Trump sale tocado de su primer examen al año de volver a la Casa Blanca
Este miércoles se cumplía un año de la victoria de Donald Trump en las presidenciales, pero los resultados en las elecciones locales y estatales del martes por la noche le chafaron el aniversario. Los triunfos contundentes de los demócratas en Nueva York, Virginia, Nueva Jersey o California … van más allá de esos territorios: suponen también una respuesta a los primeros diez meses de su segundo mandato y un empujón de optimismo para los demócratas ante las elecciones legislativas del año que viene. Y muestran las grietas que ha sufrido la coalición formada por Trump el año pasado para regresar a la Casa Blanca.
La cita electoral era el primer termómetro de la presidencia de Trump, quien se llevó una embestida desde los dos espectros del Partido Demócrata. Para empezar, supuso la culminación del ascenso del socialista y musulmán Zohran Mamdani en Nueva York, lo que demuestra la capacidad de movilización del sector más izquierdista del partido.
Trump, nacido en Nueva York, lamentó la victoria de un «alcalde comunista». Además, acusó a los demócratas de querer convertir el país en «Cuba o Venezuela», por lo que Miami será «pronto» el refugio para «los que huyen del comunismo de Nueva York», como pasa, según él, con los cubanos y los venezolanos, informa Pablo de la Varga.
Pero, incluso más importante que el triunfo de Mamdani, fue la capacidad de candidatos demócratas moderados de imponerse en elecciones estatales, apoyándose en la impopularidad de Trump. Esta fue la tónica de las dos grandes citas estatales del martes, las elecciones a gobernador en Virginia y en Nueva Jersey.
La primera era quizá la batalla con más peso de la noche. Se impuso con rotundidad Abigail Spanberger, una figura centrista, exagente de la CIA, que desembarcó en política logrando un escaño de diputada por un distrito que se inclina hacia los republicanos. Pero también ganó el candidato a fiscal general, Jay Jones, con su campaña sacudida por las revelaciones de mensajes de texto en los que fantaseaba con pegarle un tiro a un rival político.
La demócrata Abigail Spanberger celebra su victoria en Virginia
Reuters
Con todo, se impuso gracias a que ese escándalo pesó menos que las turbulencias de la segunda Administración Trump: el aluvión de órdenes ejecutivas, la expansión de los poderes presidenciales, los enfrentamientos con la Justicia, el despliegue de militares en ciudades demócratas o el actual cierre gubernamental, que ha dejado a cientos de miles de funcionarios con su empleo en suspenso. Eso se vive en Virginia con más intensidad que en otros lugares del país: es un estado vecino de Washington, que acoge a muchos suburbios de la capital y que siente de cerca la política federal.
Menos voto hispano y negro
En Nueva Jersey, una historia similar: una candidata moderada, Mikie Sherrill, ganó con contundencia al candidato republicano, Jack Ciattarelli, que se quedó a solo tres puntos de la victoria hace cuatro años. Aquí se nota con rotundidad otra de las grandes lecciones de la noche: la pérdida de los apoyos a los republicanos de las minorías negra e hispana, donde Trump creció con fuerza el año pasado.
Un ejemplo significativo fue el condado de Passaic, en los suburbios de Nueva York, donde más del 40% de la población es hispana y donde Trump creció más de un 20% el año pasado para imponerse aquí. El martes, Sherrill ganaba con una diferencia de quince puntos. «Aquí hay mucho hispano que votó a Trump que está arrepentido», aseguraba hace unos días a este periódico George Anthony, un miembro de la campaña de Sherrill que actúa como nexo con la comunidad hispana.
Mikie Sherrill será la nueva gobernadora de Nueva Jersey
Reuters
Trump trató de impulsar a los candidatos republicanos en Nueva Jersey y Virginia con apariciones en vídeo en los últimos grandes mítines de la campaña, pero fue en vano.
En otras partes del país también hubo victorias relevantes para los demócratas. En California salió adelante un referéndum para rediseñar los distritos electorales, lo que permitirá a los demócratas conseguir más escaños a la Cámara de Representantes. Fue una iniciativa apoyada por su gobernador, Gavin Newsom, como respuesta a otros rediseños de mapas electorales en estados republicanos, como Texas. En Pensilvania, el estado más decisivo en las presidenciales, los demócratas mantuvieron su mayoría de 5-2 en el Tribunal Supremo estatal.
Algunas victorias demócratas hay que medirlas con cautela: en Virginia, Spanberger se enfrentaba a una rival republicana de poco peso, Winsome Earl-Sears, que se vio perjudicada por la asociación con Trump a pesar de que el presidente de EE.UU. ni siquiera le dio su respaldo. Y, en Nueva York, la victoria de Mamdani, que ya pegó el campanazo en las primarias de junio, era esperada en una ciudad de fuerte implantación demócrata.
Pero los resultados sí abren una ventana de esperanza para un Partido Demócrata hundido tras los resultados de hace un año, que dio la Casa Blanca y las mayorías de las dos cámaras del Congreso a los republicanos. El camino en las legislativas del año que viene parece claro para ellos: establecer el relato de que es un referéndum a Trump –cuyos niveles bajos de popularidad en las encuestas se confirmaron el martes en las urnas– y sus políticas. Y con el problema añadido para los conservadores de que, en el Partido Republicano de hoy en día, es muy difícil mantener una posición política independiente a la de Trump, que lo ocupa todo.


