios, según pudo conocer ABC, el secretario Marco Rubio está jugando el papel más determinante y por ello Sheinbaum maneja con extremo cuidado cualquier tipo de relación entre México y el régimen cubano.