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¿Cómo estructurar la propiedad de su empresa para mantener el ánimo societario?

“Voy a explicar, cuatro de tipologías de la propiedad, que viví a inicios de mi carrera profesional participando como investigador, cuando hacia mi doctorado”

Publicado: enero 15, 2022, 12:37 pm

Por Gonzalo Gómez Betancourt; Ph.D. – CEO Legacy and Management Consulting Group

Definitivamente es poco lo que se investiga y se enseña, en las universidades y escuelas de negocio, sobre la gestión de la propiedad; para la muestra el poco conocimiento que tienen los accionistas sobre cómo responder ante la OPA del grupo Gilinski, además de las inaceptables respuestas de los ejecutivos de Nutresa y Sura sobre la evidente baja valoración en el mercado de valores de sus empresas.

Desde hace ya varios años, fruto de mi trabajo con familias empresarias he sido consciente del poco conocimiento que se tiene en materia del manejo de la propiedad y de las implicaciones que trae un tipo de modelo u otro, y por lo tanto las normas que se deben tener en cada alternativa para permitir un ánimo societario apropiado que ayude a que las empresas pasen de generación a generación.

Voy a explicar, cuatro de tipologías de la propiedad, que viví a inicios de mi carrera profesional participando como investigador, cuando hacia mi doctorado en el IESE, con varias familias empresarias exitosas de diferentes continentes: 1. El hereu: La primera fue en Cataluña-España, una familia empresaria de sexta generación (más de 180 años), tenía la costumbre de que solo un miembro de familia, usualmente el hombre mayor, se encargara de gobernar todas las empresas del grupo a cambio de la estabilidad financiera del resto de la familia propietaria, y decían con mucho orgullo que ese modelo había sido la causa de su longevidad, es decir los accionistas cedían sus derechos políticos en favor de uno de ellos, quien era elegido por mayorazgo o por sus capacidades; 2. El trabajador: tuve la oportunidad de conocer una familia de cuarta generación, con más de 120 años en los negocios, que en Estados Unidos tenía un modelo de gestión del patrimonio diferente, basado en el trabajo, es decir que solamente los miembros de familia que trabajaban en la empresa podían ser accionistas, eso implicaba que si algún miembro de la siguiente generación no estaba interesado en seguir una carrera ejecutiva dentro de la empresa, su ascendiente debía vender esas acciones a todos los demás miembros de familia que trabajaban; 3. La Dinastía: Uno de los modelos también más interesantes que conocí trabajando con investigadores en Italia en la universidad de Bocconi, fue con una familia de octava generación (más 240 años) la estructura de propiedad era una fundación de interés privado donde todos eran beneficiarios y no dueños, la distribución de los dividendos se realizaba por edades y no por rama familiar, con el objetivo de fortalecer el concepto de pertenencia a una misma familia, independientemente de la rama familiar de la cual descendieran, y el sistema de gobierno de las empresas era un consejo fundacional elegido por los beneficiarios independientemente de la rama; dicho consejo fundacional se encargaba de nombrar todas las juntas directivas para sus empresas a las que les daban la autonomía de nombrar a los gerentes; y finalmente 4. La Corporación: el modelo que es más tradicional y que he vivido en muchos países de Latinoamérica, lo evidencié en una familia de tercera generación, con casi 100 años, que manejaba la propiedad de manera individual, donde al final se habían dado podas del árbol en varios momentos de la historia, dando como resultado que una sola rama terminó gobernando la empresa, con un grupo de accionistas que tenía afinidad y que permitió incorporar un pequeño grupo de inversionistas externos a la familia.

La pregunta que me había hecho todos estos años era cómo modelos tan diferentes de gestión de la propiedad podían tener efectos positivos en la longevidad de estas empresas, y en realidad no existía un modelo predominante, lo que si comprendí es que se establecían normas claras que eran aceptadas por sus accionistas y que al final resultaban en un apropiado balance para mantener un ánimo societarios que no generaba efectos negativos en la operación de las empresas.

Con el ánimo de ayudar en un esquema mental que les ayude a diferenciar las tipologías y normas de la propiedad primero se deben identificar los criterios de clasificación, voy a usar dos: 1. El sentimiento de la propiedad: un sentimiento Individual que se refleja con frases como “Esta empresa es mía”, hasta el sentimiento colectivo “Esta empresa es nuestra” y; 2. El nivel de control: iniciando por un único accionista controlante como “el hereu”, pasando a un grupo mayor como una rama o un grupo de accionistas, hasta llegar a uno más ampliado con muchos inversionistas.

Ahora bien, cada tipo de elección de sistema de la propiedad implica diferentes normas que pueden ser antagónicas de un modelo al otro; por ejemplo, las normas de la propiedad individual se basan en la libertad de hacer con su propiedad lo que quiera, ese sentimiento debe venir acompañado de todo tipo de mecanismos: Gobierno corporativo, valoración de acciones, transacción de acciones, fondo de liquidez, prioridad de compradores, protección de accionistas minoritarios y mayoritarios, mecanismos de venta a terceros, mecanismos de acompañamiento y de arrastre, indicadores de gestión de la propiedad, dividendos por acción, etc. Los sentimientos más colectivos vienen acompañados por otros mecanismos, más encaminados a la inclusión o exclusión de un colectivo, donde se trabajan temas como el valor de los beneficios, el mínimo vital para garantizar condiciones de calidad de vida, mecanismos para acceder o perder el poder en el gobierno, etc. Como ven es todo un mundo, pero un consejo importante, si la cultura de su familia tiende hacia un modelo dinastía, no hay que ponerse el traje de una corporación porque tarde o temprano el modelo explotará. Igualmente, si la tendencia familiar es hacia el modelo trabajador pues no hay que implementar condiciones de un hereu.

Al inicio del artículo, señalé el caso de la OPA del grupo Gilinski, en cuyo escenario dos modelos de propiedad se cruzan, el de los Gilinski y el del grupo empresarial antioqueño, culturas totalmente diferentes, una situación como para alquilar balcón.

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