Como pocas veces en la historia moderna del país, el consumo privado es hoy por hoy el principal protagonista de la economía colombiana. Los resultados de las cuentas nacionales del tercer trimestre que publicó el DANE corroboraron la expectativa de recuperación de la actividad productiva, con un crecimiento total de 3,3%, el más alto de los últimos 4 años.
Al analizar los componentes del gasto, llama la atención que prácticamente toda la contribución al crecimiento provino del consumo. No obstante, esto no deja de ser paradójico, ya que la confianza de los consumidores permanece en terreno negativo y la desocupación ha mantenido una tendencia al alza. Por esto resulta de particular importancia establecer las razones que explican el sólido avance del consumo de los hogares. A continuación enumeramos la lista que hemos identificado:
• El auge de las remesas. Según el Banco de la República, en los últimos 24 meses el ingreso de remesas al país en dólares ha tenido un crecimiento anual promedio de 13,6%, superior a la media histórica de 9,2%. No obstante, la tendencia positiva se hace aún más evidente al calcular el valor de este flujo en pesos colombianos: el crecimiento del último par de años ha sido de 18,5% en promedio. En lo corrido del 2019 hasta septiembre, el ingreso por remesas al país (US $4.993 millones) ha sido superior incluso al valor vendido al exterior de carbón (US $4.495 millones), el segundo bien de mayor importancia en nuestra canasta exportadora.
• El dinamismo de la cartera de consumo. La cartera de consumo está creciendo actualmente a una tasa real del 10,2%, lo que pone de relieve que la aceleración vigente desde el inicio de 2018 se ha consolidado. Una cifra similar no se observaba desde hace 5 años, lo que a su vez es el reflejo de varios factores: i) gracias a la estabilidad de la postura de política monetaria, los nuevos créditos se están desembolsando a las tasas más bajas de la última década; ii) hay una alta disposición de la banca por prestar en este segmento; iii) las herramientas analíticas permiten una mejor identificación de las oportunidades de crecimiento en este segmento; iv) el avance de la bancarización y el mayor uso de plataformas electrónicas han permitido un alto crecimiento en el número de nuevos clientes.
• La migración venezolana. La llegada de un mayor número de personas del vecino país ha estimulado el consumo por dos vías. La primera es que la atención en salud a esta población a cargo del Estado ha implicado el incremento en pago de subsidios, que son contabilizados por el DANE en las cuentas nacionales dentro del gasto de los hogares. La segunda es que la mayor parte de los ingresos que perciben los venezolanos que están participando en el mercado laboral es destinada al consumo, en particular de bienes no durables. Esto último se debe tanto a las necesidades de subsistencia de muchas de estas familias, como también a que el ingreso medio de esta población es bajo y menor al umbral en el que es factible algún nivel de ahorro.
• El menor gasto en compra de vivienda de los hogares de ingresos altos. Nuestras estimaciones sugieren que para un hogar de estrato 5 o 6 la diferencia que existe actualmente entre el pago mensual de la cuota de crédito hipotecario y el de un arrendamiento para un inmueble estándar es muy amplia (aproximadamente $2 millones al mes). Creemos que este menor pago, que se ha originado porque los precios de la vivienda han presentado una corrección muy limitada al tiempo que las rentas se han disminuido, se ha destinado mayoritariamente al consumo corriente.
• En adelante, creemos que estos fundamentales se mantendrán vigentes, pero deberían perder fuerza paulatinamente. La visión general de los analistas en torno al mercado laboral de Estados Unidos, el país de donde se origina la mayor parte de las remesas para el país, implican que este tipo de transferencias a los hogares empezarían a ceder en su ritmo de crecimiento desde el próximo año. Además, la reciente tendencia de desinflación relativa en los precios de la vivienda nueva facilitaría un mejoramiento este mercado, mientras nuestra expectativa de comportamiento de la cartera apunta a una estabilidad de su dinámica reciente, pero con una recomposición en el aporte de los segmentos, donde el de consumo cedería parte de crecimiento a la cartea comercial. Así las cosas, esperamos que en 2020 la brecha entre el crecimiento del consumo y el PIB empiece a reducirse, de modo que la participación del gasto de los hogares sobre el total y su contribución al crecimiento se estabilizará de forma paulatina.
Por Investigaciones Bancolombia