La inestabilidad política se yergue de nuevo sobre Tailandia, si es que alguna vez se fue. El Tribunal Constitucional de Tailandia ha anunciado este martes la suspensión de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra, como parte de un proceso legal que podría exigir su dimisión. … Esta medida amenaza la supervivencia de su Gobierno y amaga con añadir otro capítulo a la problemática relación entre el poderoso clan y su país.
«La Corte ha considerado la petición […] y de manera unánime acepta el caso a consideración», ha anunciado el Tribunal Constitucional por medio de un comunicado oficial. Dicha petición había sido presentada por 36 senadores que acusan a Shinawatra de vulnerar la Constitución debido a la filtración de una llamada telefónica con el antiguo líder de Camboya, Hun Sen.
Ambos países mantienen desde hace semanas una alta tensión en la frontera compartida después de que a finales de mayo se produjera un enfrentamiento armado que causó la muerte de un soldado camboyano.
Dentro de este contexto, a mediados de junio se produjo la referida conversación telefónica entre Shinawatra y Hun Sen, la cual formaba parte del proceso negociador para aplacar las tensiones. En la llamada la primera ministra tailandesa interactuaba con el dictador camboyano de manera deferente, llegando incluso a criticar a las fuerzas armadas de su país.
La filtración de la charla ha generado una profunda polémica en un país donde el Ejército ostenta todavía una evidente influencia política. Este sector exige la dimisión de Shinawatra, campaña que esta ha tratado de defender hasta hoy, asegurando que sus palabras respondían a una táctica negociadora. Este mismo fin de semana, decenas de miles de personas se manifestaron en el centro de Bangkok exigiendo la dimisión de Shinawatra.
Su coalición, formada por nueve formaciones distintas y liderada por Pheu Thai, el partido de Shinawatra, sufrió un fuerte golpe con la retirada a mediados de junio del partido Bhumjaithai, el segundo por número de escaños. Este equilibrio parlamentario, de por sí precario, se fraguó en primera instancia para impedir que la fuerza ganadora de las elecciones generales del 2023, los reformistas de Hacia Adelante liderados por Pita Limjaroenrat, tomara las riendas del país.
La marcha atrás de Bhumjaithai generó una crisis de gobierno, causante de un nuevo Ejecutivo desvelado esta misma mañana, en el que Shinawatra simultaneaba el cargo de primera ministra con el de titular de Cultura. Esa maniobra se interpretó a primera hora como una manera de asegurarse una plaza en el Gabinete en caso de que fuera relevada, como ha acabado ocurriendo.
Cuestión familiar
Las riendas del país pasan temporalmente a manos del viceprimer ministro, Suriya Juangroongruangkit, quien asumirá el cargo de manera interina mientras el Tribunal Constitucional ultima su veredicto. «El trabajo del Gobierno no se detiene, no hay ningún problema», ha asegurado Sorawong Thienthong, ministro de Turismo y secretario general del Pheu Thai, en declaraciones recogidas por la agencia Reuters.
La suerte de Shinawatra es también la de su clan. Porque por encima de cualquier otra condición, Paetongtarn es hija de Thaksin, el magnate que gobernó el país entre 2001 y 2008, cuando fue derrocado por un golpe militar. A partir de entonces movilizó su influencia desde el exilio, incluyendo la presidencia de su hermana Yingluck –tía de Paetongtarn– entre 2011 y 2014, también apartada por la fuerza. En agosto de 2023 un arreglo oficioso permitió al jerarca regresar sin cumplir con sus cuentas pendientes con la ley, al mismo tiempo que su partido alcanzaba un acuerdo contra natura con los brazos políticos de las fuerzas armadas para formar Gobierno.
Su primera opción, el empresario Srettha Thavisin, fue nombrado en agosto de 2023 pero apartado en mayo de 2024, también por el Tribunal Constitucional, por una violación ética derivada del nombramiento de un ministro acusado de sobornos. Fue entonces cuando Paetongtarn dio un paso al frente. Su cese de hoy evidencia que ese acuerdo, para ignorar a la tercera Tailandia que trataba de abrirse camino desde las urnas, comienza a deshacerse, como demuestra también la campaña legal para investigar los términos del regreso de Thaksin.