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En América Latina, las mujeres siguen ganando mucho menos que los hombres

A pesar de que se ha avanzado en lo relacionado con la participación de las mujeres en cargos de liderazgo en el interior de las empresas, aún persisten brechas entre hombres y mujeres en cuanto a los ingresos salariales; de acuerdo con el más reciente informe de la Organización Mundial del Trabajo (OIT) sobre el panorama laboral de las mujeres en el mundo.

Publicado: agosto 31, 2019, 8:07 pm

La OIT evidencia en su investigación que el camino hacia la superación de los retos en cuanto a equidad de género en América Latina y el Caribe está aún lleno de obstáculos Si bien la brecha promedio en ingresos laborales por género cayó unos puntos porcentuales entre 2012 y 2017, los hombres siguen recibiendo mayor retribución monetaria que las mujeres por cada hora trabajada.

Esta diferencia se hace más fuerte al tener en cuenta variables como la educación y la dedicación semanal al trabajo. Además, entre los trabajadores más pobres, es decir, de más bajos ingresos, la inequidad de género se mantuvo casi igual durante el periodo de tiempo estudiado.

Según la OIT, casi en todos los países de la región las brechas de género son más altas en condiciones de autoempleo, de hecho, el 40% de los trabajadores se encuentran en esta situación laboral. A excepción de Argentina y Brasil, en los 17 países incluidos en el estudio de esta organización internacional se observó que las mujeres que trabajan de manera independiente suelen recibir ingresos aún menores que las que son empleadas.

Adicionalmente, el ciclo de vida en el que se encuentran los trabajadores determina si la inequidad de género es mayor o menor. De esta manera, las diferencias entre ingresos son más pequeñas mientras las personas son más jóvenes y se cree que esto se debe a que todavía no tienen hijos porque la diferencia se acentúa considerablemente entre los 25 y 29 años, para los autoempleados, y entre los 30 y 34 años para los trabajadores dependientes.

Frente a este panorama, los cambios que han traído las tecnologías de la información y la comunicación en términos de flexibilidad y movilidad pueden ser una alternativa para las mujeres trabajadoras en edad reproductiva para que se les facilite la combinación del trabajo remunerado con el cuidado de los miembros del hogar.

Sin embargo, estas modalidades también plantean desafíos como la falta de beneficios de protección social o la persistencia de brechas de género observadas en los mercados de trabajo más tradicional.

Para las mujeres, en  cuanto al tipo de empleos, la demanda de las ocupaciones de nivel alto aumentó más rápido que la de baja calificación en el Caribe. Esto mismo no sucedió en los países del Cono Sur, América Central y México, donde la expansión de los empleos de nivel bajo fue mucho mayor que las ocupaciones de nivel alto; mientras que en los países andinos los empleos de calificación alta y baja crecieron casi al mismo ritmo.

Para los hombres se advierte que en todos los estados de la región los empleos de baja calificación crecieron con mayor rapidez que las ocupaciones de nivel alto.

En Colombia, según el Ranking PAR 2018, medición creada por la Secretaria Distrital de la Mujer, el Colegio en Estudios Superiores en Administración (CESA) y la consultora Aequales, el 31, 6% de las posiciones de liderazgo están siendo ocupadas por mujeres y la brecha salarial a favor de los hombres en el nivel de gerencias asciende a 32,47%.

Según Aequeales, en América Latina, solo 21% de las empresas cuentan con una mujer en su máximo cargo directivo y, además, ganan 21% menos que los hombres y ocupan tan solo el 7% de las posiciones en juntas directivas.

La OIT  plantea que las estrategias a nivel estado para superar este panorama deben ir enfocadas a un tema de educación, pues en las últimas cinco décadas las mujeres han ganado 20 años en esperanza de vida al nacer, pero solo 5 años en promedio de escolaridad. En ese sentido, extender la formación más allá de la escuela se hace crucial, lo cual puede ser facilitarse con los avances tecnológicos que les permita a las mujeres mantenerse al día con la demanda de habilidades que cambia cada vez más rápido.

Hoy por hoy, aunque hay una mayor presencia femenina en las universidades, las brechas de ingresos laborales aún son altas. Se observa que las profesiones mejor remuneradas están vinculadas a disciplinas técnicas y científicas; es decir, a espacios predominantemente masculinos, tal que la distribución actual de oportunidades no parece favorable para las mujeres porque la participación femenina solo alcanza un tercio de los graduados en carreras relacionadas a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.

 

 

 

 

 

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