Los grandes retos que deberá asumir el nuevo gobierno encabezado por Gustavo Petro en materia educativa, no solo están relacionados con factores económicos, sino que temas como la conectividad, la infraestructura, el bienestar de los maestros e incluso, la aplicación de habilidades socioemocionales en el aula, entre otras cosas, son fundamentales para mejorar los índices de calidad educativa en Colombia.
Y es que no hace mucho, cifras oficiales del Sistema de Matrícula Estudiantil del Ministerio de Educación (Simat), revelaron que menos de la mitad de los estudiantes que entran a primero de primaria logran graduarse de bachillerato.
Entre sus resultados -por ejemplo- encontraron que para 2018 había 729.095 estudiantes que se graduaron, sin embargo, la cifra para 2021 fue de tan solo 534.178, es decir que, un total de 194.917 estudiantes no recibieron su diploma de bachiller.
Para que haya un verdadero cambio en la educación, diferentes maestros han señalado la necesidad de que estén implicados diferentes actores sociales, tanto los protagonistas de la transformación del sistema educativo, como padres, entidades públicas y empresas privadas. Un estudio hecho recientemente por Coschool, organización que impulsa programas para fomentar el Aprendizaje Social y Emocional en América Latina, en alianza con 60 Decibels, encontró que de un total de 201 maestros colombianos, el 67% asegura que el mayor desafío que enfrentan en la actualidad es la salud mental y emocional.
Seguido de ello, señalaron que la resolución de conflictos estudiantiles es otro de sus mayores retos; luego está el de adaptarse a las clases presenciales después de la pandemia y la forma en cómo se debe promover la inclusión, la equidad y la valoración de la diversidad.
De acuerdo con Nicole Bruskewitz, directora de educación y programas en Coschool, actualmente estamos viendo las consecuencias de todo lo que dejó la pandemia: “esto es una crisis social y emocional por la que atraviesan todos los humanos, en donde se reflejan temas como la ansiedad, la depresión, el estrés, el suicidio, entre otras cosas”.
“Sabemos bien que los maestros juegan un papel fundamental no solo por lo que pasa en el aula, sino también lo que pasa en los hogares de los niños y jóvenes. Puesto que, lo que hacen en el aula afecta la capacidad de los estudiantes de enfrentar estas cosas en sus casas”, agregó Bruskewitz.
Frente a la pregunta: ¿Cuál es su mayor frustración al interactuar en espacios virtuales de aprendizaje?, los educadores comentaron que son: la baja asistencia, pues cada vez sus estudiantes asisten y participan menos (28%); la mala conectividad (25%); los problemas técnicos o el desconocimiento de herramientas (16%). Pese a estos desafíos, el 77% asegura que ellos prefieren aprender e interactuar dentro de espacios virtuales para su propia formación.
Hay que resaltar que varios estudios han señalado que el paso de entornos educativos presenciales a digitales también generó un declive en la educación, que ocasionó que alrededor de 120 millones de niños en edad escolar hayan perdido un año completo del calendario escolar. Algo que generó graves impactos educativos, como la “pobreza de aprendizaje”, que de acuerdo a un informe del Banco Mundial, es definida como el porcentaje de niños de 10 años incapaces de leer y comprender un relato simple, y podría haber crecido de 51% a 62,5% en Latinoamérica.
Parte de este estudio y la notable necesidad de tener estrategias de educación socioemocional en las aulas de clase, fue lo que llevó a esta organización, que impulsa diferentes proyectos en torno a la educación socioemocional, a desarrollar una plataforma educativa la cual, busca preparar a los maestros para atender estos temas y que se puedan mejorar así los índices de salud mental.
Dentro de la misma, se podrán encontrar más de 100 contenidos diversos sobre temas como bienestar, salud mental, convivencia, innovación educativa, desarrollo socioemocional, equidad de género, entre otras cosas.
Lo más interesante de este espacio digital de educación es que además tiene el objetivo de construir una comunidad de aprendizaje en torno al desarrollo socioemocional, en donde los educadores y mentores puedan hablar sobres los desafíos que se presentan en la actualidad y, a través de clases pre grabadas, eventos, webinars, espacios de consulta y mentoría y la posibilidad de seguir una ruta para cada módulo conocida como ‘educamino’, puedan encontrar estrategias para mejorar su salud mental y liderar proyectos para enseñar esto en las aulas de clase.
“Si no estamos cuidando a los docentes y su salud mental, además de sus habilidades mentales, pues no estamos posibilitando la creación de los ambientes que necesitan los chicos tanto para estar bien ellos como para aprender”, concluye Bruskewitz.
Según un análisis realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo, las pérdidas de aprendizaje asociadas a la crisis sanitaria tendrán consecuencias directas en los ingresos futuros de los jóvenes, quienes pueden dejar de ganar alrededor de un 11% de sus ingresos laborales a lo largo de su vida si no se hace nada para mitigar el impacto.
Por esa razón, estudiantes, profesores y familias están exigiendo reformas educativas para evitar los peores escenarios de pérdidas laborales y económicas de los estudiantes afectados por la pandemia. Y para ello, la región necesitará de una mayor inversión en el sector, pero también se requerirá que las prácticas educativas se adecuen a las necesidades socioemocionales del momento.