Bajo el eslogan de un ‘gobierno de emergencia’, José Antonio Kast se impuso el domingo en la segunda vuelta presidencial con más del 58% de los votos y para dar fe de aquello inmediatamente encabezó reuniones destinadas a crear una amplia alianza de actores … y partidos que dé soporte a su futura Administración.
«No tengo una solución fácil… Se requiere del compromiso y esfuerzo de todos», dijo Kast a sus seguidores la noche del domingo cuando celebraban el contundente triunfo sobre la abanderada del oficialismo y militante comunista Jeannette Jara, quien obtuvo un 41% de respaldo.
«Les prometo trabajo, carácter, orden y convicción. Esto requiere de mucha entrega, renuncias», agregó al momento de confirmar que dejará las filas del Partido Republicano (PR), que conformó en 2019, para pasar a ser presidente de todos los chilenos.
Tal como lo había acordado con el presidente Gabriel Boric en la llamada de felicitación que este le hizo la noche del domingo, Kast acudió este lunes al Palacio de La Moneda. Lo hizo acompañado de la futura primera dama, María Pía Adriasola, y miembros de su equipo más cercano, entre ellos, el presidente del PR y senador electo Arturo Squella, su asesor económico Jorge Quiroz y el exministro Claudio Alvarado. Ahí se reunió durante más de una hora con el mandatario saliente y su equipo político, conformado por los ministros de Interior, la Secretaría General de la Presidencia, Hacienda y Secretaría General de Gobierno.
«La capacidad de trabajar por el bienestar de Chile es lo que engrandece y hace avanzar a nuestro país», escribió Boric en su cuenta de X minutos antes de recibirlo.
Golpe de realidad
En su discurso la noche del domingo, tras ganar las elecciones, Kast buscó moderar las altas expectativas sobre su gobierno después de que prometiera acabar con la delincuencia, el crimen organización, detener la inmigración irregular e impulsar el crecimiento económico.
«Nos van a tocar momentos muy difíciles», «no hay soluciones mágicas» y «este mandato no permite demoras», afirmó, al mismo tiempo que señaló que «los resultados no se verán al día siguiente» y que el triunfo en las urnas no era la meta, sino el punto de partida.
«En todo lo que sea bueno para Chile encontrará mi apoyo; (pero) en todo lo que pueda hacernos retroceder, encontrará una oposición firme», aseguró Jara
Kast tuvo palabras para su rival, Jeannette Jara, quien minutos antes -y tras reconocer su derrota- afirmó ante sus simpatizantes que a partir del 11 de marzo el centroizquierda se convertirá en una oposición exigente, propositiva y vigilante. «Presidente electo José Antonio Kast: en todo lo que sea bueno para Chile encontrará mi apoyo; (pero) en todo lo que pueda hacernos retroceder, encontrará una oposición firme, democrática y responsable», advirtió Jara.
Frente a esto, el derechista manifestó que un gobierno no se construye solo con sus partidarios, sino con una oposición con altura de miras y con críticas fundadas que aporten, incluidas las de los medios de comunicación. Lo mismo dijo sobre los partidos de la derecha tradicional al indicar que «la unidad no es pensar igual, no es callar las diferencias», es poner en el objetivo la paz, porque sin ella no hay democracia y sin ésta no hay libertad.
Kast manifestó que un gobierno no se construye solo con sus partidarios, sino con una oposición con altura de miras y con críticas fundadas
Tender puentes
Después del encuentro con Boric, Kast se reunió con todos los dirigentes de los partidos políticos que le entregaron su respaldo en la segunda vuelta, entre ellos, Chile Vamos, Demócratas y Amarillos. Con eso analizó la conformación de una nueva alianza destinada a dar «soporte» al futuro gobierno, como señaló Squella.
A horas de conocerse los resultados definitivos, diversos analistas hicieron una advertencia. El sociólogo Axel Callis señaló a ABC que Kast deberá leer muy bien el apoyo recibido porque lo peor que le puede pasar es «marearse» con ese 58% de los votos, muchos de ellos prestados, e impulsar un gobierno identitario.
Coincide en este aspecto, la consultora Llorente y Cuenca, que sostiene que la composición del futuro Parlamento, altamente fragmentado, lo obligará a «tender puentes y lograr acuerdos» para poder sacar adelante una agenda legislativa destinada a concretar sus promesas de mayor seguridad y orden social e institucional.
Pese a las dificultades que Kast atisba en el futuro, como un gasto público elevado, y que él pretende rebajar en 6.000.000 millones dólares; y un alto desempleo e inversión detenida por la denominada «permisología», el mercado recibió bien los resultados y al cierre el IPSA rozaba los 10.500 puntos.