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Xi Jinping recibe a Kim Jong-un, elevado a líder global

Ha sido una semana grande para Xi Jinping. La cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) escenificó primero su defensa diplomática de un orden mundial alternativo, y el desfile militar en conmemoración del final de la II Guerra Mundial mostró después su … fuerza para conquistarlo. Una semana que ha concluido con un apretón de manos con el único individuo que ha salido aún más victorioso.
Ese no es otro que Kim Jong-un, quien en este viaje acumula hitos: su primera visita a China en seis años, su primera participación en un evento multilateral y la primera comparecencia de un líder norcoreano en un desfile militar chino desde 1959. China, la Unión Soviética y Corea del Norte –de aquella al dictado de Mao Zedong, Nikita Jrushchov y Kim Il-sung, respectivamente– no coincidían desde entonces. En esta ocasión, Kim ocupó el lugar de honor en el podio a la izquierda de Xi, equiparado con Vladímir Putin al otro lado y frente a otros 25 mandatarios extranjeros, cual paria convertido en líder global.
Xi ha recibido este jueves a Kim en el Gran Palacio del Pueblo, pero la única información sobre la reunión bilateral entre dos regímenes autoritarios poco amigos de la transparencia se ha producido, curiosamente, por adelantado. «Ambos líderes […] conversarán e intercambiarán opiniones sobre las relaciones entre China y Corea del Norte y cuestiones de interés común», anunciaba el portavoz del ministerio de Exteriores chino, Guo Jiakun, durante la rueda de prensa diaria del organismo.

«La asistencia del camarada Kim Jong-un a la conmemoración y las conversaciones […] revisten gran importancia», ha proseguido el representante gubernamental. «China está dispuesta a trabajar con Corea del Norte para reforzar la comunicación estratégica, ampliar los intercambios y la cooperación, profundizar el intercambio de experiencias en la gobernanza del país y promover el avance de nuestras respectivas causas socialistas, así como de la amistad y cooperación tradicionales entre China y Corea del Norte».

Eliminar todo rastro de ADN

Kim ya mantuvo ayer miércoles un encuentro bilateral con Putin, demostración de camaradería concluida con un sentido abrazo. El norcoreano garantizó su «apoyo total» ante cualquier necesidad, un «deber fraternal». El ruso, por su parte, agradeció su asistencia en la guerra mediante el envío de munición, misiles y soldados.
Sin embargo, no es amistad todo lo que reluce. Por eso, al acabar la cita, un equipo de asistentes barrió la habitación para eliminar todo rastro de ADN del dictador, limpiando su silla y llevándose su vaso. Se trata de una práctica habitual para impedir que cualquier servicio de Inteligencia, incluso el de un país amigo, pueda obtener información sobre su estado de salud.
Cabe recordar que, no hace tanto, Xi y Putin respaldaban las sanciones impuestas a Corea del Norte por la comunidad internacional como castigo por su programa nuclear. Pero llegó Donald Trump a la Casa Blanca –arrastrando la relación entre China y Estados Unidos al terreno de la hostilidad explícita– y la invasión rusa de Ucrania, y el panorama se invirtió.
No es la única buena noticia. Este viaje ofrece también la confirmación oficiosa de su hija, Kim Ju-ae, como heredera del régimen. La niña, de unos 12 años, realizó su primer viaje internacional en compañía de su padre para obtener el reconocimiento externo de los dos poderosos aliados de Corea del Norte, cuya posición geopolítica se antoja, después de esta semana, más sólida que nunca.

Publicado: septiembre 4, 2025, 12:45 pm

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/jinping-recibe-kim-jongun-elevado-lider-global-20250904184654-nt.html

Ha sido una semana grande para Xi Jinping. La cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) escenificó primero su defensa diplomática de un orden mundial alternativo, y el desfile militar en conmemoración del final de la II Guerra Mundial mostró después su fuerza para conquistarlo. Una semana que ha concluido con un apretón de manos con el único individuo que ha salido aún más victorioso.

Ese no es otro que Kim Jong-un, quien en este viaje acumula hitos: su primera visita a China en seis años, su primera participación en un evento multilateral y la primera comparecencia de un líder norcoreano en un desfile militar chino desde 1959. China, la Unión Soviética y Corea del Norte –de aquella al dictado de Mao Zedong, Nikita Jrushchov y Kim Il-sung, respectivamente– no coincidían desde entonces. En esta ocasión, Kim ocupó el lugar de honor en el podio a la izquierda de Xi, equiparado con Vladímir Putin al otro lado y frente a otros 25 mandatarios extranjeros, cual paria convertido en líder global.

Xi ha recibido este jueves a Kim en el Gran Palacio del Pueblo, pero la única información sobre la reunión bilateral entre dos regímenes autoritarios poco amigos de la transparencia se ha producido, curiosamente, por adelantado. «Ambos líderes […] conversarán e intercambiarán opiniones sobre las relaciones entre China y Corea del Norte y cuestiones de interés común», anunciaba el portavoz del ministerio de Exteriores chino, Guo Jiakun, durante la rueda de prensa diaria del organismo.

«La asistencia del camarada Kim Jong-un a la conmemoración y las conversaciones […] revisten gran importancia», ha proseguido el representante gubernamental. «China está dispuesta a trabajar con Corea del Norte para reforzar la comunicación estratégica, ampliar los intercambios y la cooperación, profundizar el intercambio de experiencias en la gobernanza del país y promover el avance de nuestras respectivas causas socialistas, así como de la amistad y cooperación tradicionales entre China y Corea del Norte».

Eliminar todo rastro de ADN

Kim ya mantuvo ayer miércoles un encuentro bilateral con Putin, demostración de camaradería concluida con un sentido abrazo. El norcoreano garantizó su «apoyo total» ante cualquier necesidad, un «deber fraternal». El ruso, por su parte, agradeció su asistencia en la guerra mediante el envío de munición, misiles y soldados.

Sin embargo, no es amistad todo lo que reluce. Por eso, al acabar la cita, un equipo de asistentes barrió la habitación para eliminar todo rastro de ADN del dictador, limpiando su silla y llevándose su vaso. Se trata de una práctica habitual para impedir que cualquier servicio de Inteligencia, incluso el de un país amigo, pueda obtener información sobre su estado de salud.

Cabe recordar que, no hace tanto, Xi y Putin respaldaban las sanciones impuestas a Corea del Norte por la comunidad internacional como castigo por su programa nuclear. Pero llegó Donald Trump a la Casa Blanca –arrastrando la relación entre China y Estados Unidos al terreno de la hostilidad explícita– y la invasión rusa de Ucrania, y el panorama se invirtió.

No es la única buena noticia. Este viaje ofrece también la confirmación oficiosa de su hija, Kim Ju-ae, como heredera del régimen. La niña, de unos 12 años, realizó su primer viaje internacional en compañía de su padre para obtener el reconocimiento externo de los dos poderosos aliados de Corea del Norte, cuya posición geopolítica se antoja, después de esta semana, más sólida que nunca.

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