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Estados Unidos atacó con drones una instalación del narcotráfico en Venezuela

Estados Unidos ejecutó este mes un ataque encubierto con drones contra una instalación portuaria en la costa de Venezuela, una operación que solo empezó a hacerse pública después de unas declaraciones aparentemente improvisadas de Donald Trump. Según ha podido confirmar la cadena estadounidense CNN a … través de fuentes conocedoras del operativo, se trata del primer ataque conocido de EE.UU. contra un objetivo situado en el territorio venezolano.
El golpe tuvo como objetivo un muelle aislado en la costa que Washington consideraba clave para las operaciones del Tren de Aragua, la organización criminal venezolana a la que Estados Unidos atribuye un papel central en el narcotráfico regional. En esa instalación, según las fuentes citadas por la cadena, se almacenaban drogas que luego eran cargadas en embarcaciones para su envío internacional. En el momento del ataque no había personas en el lugar, por lo que no se produjeron víctimas. Fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses aportaron apoyo de inteligencia a la operación, que fue ejecutada por la CIA.

Durante días, el ataque pasó prácticamente desapercibido

Fue el propio Trump quien lo dejó entrever en una entrevista radiofónica el 26 de diciembre, al hablar de la destrucción de «una gran instalación de donde salen los barcos». La frase apenas generó atención en ese momento. Preguntado de nuevo esta semana, el presidente precisó algo más: EE.UU. atacó «la zona del muelle donde cargan los barcos con droga», aunque evitó aclarar si la acción fue militar o de inteligencia. «Golpeamos los barcos y ahora golpeamos la zona», resumió.

Según CNN, el ataque supone un salto cualitativo en la campaña de presión de Washington sobre Nicolás Maduro. Hasta ahora, las acciones conocidas se habían limitado a la destrucción de más de 30 embarcaciones vinculadas al narcotráfico en aguas internacionales y al bloqueo de petroleros sancionados que entran y salen de Venezuela. Trump había amenazado en varias ocasiones con llevar los ataques al interior del país, pero no había constancia de que se hubiera producido.
Una de las fuentes citadas por la cadena CNN describe el golpe como eficaz desde el punto de vista operativo, aunque limitado en impacto estratégico, al tratarse de uno entre muchos puntos utilizados por las redes de narcotráfico. La CIA declinó hacer comentarios. La Casa Blanca y las autoridades venezolanas tampoco respondieron a las consultas de CNN.

Trump revela un ataque en tierra de EE.UU. contra una instalación del narcotráfico en Venezuela

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, deslizó el viernes en una entrevista radiofónica que EE.UU. había atacado y destruido una gran instalación en tierra vinculada al narcotráfico en el marco de su campaña frente a Venezuela. Lo dijo, casi de pasada, … en una conversación en la emisora WABC de Nueva York con el comentarista John Catsimatidis, mientras hablaban de las operaciones militares estadounidenses contra las rutas de la droga en el Caribe y Pacifico.
Trump habló expresamente de «una gran planta o una gran instalación de donde salen los barcos» y afirmó que fue destruida «hace dos noches», es decir, el 24.

No dio coordenadas, no identificó oficialmente el país atacado ni explicó cómo se ejecutó la operación. Solo en el contexto de la frase mencionó a Venezuela, dando a entender que el objetivo estaría allí.
Después, fuentes oficiales estadounidenses dijeron ya este lunes que el presidente se refería a una instalación de narcotráfico en Venezuela y que había sido eliminada.
No aportaron estas fuentes ningún detalle más. El Pentágono dijo no tener información que compartir. La CIA y la dirección de inteligencia rechazaron dar más detalles.
A día de hoy, no hay confirmación pública del Gobierno venezolano ni de ningún otro país de la zona como Colombia. Tampoco existe ningún comunicado oficial que confirme un ataque en tierra. La declaración del propio Trump es, de hecho, la única referencia pública a una operación de este tipo.
Si esa afirmación es real, se trata del primer ataque terrestre conocido desde que Trump puso en marcha su campaña militar ante Venezuela. Hasta ahora, la acción estadounidense se había concentrado en el mar, con ataques a embarcaciones que Washington considera parte del narcotráfico.
Desde septiembre, esas operaciones han causado al menos 105 muertos, según cifras citadas por la propia Administración, que defiende que se trata de una guerra contra lo que denomina «narcoterroristas». Los críticos hablan, en cambio, de ejecuciones extrajudiciales sin base legal.
Trump llevaba semanas anunciando que la presión sobre Nicolás Maduro iba a subir de nivel. Maduro está formalmente acusado en Estados Unidos por delitos relacionados con el narcotráfico. El presidente estadounidense ha reconocido además que autorizó a la CIA a planificar operaciones encubiertas dentro de Venezuela.
En paralelo, Estados Unidos ha iniciado lo que Trump llama un bloqueo marítimo, con intentos de interceptar petroleros para cortar ingresos clave al régimen venezolano. Dentro de esa estrategia, fuentes conocedoras del plan han explicado que la campaña se diseñó en dos fases: primero el mar, después las instalaciones en tierra. El propio presidente lo anunció así en octubre al ser preguntado por ABC.
Esa segunda fase nunca ha sido anunciada oficialmente, hasta estos comentarios de Trump.
En ese contexto, según medios venezolanos, el 24 de diciembre se produjo una explosión en una zona industrial del estado venezolano de Zulia, cerca de la costa. El incidente, fue cubierto localmente, pero no hay ninguna confirmación oficial que lo vincule con una acción militar de EE.UU. Cualquier conexión entre ese incidente y las palabras de Trump sigue siendo de momento una suposición.

Diosdado Cabello resiste el despliegue militar de Estados Unidos ante las costas de Venezuela

El ministro del Interior y Justicia, Diosdado Cabello, el segundo en la cadena de mando del régimen chavista, se declara en resistencia ante el despliegue militar de Estados Unidos frente a las costas de Venezuela desde hace cuatro meses.Pese a que la Justicia de … EE.UU. ofrece una recompensa de 25 millones de dólares por su cabeza, el ministro chavista afirma que «no nos van a amargar ni las navidades ni el Año Nuevo. No pueden porque nosotros cuántas cosas hemos aguantado, cuántas cosas han intentado contra este pueblo».
En un acto de entrega de vehículos a funcionarios policiales transmitido por la cadena Venezolana de Televisión, el ministro admitió que han sido 27 semanas de «locura imperial», de «acoso, amenazas, ataques, persecuciones, robos, piratería, asesinatos», en referencia a los ataques contra lanchas que presuntamente transportaban droga y en los que han muerto más de un centenar de personas y la confiscación de dos petroleros con crudo venezolano.

«A ellos no les gustan los pueblos dignos, no le gustan los pueblos que se hacen respetar y que exigen respeto. A ellos les gustan los sumisos, les gustan los arrastrados y el pueblo venezolano, en su mayoría, no nació ese día, el pueblo venezolano nació el día de los libertarios», dijo.
En esta ocasión Cabello no comentó su opinión sobre la negociación secreta que estaría intentando Nicolás Maduro con el gobierno de Donald Trump para pactar un exilio dorado tal vez en Madrid o en otro lugar de su preferencia.
Tampoco mencionó el anuncio que hizo hoy Trump de que su ejército destruyó una «gran instalación» la semana pasada dentro de su campaña contra una red de narcotráfico liderada, según Washington, por Venezuela, aunque no especificó si el ataque se produjo dentro del territorio venezolano, según la agencia EFE.
«Acabamos de destruir, no sé si lo leyeron o lo vieron… Tienen una gran planta, o una gran instalación, de dónde salen los barcos. Hace dos noches, la destruimos. Así que les dimos un golpe muy duro», dijo Trump el viernes en una entrevista a un pódcast de radio que ha sido recogida este lunes por medios estadounidenses.
El mandatario no especificó la naturaleza de la instalación y hasta el momento su Administración no se ha hecho eco del golpe. De confirmarse, sería el primer ataque terrestre en una campaña antidrogas que hasta ahora se ha desarrollado en aguas internacionales del Caribe.
Funcionarios estadounidenses citados por The New York Times afirmaron que el presidente se refería a una planta de producción de drogas en Venezuela y especificaron que esta fue destruida el miércoles pasado, sin abundar en detalles, añadió EFE.

Trump admite discrepancias con Netanyahu sobre Cisjordania mientras se atasca la segunda fase de la tregua de Gaza

La segunda fase del plan de paz para Gaza se le resiste a Donald Trump. El presidente mantuvo este lunes en Florida una reunión largamente esperada con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que ha calificado de «muy productiva», pero en la que ha … reconocido públicamente discrepancias sobre cómo abordar la violencia de colonos israelíes en Cisjordania, un factor que añade complejidad a un equilibrio regional ya frágil mientras la negociación sobre Gaza sigue abierta.
«Hemos tenido una discusión, una gran discusión, durante bastante tiempo sobre Cisjordania, y no diría que estemos de acuerdo al 100%, pero llegaremos a una conclusión», ha afirmado Trump. Preguntado por los puntos concretos de desacuerdo, ha evitado precisarlos y se ha limitado a señalar que «se anunciarán en el momento apropiado» y que Netanyahu «hará lo correcto».
Cisjordania, territorio situado al oeste del río Jordán y ocupado militarmente por Israel desde 1967, alberga a más de 3,3 millones de palestinos. Mientras la guerra en Gaza concentraba la atención internacional, la zona ha vivido un aumento significativo de las operaciones militares israelíes, cifras récord de demoliciones de viviendas palestinas y una expansión acelerada de los asentamientos judíos, en un contexto marcado además por el desgaste y la parálisis de la Autoridad Palestina, acosada por acusaciones de corrupción y sin renovación política.

En septiembre, Trump afirmó que no permitiría la anexión israelí de Cisjordania, una posición alineada con la de la mayoría de países occidentales y árabes, que advierten de que cualquier anexión formal liquidaría de facto la posibilidad de un Estado palestino viable. Ese límite político vuelve ahora a emerger en el diálogo entre Washington y Jerusalén, aunque la Casa Blanca no ha detallado este lunes cómo piensa traducirlo en presión concreta sobre el Gobierno israelí.
Trump ha tratado de rebajar el alcance de esas diferencias subrayando que «no está preocupado» por la actuación de Israel ni por el ritmo al que el Ejecutivo de Netanyahu avanza hacia la fase dos del plan de paz para Gaza. «No me preocupa nada de lo que está haciendo Israel. Me preocupa lo que otros están haciendo, o quizá no están haciendo», ha apuntado junto al primer ministro israelí. El presidente sostuvo que Israel ha cumplido «al 100%» los compromisos adquiridos en la primera etapa del acuerdo y ha justificado la cautela de Jerusalén ante una retirada adicional sin el desarme previo de Hamás, un enfoque que, aunque genera debate interno en la Casa Blanca, sigue contando con su respaldo.
Netanyahu, por su parte, también ha descrito el encuentro en la mansión de Mar-a-Lago como «muy, muy productivo» y ha vuelto a elogiar a Trump por lo que definió como logros «notables» en Oriente Próximo. «Hablamos de nuestras ideas. A veces tenemos ideas diferentes, pero lo resolvemos, y la mayoría de las veces vemos las cosas de la misma manera», ha afirmado, sin entrar en los desacuerdos señalados por el presidente estadounidense.
El intercambio sobre Cisjordania se ha producido en paralelo a una exhibición de sintonía estratégica en otros frentes. Trump ha reiterado su respaldo a Netanyahu en plena negociación sobre la segunda fase de la tregua en Gaza y ha vuelto a situar el desarme de Hamás como condición indispensable para avanzar. Al mismo tiempo, ha endurecido su discurso sobre Irán, al advertir de que Teherán podría estar intentando reconstruir capacidades militares en instalaciones distintas a las atacadas por Estados Unidos a principios de año.
«Espero que Irán no esté intentando reconstruir, como he leído, armas y otras cosas», dijo Trump. «Si lo están haciendo, no están usando los sitios que destruimos, pero quizá estén usando otros». Aunque ha asegurado no creer que Irán esté ampliando su programa nuclear, sí ha expresado preocupación por un posible relanzamiento del programa de misiles balísticos y ha amenazado con consecuencias «muy poderosas» si eso ocurre. «Si es así, no tendremos más remedio que erradicar muy rápidamente esa acumulación», añadió.
Trump ha insistido en que Estados Unidos «sabe exactamente dónde van y qué están haciendo» las autoridades iraníes, y ha justificado sus advertencias en informaciones de inteligencia no especificadas. «Normalmente, cuando hay humo, hay fuego», ha concluido, reforzando un mensaje de vigilancia constante que busca tranquilizar a Israel en un momento de incertidumbre regional.
El episodio más llamativo del encuentro ha llegado cuando Trump ha afirmado que había hablado con el presidente de Israel, Isaac Herzog, sobre un posible indulto a Netanyahu en los procesos judiciales que afronta en su país, y ha asegurado que el perdón «está en camino». Horas después, la Presidencia israelí difundió un comunicado para desmentir esa versión.
Según la oficina de Herzog, no ha habido ninguna conversación directa entre el presidente israelí y Trump desde que se presentó formalmente la solicitud de indulto, y cualquier insinuación en ese sentido no se ajusta a los hechos. Sí ha reconocido una conversación previa entre Herzog y un representante de Trump, en la que se explicó el estado del procedimiento y se subrayó que cualquier decisión deberá ajustarse estrictamente a los cauces legales previstos.
En Israel, la cuestión del indulto es políticamente explosiva. Netanyahu se enfrenta a varios procedimientos judiciales por presuntos delitos de corrupción, fraude y abuso de confianza, y cualquier movimiento en torno a un eventual perdón presidencial es observado con lupa por la oposición y por sectores del propio bloque gubernamental. Herzog, cuya figura está obligada a la neutralidad institucional, ha reiterado que solo actuaría tras una condena firme y mediante un procedimiento reglado.
En este plan, Catar y Turquía quedan como actores secundarios pero muy relevantes. Catar seguiría desempeñando un papel de mediador con Hamás y de apoyo financiero, aunque con menos margen y bajo una supervisión internacional más estricta si avanza el desarme. Turquía, mencionada por Trump como posible actor, aparece como una opción sensible: su implicación en la seguridad o la gobernanza de Gaza genera recelos en Israel y en varios países árabes. Para Washington, ambos quedarían encuadrados en roles limitados, sin control directo sobre el futuro del enclave.

Trump fija el desarme de Hamás como condición para avanzar en la tregua de Gaza junto a Netanyahu

Donald Trump situó este lunes el desarme de Hamás como el principal obstáculo para avanzar a la fase dos de la tregua en Gaza, al recibir a Benjamin Netanyahu en Mar-a-Lago en una reunión cargada de mensajes estratégicos y respaldo … explícito a su socio israelí. «Habrá que desarmar a Hamás o esto se desmontará muy rápido», dijo el presidente de Estados Unidos, fijando una línea roja que condiciona el futuro inmediato del alto el fuego impulsado por Washington y aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Ese planteamiento resume los desafíos a los que se enfrenta la fase dos del plan estadounidense: el fin del control militar de Hamás, una retirada más amplia de las tropas israelíes, la creación de una administración civil palestina de carácter tecnocrático y el despliegue de una fuerza internacional de estabilización. Todo ello en un contexto regional volátil, con Irán, Siria y Turquía como actores implicados, y con Netanyahu sometido además a una intensa presión política y judicial interna en su país.
La escenografía del encuentro fue calculada. Trump apareció a la entrada de su club de Palm Beach a las 13.25. Un minuto después llegó el coche del primer ministro israelí. «Hola, Bibi», le dijo al estrecharle la mano. Ante los periodistas, Trump lo presentó como un «primer ministro en tiempo de guerra», un «héroe», y afirmó que Israel «no existiría» sin él. La imagen buscaba reforzar la alianza personal entre ambos líderes en un momento clave.

Pero bajo ese gesto de complicidad se acumulaban tensiones. La primera fase de la tregua, iniciada en octubre, ha permitido la liberación de todos los rehenes salvo uno, vivo o muerto, y una reducción significativa de los combates. Sin embargo, el paso a la siguiente etapa está bloqueado por desacuerdos sustanciales. Israel no quiere avanzar mientras queden asuntos pendientes, como la devolución de los restos del último rehén israelí en Gaza, Ran Gvili, cuyos padres se reunieron con Netanyahu y Trump durante su estancia en Florida.

Acelerar la transición

Trump insistió en que quiere acelerar la transición. Preguntado por el calendario, reiteró que el desarme de Hamás es innegociable y evitó detallar garantías concretas sobre los últimos rehenes antes de avanzar. Reivindicó además el papel de su Administración en las liberaciones ya producidas y volvió a cargar contra Joe Biden, asegurando que bajo su mandato no se logró ninguna.
El desarme de Hamás es, sin embargo, solo uno de los escollos del plan. La fase dos prevé una Gaza desmilitarizada bajo supervisión internacional, administrada por un comité palestino «tecnocrático y apolítico», y la puesta en marcha de un órgano de supervisión, el denominado Board of Peace, encargado de coordinar la reconstrucción bajo un mandato de la ONU renovable cada dos años. La hoja de ruta incluye además la normalización de relaciones entre Israel y varios países árabes y una vía hacia la independencia palestina.
En la práctica, cada uno de esos puntos genera resistencias. Israel recela de una retirada profunda sin garantías de seguridad. Varios países árabes y europeos temen que la fuerza internacional propuesta acabe actuando como una nueva ocupación encubierta. Hamás ha insinuado que podría «congelar» o almacenar su arsenal, pero rechaza renunciar al derecho a la resistencia armada mientras exista ocupación israelí. En Washington se ha llegado a plantear un sistema de incentivos económicos a cambio de armas, una idea que despierta escepticismo entre los mediadores.

Varios países árabes y europeos temen que la fuerza internacional propuesta acabe actuando como una nueva ocupación encubierta

La reunión en Mar-a-Lago ha servido también para que Trump endureciera su discurso sobre Irán. Aseguró haber recibido informaciones de que Teherán intenta reconstruir su programa de misiles balísticos y dejó claro que apoyaría un ataque si ese esfuerzo continúa. «Si siguen con los misiles, sí. Con lo nuclear, rápido», afirmó. Al mismo tiempo, descartó un objetivo explícito de cambio de régimen y subrayó que el Gobierno iraní ya se enfrenta a graves problemas económicos y sociales.
Para Netanyahu, Irán sigue siendo el eje estratégico central, incluso mientras Gaza concentra la atención internacional. En Israel existe inquietud por una posible recuperación de capacidades militares iraníes tras los ataques estadounidenses del pasado verano, que Trump volvió a describir como «completos y totales». Esa coincidencia de diagnósticos refuerza la sintonía entre ambos líderes, aunque no despeja las dudas sobre los próximos pasos.
Trump vinculó además sus advertencias al precedente reciente del bombardeo de verano. Recordó que Estados Unidos atacó directamente instalaciones del programa nuclear iraní, en una operación ordenada por su Administración y presentada entonces como un golpe preventivo. El presidente volvió a sostener que esos objetivos fueron destruidos y dejó claro que Washington está dispuesto a actuar de nuevo si Irán retoma el desarrollo de capacidades nucleares o acelera su programa de misiles.

En Washington se ha llegado a plantear un sistema de incentivos económicos a cambio de armas

Trump sorprendió además con un tono conciliador hacia Turquía. Preguntado por la posibilidad de que fuerzas turcas se desplieguen en Gaza como parte de la futura arquitectura de seguridad, respondió: «Si es bueno, me parece bien». También elogió abiertamente al presidente Recep Tayyip Erdogan, un gesto observado con cautela tanto en Jerusalén como entre varios socios árabes.

Indulto a Netanyahu

El momento más delicado de la comparecencia llegó cuando Trump afirmó haber hablado con el presidente de Israel, Isaac Herzog, sobre un posible indulto a Netanyahu en los procesos judiciales que afronta en su país, y aseguró que Herzog le había dicho que «está en camino». Horas después, la oficina del presidente israelí difundió un comunicado desmintiendo esa versión.
Según precisó la Presidencia de Israel, no ha habido conversación directa entre Herzog y Trump desde que se presentó formalmente la solicitud de indulto. Sí reconoció una conversación previa entre Herzog y un representante de Trump, en la que se explicó el estado del procedimiento y se subrayó que cualquier decisión se tomará conforme a los cauces legales establecidos. La aclaración dejó en evidencia una fricción incómoda y obligó a marcar distancias institucionales.
Más allá de ese episodio, Trump volvió a subrayar su confianza personal en Netanyahu. «Nuestra relación no puede ser mejor», dijo. Adelantó que hablarían también de Siria y expresó su deseo de que Israel «se lleve bien» con el nuevo escenario regional. En una comparecencia dispersa, afirmó además haber hablado «bastante recientemente» con Nicolás Maduro y se atribuyó ataques contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico en Venezuela, sin aportar detalles.
Hubo incluso momentos de confusión, como cuando dijo no saber nada de un supuesto ataque contra la residencia de Vladímir Putin, denunciado por el Kremlin, para después afirmar que el propio presidente ruso se lo había mencionado esa misma mañana. «Quizá el ataque no tuvo lugar», añadió, sembrando dudas sobre la veracidad del episodio, que Ucrania ha tachado de falso.