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La 'era dorada' de Trump no acaba de brillar

‘Affordability’ es la palabra de moda en la política de Estados Unidos. ‘Asequibilidad’ es la traducción directa del palabro. No tiene el componente polémico de los asuntos que asaltan a cada paso el segundo mandato de Donald Trump: los papeles de Jeffrey Epstein … , la operación para rematar supervivientes de una narcolancha, el despliegue del Ejército en ciudades demócratas… Pero la ‘asequibilidad’ tiene mucho más peso político que todas esas controversias. En otras palabras, es el coste de la vida, disparado en EE.UU., que afecta con fuerza a los grupos de votantes más amplios, a las clases medias y trabajadoras. Es el precio de la cesta de la compra, de la vivienda, de la cobertura médica, que hace la vida cada vez más difícil a los estadounidenses. Es la versión contemporánea del ‘It’s the economy, stupid’ (Es la economía, estúpido). Nada como el bolsillo para mover el voto.
Trump lo sabe mejor que nadie. Su desembarco en política en 2016 estuvo basado en el mensaje económico. Su lema ‘Make America Great Again’ (MAGA, ‘Hacer a EE.UU. grande otra vez’) es sobre todo una apelación a un país deteriorado por la globalización. Y su regreso al poder el año pasado tuvo el combustible principal del descontento social con la marcha de la economía, después de una inflación disparada con Joe Biden.
Han pasado once meses desde que Trump entró de nuevo en la Casa Blanca, y la economía se ha vuelto en su contra. En campaña prometió el otoño pasado que tumbaría la inflación, que ya estaba entonces en retroceso. En su investidura, anunció que arrancaba la nueva «era dorada» de EE.UU. Hoy insiste en que su país vive un «milagro económico», que es el país «más caliente del mundo». Los estadounidenses –en las encuestas y en las urnas– opinan diferente y el coste de vida se ha convertido en un problema para Trump y los republicanos.

Trump presume de una economía que va viento en popa. Recita los miles de millones de dólares en inversiones extranjeras que ha conseguido, los miles de millones de dólares que se embolsan las arcas estatales con sus aranceles. Defiende, con imposibilidad matemática, que los precios de ciertos medicamentos han caído «un 1.500%». Recuerda la caída del precio de la gasolina y de los huevos, dos emblemas de la inflación. Celebra los récords en bolsa, pese a algún desplome, como el del mes pasado.
Pero hay otra realidad, la que viven la mayoría de los votantes de Trump, que ganó con claridad el año pasado entre la clase trabajadora. La inflación, que tanto castigó a Biden, sigue alta. Está en torno al 3% y muchos analistas consideran que los aranceles de Trump no ayudan. Se nota en el súper, en las facturas, en los gastos comunes. La vivienda está disparada en muchos mercados. El índice de confianza de los consumidores cayó el mes pasado a su nivel más bajo desde que la inflación se desbocó en 2022. Los subsidios a las coberturas médicas van a expirar a final de año por la oposición a prorrogarlos de parte de los republicanos y los estadounidenses se enfrentan a pólizas inasumibles.

Consecuencias políticas

Junto a esa realidad, sus consecuencias políticas. El coste de la vida ha sido el gran protagonista de las elecciones de este otoño, el primer termómetro electoral del segundo mandato de Trump. En Nueva York, territorio demócrata, el socialista Zohran Mamdani protagonizó el campanazo político del año con un mensaje centrado en abaratar la vida. La economía fue también la protagonista de dos victorias demócratas mucho más decisivas: las de las elecciones a gobernador en Virginia y Nueva Jersey.
Hace unas semanas, una candidata demócrata peleó una elección especial para un escaño de la Cámara de Representantes de Tennessee. Era algo impensable hace un año, cuando Trump ganó allí por goleada. Y Miami acaba de elegir a su primer alcalde demócrata en tres décadas. De nuevo, con la economía como preocupación central.
Trump siempre quita importancia a estos resultados y defiende que no es un castigo a su gestión, que él no está en las papeletas. Pero, a nivel nacional, las encuestas muestran la frustración de los votantes: en la última encuesta de Associated Press/NORC, solo el 31% aprueba su gestión económica, el peor dato en este capítulo para Trump en cualquier momento de sus dos mandatos. Un sondeo de ‘Politico’ apunta a que el 37% de quienes votaron a Trump el año pasado consideran que el coste de la vida es el peor que recuerdan.

‘Asequibilidad’ es la palabra de moda política en EE.UU., ya que la subida de los precios afecta sobre todo a las clases medias y trabajadoras

La situación ha desatado las alarmas entre los republicanos, que se juegan sus mayorías en el Congreso el próximo otoño y ven cómo los demócratas están capitalizando el mensaje del coste de vida. Las grietas de parte del sector más trumpista, como la ruptura con la diputada Marjorie Taylor Greene, tienen que ver con esa desconexión con las necesidades económicas de las clases medias y trabajadoras.
Mientras tanto, Trump da tumbos para encontrar un mensaje con el que apaciguar el descontento. «No quiero oír hablar sobre el coste de vida», dijo el mes pasado. Poco después, escribió en sus redes sociales que él es el «presidente de la asequibilidad». En la última reunión del año de su Gabinete, defendió que eso de la asequibilidad es un «engaño», una «patraña demócrata». Pero varios de sus secretarios tuvieron que referirse a sus esfuerzos para rebajar el coste de vida. Y su vicepresidente, J. D. Vance, echaba la culpa a la economía que les han dejado los demócratas y reconocía de forma intrínseca que las cosas no van muy bien: «Yo creo que 2026 va a ser el año en el que despegará la economía».
En su negación del problema, Trump recuerda a Biden. Con la inflación disparada, el anterior presidente decía que era «transitoria», y eso solo empeoró las cosas. Después alardeaba de sus recetas económicas, su ‘Bidenomics’, y no le sirvió para nada.

«No quiero oír hablar sobre el coste de la vida», estalló el mes pasado Trump, quien afirma que la asequibilidad es una «patraña demócrata»

Trump nunca da un paso atrás y sigue prometiendo la gloria. Pronostica que la gasolina bajará a los dos dólares por galón (3,7 litros) y promete eliminar el impuesto a la renta «en un futuro no muy distante». Para tratar de recuperar el mensaje, ha iniciado una gira por estados clave para vender sus logros económicos. Empezó con un mitin en el noreste de Pensilvania, una de esas regiones industriales deterioradas, antes dominadas por los demócratas, que se echaron a sus brazos. Allí, entre carteles con la leyenda ‘Precios más bajos, salarios más altos’, insistió en que todo es culpa de los demócratas.
La gira le llevó hace unos días a otro territorio político clave, Carolina del Norte. Y antes completó estos esfuerzos con un discurso a la nación. Algunos alertaron de que lo utilizaría para anunciar la guerra contra Venezuela. Pero Trump lo dedicó a la guerra que preocupa de verdad a los estadounidenses: la de la economía. Sus palabras llegaban a la vez que el dato de desempleo mostraba su nivel más alto desde 2021, un 4,6%. «Hace once meses, heredé un desastre y lo estoy arreglando. Vamos camino de un ‘boom’ económico como el mundo nunca ha visto», dijo a los estadounidenses. Pero muchos no quieren más discursos: quieren ya la «era dorada» prometida.

«Los soldados norcoreanos han ido a la guerra de Ucrania sin conocer su destino ni su misión»

En octubre del año pasado, justo antes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, tanto el Ejército ucraniano como el Servicio de … Inteligencia Nacional (NIS) de Corea del Sur revelaron que el régimen de Kim Jong-un había comenzado a enviar tropas a Rusia. Posteriormente, en abril de este año, Moscú y Pionyang reconocieron oficialmente este despliegue.
Hace tan solo unas semanas, medios locales de Rusia difundían imágenes de tropas norcoreanas participando en operaciones en la región rusa de Kursk, uno de los frentes del conflicto.

En junio, la Inteligencia de Defensa británica publicó un informe en el que estima que las bajas norcoreanas en la guerra de Ucrania superaban las 6.000, entre muertos y heridos. Sin embargo, hasta la fecha solo dos soldados norcoreanos han sido capturados con vida.
«Cuando estuve allí, de un total de 15.000 soldados norcoreanos desplegados, los muertos y heridos ascendían a unos 4.000. Que solo haya dos presos no tiene sentido lógico, pero las autoridades ucranianas me confirmaron oficialmente esa cifra», declara a ABC el diputado Yoo Yong-won, miembro del Comité de Defensa de Corea del Sur, quien viajó en febrero a Kiev para entrevistar a estos dos presos.
En la guerra moderna no se suele ejecutar a los presos, ya que son recursos valiosos para el intercambio de prisioneros y la obtención de información. Esta cifra «incongruente» es una prueba del exhaustivo sistema de lavado de cerebro del régimen norcoreano. Todos los ciudadanos son educados desde la infancia en una lealtad absoluta al Partido de los Trabajadores y al líder, y el servicio militar obligatorio dura diez años (siete para las mujeres).
«Al haber sido adoctrinados desde niños con la idea de que ser apresado es una traición a la patria y al Partido, hay muchos casos de suicidio con granadas o armas de fuego ante la inminencia de la captura. Al final, parece que se les está utilizando como carne de cañón para el Ejército ruso en primera línea», explica el diputado surcoreano.
De hecho, los prisioneros también explicaron en una entrevista con el diario surcoreano ´Chosun Ilbo´ que ser capturado equivale a traición.

Tropas norcoreanas
30%
de bajas
Casi un tercio del total de militares desplegados por Pionyang en Ucrania han muerto o permanecen heridos.

Según las cifras que maneja el diputado Yoo, la tasa de bajas de las tropas norcoreanas se acerca al 30% del total desplegado por Pionyang en Ucrania. Además, los presos revelaron al citado diario surcoreano que las tropas norcoreanas están sufriendo sacrificios innecesarios debido a la falta de fuego de cobertura por parte de las fuerzas rusas.
«Con una tasa de bajas tan alta, una unidad militar normal se desmoronaría por el miedo. Sin embargo, las tropas norcoreanas siguen avanzando incluso en esas condiciones. Un funcionario de las fuerzas de operaciones especiales de Ucrania también me expresó su curiosidad y terror», señala Yoo.

Diferencia de flancos en la UE
Esta alerta coincide con el clima de opinión que ya se respira en el flanco oriental, según refleja el informe VDL 2.1 de la consultora Llorente y Cuenca. El estudio analiza la conversación pública europea –la suma del discurso institucional, la cobertura mediática y el debate ciudadano–, a partir de más de 20 millones de mensajes (18,2 millones en la red social X y 2,5 millones en medios digitales) y discursos institucionales publicados entre diciembre de 2024 y octubre de 2025.
Mientras que la Comisión Europea intenta centrar su relato en la competitividad, en países como Letonia, Estonia, Eslovaquia o la República Checa el debate social está prácticamente monopolizado por la defensa y la seguridad. Asuntos como la amenaza rusa o el refuerzo de la OTAN acaparan entre el 63% y el 71% de la conversación social en estos países. Una realidad que contrasta con la de otros socios occidentales como España, Italia o Portugal, donde la guerra se percibe con menor urgencia y apenas protagoniza el 20% del debate social.

Además, advierte del peligro que pueden suponer estas tropas: «Si esta mentalidad y estilo de combate se contagia al Ejército ruso o a otros frentes, es inevitable que aumente la sensación de crisis, sobre todo en zonas como Polonia o los países bálticos».

El acuerdo y la contraprestación

En junio del año pasado, Putin visitó Pionyang para firmar el Tratado de Asociación Estratégica Integral con el caudillo norcoreano Kim Jong-un, que incluye una cláusula de asistencia militar mutua en caso de agresión. El 5 de diciembre se cumplió un año de su entrada en vigor.
Este acuerdo impulsó el despliegue de tropas norcoreanas en los frentes de Ucrania y, a cambio, Rusia habría proporcionado tecnología militar a Corea del Norte como contraprestación.

Colaboración militar
El avión de alerta temprana de Corea del Norte, el IL-76 de Rusia, y los sistemas antiaéreas Pantsir de cada país
Wikimedia commons, RR.SS. y Korean Central News Agency

«Aunque no se ha informado nada al respecto oficialmente por parte de los dos países, la transferencia de tecnología militar rusa ya no es una simple preocupación, sino una realidad que se está materializando. La forma del lanzador móvil (TEL) del nuevo misil balístico intercontinental (ICBM), Hwasong-20, revelado por Corea del Norte en el desfile de octubre, ha experimentado cambios y ahora es similar a los lanzadores rusos, a diferencia de los modelos anteriores. En un sentido amplio, esto puede considerarse tecnología relacionada con armas nucleares», detalla Yoo.
De igual modo, añade que «los sistemas de defensa aérea de sus destructores Aegis como Choe Hyon y Kang Kon, construidos recientemente, son muy similares al sistema ruso Pantsir. La Inteligencia surcoreana confirmó oficialmente que Pionyang cuenta con este sistema ruso. Asimismo, el avión de alerta temprana revelado en marzo es muy parecido al IL-76 ruso».

«Teniendo en cuenta cómo es Corea del Norte, es probable que los procedimientos para consultar su voluntad fueran inexistentes»

Yoo Yong-won
Diputado surcoreano

Por otro lado, los presos confesaron que se les había notificado que iban al extranjero para recibir entrenamiento; ni siquiera sus padres están informados de su despliegue.
Al respecto, Yoo ha comentado que «a juzgar por los testimonios de estos dos presos, parece que el resto de los soldados norcoreanos también fueron desplegados sin conocer su destino ni su misión. Teniendo en cuenta las características de la estructura de poder del régimen norcoreano, en la que los derechos humanos son totalmente ignorados, es probable que los procedimientos para informarles o consultar su voluntad fueran inexistentes».

Macron anuncia la construcción de un portaviones de propulsión nuclear por la amenaza rusa

Ante el «riesgo creciente» de una guerra defensiva de Europa contra la Rusia de Vladímir Putin, Emmanuel Macron ha anunciado la construcción de un nuevo portaaviones a propulsión nuclear.En viaje de Estado en Abu Dabi, gran cliente de la producción … de armas francesas y, en particular, de sus aviones de combate, el presidente francés hizo el anuncio en estos términos: «Cuando los predadores pretenden controlar el nuevo mundo, nosotros, Francia, en particular, debemos ser fuertes para ser respetados y temidos«.
Los «predadores» de Macron son los Estados Unidos de Donald Trump, la Rusia de Putin, y la China de Xi Jinping. A juicio de Macron, los intentos de diálogo con ese trio de potencias mundiales no han dado los resultados esperados y confirman la vocación francesa de gran poder nuclear, regional, con presencia militar al más alto nivel.

Macron estima que la potencia militar, civil y nuclear es y debe ser el «espejo elocuente» de la fuerza diplomática continental: «El nuevo portaviones será la ilustración de la potencia de nuestra nación, de la potencia de su industria, la potencia de su técnica, potencia al servicio de la libertad, por tierra, mar y aire».
El anuncio de Macron ha sido «razonado» por el general Fabien Mandon, jefe del Estado Mayor de los ejércitos, en estos términos: «Corremos el riesgo de una guerra, en toda Europa, en un plazo corto, dos años, tres o cuatro como máximo. Ante esa evidencia, debemos prepararnos, mejorando e incrementando la potencia de nuestros ejércitos, por tierra, mar y aire«.

Servicio militar voluntario

A finales de noviembre, Macron anunció la restauración del servicio militar voluntario, justificado por el mismo e histórico desafío estratégico: «La aceleración de las crisis y el endurecimiento de las amenazas que se ciernen sobre nosotros».
El anuncio de la construcción de un nuevo portaviones a propulsión nuclear se inscribe en ese horizonte militar, nacional y europeo. El nuevo portaviones, de 80.000 toneladas, comenzará a construirse el año que viene y podrá transportar 2.000 marinos y 30 aviones de combate.
Francia todavía cuenta con un portaviones, el Charles de Gaulle, que comenzó a funcionar entre 1994 y 2001. Sigue en funciones, pero sus capacidades disuasivas han disminuido considerablemente, ante el crecimiento agresivo de las amenazas, en Europa, Ucrania, Oriente Próximo y el Índico. De ahí la necesidad «urgente» de dotar al arsenal francés de un «recambio» a la altura de las nuevas amenazas.

Francia ya tiene un portaviones, el Charles de Gaulle, pero quiere reforzar su capacidad defensiva por el riesgo a una guerra en Europa con Rusia

AFP

El Charles de Gaulle solo navega el 65% del año. Se trata de una limitación inquietante. El nuevo portaviones anunciado por Macron deberá tener una «disponibilidad total». Y será capaz de transportar y ser equipado de nuevas familias de armas, como drones de las últimas generaciones.

Otras armas

Francia tiene otros proyectos militares, en colaboración con Alemania y España, como el proyecto de caza europeo FCAS. Pero las diferencias políticas, presupuestarias y diplomáticas han retrasado la construcción de nuevas familias de armas, al servicio de la seguridad común europea. De ahí la «urgencia» de la construcción de un nuevo portaaviones.
Desde las óptica francesa, el arsenal atómico nacional, el primero de Europa, el tercero o cuarto en la escena mundial, debe estar al servicio de la seguridad del Viejo Continente. Pero el uso del botón nuclear no puede compartirse. El nuevo portaviones tendrá por misión completar la panoplia militar al servicio de la seguridad nacional y la seguridad europea, siempre.

La ruta del dinero de Venezuela a Irán

Durante dos décadas, Venezuela e Irán han forjado una alianza estratégica que trasciende la cooperación diplomática convencional. En el plano financiero, esta alianza se ha caracterizado por mecanismos opacos de financiación que han permitido canalizar miles de millones de dólares hacia proyectos conjuntos, … muchas veces en beneficio neto de Irán y en detrimento de la transparencia financiera de Venezuela.
Documentos en manos de la Fiscalía e inteligencia de Estados Unidos, a los que ha tenido acceso ABC, demuestran que el chavismo desvió sumas colosales del Estado venezolano hacia Irán mediante esquemas encubiertos. Esos fondos pudieron ser empleados para pagos en España, algo que se investiga en Estados Unidos.
La documentación revela que el régimen venezolano sirvió de plataforma financiera y logística secreta para Teherán durante casi veinte años. En otras palabras, recursos estatales venezolanos fueron usados de forma sistemática para ayudar a Irán a evadir sanciones internacionales y sostener su economía y aparato militar. Para lograrlo, se diseñó una compleja arquitectura financiera: el chavismo utilizó fondos binacionales, empresas públicas venezolanas, bancos «pantalla» y proyectos industriales sin actividad real como fachada, todo creado con el fin de mover dinero ilícitamente y ocultar su destino final.

Entre 2006 y 2009, ambos gobiernos suscribieron al menos 279 acuerdos de cooperación económica en sectores energético, petroquímico, industrial, bancario y tecnológico , elevando el comercio bilateral por encima de los 6.000 millones de dólares (5.100 millones de euros). Este vínculo ha evolucionado hasta convertirse en una arquitectura financiera y logística compleja que permite a Teherán evadir sanciones internacionales mientras drena recursos de Venezuela hacia empresas iraníes en energía, construcción y sectores de doble uso.
En paralelo, según esos documentos, Venezuela se ha vuelto un centro de apoyo logístico y financiero clandestino para objetivos geopolíticos de Irán, incluyendo programas militares encubiertos y organizaciones no estatales aliadas de Teherán.
Según fuentes que gestionan estos documentos, las autoridades judiciales de Estados Unidos investigan además si parte de esos mecanismos financieros se utilizó para canalizar pagos hacia terceros países, incluidos socios europeos como España. La investigación examina posibles transferencias encubiertas a gobiernos aliados, intermediarios empresariales o actores políticos, realizadas a través de fondos binacionales, bancos creados para la cooperación con Irán o redes en paraísos fiscales asociadas a esa arquitectura paralela, con el objetivo de ocultar el origen y el destino final de los recursos.

Triangulación financiera

Venezuela creó una estructura financiera paralela para canalizar fondos hacia proyectos vinculados a Irán al margen de los controles habituales. El esquema se apoyó en fondos especiales como Fonden, en mecanismos bilaterales como el Fondo Conjunto China–Venezuela y en fondos y fideicomisos binacionales con Irán, además de una red de bancos offshore en jurisdicciones opacas. A través de esta arquitectura, Teherán recibió flujos relevantes de capital venezolano sin pasar por los circuitos sometidos al escrutinio de las sanciones internacionales.
Un elemento clave fue el Fondo Conjunto Chino-Venezolano, alimentado con préstamos de China a Venezuela. Ese dinero se inyectó de nuevo a través de Fonden, que operó fuera del presupuesto oficial. Fonden mezcló ingresos petroleros, deuda y créditos externos y luego redistribuyó los recursos según decisiones del Ejecutivo. Esa falta de transparencia dificultó seguir el rastro del dinero, ya que los fondos perdieron trazabilidad al integrarse con otras partidas. Así, Venezuela pudo desviar recursos hacia empresas iraníes o proyectos conjuntos, presentándolos formalmente como iniciativas de desarrollo nacional.

Gráfico de la red de financiación triangular de China, Venezuela e Irán recogido en el informe de Inteligencia presentado ante la Fiscalía y la Casa Blanca

ABC

Otro pilar fue la creación, entre 2007 y 2009, de un fondo y un banco binacional Irán–Venezuela para financiar proyectos de cooperación. En 2007 se anunció un Fondo Binacional con un capital de 2.000 millones de dólares (1.700 millones de euros) destinado a proyectos conjuntos, alimentado en parte con recursos procedentes del Fondo Conjunto China–Venezuela.

EE.UU. se incauta del segundo petrolero frente a la costa de Venezuela
Estados Unidos interceptó y confiscó otro buque frente a la costa de Venezuela, en aguas internacionales, según desvelaron el sábado tres funcionarios estadounidenses a Reuters. La operación se produjo pocos días después de que el presidente Donald Trump anunciara un «bloqueo total» de todos los petroleros sancionados que entraran o salieran del país suramericano. Las fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato, no precisaron el punto exacto de la toma, pero señalaron que la Guardia Costera lideró la operación. Tanto la Guardia Costera como el Pentágono remitieron las consultas a la Casa Blanca, que no respondió a un correo. Fue la segunda incautación de un petrolero sancionado en pocas semanas con participación de varias agencias federales. Trump afirmó el martes que había ordenado un bloqueo «total y completo» de los buques sancionados vinculados al petróleo venezolano. Desde la incautación de un petrolero la semana anterior, se instaló ‘de facto’ un embargo: varios buques cargados con millones de barriles permanecieron en aguas venezolanas para evitar ser decomisados.

En paralelo, Irán abrió en 2008 en Caracas el Banco Internacional de Desarrollo, filial de su banco estatal de exportaciones, y en 2009 se inauguró un banco conjunto en Teherán con un capital inicial de 200 millones de dólares (170 millones de euros). Estas entidades permitieron canalizar transacciones directas entre Caracas y Teherán fuera del sistema financiero estadounidense. Estados Unidos sancionó en 2008 al banco de Caracas por sus vínculos con el aparato militar iraní y por facilitar la evasión de controles financieros.
Los investigadores consultados estiman que Venezuela canalizó cerca de 7.800 millones de dólares (6.650 millones de euros) hacia el ecosistema estatal iraní mediante estas maniobras. De este total, aproximadamente 4.689 millones de dólares (4.000 millones de euros) provendrían de proyectos y fondos vinculados directamente a Irán en sectores como energía y petroquímica. Otros 3.132 millones de dólares (2.800 millones de euros) corresponderían a desvíos indirectos. Gran parte de esos fondos procedían de los ingresos petroleros de Venezuela, incluidos préstamos de China, redirigidos mediante estructuras opacas hacia empresas estatales iraníes y la Guardia Revolucionaria de Irán.
Para enviar dinero a Irán sin pasar por rutas tradicionales bajo vigilancia, Venezuela usó bancos en países como Uruguay, Panamá, Dubái y Hong Kong. En 2019, se intentó transferir más de 1.000 millones de dólares (850 millones de euros) desde Bandes a su filial en Uruguay, lo que mostró cómo se sacaban divisas del país a través de Montevideo. En Dubái y Hong Kong, bancos locales facilitaron pagos a empresas iraníes, aprovechando la falta de controles. Así se creó un sistema financiero paralelo que permitía pagar con petróleo, oro u otros medios sin dejar rastro claro, usando contratos ficticios y cuentas en el extranjero.

Con dinero del petróleo y préstamos de China, Venezuela canalizó cerca de 7.800 millones de euros (6.650 millones de euros) a Irán mediante maniobras financieras opacas

Estas revelaciones han llevado a que la Fiscalía de Estados Unidos investigue a altos funcionarios del Gobierno venezolano por manejar dinero ilegalmente con Irán. Entre los señalados están Nicolás Maduro y varios de sus aliados más cercanos, vinculados al llamado Cártel de los Soles. Washington ya los había sancionado y los acusa de formar parte de una red criminal. La investigación busca probar cómo esta relación con Irán sirvió para mover dinero en secreto, violar sanciones y ocultar el uso de fondos públicos venezolanos.

La verdad sobre la Estrategia de Seguridad Nacional de Trump: no confundamos un documento con la doctrina

La palabra escocesa ‘stramash’ se define en el Oxford English Dictionary como «un alboroto, un estado de ruido y confusión; una reyerta». Me vino a la cabeza al leer la cobertura mediática de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) del presidente Donald … Trump,un documento de 33 páginas publicado recientemente para exponer las prioridades de política exterior de su administración, «una hoja de ruta», según la propia introducción del presidente, «para garantizar que Estados Unidos siga siendo la nación más grande y más exitosa de la historia humana».

A diferencia, por ejemplo, de Europa. El elemento más llamativo del documento eran sus referencias muy críticas hacia los aliados europeos. Su gasto militar era «insuficiente». Sus economías sufrían «estancamiento» y «declive». Incluso se enfrentan a la perspectiva de una «aniquilación civilizatoria».
Hay señales de indignación mediática. ‘The New York Times’ titulaba: «Un nuevo documento de política de la Casa Blanca formaliza el desprecio de Trump hacia los líderes europeos». Jason Horowitz escribió que la «hostilidad [hacia Europa] es ahora política oficial en la Casa Blanca». El argumento de Horowitz contó con el respaldo de autoridades eruditas: «Es muy similar al lenguaje que se encuentra en el documento análogo de seguridad nacional», observó el historiador Timothy D. Snyder, exalumno de Yale, evocando imágenes del presidente usando disimuladamente el traductor de Google mientras navegaba por los sitios web del Kremlin.
‘The Wall Street Journal’ publicó un análisis casi intercambiable: «EE.UU. da la vuelta a la historia al presentar a Europa -no a Rusia- como el villano en su nueva política de seguridad». Aquí el historiador citado era Timothy Garton Ash, de Oxford. Pero ambos fueron superados por Nathalie Tocci, directora del Instituto de Asuntos Internacionales en Roma, citada también por el ‘Times’: «Creo que está bastante claro que la Administración ve a Europa como si estuviera en el menú colonial».
‘The Economist’, igualmente, criticó duramente «la sombría e incoherente estrategia de política exterior de Donald Trump», que provocaría «pánico» entre los aliados estadounidenses, pero «aplausos» de los déspotas. «Desprovisto de los valores ilustrados que han cimentado durante tanto tiempo la política exterior -declaró la gran revista liberal-, el documento es una descarada afirmación de poder que debe más al siglo XIX que al mundo que Estados Unidos construyó tras la Segunda Guerra Mundial».

«La Administración Trump formaliza su desprecio a Europa» y «ve a Europa como si estuviera en el menú colonial» fueron frases y titulares de la Prensa respecto a la nueva estrategia de EE.UU.

Algún día entenderé qué tiene una revista fundada en 1843 contra el siglo XIX. ¿Qué añoran los editores cuando recuerdan el llamado «orden internacional liberal» que siguió a la carnicería de la Segunda Guerra Mundial? ¿La Guerra de Corea? ¿La Crisis de los Misiles de Cuba? ¿Vietnam? Prefiero el sistema del Congreso y las Guerras de Unificación.
Pero el verdadero misterio es por qué los periodistas malgastan sus energías analizando documentos como la Estrategia de Seguridad Nacional. Para explicarlo, primero debo contar cómo se redacta un documento así y lo que realmente representa.

«Planificación interinstitucional»

En un artículo icónico pero poco conocido de 1968, ‘Bureaucracy and Policy Making’, Henry Kissinger escribió: «No existe tal cosa como una política exterior estadounidense’. Más bien, argumentó, solo existe «una serie de medidas que han producido un resultado determinado»; que «pueden no haber sido planeadas»; y a las que «las organizaciones de investigación e inteligencia, tanto extranjeras como nacionales, intentan dar una racionalidad y coherencia… que simplemente no tienen».
Kissinger había aprendido esto al observar cómo la administración del presidente Lyndon Johnson había «planeado» la escalada de la guerra de Vietnam. «Lo que se conoce como planificación interinstitucional -señaló Kissinger- es en realidad un mecanismo para coordinar esfuerzos esencialmente autónomos que pueden basarse en diferentes conceptos y supuestos».
Nada ilustra mejor el punto de Kissinger que la nueva Estrategia de Seguridad Nacional. Entiendo que el primer borrador fue escrito por Michael Anton, quien durante gran parte de este año fue director de planificación de políticas del Departamento de Estado. Esta versión se ajustaba en gran medida al estilo nacional-conservador del principal ensayo de Anton, ‘La elección del vuelo 93’. Pero me han dicho que el documento fue revisado tras la renuncia de Anton en septiembre y que durante un tiempo estuvo estancado en un comité de subsecretarios compuesto por los ‘números dos’ de organismos relevantes. Luego, Andy Baker, asesor adjunto de seguridad nacional, lo revisó. Después, los propios jefes de los organismos sacaron sus bolígrafos rojos. Después, permaneció en el escritorio de Susie Wiles durante unas semanas. Finalmente, a pesar de estar fechado en noviembre, se publicó el jueves 11 de diciembre por la noche.
El lector perspicaz podrá discernir las manos de muchos autores: el vicepresidente J.D. Vance; la eminencia gris de la Casa Blanca, Stephen Miller; y quizás también Elbridge Colby, subsecretario de defensa para política. Lo que no debería intentar reconocer es una sola voz que hable en nombre del gobierno estadounidense. Este documento no es un manual del cual se vaya a derivar una política exterior. Es el resultado de un ‘stramash’, un lío. Si el propio presidente lo ha leído, me quedaría atónito. Podrá ser ‘el presidente de la paz’. Nunca será el presidente del ensayo de 33 páginas.

«Este documento no es un manual del cual vaya a derivar una política exterior. Si el presidente lo ha leído, me quedaría atónico. Trump podrá ser el ‘presidente de la paz’. Nunca será el presidente del ensayo de 33 páginas»

La sección inicial del documento muestra por qué tanto el ‘Times’ como el ‘Wall Street Journal’ lo detestan, pues constituye un repudio conciso a la política exterior de los Clinton y los Bush, por no mencionar a los Kennedy. Rechaza la noción de una «nación indispensable»; con el deber de vigilar el mundo. Como señalan los autores, tales ambiciones grandiosas «sobreestimaron la capacidad de Estados Unidos para financiar, simultáneamente, un enorme estado de bienestar, regulación y administración junto con un complejo militar, diplomático, de inteligencia y de ayuda exterior masivo». En la era de la globalización posterior a la Guerra Fría, afirman los autores, las «élites de la política exterior»; apostaron por políticas que terminaron «vaciando a la clase media y la base industrial de la que depende la preeminencia económica y militar estadounidense».

Europa, al segundo lugar

La verdad duele. Pero hay otra razón por la cual la NSS ha irritado a los grandes diarios. Desde principios del siglo XX, el ‘establishment’ estadounidense ha considerado como una verdad evidente que no todas las regiones del mundo fueron creadas iguales y que Europa es la más importante de todas ellas. La NSS lo rechaza. Sitúa firmemente a Europa en un segundo lugar, por detrás del hemisferio occidental (que no es lo mismo que Occidente).
Nadie debería sorprenderse. Este año, el gobierno de Trump ha reunido una vasta armada en el Caribe, con la evidente intención de expulsar del poder al autoritario y corrupto presidente venezolano, Nicolás Maduro. Es parte de un esfuerzo por reafirmar la influencia estadounidense en Iberoamérica tras tres décadas de un abandono no muy benévolo, impulsado por una injustificada sensación de vergüenza por las pasadas intervenciones estadounidenses en países como Chile. Quizás la verdadera lección de la historia sea que, si Estados Unidos no actúa, terminas teniendo países como Cuba, Nicaragua y ahora Venezuela, cada uno con consecuencias más duraderamente desastrosas que el régimen de 17 años del general chileno Augusto Pinochet.
La línea más importante de la Estrategia Nacional de Seguridad (NSS) es: «Afirmaremos y haremos cumplir un ‘Corolario Trump’ de la ‘Doctrina Monroe’», una alusión al ‘Corolario Roosevelt’, llamado así por la afirmación del presidente Theodore Roosevelt en 1904 de que Estados Unidos tenía derecho a intervenir en países latinoamericanos en casos de «vicios crónicos». No hay un vicio más crónico hoy que Venezuela, un país otrora próspero convertido en un estado fallido por Maduro y su demagogo predecesor, Hugo Chávez. La NSS deja claro que Estados Unidos ya no se quedará de brazos cruzados mientras los criminales construyen imperios del narcotráfico cuyo principal objetivo son los jóvenes estadounidenses. En cambio, Estados Unidos buscará el apoyo de países alineados como Argentina y ampliará su influencia, contrarrestando la creciente presencia económica de la República Popular China en la región.

Europa y sus «desastrosas ideologías», según Vance

¿Quieren que les resuma mi opinión de todo esto en dos palabras? Ya era hora.
El documento retoma el discurso del vicepresidente Vance en Múnich sobre las patologías europeas, en particular las «restricciones antidemocráticas de las libertades fundamentales impulsadas por las elites» y las «desastrosas ideologías del ‘cambio climático’ y del ‘cero neto’». Como mencioné antes, hay un pasaje impactante que disgustó profundamente a la clase dirigente europea: «El declive económico se ve eclipsado por la perspectiva real y más cruda de la desaparición de la civilización. Entre los problemas más importantes a los que se enfrenta Europa se encuentran las actividades de la Unión Europea y otros organismos transnacionales que socavan la libertad política y la soberanía, las políticas migratorias que están transformando el continente y creando conflictos, la censura de la libertad de expresión y la represión de la oposición política, el desplome de las tasas de natalidad y la pérdida de las identidades nacionales y la confianza en sí mismas«.
En un artículo publicado en el ‘Financial Times’, Janan Ganesh sugirió con picardía que todo esto era un «autorreproche encubierto», ya que muchas de estas tendencias también son perceptibles en Estados Unidos. Sin embargo, existe una diferencia de grado. El nombre más popular para los bebés varones en Estados Unidos es Noé, no Mahoma, como en el Reino Unido. Se proyecta que la población musulmana del Reino Unido en 2050 podría alcanzar el 17%. Para Estados Unidos, el Pew Research Center proyecta una proporción de musulmanes del 2,1 %.

Hay una diferencia de grado entre Estados Unidos y Reino Unido: el nombre más popular para los bebés varones en EE.UU. es Noé, Mahoma en Reino Unido. En 2050, los musulmanes serán el 2,1% del primero, y el 17% en el segundo país

«Si las tendencias actuales continúan -escriben los autores de la NSS- el continente será irreconocible en 20 años o menos. Por lo tanto, no es nada obvio que ciertos países europeos tengan economías y ejércitos lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables«. Por desagradable que pueda resultar este análisis, será difícil encontrar pruebas de lo contrario. Mis amigos británicos y europeos, mejor informados, lo susurran en voz baja: »Quizás sea cierto«. Por lo tanto, no es descabellado que los responsables políticos estadounidenses escriban que «la gestión de las relaciones europeas con Rusia requerirá un importante compromiso diplomático por parte de Estados Unidos, tanto para restablecer las condiciones de estabilidad estratégica en toda la masa continental euroasiática como para mitigar el riesgo de conflicto entre Rusia y los estados europeos».

Ucrania

En cuanto a la guerra en Ucrania, no sé qué es lo objetable del análisis de los autores de la NSS: «Es un interés fundamental de los Estados Unidos negociar un rápido cese de las hostilidades en Ucrania, con el fin de estabilizar las economías europeas, evitar una escalada o expansión involuntaria de la guerra y restablecer la estabilidad estratégica con Rusia, así como permitir la reconstrucción de Ucrania tras las hostilidades para que pueda sobrevivir como un Estado viable».
También estoy de acuerdo con el punto de que «hay funcionarios europeos que tienen expectativas poco realistas sobre la guerra, instalados en gobiernos minoritarios inestables», aunque me parece un poco exagerado acusarlos de «pisotear los principios básicos de la democracia para reprimir a la oposición». En su mayoría son demasiado débiles para pisar nada más que sus propios pies.
Reflexionando, los europeos deberían celebrar que siguen ocupando el segundo lugar en este documento, por detrás del hemisferio occidental, pero por delante tanto de Oriente Medio como de Extremo Oriente. También deberían celebrar, al igual que los tradicionalistas de la política exterior en Nueva York y Washington, que la NSS ofrece resúmenes bastante convencionales de las prioridades de Estados Unidos en esas otras regiones.
¿Quién no quiere «impedir que una potencia adversaria domine Oriente Medio, sus suministros de petróleo y gas y los puntos estratégicos por los que pasan, evitando al mismo tiempo las ‘guerras eternas’ que nos han empantanado en esa región»?

Disuadir a China de atacar Taiwán

En cuanto a China, las páginas pertinentes se centran en la necesidad de disuadir a China de actuar contra Taiwán, «en parte debido al dominio de Taiwán en la producción de semiconductores, pero sobre todo porque Taiwán proporciona acceso directo a la segunda cadena de islas y divide el noreste y el sudeste asiático en dos teatros distintos». No es descabellado que los entusiastas del ‘America First’ sugieran que los aliados asiáticos de Estados Unidos -incluidos la India, Australia y Japón- contribuyan más a este esfuerzo disuasorio.
En consonancia con este análisis, se insiste en que Estados Unidos necesita reconstruir su atrofiada base industrial de defensa y «garantizar que la tecnología y los estándares estadounidenses -especialmente en inteligencia artificial, biotecnología y computación cuántica- impulsen el mundo». Una vez más, pregunto: ¿alguien se opone? No es como si pudiéramos delegar estas cuestiones a los europeos.
En resumen, en su prisa por ofenderse en nombre de los europeos, los comentaristas del rebaño han pasado por alto en gran medida lo variopinto que es el conjunto de ideas bastante convencionales que conforman la mayor parte de la nueva NSS. Está el realismo nixoniano, con su conocida insistencia en la primacía del interés nacional, el reparto de cargas y el equilibrio de poder. Está el «paz a través de la fuerza» reaganiano. Pero también está el «poder blando» del difunto Joe Nye -«a través del cual ejercemos una influencia positiva en todo el mundo»-, una idea de política exterior tan propia de Harvard como se pueda desear. Y África, como ha sido invariablemente el caso en todos los documentos de este tipo durante los últimos 50 años, aparece justo al final.
Si los periodistas no trataran a sus lectores como niños, explicarían cómo se elabora un documento como la NSS. La política exterior estadounidense no emana de textos doctrinales sagrados. Emana de la lucha entre agencias, que es una característica, no un defecto, del sistema. Se supone que el secretario de Estado está a cargo de la política exterior. Pero el presidente suele querer ser el protagonista en la escena mundial. Eso significa que el asesor de seguridad nacional tiende a tener ventaja debido a su proximidad al Despacho Oval (por eso Marco Rubio, al igual que Henry Kissinger, quería ambos puestos).Pero luego hay un estado dentro del estado llamado Departamento de Guerra (antes Defensa). Y no hay que olvidar la Agencia Central de Inteligencia, que tiene su propia agenda, ya que espía a los adversarios del país.
¿Olvidé mencionar que el Senado tiene el poder constitucional de aprobar tratados y que solo el Congreso tiene la autoridad constitucional para declarar la guerra?
Pregunta: ¿Qué rama del gobierno puede imponer aranceles a los productos de naciones extranjeras? ¿No está seguro? Consultemos a la Corte Suprema. Todo eso es solo la punta del iceberg, porque dentro de cada una de estas instituciones y agencias hay más batallas internas por el territorio y el estatus. Y luego están los intereses privados involucrados, entre los que destacan las empresas más grandes y poderosas de Estados Unidos.
Incluso si nunca has estado en una de las salas -o en los chats grupales de Signal- donde ocurre todo esto, lo encontrarás en ‘Hamilton’, la obra de Lin-Manuel Miranda:
Nadie sabe realmente cómo se juega el juego.
El arte del negocio.
Cómo se hacen las salchichas.
Simplemente asumimos que sucede.
Pero nadie más está en la habitación donde sucede.
Es cierto que hay aspectos de la receta de las salchichas de esta administración que son distintivos. Es inusual, pero no del todo sin precedentes, que el presidente otorgue un papel importante en las negociaciones exteriores a un familiar, como ha hecho Trump con su yerno, Jared Kushner (John Adams lo hizo, al igual que Franklin D. Roosevelt, John F. Kennedy y Jimmy Carter).

Es inusual, pero no del todo sin precedentes, que el presidente otorgue un papel importante en las negociaciones exteriores a un familiar, como ha hecho Trump con su yerno

Es inusual, pero no sin precedentes, que los colaboradores del presidente consideren las oportunidades de beneficio personal inherentes a ciertas decisiones de política exterior. De hecho, eso era parte integrante del funcionamiento de la política exterior del siglo XIX a ambos lados del Atlántico. Y, por repetirlo una vez más, ese enfoque funcionó bastante bien durante un siglo después de la derrota de Napoleón. ¿O acaso los Rothschild no deberían haber ayudado al primer ministro Benjamin Disraeli a adquirir el control británico del canal de Suez?
Lo que no es inusual es que una administración elabore un documento estratégico que todo el mundo analiza minuciosamente, en busca de su significado más profundo, mientras sus autores suspiran aliviados por haberlo conseguido finalmente, con la seguridad de que las personas que, en teoría, están en mejor posición para digerirlo- es decir, el presidente y su círculo más cercano- son precisamente las menos propensas a hacerlo.

La lluvia y el frío se convierten también en armas de guerra en Gaza

Catorce días. Ese es el tiempo que vivió el pequeño Mohamed, quien falleció el jueves al no opoder resistir a la violenta tormenta invernal Byron que azota Gaza. Su madre, Eman Abu al Khair, quien vive en una tienda en el campo de … Al Mawasi, lo llevó al hospital de Jan Yunis lo más rápido que pudo. Después de 48 horas ingresado, los médicos certificaron su «muerte por hipotermia».
Munir al Bursh, director general del Ministerio de Salud de la Franja (controlado por Hamás), advirtió del riesgo de más muertes entre niños, ancianos y enfermos debido al descenso brusco de las temperaturas dentro de las tiendas de desplazados, empapadas por la lluvia de la última semana. Al Bursh explicó ante los medios que la humedad y el agua en las tiendas «crean un entorno propicio para la propagación de enfermedades respiratorias». Antes de la guerra, la lluvia y el frío eran motivo de alegría en Gaza. Este mes han dejado al menos 17 muertos e imágenes impactantes de campos de desplazados convertido en un mar de lodo y aguas residuales.
La lluvia ha parado, pero el frío se mantiene y el termómetro baja a los cinco grados durante las noches. A pesar del inicio del alto el fuego en octubre, no hay reconstrucción en una Franja en la que, según Naciones Unidas, aproximadamente el 92 por ciento de los edificios residenciales están total o parcialmente destruidos. La mayor parte de los dos millones de gazatíes vive en tiendas levantadas en campos improvisados, como el pequeño Mohamed durante sus catorce días de vida.

Amnistía Internacional (AI) denuncia que estas muertes «son las consecuencias previsibles del genocidio en curso de Israel y de su política deliberada de bloquear la entrada de materiales de refugio y reparación para las personas desplazadas», en palabras de su responsable, Erika Guevara Rosas. En su opinión, esta es una «tragedia absolutamente evitable».
Philippe Lazzarini, comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), afirma que «permitir solo una fracción de los suministros de refugio necesarios no es suficiente. La gente está muriendo de frío porque no tiene dónde resguardarse. Pedimos que se eliminen todos los obstáculos a la entrada de ayuda humanitaria, incluidas las tiendas resistentes a la lluvia.» Nadie en Israel escucha a Lazzarini, al frente de una agencia etiquetada de «organización terrorista».
El primer golpe del temporal se produjo el 12 de diciembre y provocó importantes inundaciones. Los daños se extendieron al hospital Al Shifa, en Ciudad de Gaza. Su director explicó que se inundaron los servicios de urgencias y quirófano y alertó del «aumento significativo de ingresos de niños y pacientes con enfermedades crónicas en el hospital como consecuencia del frío». Si los dos años de brutales bombardeos e invasión terrestre israelí no fueron demasiado castigo, el temporal ha rematado a los gazatíes.

Edificios en ruinas

Quienes no viven en tiendas, buscan refugio en edificios dañados que tratan de hacer habitables con dos retoques y cuatro plásticos para sustituir a las paredes. Las intensas lluvias han convertido estos edificios en amenazas directas y algunos se han venido abajo sepultando a los vecinos en derrumbes repentinos. Los vídeos de edificios colapsando se han hecho virales durante la semana.
Desde la UNRWA insisten en que el sufrimiento de la población podría reducirse si se permitiera «la entrada de ayuda humanitaria en Gaza sin obstáculos». El alto el fuego está en su primera fase e Israel acusa a Hamás de violar el acuerdo porque falta por entregar el cuerpo de uno de los rehenes. Este es el argumento que emplean los israelíes para mantener cerrado el paso de Rafah y no levantar las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria o material para el refugio de la población. Todo un castigo colectivo.
Después de haber recurrido al hambre como arma de guerra, Amjad al Shawa, director de la Red de Organizaciones de la Sociedad Civil de Gaza, denunció que el enemigo usa también el frío como arma de guerra. Según declaró, «la población está obligada a quedarse en áreas expuestas al agua y al frío, exacerbando los riesgos sanitarios y humanitarios en el contexto del temporal y la crisis».

Segunda fase

El alto el fuego se mantiene frágil e Israel ha matado a casi 400 personas en los últimos dos meses. La Casa Blanca ha organizado una nueva ronda de conversaciones en Miami entre el enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, y altos funcionarios de Qatar, Egipto y Turquía, los tres grandes mediadores. Donald Trump presiona para pasar a la segunda fase y Witkoff trata de reducir las diferencias entre las partes y definir pasos concretos para avanzar.
La segunda fase contempla puntos clave como el desarme de Hamás, la retirada de los militares de Israel, que ocupan más del 50 por ciento de Gaza, y el despliegue de una fuerza internacional. Todos estos puntos parecen muy alejados de la situación que se vive sobre el terreno y de las declaraciones de los ministros ultranacionalistas de Israel, que siguen apelando a la reocupación de la Franja sin concesiones de ningún tipo.