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El desafío de la OEA: la búsqueda de equilibrio ante el escepticismo de EE.UU.

Albert Ramdin asumió la secretaría general de la OEA en uno de los momentos más delicados de la historia reciente del organismo. Primer caribeño al frente de la institución desde su fundación en 1948, llegó con un mandato marcado menos por la ambición política … que por la necesidad de sostener equilibrios de poder en un continente cada vez más polarizado y con Estados Unidos revisando abiertamente su implicación en los foros multilaterales.
La advertencia lanzada por el entonces subsecretario de Estado Christopher Landau norteamericano en la Asamblea General de junio —cuando cuestionó la «relevancia» de la OEA y dejó en el aire la continuidad del apoyo estadounidense— fijó el plan. Ramdin optó por evitar el enfrentamiento. «La pregunta de Estados Unidos sobre cuál es el valor de la OEA es una pregunta legítima», repite en privado y en público. Su estrategia pasa por asumir el escepticismo de Washington como punto de partida y no como una ruptura.
La OEA agrupa a 34 países independientes del hemisferio occidental, incluido Estados Unidos, con Nicaragua ya fuera desde 2023. Su presupuesto en 2024 ascendió a 167 millones de dólares, destinados a cuatro grandes áreas: democracia, derechos humanos, desarrollo económico y social, y seguridad regional. De esa cifra, Estados Unidos aportó unos 60,4 millones de dólares, más de un tercio del total, lo que lo convierte con diferencia en el principal modo de financiamiento del organismo.

Esa dependencia financiera ha sido históricamente una razón necesaria de influencia. Durante gran parte del siglo XX y especialmente en la Guerra Fría y los años noventa, la agenda de la OEA reflejó con frecuencia las prioridades de Washington. En las últimas dos décadas, sin embargo, la creciente polarización ideológica entre los Estados miembros y la divergencia de intereses han erosionado la capacidad del organismo para construir consensos y han diluido el liderazgo estadounidense.

Un activo de la política exterior

Ramdin es consciente de esa deriva. «Si un país contribuye a la OEA, tiene derecho a preguntar cuál es el retorno de esa inversión», afirma, utilizando deliberadamente un lenguaje casi empresarial. Frente a las amenazas de retirada o recorte, su respuesta no es ideológica sino funcional: «La OEA es uno de los activos más valiosos de la política exterior del hemisferio, también para Estados Unidos, porque entrega resultados en democracia, derechos humanos, seguridad y migración».
El problema es que esos resultados se producen con recursos cada vez más limitados. Los Estados miembros han ido cargando a la OEA con nuevas misiones sin aumentar proporcionalmente la financiación, lo que ha generado una organización sobreextendida y vulnerable. A ello se suma la decisión de la Administración Trump de cancelar al menos 22 programas del organismo y de someter a revisión la pertenencia de EE.UU. a todas las organizaciones internacionales, incluida la OEA, en virtud de una orden ejecutiva firmada en febrero de 2025.

Los Estados miembros han ido cargando a la OEA con nuevas misiones sin aumentar proporcionalmente la financiación, lo que ha generado una organización sobreextendida y vulnerable

Ramdin intenta ganar tiempo. Destaca que Washington ha empezado a ponerse al día en sus contribuciones atrasadas y subraya que no ha recibido notificación formal de recortes en el presupuesto inmediato. Al mismo tiempo, refuerza la idea de que sin la OEA los problemas del continente serían «mucho mayores», porque cerca del 60% de los desafíos regionales —migración, crimen, seguridad, medio ambiente— son transfronterizos y no se resuelven de forma bilateral.
Su estilo contrasta con el de su predecesor, Luis Almagro. Menos brusco, más técnico, Ramdin protege con celo la figura del «mediador honesto», incluso a costa de incomodar a quienes reclaman posiciones más contundentes. En un escenario de superpotencia menos implicada y de consensos debilitados, su apuesta no es la audacia, sino la supervivencia institucional. En la OEA de hoy, mantener el equilibrio ya es una forma de poder.

Albert Ramdin: «Le he dicho a Maduro que tiene un claro problema de legitimidad»

Albert Ramdin (Surinam, 1958) hace balance de su primer año como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) en medio de un escenario especialmente volátil. Primer político en acceder al cargo procedente del Caribe, una región que observa hoy de … cerca uno de los mayores despliegues navales de las últimas décadas, Ramdin se ha visto obligado a gestionar una organización en jaque por tensiones crecientes.
Entre ellas, destacan que Estados Unidos ha ido endureciendo sus movimientos militares frente a Venezuela, Colombia o incluso México; una crisis de legitimidad venezolana que sigue dividiendo a los Estados miembros y una OEA sin consenso interno para fijar una posición común.
En ese contexto, el diplomático surinamés ha optado por un perfil más cauteloso que el de su antecesor, José Luis Almagro, tratando de preservar el frágil equilibrio institucional mientras el Caribe se sitúa en el centro de una geopolítica cada vez más militarizada. Recibe a varios corresponsales en Washington para repasar los principales problemas del continente.

—¿Cuál es su postura ante las amenazas de Donald Trump de atacar dentro de Venezuela?
—En el caso de Venezuela, lo primero que quiero dejar claro es que no existe una posición unificada dentro de la membresía de la OEA. No estoy especulando, me baso en las declaraciones que han hecho los Estados miembros. Por tanto, no puedo hablar en nombre de la organización diciendo «esta es la posición de la OEA», porque no hay consenso. Lo que sí puedo hacer, como secretario general, es reconocer que existen problemas muy claros dentro del territorio venezolano que deben ser abordados. Yo se lo he dicho directamente a los actores que hoy están a cargo: tienen un problema de legitimidad y necesitan hacer algo para dar certeza. Se han hecho sugerencias, como mostrar las actas y determinar de manera clara quién ganó las elecciones. Ese es un problema interno que debe resolverse. Además, no es aceptable, según lo que conocemos y se ha reportado, el trato a opositores políticos, a la sociedad civil y a periodistas, ni las detenciones arbitrarias. Tampoco es aceptable que ciudadanos de otros países estén detenidos sin debido proceso. En esos temas, que son principios fundamentales de la OEA (democracia, derechos humanos, elecciones libres y justas), voy a hablar siempre. No estoy tomando partido, estoy defendiendo principios.
—¿Ha invitado a Maria Corina Machado a visitarle si viene a Washington?
—Mi enfoque siempre ha sido hablar con todos los actores legítimos de un país. Vengo de una etapa anterior en la OEA, en la que acordamos que era esencial escuchar tanto a gobiernos como a oposiciones, sociedad civil, sector privado y activistas. En el caso de Venezuela, tengo comunicación con todas las partes, incluida la señora Machado. He hablado también personalmente con el señor Edmundo González y con representantes de ese sector. No es ningún secreto. Si realmente queremos una solución, tenemos que hablar también con quienes están actualmente en el poder. De lo contrario, nunca se llega a ninguna salida. Eso no significa tomar partido. Significa entender bien las posiciones de todos y buscar caminos posibles hacia adelante. Ese es, básicamente, mi mandato como secretario general: escuchar, facilitar y tratar de acercar posiciones cuando sea posible.
—¿La ha felicitado por el Nobel de la Paz?
—Como organización, la OEA no tiene una posición de consenso sobre Venezuela, por lo que no puedo emitir una felicitación oficial en nombre de la organización. Pero puedo decir claramente que, a título personal, sí la felicité. Cualquier persona que es nominada y recibe el premio Nobel de la Paz merece reconocimiento. Cuando tenga ocasión de verla, lo primero que haré será preguntarle cómo está. Yo admiro a cualquier persona, en cualquier país, que lucha por principios fundamentales como la libertad, los derechos humanos y una sociedad abierta. En mi oficina tengo fotografías de Gandhi, Nelson Mandela y Martin Luther King, porque representan a líderes que cambiaron sociedades gracias a su coraje. En nuestro hemisferio hay muchas personas que hacen sacrificios personales enormes, arriesgan su seguridad y su vida por el bienestar de su país.
—¿Teme que Estados Unidos se retire de la OEA?
—Desde antes de ser elegido, he estado en contacto con representantes de la Administración Trump. Siempre he sido muy claro: la pregunta sobre cuál es el valor de la OEA es completamente legítima. Si un país contribuye con recursos, es normal que pregunte cuál es el retorno de esa inversión. Yo mismo haría la misma pregunta. Lo que les he dicho es que la OEA es uno de los activos más valiosos de la política exterior en el hemisferio, también para EE.UU. Entregamos resultados en democracia, derechos humanos, seguridad, migración, desarrollo y medio ambiente. Les pedí tiempo para demostrar ese valor antes de que tomaran decisiones finales. En los últimos meses hemos visto un cambio gradual en su percepción. Hay más compromiso, hay diálogo y EE.UU. sigue participando activamente.
—¿Qué pide a los miembros?
—Si no tuviéramos la OEA, los problemas en nuestro hemisferio serían mucho mayores. Cerca del 60% de los desafíos que enfrentamos (educación, seguridad, crimen, migración, desarrollo, medio ambiente) son transfronterizos. No se pueden resolver de manera bilateral ni de forma aislada. Necesitamos trabajar con los vecinos y con otros socios. Por eso creo firmemente en el multilateralismo en las Américas. La OEA tiene que mejorar, ser más transparente, más eficiente y rendir cuentas, y eso es lo que estamos haciendo. Pero su valor es real y tangible para la mayoría de los Estados miembros.
—El colombiano Gustavo Petro ha acusado al chileno Jose Antonio Kast de ser un nazi. ¿Le preocupa este tipo de ataques entre los líderes?
—Hay una tendencia que me preocupa: líderes que opinan o cuestionan procesos electorales en otros países, antes o después de las elecciones. Eso no es una buena tendencia. La Carta es muy clara: ningún país debe interferir en los procesos electorales de otro. La responsabilidad principal de elegir a un gobierno corresponde al pueblo de ese país, que debe poder hacerlo libremente, sin presiones externas. He sugerido que este es un tema que deberíamos debatir en la OEA, porque no está ocurriendo solo en uno o dos casos. No todo lo que se convierte en tendencia es algo positivo, y este no lo es. Dejemos que los pueblos decidan a sus propios líderes.

Un tren operado por la Marina mexicana se descarrila en Oaxaca: 13 muertos y más de 90 heridos

Las obras estructurales del sexenio de Andrés Manuel López Obrador en México continúan siendo un problema para su sucesora, Claudia Sheinbaum. El Tren del Ismo, ubicado en el sur del país, se descarriló este domingo con un saldo de 13 personas fallecidas y … 98 heridos.
Una tragedia que se suma a otros problemas de los proyectos impulsados por López Obrador entre 2018 y 2024. El expresidente inauguró un aeropuerto al norte de la Ciudad de México que cerró el año solo habiendo transportado al 13% de las metas estimadas de viajeros.
Otro caso es el de la refinería de Dos Bocas, que tampoco logra producir de acuerdo con lo proyectado inicialmente y cuyo costo ha sido un dolor de cabeza para las finanzas heredadas por Sheinbaum. Y es que, en un principio, la refinería costaría 8000 millones de dólares y su costo terminó por encima de los 20.000 millones de dólares.
La tragedia del tren de este domingo tuvo lugar en Oaxaca, donde la formación se salió de sus rieles. «Derivado de este accidente 139 personas se encuentran fuera de peligro, 98 lesionadas, de las cuales 36 se encuentran recibiendo atención médica hospitalaria y el resto se encuentran sin lesiones de gravedad, y lamentablemente 13 personas perdieron la vida», precisó la Secretaría de la Marina, que tiene a su cargo la operación del tren.

En su cuenta de X, Sheinbaum confirmó las cifras, y añadió que cinco de los heridos están en condición grave.
Me informa la Secretaría de Marina que en el accidente del Tren Interoceánico lamentablemente fallecieron 13 personas; 98 están lesionadas, cinco de ellas de gravedad. Los heridos se encuentran en hospitales del IMSS en Matías Romero y Salina Cruz, así como de IMSS-Bienestar en…— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) December 29, 2025
«Los heridos se encuentran en hospitales del IMSS en Matías Romero y Salina Cruz, así como de IMSS-Bienestar en Juchitán e Ixtepec», precisó.
Sheinbaum reportó que pidió al secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales, y al subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Félix Arturo Medina, trasladarse al lugar para atender de manera personal a las familias, así como a delegados del IMSS y del IMSS Bienestar.
En un video publicado en redes sociales, un pasajero del tren siniestrado dice que sintió que la formación viajaba muy rápido.
«Sentimos que el tren venía muy fuerte, no sabemos si se quedó sin freno, no sabemos. Pero pues, no sabemos, gracias a Dios nuestro vagón es ese que está hasta allá. Nos quedamos bien, un poquito golpeados, pero está bien», expresó.

El diputado opositor Héctor Saúl Tellez exigió la suspensión de los servicios del Tren, ya que no es seguro y pone en riesgo la vida de las personas. También pidió un dictamen internacional para determinar si el proyecto es seguro o no y si debe seguir funcionando.
«Demandamos inmediatamente al Gobierno mexicano llevar a cabo la suspensión de servicios del proyecto del Tren Interoceánico toda vez que no es seguro y pone en riesgo la vida de las personas», dijo.

Trump se muestra más optimista que nunca con Ucrania tras la reunión con Zelenski: «Estamos muy cerca»

Tras varias horas de intensos contactos políticos y diplomáticos, el presidente de Estados Unidos ha asegurado este domingo que el acuerdo de paz para Ucrania está más cerca que nunca. Donald Trump ha comparecido junto a Volodímir Zelenski después de casi tres horas … de reunión en Mar-a-Lago y ha afirmado que el entendimiento podría estar «cerca del 95%», aunque ha evitado fijar cifras exactas. «Puedes decir 95%, pero no me gusta hablar en porcentajes. Quedan uno o dos asuntos muy espinosos», ha señalado, marcando el tono de una jornada concebida para transmitir impulso y urgencia.
El principal punto pendiente sigue siendo el futuro del Donbás, la región oriental que Rusia reclama desde hace más de una década y por la que ha ido a la guerra. Trump ha reconocido que se trata de «un gran escollo», pero ha insistido en que las posiciones se han acercado. «Estamos más cerca de un acuerdo en eso», ha afirmado. Sobre la mesa sigue la propuesta estadounidense de crear una zona económica especial o de libre comercio en partes del Donbás, una fórmula que implicaría una retirada ucraniana en determinadas áreas a cambio de un marco económico y de seguridad más amplio, negociado con Moscú y supervisado por Washington.
Zelenski ha confirmado el grado de avance del proceso. Así, ha explicado que un plan de paz de 20 puntos, elaborado a partir de una propuesta estadounidense, está acordado en torno al 90%. Además, ha subrayado que las garantías de seguridad entre Estados Unidos y Ucrania están cerradas «al 100%», un mensaje clave para Kiev, que considera ese punto irrenunciable. Ha añadido que Ucrania estaría dispuesta a someter a referéndum distintos aspectos del plan, sin concretar cuáles ni en qué momento, una referencia que apunta a la sensibilidad política interna de cualquier concesión territorial.

Trump ha insistido en que las conversaciones han sido exhaustivas y que incluyen contactos previos con Vladímir Putin. «Hemos hablado de prácticamente todo, también con Putin antes. Entramos en mucho detalle entonces y también hoy», ha dicho. Asimismo, ha anunciado que seguirá hablando con Zelenski en los próximos días y semanas, y que habrá nuevos contactos inmediatos, dando a entender que el proceso entra ahora en una fase de negociación casi permanente.
Tras la primera comparecencia pública, Trump y Zelenski han mantenido una llamada conjunta con varios líderes europeos, que se ha prolongadodurante más de una hora. En ella han participado los jefes de Gobierno del Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Polonia y Noruega, así como el secretario general de la OTAN y la presidenta de la Comisión Europea. Según el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, se han discutido «pasos concretos» para poner fin a la guerra. Trump ha buscado con ese gesto implicar a los aliados y rebajar los recelos europeos ante una negociación acelerada liderada desde Washington.
Al cerrar la jornada, el presidente estadounidense ha calificado el encuentro con Zelenski de «excelente» y ha reforzado su mensaje de máximo optimismo. «Creo que estamos mucho más cerca, quizá muy cerca», ha dicho, convencido de que el final del conflicto depende ya de resolver los últimos nudos políticos y territoriales. En su discurso, Trump ha vuelto a presentarse como el único actor capaz de hablar con todas las partes y de imponer un desenlace a una guerra que considera enquistada.
Ese optimismo contrasta con la realidad sobre el terreno. Las negociaciones avanzan mientras la guerra continúa sin tregua en Ucrania. En paralelo a la reunión de alto nivel en Florida, Rusia mantuvo sus ataques contra ciudades ucranianas, subrayando la distancia entre el impulso diplomático y la situación militar, con un goteo constante de víctimas civiles.
En el este del país, un bombardeo ruso en Sloviansk ha causado al menos un muerto y varios heridos, según las autoridades locales. En el sur, en Jersón, el fuego de artillería ha dejado una decena de civiles heridos. Estos ataques han coincidido con la mayor ofensiva aérea rusa del año contra Kiev, donde cientos de drones y decenas de misiles fueron lanzados durante más de diez horas. Al menos dos personas han muerto y más de cuarenta han resultado heridas, además de registrarse graves daños en infraestructuras energéticas, dejando a parte de la población sin calefacción en plena ola de frío.
Ese contraste refuerza la principal incógnita del proceso: si Putin está dispuesto a aceptar un alto el fuego real o si utiliza la negociación como una herramienta más dentro de una estrategia de desgaste. Trump califica de «productivos» sus contactos con el Kremlin y sostiene que el acuerdo está cerca, pero las operaciones militares rusas siguen sin interrupción. Kiev, por su parte, insiste en que solo unas garantías de seguridad firmes y verificables harían viable una paz duradera y evitarían una repetición del conflicto.
El trasfondo explica la cautela ucraniana y la presión estadounidense. Tras casi cuatro años de guerra a gran escala y más de una década de conflicto en el Donbás, el frente se ha convertido en una guerra de desgaste sin avances decisivos. Rusia no ha logrado imponerse militarmente, pero tampoco ha abandonado su objetivo estratégico de controlar el este de Ucrania y condicionar su orientación hacia Occidente. Ucrania ha resistido con ayuda internacional, pero a un coste humano y económico creciente.
En ese escenario, Trump plantea una salida pragmática, basada en una combinación de concesiones territoriales limitadas, incentivos económicos y un nuevo marco de seguridad. La propuesta del Donbás es el núcleo de ese enfoque y, al mismo tiempo, su mayor riesgo político. En Europa, varios gobiernos temen que un acuerdo precipitado consolide la agresión rusa y siente un precedente peligroso. De ahí la insistencia de Trump en mantener informados a los aliados, aunque el control del proceso esté claramente en manos de Estados Unidos.
La negociación avanza así entre los planes y las llamadas diplomáticas, a largo plazo, y el de una guerra que sigue activa cada día. El desenlace dependerá de si Moscú está dispuesto a transformar la presión militar en una concesión política real o si, por el contrario, decide prolongar el conflicto mientras se negocia. Trump sostiene que el momento es ahora, pero la guerra sigue abierta un año despues de que llegara al poder.

Putin lanza un mensaje antes del encuentro entre Trump y Zelenski: dirige una reunión vestido con uniforme militar

Este domingo se ven las caras en Florida los presidentes de Estados Unidos y Ucrania, Donald Trump y Volodimir Zelenski, en una reunión que se antoja clave para el futuro de una guerra que se acerca a su cuarto año. Pero el otro actor del conflicto, Rusia, no quiere permanecer impasible.Moscú quiere mostrar músculo y no solo lo hace golpeando con fuerza el corazón de Ucrania con misiles balísticos, sino también mostrando una imagen de dureza que asume el propio Vladimir Putin.El autócrata se ha dejado ver este fin de semana luciendo uniforme militar en una reunión sobre la guerra con los comandantes del ejército ruso. Tal y como recoge el Mirror, es la cuarta vez en los últimos dos meses que Putin luce atuendo militar de manera pública.Putin escuchó informes actualizados de su jefe supremo del ejército, el general Valery Gerasimov, y otros comandantes, y se jactó de supuestos nuevos avances, aparentemente buscando demostrarle a Trump que tiene la iniciativa en la guerra.Respecto a la reunión entre Trump y Zelenski en Mar-a-Lago, Putin ha dicho que «si las autoridades de Kiev no quieren resolver el asunto pacíficamente, resolveremos todas las tareas que se nos presenten en el curso de la operación militar especial utilizando la fuerza armada».Rusia afirma haber conquistado las ciudades de Kupyansk y Pokrovsk, aunque Ucrania lo desmiente: «La cúpula política del estado agresor recurre una vez más a la difusión de declaraciones falsas sobre importantes ‘éxitos’ del ejército ruso en el campo de batalla», declaró el Estado Mayor ucraniano.

Tormenta política en Italia tras la desarticulación de una red que recaudaba dinero para Hamás

«Estoy pensando en romper el PC de la oficina. Compro uno nuevo y cargo solo archivos limpios, ni cuentas ni nada». La frase, recogida en una interceptación incorporada al sumario y difundida este domingo por la prensa italiana, condensa el clima en la cúpula … de una red bajo sospecha: miedo al registro, prisa por borrar huellas y, según la investigación, preparar la fuga. Horas después, la policía realizó, en la llamada operación ‘Dominó’, nueve detenciones por presunta financiación de Hamás y abrió una segunda oleada de actuaciones en varias regiones italianas.
La investigación, coordinada por la Fiscalía antimafia y antiterrorismo de Génova con la Dirección Nacional Antimafia, sostiene que durante años varias asociaciones, presentadas como benéficas, recaudaron donaciones «para Gaza» y desviaron parte sustancial del dinero hacia estructuras vinculadas a Hamás, organización considerada terrorista por la Unión Europea. El principal investigado es Mohammad Hannoun, arquitecto palestino de 63 años y presidente de la Asociación de Palestinos en Italia. La defensa niega las acusaciones y afirma que el dinero se destinaba a civiles y huérfanos.
La policía y la Guardia di Finanza practicaron en las últimas horas 17 registros en domicilios y locales en distintas ciudades, además de controles en sedes de asociaciones en Génova, Milán y Roma. El efectivo incautado en las últimas horas supera el millón de euros (560.000 euros estaban escondidos en un garaje de Sassuolo -Módena-). En Lodi, cerca de Milán, los agentes localizaron ordenadores ocultos en un falso muro y se incautaron de diverso material propagandístico de Hamás.

Para los investigadores, el predominio del efectivo refuerza la tesis de una estructura que buscaba reducir el rastro bancario. La Fiscalía cifra en más de siete millones de euros el volumen enviado a Palestina en los últimos años, lo que representaba el 71% de lo recaudado. Son datos todavía parciales. Las pruebas decisivas, sostienen fuentes judiciales, estarán en la contabilidad y, sobre todo, en el contenido de los dispositivos incautados.

Riesgo de fuga

El sumario describe, además, una preocupación explícita por destruir evidencias y la sospecha de un plan de huida. La juez que firmó las órdenes de arresto apreció riesgo de fuga y de contaminación de pruebas. La hipótesis de la investigación es que el cerebro de la red, Hannoun, preparaba su huida a Turquía, donde tiene dos casas valoradas en 1,3 millones de euros. En varias conversaciones, los implicados hablan de «limpiar» equipos y borrar memorias de móviles. Y en otra interceptación citada por ‘La Stampa’ se menciona que EE.UU. atribuía a la red cuatro millones de euros enviados a Palestina: Hannoun replica, siempre según esa transcripción, «No cuatro, diez».
La dimensión extremista se refleja también en las escuchas. «Nuestra misión es hacer la yihad. En Gaza combaten con las armas, nosotros con el dinero», afirma uno de los investigados en un extracto publicado por los medios italianos. Para la acusación, ese tono ayuda a explicar por qué la recaudación no sería destinada a la caridad, sino logística orientada a sostener a una organización armada.

«Nuestra misión es hacer la yihad. En Gaza combaten con las armas, nosotros con el dinero», afirma uno de los investigados en una escucha interceptada

El golpe judicial ha tenido un segundo acto inmediato: la política. La derecha ha convertido el caso en una ofensiva contra la oposición, recordando que Hannoun participó en actos públicos con presencia de diputados del Partido Democrático, del Movimiento 5 Estrellas y de la izquierda. Medios italianos enumeran conferencias y encuentros -de Laura Boldrini (PD), expresidenta de la Cámara de Diputados, a Nicola Fratoianni (Izquierda) o la diputada del M5S Stefania Ascari-, y recuerdan que el nombre de Elly Schlein, líder del PD, figuró en el programa de un evento de 2018. La oposición denuncia «instrumentalización» y reitera su condena del terrorismo, mientras intenta separar la movilización pro Palestina de cualquier sombra de financiación ilícita.
Giorgia Meloni se ha mantenido en un tono institucional, agradeciendo el trabajo policial y judicial. El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, ha pedido unidad y ha insistido en el criterio «seguir el rastro del dinero»: «Las grandes organizaciones criminales necesitan dinero, mucho dinero, para sostener sus actividades. Rastrear los flujos financieros es el verdadero desafío hoy en día y casi siempre la solución más obvia para identificar ciertas actividades ilícitas». Entre los detenidos figura además Riyad Albustanji, conocido como ‘el noruego’, arrestado en Bolonia; la prensa lo presenta como enlace en circuitos europeos de recaudación.
La operación ‘Dominó’ ha generado voces que piden una revisión más dura del control sobre asociaciones que recaudan dinero en nombre de causas benéficas. Piantedosi así lo ha sugerido: «Rastrear los flujos financieros es el verdadero desafío hoy en día y casi siempre la solución más obvia para identificar ciertas actividades ilícitas».