Hace algunos años, un verdadero líder era aquel que, gracias a sus conocimientos, implementa estrategias ganadoras para su empresa; cada empleado escuchaba al maestro y ponía en marcha las órdenes de su jefe, sin cuestionar o deliberar sobre ellas.
Sin embargo, hoy en día y para el futuro, este es un modelo que ya no está en vigencia en casi ninguna empresa del mundo, y solo aquellas que quieren enfrentar los cambios generacionales y las necesidades de un escenario mundial cambiante son las que ponen en marcha liderazgos horizontales, en los que cada colaborador aporta ideas a la empresa y es escuchado.
Para los expertos Jorge Giraldo, director de especialización en gerencia del talento humano de la Universidad Sergio Arboleda, Juan Cros director de gestión y conocimiento de KPMG y José Betancourt, consultor y profesor universitario, los mejores líderes son aquellos que tienen en cuenta las ideas de sus colaboradores y saben que cada aporte, por grande o pequeño que sea, ayudará a cambiar el curso de la empresa para mejorarla. çEn este sentido, las llamadas habilidades blandas se convierten en protagonistas dentro de las empresas. Ya no solo se requiere de un título profesional o una experiencia sino que se va más allá y se prioriza la personalidad, la creatividad y el talento de los colaboradores para poder innovar. En esto coinciden los invitados al panel Quiénes son los mejores líderes, realizado durante Expogerente.
José Betancourt consultor y profesor universitario
Para este experto, la forma de liderar ha cambiado. “Antes, el jefe decía muevan esa caja y todos los hacían, no se cuestionaba ninguna orden, hoy en día el buen líder cuestiona a sus empleados sobre si es o no conveniente mover la caja y si esto realmente será un aporte para la compañía”, asegura.
El uso de la empatía se convierte en la columna vertebral de la cultura organizacional de las empresas demostrando que los grandes líderes son aquellos que motivan a sus colaboradores y que los mueven para conseguir un fin trascendente dentro de la empresa. “No es algo que sea fácil de lograr, realmente muy pocos lo hacen, debemos unirnos e hilar las historias de cada colaborador para que una acción de uno afecte a todos, así veremos el cambio”, asegura.
Y esto, no es una labor que deba ejercerse especialmente en las antiguas generacionales, sino que todos los trabajadores de una empresa, sin importar su edad, deben acercarse a estas tendencias para poder complementar ideas sin que una sea más valiosa que la otra.
Por esta razón, un buen líder es aquel que hace esta tarea; logra brindar un espacio de confianza con sus colaboradores para que estén abiertos a dar y escuchar ideas y poder implementarlas en la compañía.
Jorge Giraldo Vanegas director de especialización en gerencia de talento humano Universidad Sergio Arboleda
“Todavía hay empresas que funcionan bajo la idea de la cultura piramidal en la que en el vértice están los que piensan, en el intermedio los jefes que aplican lo que dicen los de la punta de la pirámide y los de la base que son los que ejecutan órdenes de las otras partes de la pirámide, eso ya está cambiando”, asegura el experto.
El principal cambio está en la inversión de esa pirámide que convierte a los de la base en los protagonistas de la transformación. “En esto debemos estar más concentrados: en lo volátil, lo incierto y lo ambiguo, eso nos dará la respuesta a los problemas y eso solo lo pueden ver quienes están en el frente diario de trabajo y cuyas ideas deben ser estudiadas y analizadas”.
Para ello, se debe eliminar las formas tradicionales de aportar ideas. Primero, se trata de que cada talento escriba sus competencias y cómo éstas pueden dar un valor agregado; luego de tenerlas identificadas, analizar qué tanto de ello está haciendo y cómo sus competencias aportan al crecimiento y al futuro de la compañía.
Por esta razón, dentro de las universidades se están proponiendo nuevos espacios para que los estudiantes definan cuál es su perfil laboral, sus logros y alcances.
Juan Eduardo Cros director de gestión y conocimiento de KPMG
Para Cros, las empresas necesitan empezar a entender que antes de hacer grandes cambios, lo importante es hacer cambios personales y que en ello deben trabajar los líderes que buscan tener éxito en sus empresas. “Lo principal es hacer que los colaboradores de su empresa dejen de llamarlo doctor o ‘don’, eso limita la posibilidad de compartir una experiencia e ideas con sus trabajadores y de que ellos mismos les brinden cambios a la empresas”, dice.
Analizando qué es lo que no está bien dentro de la compañía, “en Londres, por ejemplo, 6 de cada 10 jóvenes no quiere trabajar en las llamadas Big4, las empresas que ganan millones anualmente. Eso nos dice algo del componente interno, qué estamos haciendo en la empresa para que no quieran trabajar allí”. Por otra parte, las empresas deben pensar en los procesos de sucesión y qué tanto se les está dejando a las nuevas generaciones. “Debemos dejar que los empleados compartan experiencias y que los nuevos las reconozcan y puedan desarrollarse para agregar valor a la empresa y también desarrollarse como personas”, afirma Cros.
Finalmente, para el experto, un buen líder es aquel que va al sentido común más allá de la teoría, que busca en las respuestas honestas el pensamiento crítico.