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Opinión: Medianas y pequeñas empresas en cuidados intensivos

Publicado: abril 17, 2020, 5:21 pm

La sabiduría convencional nos ha advertido los riesgos de atender lo urgente y descuidar lo importante. Por hacerlo, se asumen graves riesgos. ¿Pero qué pasa cuando lo urgente se vuelve trascendente?

Esta es la condición en la que esta crisis generada por el Covid-19 ha puesto a miles de empresas y a sus colaboradores; las primeras, no han podido seguir desarrollando sus actividades; y los segundos, están muy cerca de perder sus empleos. Cuando se trata del grueso de las empresas los riesgos que adquieren pueden ser catastróficos. En efecto, el grupo de las mipymes constituye la inmensa mayoría y generan gran parte del empleo formal. La magnitud del  problema, que representaría su desaparición, podría ser similar a las de un tsunami económico.

Cuando a las empresas se les suspenden los ingresos de sus ventas y deben cumplir con el pago de sus obligaciones, se presenta una situación similar a la de un paciente que ha sufrido una herida que le causa una hemorragia, que si no se detiene, causará su muerte. De manera urgente se debe internar en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Allí están disponibles los dispositivos que proveen los indicadores necesarios para orientar las prescripciones de los galenos.

Igual pasa con las empresas. En medio de la crisis, deben tener acceso a información que muestre las perspectivas de sus disponibilidades de caja y las de los requerimientos de desembolsos, para guiar las acciones de los empresarios. Su sobrevivencia depende del equilibrio entre su disponibilidad de fondos y el monto de sus obligaciones. Solo si la primera excede al segundo se puede preservar la normalidad de los flujos financieros. Pero eso no asegura su sobrevivencia, todo lo contrario. Si sus disponibilidades de liquidez están alimentadas con préstamos, su solvencia es solo aparente. Los indicadores que muestran los flujos de caja no son una guía confiable para la toma de las decisiones acertadas.

Los empresarios deben empezar por reconocer que estos desembolsos han cambiado su naturaleza. Ya no son las erogaciones, que se hacen en el curso normal de sus operaciones, a la espera de unos ingresos por ventas; ahora son pérdidas en las que se debe incurrir para preservar la vigencia de la empresa; son inversiones que se deben financiar con aportes de su patrimonio. Al igual que en el caso del paciente con hemorragia, sus oportunidades de sobrevivir dependen de su disponibilidad de sangre. En el caso de las empresas, su futuro depende de los montos de patrimonios que, para las mipymes, son relativamente bajos.

Eventualmente pueden recurrir a las transfusiones en forma de empréstitos. Pero, la fragilidad de sus finanzas obstaculiza el acceso a estas fuentes de financiación. En el mejor de casos, se adquieren recursos que permiten seguir cumpliendo con el pago de las obligaciones; pero a cambio de incrementar la hemorragia con los compromisos del pago de los empréstitos con sus respectivos intereses.

Es claro que, sea con dineros propios o prestados, mientras esté suspendida la generación de recursos estas erogaciones son pérdidas que disminuyen el patrimonio. La ayuda que se requiere es la que permita a los empresarios hacer aportes adicionales de patrimonio para cubrir las pérdidas ocasionadas por la crisis.

En este punto ya se tiene un notable antecedente. Los ciudadanos fuimos llamados a colaborar pagando un impuesto «temporal» a las transacciones financieras. Esos recursos se destinaron a financiar aportes adicionales de patrimonio en los bancos que vivían una condición similar. Todos conocimos y aún sufrimos, las consecuencias de este anti técnico impuesto que ahora es permanente y mayor que el inicial. Veremos ahora cuál será la respuesta cuando se trata de ayudar a una multitud de mipymes que necesitan, si o si, ayuda e inyección de recursos con premura.

Es urgente que todas estas pequeñas y medianas empresas salgan de las UCI. Las hemorragias que sufren no se pueden resolver solo con líneas de crédito blandas. Hay que identificar cuáles de las múltiples obligaciones de desembolsos que tienen con el Estado se pueden reducir o suspender temporalmente.

Lo urgente se volvió trascendente.

Por: Alfredo Ceballos Ramírez

Presidente y Fundador de Iara Consulting Group.

Doctor en Estrategia y Dirección General de Harvard University

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