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Trump da la espalda a Ucrania y apoya la exigencia de más cesiones territoriales a Putin para alcanzar la paz

Vladímir Putin ofreció en la cumbre de Alaska a Donald Trump congelar las líneas de los frentes de la guerra en Ucrania para avanzar a la paz a cambio de cesiones territoriales del Gobierno de Kiev: entregar a Rusia todo el territorio de … Donetsk y Lugansk, dos regiones con población rusoparlante que controla en parte el ejército ruso.
Esas exigencias fueron compartidas por Trump con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que se opuso a una posibilidad que hasta ahora ha considerado inasumible.
El presidente de EE.UU. comunicó a sus socios europeos que respalda esa posibilidad de cesión territorial para conseguir un acuerdo de paz, según aseguraron fuentes europeas a ‘The New York Times’.

El respaldo a la propuesta de Putin sería un giro completo a la posición mantenida por los europeos y por el propio Trump, que habían defendido hasta la cumbre en Alaska la exigencia de un alto el fuego, algo que ahora el presidente de EE.UU. no considera prioritario.
Tras la cumbre, Trump aseguró en una entrevista con Fox News que había discutido con Putin sobre cesiones territoriales y garantías de seguridad de Ucrania y que ambos líderes estaban «mayormente de acuerdo».
«Estamos muy cerca de un acuerdo», dijo Trump. «Ucrania debe aceptarlo, quizá diga que no», añadió antes de exigir que Zelenski «tiene que llegar al acuerdo».
«Mira, Rusia es una gran potencia, y ellos no lo son», advirtió sobre Ucrania.

Por qué fracasó la cumbre de Alaska: los entresijos de una cita improvisada

Lo que debía ser una jornada de trabajo en Alaska dedicada a explorar los pasos necesarios para ofrecer al mundo una paz duradera se convirtió en una reunión de apenas dos horas y media en la que Vladímir Putin se limitó a aleccionar a Donald Trump con lecciones de historia rusa, … a halagarlo profusamente y a bloquear de manera sistemática cualquier avance hacia un alto el fuego que pudiera salvar vidas civiles en Ucrania.
Trump había aceptado que lo acompañaran en el encuentro de la base de Elmendorf, en Anchorage, sus principales custodios de la política exterior: el asesor y enviado Witkoff y, sobre todo, el jefe de la delegación diplomática, Marco Rubio. Fueron ellos quienes advirtieron pronto que allí no había nada que rascar y optaron por dar por concluida la jornada sin nada que anunciar.
Momentos antes, Trump sí se vio a solas con Putin en su propia limusina, un gesto llamativo. El coche oficial del líder ruso había viajado desde Moscú y esperaba en el hangar, pero el presidente estadounidense lo invitó a subir a ‘la Bestia’. El Servicio Secreto desaconseja introducir en ese vehículo a mandatarios de potencias adversarias, y menos aún a un exagente del KGB como Putin.

Lo que se habló allí queda entre ambos. Lo cierto es que, al llegar, Trump desplegó la alfombra roja, lo aplaudió brevemente y sonrió para las cámaras. El contraste con la fría recepción que tuvo Volodímir Zelenski en la Casa Blanca no podía ser más evidente.
La Casa Blanca llegó preparada para una reunión seria, con la expectativa de avances concretos. El Kremlin, en cambio, acudió con un guion diseñado expresamente para halagar a Trump y esquivar cualquier concesión real que acercara la paz en Ucrania.
Putin se dedicó a halagarlo durante la reunión, y Trump lo recordaba después, feliz, ante las cámaras de Fox. «Vladímir me dijo hace un momento: ‘Nunca he visto a nadie hacer tanto en tan poco tiempo. Tu país está que arde, y hace un año parecía muerto’»», relató.
Luego añadió otra anécdota: «Putin me dijo algo muy interesante sobre nuestras elecciones. Dijo que estaban amañadas por el voto por correo. Me dijo que ningún país serio lo permite, que es imposible tener elecciones limpias con ese sistema. Y me lo dijo porque hablamos de 2020. Me dijo: «Tú ganaste esas elecciones por muchísimo»». Música rusa para los oídos del presidente.

Confusión tras el encuentro

Al término de la reunión, confusión. Siempre, cuando Trump convoca a alguien en suelo americano, él toma la palabra y presenta al invitado para que responda. En este caso, Putin hizo de anfitrión, habló primero, se dijo feliz, hasta habló en inglés —«next time in Moscow»— y anunció un acuerdo que no existía: el acuerdo consigo mismo para anexionarse lo que ya ha invadido por la fuerza.
Trump parecía haber perdido algo de su brío, de su vigor habitual, tras el larguísimo viaje desde Washington y las horas de charla. En esa ocasión, él fue el comedido, el discreto, puso de relieve lo obvio: «Bueno, no habrá acuerdo hasta que lo haya».
La ausencia del secretario de Estado, Marco Rubio, y la salida fugaz del asesor Witkoff de la sala dejaron en evidencia que no habría ningún anuncio. Tan breve fue el paso de la reunión a la comparecencia que resultó obvio que no se había consensuado acuerdo alguno. Todo transmitía la sensación de improvisación.
La prensa en la sala estaba entre confundida y atónita. ¿Dónde estaba el Trump que captura las preguntas al vuelo, que responde a todo, que no tiene filtros? Hablaron cada uno unos minutos, se dieron la mano y pusieron rumbo al avión.
Sus asesores parecían cabizbajos. En redes sociales, sus portavoces destacaban solo lo simbólico: que hizo sobrevolar un B-52 sobre la cabeza de Putin al darle la mano, que le apuntó con el dedo en una imagen inmortalizada en una instantánea, que mide algunos centímetros más que el ruso, lo que fuera.
Los varios medios trumpistas no supieron qué decir en unos momentos que parecían angustiosos para ellos. Hasta al dar una entrevista a su amigo Sean Hannity en la Fox, el presidente le dijo, abiertamente, que no debería haberse sentado para ella, que se arrepentía.
Sólo en el vuelo de regreso quedó claro que Putin no se había movido un dedo. Desde el Air Force One, Trump llamó a Europa y le dijo a Zelenski y a sus socios que no habría alto el fuego, que lo mejor era avanzar hacia un acuerdo final, que Putin quiere todas las zonas invadidas en el Donetsk a cambio de no seguir avanzando. Algo que era ya patente: al fin y al cabo, la suya es la potencia invasora.
En suma, esa cumbre malograda no solo sirvió para rehabilitar a Putin en la escena internacional. También le permitió que Trump se hiciera eco de todas sus exigencias, como si fuera más un mensajero ante Europa que el líder de la primera potencia que hasta hace unos días exigía el final de la carnicería de la guerra y un cese de hostilidades rápido para poder hallar esa paz tan anhelada.

La UE exige claridad a la Casa Blanca ante la falta de detalles del acuerdo comercial

La Comisión Europea ha instado a Washington a que comience a implementar a partir de este viernes el nuevo acuerdo comercial pactado el domingo pasado, para aportar cuanto antes certeza a los operadores comerciales. El acuerdo prevé un arancel general del 15% a la … mayoría de las exportaciones europeas, aunque también incluye la posibilidad de que se apliquen exenciones a determinados productos y que aún estarían negociándose.
El acuerdo político alcanzado en Escocia por el presidente Donald Trump y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, tiene más de simbólico que de concreto, por lo que no ha extrañado que hayan surgido importantes diferencias de interpretación entre Bruselas y Washington, sobre todo en lo que se refiere a los gravámenes específicos sobre los metales y el plazo para imponerlos a las exportaciones farmacéuticas europeas que por ahora se mantienen exentas y que representan una cifra de unos 120.000 millones de euros.
Para los fabricantes de automóviles, la aplicación del acuerdo representará bajar de un arancel del 27,5% sobre sus exportaciones al 15% general. Este sector exporta anualmente a EE.UU. por valor de 40.000 millones de euros. Bruselas también sostiene que el acuerdo permitirá a Washington restablecer los niveles arancelarios previos a la era Trump sobre aeronaves, productos químicos, medicamentos genéricos y recursos naturales. Sin embargo, una «hoja informativa» de la Casa Blanca, publicada a principios de esta semana, no incluye tales compromisos.

«La Unión Europea entiende claramente que EE.UU. aplicará el límite arancelario general acordado del 15 %», dijo ayer el portavoz de comercio de la Comisión Europea, Olof Gill. Para el ejecutivo comunitario, «está claro que EE.UU. implementará las exenciones al límite del 15%, tal como lo indicó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, el domingo pasado. Esto significa que, a partir de mañana, contaremos con la reducción arancelaria inmediata que tanto nos ha costado conseguir y, por consiguiente, con una posición de estabilidad y previsibilidad mucho más sólida para las empresas y los consumidores de la UE».
Actualmente, la situación que deben afrontar los importadores norteamericanos es bastante confusa: Trump ya impuso un arancel del 50% al acero y al aluminio, un 25% a los automóviles y sus componentes, y un gravamen general del 10% a la mayoría de las demás exportaciones de la UE, y todos se suman al tipo medio del 4,8% que se aplicaba a los exportadores de la UE antes del regreso de Trump a la Casa Blanca en enero. Unos días antes de que se llegase al acuerdo en Escocia, Trump también había amenazado con imponer un gravamen general del 30% a las exportaciones europeas a partir del 1 de agosto en caso de que no se hubiera llegado a un acuerdo.
La Comisión insiste en que es el Gobierno norteamericano el que debe tomar las decisiones necesarias para aplicar los aranceles, ya sea a través de una orden ejecutiva u otro medio, puesto que es su interés el de definir las condiciones de entrada en las aduanas del país.

No hay plazo concreto

En cuanto a la parte europea, el portavoz reconoció que «aún no hay un plazo preciso sobre cómo se implementará nuestra parte del acuerdo» puesto que «lo único acordado entre la UE y EE.UU. el fin de semana pasado fue que los aranceles estadounidenses entrarían en vigor el 1 de agosto».
El secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, ha declarado que el acero y el aluminio y la posible implantación de cuotas con aranceles más bajos para estos metales «siguen sobre la mesa» y que «aún queda mucho por negociar», también en lo que se refiere a las exenciones previstas para vinos y licores europeos.
Por su parte, la Comisión asegura que el comisario de Comercio de la UE, Maros Sefcovic, se mantiene en contacto diario y constante con Lutnick y el representante comerc

Trump anuncia que los aranceles quedan del 10% al 41%, tras meses de amenazas

Ante el plazo que se había fijado por Donald Trump para este 1 de agosto, la Casa Blanca ha anunciado la entrada en vigor de un nuevo régimen arancelario que culmina la transformación estructural de la política comercial de Estados Unidos. De defender … un modelo de libre comercio, la primera potencia mundial para a un arancel promedio del 19%, un aumento sustancial.
La nueva horquilla de aranceles anunciada por la Casa Blanca se sitúa entre el 10% y el 41%, con ese promedio general en torno al 19%. Es el nuevo régimen comercial que Donald Trump impone a partir del 7 de agosto a decenas de países, en respuesta —dice un documento firmado por el presidente y facilitado por la Casa Blanca— a un «desequilibrio estructural» en los flujos de comercio que pone en riesgo la seguridad nacional.
La medida, adoptada por orden ejecutiva (decreto) reemplaza el sistema anterior aprobado en abril, y se justifica en el marco de una emergencia nacional todavía en vigor. Aquel sistema aplicaba un 10% universal y aumentos recíprocos por bloque.
El golpe más duro ahora es para Siria (41%), Myanmar (40%), Laos (40%) e Irak (35%). Les siguen Serbia, Sudáfrica, Argelia, Libia y Bosnia, con impuestos que oscilan entre el 30% y el 35%.
Para India, un socio estratégico con el que aún no se ha cerrado acuerdo bilateral aun, el castigo queda fijado en el 25%, la misma cifra que se aplica a Kazajistán, Moldavia y Túnez.

En cambio, a Brasil se le impone un 10%, muy por debajo de lo que se había anticipado en negociaciones previas, y ciertamente no en el 50% con que el propio Trump amagó por el juicio al ex presidente Jair Bolsonaro, socio del hoy presidente norteamericano. Finalmente la Casa Blanca aumentó aranceles solo para sectores no centrales de la economía brasileña, que forma parte del bloque de Mercosur con Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
La medida más significativa ahora es la imposición de un arancel del 35% a las importaciones procedentes de Canadá, en respuesta a la intención del gobierno de Mark Carney de reconocer al Estado palestino. Trump eleva así del 25% al 35% los aranceles sobre la mayoría de los productos canadienses. Sin embargo, quedan exentos aquellos bienes que cumplan con las reglas del tratado T-MEC, es decir, que estén fabricados total o mayoritariamente en Norteamérica.
Eso significa que los productos canadienses que cumplan con los requisitos del T-MEC seguirán entrando a Estados Unidos sin pagar el nuevo arancel.
México, por su parte, ha recibido una prórroga de 90 días para cerrar un acuerdo, tras una conversación directa entre Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum. China cuenta con una extensión hasta el 12 de agosto mientras siguen las negociaciones.
Con estas decisiones, Trump transforma la dinámica de un bloque que se consolidó como zona de libre comercio en una relación marcada por controles, condiciones bilaterales y amenazas arancelarias.
Para los países sin pacto comercial con Washington, la nueva arquitectura establece tres niveles: los que mantienen superávit con EE.UU. se enfrentarán a un arancel del 10%; aquellos con déficit reducido, un 15%; y el resto, tasas de hasta el 41%.
Nueve socios estratégicos —Unión Europea, Reino Unido, Japón, Vietnam, Corea del Sur, Indonesia, Filipinas, Camboya y Tailandia— han alcanzado ya acuerdos que los protegen de las subidas más severas.

La Unión Europea tendrá un tratamiento técnico. Para los productos cuyo arancel base es inferior al 15%, se eleva hasta alcanzar ese umbral. Si ya pagaban 15% o más, no se les aplicará ningún incremento. El Reino Unido queda con un 10%, Corea del Sur con un 15% y Japón también con un 15%. A Vietnam se le aplica un 20%, a Filipinas un 19% y a Israel un 15%.
Quedan exentas, al menos por ahora, aquellas mercancías en tránsito antes del 7 de agosto y que lleguen a puerto estadounidense antes del 5 de octubre. La medida también contempla sanciones punitivas del 40% para países o empresas que intenten burlar el régimen mediante transbordos o rutas alternativas. La Casa Blanca publicará cada seis meses una lista negra de instalaciones o países involucrados en esas prácticas.
Este nuevo sistema llega justo cuando vence el plazo que Trump había dado a sus socios para renegociar acuerdos bilaterales. Algunos países, según el texto del decreto, «han mostrado voluntad», pero otros «no han tomado medidas suficientes para alinearse con los intereses de seguridad económica y estratégica de Estados Unidos». El mensaje, dicen en la administración, es claro: quien no se alinee, pagará aranceles elevados.

Claves del nuevo sistema de aranceles de Trump: así quedan

El presidente Donald Trump ha oficializado este 31 de julio de 2025 un nuevo régimen comercial que reemplaza al sistema aprobado por él mismo en abril. A partir del 7 de agosto, Estados Unidos aplicará aranceles de entre el 10% y el 41% … a decenas de países. El promedio sube al 19%, en lo que supone el fin de facto de la política de libre comercio que rigió durante décadas en Washington. El cambio llega tras meses de amenazas, prórrogas y negociaciones bilaterales.
Según la orden ejecutiva (decreto) firmada por Trump, los desequilibrios estructurales en el comercio exterior y su impacto en la seguridad económica nacional justifican esta medida. La administración alega que algunos socios se han alineado con EE.UU., pero otros no han tomado medidas suficientes.

El sistema establece tres tramos:

– 10% para países con superávit a favor de EE.UU.
– 15% para países con déficit reducido.
– Entre 19% y 41% para el resto.
También se imponen sanciones del 40% para flujos comerciales considerados fraudulentos (tratar de exportar a EE.UU. por medio de terceros países) y se crea una lista negra semestral con países o empresas que eludan el régimen.

Los máximos castigados:

– Siria: 41%
– Myanmar y Laos: 40%
– Suiza: 39%
– Irak: 35%
– Canadá: 35% (salvo bienes bajo normas del tratado de libre comercio)
– Serbia, Sudáfrica, Libia, Argelia, Bosnia: entre 30% y 35%

Trato especial a aliados y socios clave:

– Unión Europea: 15% para bienes con arancel inferior a ese umbral. Si ya pagan 15% o más, no hay cambios.
– España, como parte de la UE, queda en el 15%.
– Reino Unido: 10%
– Japón y Corea del Sur: 15%
– Vietnam: 20%
– Filipinas, Indonesia, Tailandia y Camboya: entre 19% y 20%
Israel: 15%

Brasil, México y China:

– Brasil: 10%, lejos del 50% que Trump había amenazado, aunque con excepciones, hay sectores más afectados por el juicio a Jair Bolsonaro, aliado del presidente norteamericano.
– México: prórroga de 90 días para cerrar un acuerdo.
– China: extensión hasta el 12 de agosto mientras siguen negociaciones.

Qué pasa con Canadá:

El país vecino sufre un castigo del 35% tras anunciar su intención de reconocer al Estado palestino. Sólo se salvan los productos que cumplan con las normas del T-MEC, el tratado que contempla la fabricación de bienes exclusivamente en Norteamérica.

Qué cambia respecto al régimen anterior:

El sistema de abril imponía un 10% universal con ajustes recíprocos por bloque. El actual endurece las condiciones, vincula el trato arancelario a acuerdos bilaterales y da a Trump un instrumento de presión geopolítica.

Excepciones y sanciones:

Quedan exentas las mercancías embarcadas antes del 7 de agosto que lleguen antes del 5 de octubre. Habrá castigo del 40% para quienes intenten burlar el sistema mediante transbordos.

EE.UU. rompe así con la lógica multilateral del libre comercio y consolida una red de acuerdos bilaterales con condiciones políticas explícitas. El nuevo régimen comercial convierte el arancel en un arma diplomática y de seguridad nacional.