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TECNOLOGÍA

¿Son estos los dispositivos que necesitas para entender cualquier idioma cuando viajas al extranjero?

Durante las últimas semanas hemos estado probando el Vasco Translator V4 con los nuevos auriculares E1. El resultado, un combo que pretende que abandonemos el Google Translate en el móvil y demos el salto a un ecosistema de traducción dedicado. La clave está … en una oferta que ningún competidor ha sabido replicar, datos gratis de por vida. Una gran idea para aquellos que viajan este verano a países de distinto idioma.
La propuesta de Vasco es sencilla, el V4 es un dispositivo resistente con pantalla de 5 pulgadas, tres micrófonos con cancelación de ruido y una eSIM global que funciona sin límites en casi 200 países. Traduce voz en 82 idiomas, texto en 107 y fotos en 112, todo ello en apenas medio segundo, gracias a un motor que combina hasta doce herramientas de inteligencia artificial.

Donde el dispositivo falla un poco es en la cámara de 8 megapíxeles, que ha mejorado en las últimas versiones, pero va un poco justa y a veces le cuesta enfocar. Lo que sí nos ha gustado es que te permite enviarte y compartir las traducciones que has hecho con ella, por un lado para que quede registro, pero también como recuerdo. La autonomía es otro de sus puntos fuertes, dos días completos de uso, aunque a nosotros se nos quedó pulsando el botón un par de veces en la mochila, e hizo que volara en unas horas.
El V4 muestra directamente al encenderlo un menú de modos voz, foto, texto, MultiTalk, con acceso «instantáneo» a la traducción. Vende comodidad e inmediatez. Por supuesto, la calidad de las traducciones es verdaderamente buena, pocas frases se pierden.
El producto que complementa el V4 es el E1, unos auriculares abiertos que traducen sin tocar nada, detectan quién habla y lanzan el resultado directo al oído. Por sí solos necesitan el móvil y contar con datos, emparejados al V4 recuperan la «magia» de la eSIM global, y funcionan a la perfección sin hacer nada más.
Lo interesante es cómo cambia la dinámica de la conversación, porque todos hemos usado alguna vez la traducción simultánea del móvil. Con el V4 sobre la mesa y los E1 puestos, mantienes el contacto visual y evitas la clásica pausa de «pulsa-habla-espera-lee».
Si lo comparamos con la competencia, como a Pocketalk y Timekettle, Vasco es la alternativa más cara, pero la única que tiene datos ilimitados de por vida, y una buena pantalla. Una clara ventaja, que a la larga puede salir más económica.
El Vasco Translator V4 no pretende sustituir al teléfono, sino ocupar el hueco en el que una aplicación gratuita se queda corta, cuando hay ruido ambiental, falta de Wi-Fi, batería apurada y, sobre todo, la tranquilidad de saber que nunca más pagarás por su uso en 200 países. Si además le sumas los E1, la conversación se vuelve tan natural que olvidas que hay una máquina de por medio. Perfecto para nómadas, servicios públicos o familias expatriadas.
El V4 cuesta 389 euros; exactamente lo mismo que los auriculares E1 con los que se complementa. Los dos dispositivos en pack están disponibles por 689.

Probamos el Razer Pro Click V2 Vertical Edition: un ratón lleno de IA que se preocupa por tu muñeca

03/07/2025

Actualizado a las 09:56h.

Entre cientos de ratones llenos de luces, botones y destinados en su mayoría a jugar, los chicos de Razer también apuestan por la productividad y el trabajo de oficina. Es por eso que en su línea de productos sobresalen periféricos como el Pro Click V2 Vertical Edition, un ratón destinado al trabajo —aunque se puede jugar con él, con matices—, lleno de IA y que en este modelo en concreto se preocupa, además, por cuidar tu muñeca.
Vamos a empezar por lo evidente, su diseño. Y es que este ratón favorece un agarre natural gracias a su forma inclinada, ofreciendo así una mayor comodidad durante largas sesiones de uso, reduciendo la fricción de la muñeca con su soporte de base. Los periféricos ergonómicos tienen la mala fama de ser feos o muy ostentosos. Aquí, en cambio, contamos con un diseño sobrio, minimalista y muy ligero. Aunque lleve la firma de Razer, apenas hay luces RGB extravagantes y las que hay son limitadas; no hay bordes agresivos ni tampoco presenta un diseño pensado para jugar. Es una herramienta de trabajo para aquellos que pasan horas frente al escritorio.

En ABC los hemos usado como nuestro ratón principal durante tres semanas y pese a que en un principio puede costar adaptarse, pasadas las primeras horas de uso no quieres volver a utilizar otro ratón que no tenga este diseño.

En sus tripas, el Pro Click V2 cuenta con un sensor óptico de 30.000 DPI y una tasa de sondeo de 1000 Hz. En ABC quizás nos han parecido unas especificaciones exageradas para tareas de oficina, pero la firma apuesta siempre por incluir mucho músculo incluso en sus productos más específicos, lo cual siempre se agradece y no se puede tener ninguna queja al respecto. Además, como en todo periférico de Razer, todas las opciones son configurables al milímetro, a través del software Razer Synapse, pudiendo cambiar desde la sensibilidad a la función de cada botón o las novedades con IA que integra el Pro Click V2.

La 'revolución silenciosa' de la IA de Apple

Estamos en pleno estallido de lo que ha dado en llamarse la ‘era’ de inteligencia artificial. Un momento en el que cada gigante tecnológico que se precie compite con todos los demás por el próximo gran ‘efecto wow’. Ahí tenemos, por citar solo algunos, la … loca carrera de Google, con su Gemini, Microsoft con su Copilot u Open AI, la que empezó todo esto, con su ChatGPT. No resulta exagerado decir que no pasa día sin que alguno de ellos aparezca en los medios con una nueva función inteligente casi milagrosa.
Sin embargo, no todos los grandes están jugando al mismo juego, y uno de los casos más claros es el de Apple, que ha optado por un camino que, a primera vista, podría parecer más discreto, incluso rezagado con respecto a los demás. Sin embargo, un análisis más profundo revela una estrategia coherente y profundamente arraigada en los principios que han definido a la compañía de Cupertino durante décadas: la privacidad del usuario, la integración perfecta en sus sistemas operativos y la utilidad práctica por encima del mero espectáculo. No se trata, pues, de un retraso, sino más bien de una estrategia totalmente diferente.

Pero veamos. Mientras que empresas como Google, Microsoft o Meta han apostado por la exuberancia de los grandes modelos de lenguaje (LLMs) basados en la nube, con demostraciones públicas de capacidades generativas realmente sorprendentes, Apple ha preferido integrar la inteligencia artificial de forma casi invisible en el tejido de su ecosistema. Y es que su visión no busca que el usuario interactúe con una IA como una entidad separada, sino que experimente, casi sin darse cuenta, una mejora fluida y natural en las funciones diarias de sus dispositivos.
La estrategia de Apple pivota sobre dos pilares fundamentales: el procesamiento de datos directamente en el dispositivo y la Computación Privada en la Nube (PCC). Para tareas cotidianas como la predicción de texto, la edición de fotos o el resumen de mensajes y correos, Apple Intelligence opera de forma local en el iPhone, iPad o Mac, aprovechando la potencia de sus propios chips (como el A18 en los modelos más recientes). Esto garantiza que la información sensible nunca abandonará el hardware que estemos utilizando, reduciendo las posibilidades de ataque para los ciberdelincuentes y otorgando al usuario un control sin precedentes sobre sus propios datos. Una promesa de privacidad que resuena con fuerza en una era de crecientes preocupaciones sobre la seguridad de la información.
Sin embargo, cuando las tareas requieren una capacidad computacional superior, Apple recurre a su Private Cloud Compute. Pero a diferencia de los modelos de nube tradicionales, el PCC de Apple está diseñado para ser efímero y auditable. Los datos, en efecto, se utilizan únicamente para procesar la solicitud y se eliminan inmediatamente después; ni siquiera la propia Apple conserva una copia. Además, la compañía ha dado un paso extraordinario al permitir que expertos independientes en privacidad y seguridad inspeccionen el código que se ejecuta en sus servidores, lo que subraya su compromiso con la transparencia y la verificación. Esta arquitectura híbrida, priorizando siempre la privacidad, es quizá una de las mayores diferencias con sus competidores.

Google, Microsoft y Meta, tres estrategias distintas

Las formas de abordar la IA por parte de las principales compañías han sido, hasta ahora, diferentes. Google, por ejemplo, conocida por su liderazgo en investigación de IA y sus modelos a gran escala como Gemini, ha integrado profundamente la inteligencia artificial en su motor de búsqueda, así como en un vasto abanico de servicios en la nube. Su enfoque, claramente ‘cloud-first’, busca por tanto una IA omnipresente y capaz de ofrecer respuestas complejas y generativas a través de la web. Sin embargo, a menudo esto implica un mayor intercambio de datos con los servidores de Google, lo que puede generar reticencias en los usuarios más preocupados por la privacidad.
Microsoft, por su parte, con su significativa inversión en OpenAI y la integración de Copilot en su suite de productividad Office, se ha centrado en potenciar la eficiencia empresarial y la creatividad a través de la IA generativa. Pero su estrategia también se apoya fuertemente en la infraestructura en la nube de Azure, ofreciendo soluciones realmente eficaces y poderosas, pero que siguen dependiendo de la transmisión y procesamiento de datos en servidores externos.
Y Meta, la compañía de Mark Zuckerberg, impulsada por sus ambiciones en el metaverso y sus plataformas de redes sociales, ha puesto un gran énfasis en la IA para la moderación de contenido, la personalización de la experiencia de usuario y el desarrollo de modelos de lenguaje de código abierto como LLaMA. Si bien su foco está en la escala y la apertura para la investigación, también implica una vasta recolección y análisis de datos de usuario para refinar sus algoritmos.
En contraste con lo anterior, la propuesta de Apple no persigue el impacto momentáneo de un chatbot conversacional que simule la cognición humana, sino la mejora incremental y sustantiva de la experiencia de usuario. Las nuevas herramientas de escritura de Apple Intelligence, por ejemplo, capaces de reescribir, resumir y corregir texto en diversas aplicaciones (Notas, Mail, Pages), o la función Smart Reply en Mail que sugiere respuestas contextualmente relevantes, son ejemplos de esta integración funcional. La generación de imágenes y Genmoji en Image Playground, si bien no rivaliza con la sofisticación fotorealista de Midjourney o DALL-E, ofrece una vía creativa divertida y, también, anclada en la privacidad del dispositivo. Siri, por su parte, a menudo criticada en el pasado, está evolucionando, aunque lentamente, para ser más inteligente y personal gracias al procesamiento en el propio dispositivo, respondiendo a solicitudes con mayor contexto y manteniendo la privacidad de las conversaciones. ¿Es esta una estrategia mejor o peor de la que siguen otras compañías? En absoluto. Es, sencillamente, diferente.

¿Retraso o diferenciación?

Las críticas a la recientemente presentada IA de Apple no se han hecho esperar. Algunos analistas y usuarios la han tachado de ‘atrasada’ en comparación con la audacia de sus competidores. Un reciente estudio de Apple (que generó su propia controversia) sobre las limitaciones de los grandes modelos de razonamiento de otras compañías, señalando su dependencia del ‘reconocimiento de patrones’ y su ‘colapso de precisión’ ante problemas complejos, fue recibido con escepticismo, incluso con acusaciones de pruebas sesgadas por parte de la propia Apple.
A lo cual se suma la percepción de que Apple no ha entregado aún algunas de las ‘grandes’ características de IA prometidas, como una mejora radical de Siri, lo cual ha dañado la confianza en algunos sectores. Algunos usuarios en foros especializados, de hecho, han expresado sin tapujos su decepción con la ‘inteligencia’ de la compañía de Cupertino, señalando que las nuevas características no son en absoluto revolucionarias y que la empresa de la manzana ha ‘pinchado’, especialmente en su departamento de software.
Argumentos que son perfectamente válidos en su contexto, pero que a menudo pasan por alto la esencia de la estrategia IA de Apple cuyo modelo, que no busca el ‘efecto wow’ a expensas de la privacidad o la usabilidad, es intrínsecamente diferente al de los demás. Así, y en lugar de desarrollar un ‘cerebro’ central de IA para todo, Apple está construyendo una red de ‘nervios’ inteligentes que se extienden por todo su ecosistema, potenciando las aplicaciones individuales y mejorando la interacción diaria del usuario de manera sutil pero efectiva. Algo que potencia enormemente la ya legendaria eficacia de sus distintos sistemas operativos.
La prioridad de la privacidad, además, al mantener el procesamiento de datos en el dispositivo o mediante el PCC auditable, no supone una limitación, sino una característica distintiva e, incluso, un argumento de venta poderoso. En un mundo donde la brecha de confianza en torno a la IA es cada vez mayor, Apple ha apostado por ser un ‘refugio seguro’. Su intención, de hecho, no es ser la primera en mostrar un modelo generativo hiperrealista o un chatbot que escriba una novela; su éxito se medirá en la medida en que la IA haga que la vida de sus usuarios sea más fácil, segura y eficiente sin que estos siquiera noten que una IA está trabajando tras la escena.
No se trata, por lo tanto, de una simple carrera por la inteligencia artificial más potente o llamativa, sino por la IA más humana y contextual. Una ‘carrera de fondo’ que, a pesar de las críticas por su aparente lentitud o falta de ‘espectáculo’, podría ser a largo plazo una de las apuestas más inteligentes y sostenibles en el complejo panorama de la Inteligencia Artificial. La madurez y el refinamiento de la integración, sumados a la férrea defensa de la privacidad, podrían, de hecho, ser el núcleo de la verdadera ‘revolución silenciosa’ de Apple en el ámbito de la IA.

Estudio reconoce a Adobe Sign como una firma electrónica recomendada para gestionar flujos de trabajo empresariales

Uno de los grandes avances que nos dejó la pandemia, sin duda, fue la inclusión de la firma electrónica en la relación empresas-consumidores. Esto a su vez ha representado un desafío para las grandes compañías tecnológicas que ofrecen este tipo de servicios, ya que no solamente deben estar a la vanguardia de las necesidades actuales, sino también de las regulaciones de los gobiernos.