¿Cómo sigue luchando Hamás tras perder a miles de combatientes? Así nutre sus filas frente a Israel
A pocas semanas de que se cumplan los dos años de guerra en la pequeña franja de Gaza, donde un grupo fanático islamista, escudado tras dos millones de civiles, se enfrenta a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, la supervivencia de Hamás sigue … causando por lo menos sorpresa. ¿Cómo es posible que siga luchando, tras perder a miles de combatientes y a su principal líder militar en Gaza, Yahya Sinwar?
Una de las claves de la persistencia de los combates la dan los números que manejan los analistas occidentales. En enero de este año, el entonces secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, reveló a los medios que según los datos de la Inteligencia el Ejército de Israel había abatido –desde octubre de 2023– a 18.000 milicianos de Hamás, que habían sido sustituidos por otros 15.000 palestinos de la Franja. En su mayoría eran jóvenes y sin el entrenamiento que tenían los primeros, pero imbuidos del mismo fanatismo. Se calcula que Hamás tenía entre 20.000 y 25.000 hombres en armas cuando lanzó la guerra contra Israel el 7 de octubre de 2023.
Hace días, el medio digital norteamericano ‘PassBlue’ entrevistó al analista Max Rodenbeck –ex corresponsal de ‘The Economist’ en la zona y actual investigador de International Crisis Group– para preguntar por el estado de fuerzas de Hamás. Rodenbeck confirmó que, según sus fuentes en el Ejército israelí, Hamás contaría con unos 20.000 hombres en armas dentro de la Franja, que han ido reemplazando a lo largo de estos dos años a los más de 20.000 que fueron abatidos.
El movimiento político y militar islamista llevaba veinte años mandando en Gaza antes de lanzar el ataque contra Israel, tiempo suficiente para crear una tupida red de activistas y funcionarios entre los más de dos millones de palestinos que allí habitan. Junto al entrenamiento de sus milicias, las armas recibidas por contrabando y las que elaboraba en sus propias factorías, un elemento clave para la resistencia son los centenares de kilómetros de túneles. El Ejército israelí solo ha ocupado un pequeño porcentaje de ellos. No se atreve a inundarlos porque sabe que en ellos Hamás oculta a los rehenes judíos que aún tiene entre sus manos.
Israel cuenta con que, tarde o temprano, Hamás se quedará sin municiones, aunque reemplace a sus caídos. Por ahora, el movimiento radical y yihadista usa los depósitos acumulados en los túneles, o recicla las bombas israelíes que no han explotado en la superficie, entre otras vías de suministro.
En cualquier caso, la estrategia de ambos bandos apunta a que la guerra puede prolongarse mucho tiempo. Netanyahu –a la vista del reemplazo numérico– ya sabe que no puede contar con la eliminación física de todo Hamás, pero busca su agotamiento y la rendición final. Por su parte, la ideología fanática de Hamás empuja a morir matando, aunque con ello arrastre a decenas de miles de civiles inocentes.
Según reveló en su día ‘The Wall Street Journal’, antes de morir Sinwar escribió un mensaje en el que decía que esta guerra provocada era «un sacrificio necesario» para su pueblo, dando a entender que Hamás se beneficiaría del mayor número de bajas que se produzcan entre los refugiados civiles de la Franja.