El Banco Popular de China devaluó su divisa a mínimos de 2008.
El valor del yuan retrocedió un 1,4% frente a la divisa estadounidense, superando la barrera psicológica de las 7 unidades por dólar y colocando la cotización en un nivel no visto desde hace 11 años.
La depreciación ocurre justo después de que Donald Trump anunciara la semana pasada que a partir del 1 de septiembre impondrá otro 10% en aranceles a productos procedentes del gigante asiático por valor de US$300.000 millones.
Las autoridades chinas ya anunciaron el viernes «represalias» para contrarrestar esta nueva oleada de aranceles contra sus productos.
Un yuan más débil significa que una cantidad sustancial de los bienes y servicios que exporta china son más baratos y pueden abaratarse aún más, lo que aumenta la competitividad de los productos manufacturados en sus fábricas.
Si Estados Unidos los encarece con impuestos en la frontera, con esta medida China los abarata.
Estas últimas fricciones ponen fin a una tregua no oficial de un mes en la guerra comercial.
La reacción de Trump, a través de su Twitter, no se hizo esperar y acuso a las autoridades chinas de llevar a cabo «una gran violación», escribió en referencia a la «manipulación monetaria».
«China devaluó su moneda a un mínimo histórico. Eso se llama ‘manipulación monetaria’. ¿Estás escuchando Reserva Federal? ¡Esta es una violación importante que con el tiempo debilitará a China!».
Para Mark Haefele, responsable de inversiones del banco suizo UBS, la medida adoptada por China es solo un aviso.
«Esto parece más una advertencia que una devaluación activa», dice.
«La caída del yuan es el reflejo del empeoramiento de la economía china y del mayor riesgo de la guerra comercial y unos mayores aranceles», explica en un análisis de mercado.
Haefele cree que Pekín es muy consciente de los costos negativos relacionados con la depreciación de la moneda que pasan desde los mercados hasta las salidas de capital del país.
Cae Wall Street
Los mercados bursátiles de EE. UU. siguieron la tendencia a la baja de las bolsas europeas ante nuevos temores de una escalada en la guerra comercial de las dos mayores economías del mundo.
En Wall Street, el índice S&P 500 bajó 2,8%, mientras que el Nasdaq se desplomó 3,7%.
El índice Dow Jones cayó casi 3,1%, dejando a los tres indicadores camino al peor día desde comienzos de mayo.
En medio de este panorama, empresas como Caterpillar y Boeing bajaron 2.5%, mientras que Apple cayó 4%.
Arma de doble filo
En su análisis Haefele recuerda que China no puede prolongar en el tiempo esta medida porque a fin de cuentas, la devaluación es un arma de doble filo.
Si bien ayuda a que las exportaciones chinas sean más competitivas, también recuerda a los inversores que China no es un mercado como los demás.
La devaluación puede provocar pánico y que los inversores decidan sacar su dinero del país para llevarlo a valores considerados tradicionalmente como seguros como el oro, el franco suizo o el dólar.
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Que un país sea calificado como «manipulador de divisas» tiene implicaciones a nivel internacional pues se considera que esto «incurre en prácticas desleales».
Además, la caída de la divisa china se traduce a medio plazo en un deterioro del poder adquisitivo de las empresas y los hogares chinos.
La devaluación «sugiere que [las autoridades chinas] prácticamente han abandonado la esperanza de (firmar) un acuerdo comercial con Estados Unidos», explicó Julian Evans-Pritchard, analista de la consultora Capital Economics, en declaraciones a EFE.
En su opinión, el que el banco central chino haya vinculado la depreciación con los aranceles demuestra que han «convertido la tasa de cambio» en un arma.
Efectos en América Latina
En América Latina, las principales divisas pierden valor arrastradas por la decisión de China y el temor a que las turbulencias desemboquen en un menor crecimiento de las economías que exportan a China.
«Este escenario de incertidumbre comercial nos deja entre otras implicaciones, un fortalecimiento del dólar y un empeoramiento en las expectativas del crecimiento global, lo que puede influenciar la política monetaria de los bancos centrales en Latinoamérica», explica Eduardo Antón, gestor en Andbank Wealth Management en Miami.
El peso mexicano y el real brasileño retrocedían respecto al dólar un 1,35% y un 1,24% respectivamente esta mañana en la apertura de los mercados.
El peso chileno, muy ligado a la cotización del cobre en los mercados internacionales, tocó un mínimo de tres años.
La caída del yuan hace que para el mayor consumidor de cobre del mundo, China, sea caro comprar metales denominados en dólares.
«En general los bancos centrales han mencionado los riesgos internacionales (guerra comercial) como uno de los principales riesgos para la economía mundial y uno de los factores a vigilar al determinar su política monetaria».
«Una transformación de la guerra comercial en una guerra de divisas, podría ser la tormenta que altere la tranquilidad de los mercados que hemos tenido durante este primer semestre del año», afirma Antón.
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