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Análisis: El coronavirus: ¿Una mariposa aleteando en China?

Publicado: marzo 8, 2020, 8:00 pm

Estudiando el comportamiento de los sistemas climáticos, el meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz descubrió que unas pequeñas perturbaciones atmosféricas pueden causar cambios de grandes proporciones en el clima. Para describir esa condición acuñó la célebre frase: “El aleteo de una mariposa en Brasil puede producir un tornado en Texas”, que ahora se conoce como “el efecto mariposa”. Lo que Lorenz había anunciado era que unos pequeños cambios pueden tener grandes e impredecibles consecuencias.

Parodiando esa situación, ahora podríamos decir que el  “aleteo” del coronavirus en la lejana China puede producir un terremoto en el resto de este interconectado y globalizado nuevo mundo. En efecto, el COVID-19 nos está mostrando la verdadera cara de nuestra realidad, donde todo se relaciona con todo y en la que la incertidumbre es una condición inseparable de nuestras vidas.

Hoy, la propagación de esta letal neumonía es una realidad que está afectando no solo la salud de por lo menos 97 mil personas en 86 países, sino también la economía local e internacional. Así lo evidencian los indicadores bursátiles que confirman que se han desvalorizado las acciones de múltiples empresas. Además, se calcula que la demanda del crudo puede bajar hasta 2,5 millones de barriles diarios y que su precio también caerá. Otros estudios predicen que el coronavirus le costará al hemisferio más de US$280.000 millones en solo los primeros tres meses del año.

La economía de bolsillo también se está afectando. Por ejemplo, un tapabocas en las droguerías que antes no costaba menos de $1.000 o en el peor de los casos $2.000, hoy se vende a más de $3.000 o $5.000; igualmente las personas que tienen su dinero en fondos pensionales y algunos ahorradores también están perdiendo el valor de sus ahorros por causa de este fenómeno.

Pero, ¿qué tiene que ver que el costo de un tapabocas en Bogotá o el fondo privado de pensiones de un trabajador de una empresa en Sogamoso o Paris con la propagación del coronavirus? Muchos responderían “nada que ver”, porque están acostumbrados a pensar en los términos tradicionales del viejo y aburrido modelo determinista, donde todo se explica como una relación entre una causa y su efecto directo. No están conscientes o no aceptan que nuestra nueva realidad está llena de interdependencias e incertidumbres, como la aparición del COVID-19

Ante esta inevitable incertidumbre, los empresarios están obligados a actuar sin el conocimiento pleno de las consecuencias de sus acciones y a estar siempre alertas para enfrentar este proceso de cambio permanente. Esta es su nueva realidad. El desempeño de sus empresas, que es el factor con el que se va construyendo su bienestar, está sujeto a los vaivenes de este nuevo e incierto entorno.

En medio de esta incertidumbre, los invito a que no sigan perdiendo plata ni tiempo en seguir buscando una fórmula mágica que asegure el éxito, o en encontrar una estrategia redentora o una ventaja competitiva que les permita sobreponerse a sus competidores. Tampoco, escuchen a tantos “gurús”, quienes aseguran tener una varita mágica con la que logran, por medio de una cultura que alinee los intereses de los colaboradores, un desempeño óptimo y singular.

Llegó el momento de aceptar que la incertidumbre es la condición natural e ineludible a la que están enfrentados. Ella obliga a emprender acciones sin el pleno conocimiento de sus resultados; obliga a innovar y a emprender nuevas acciones para obtener el aprendizaje que fortalece el patrimonio intelectual con el que se mejora el patrimonio financiero.

Deseo que el determinismo no llegue a sus empresas con la misma fuerza como el coronavirus amenaza con arribar al país

Por: Alfredo Ceballos Ramírez

Presidente y Fundador de Iara Consulting Group

Doctor en Estrategia y Dirección General de Harvard University

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