Publicado: noviembre 2, 2025, 11:45 pm
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Vivimos una era en la que las demostraciones de poder ya no son solo ejercicios de músculo militar: son mensajes políticos, lecciones tecnológicas y advertencias dirigidas tanto a enemigos como a aliados. Las potencias del siglo XXI exhiben armas que rozan la ciencia ficción, no … necesariamente para usarlas mañana, sino para imponer respeto hoy. De Corea a Washington, de Moscú a Pekín, el planeta asiste a la consolidación de una era de las superarmas, donde la disuasión se mide en megatones, algoritmos y velocidad hipersónica.
El líder norcoreano Kim Jong-un junto un nuevo tipo de misil balístico intercontinental
Rusia: el ‘Chernóbil volador’
Rusia es una de las potencias que más ha contribuido en las últimas semanas a devolver el fantasma de la destrucción total al debate público. El presidente Vladimir Putin anunció recientemente la prueba exitosa del Burevestnik, un misil de crucero alimentado por un motor nuclear que, según Moscú, podría permanecer en el aire durante horas o incluso días, recorriendo miles de kilómetros antes de golpear su objetivo. El «Chernóbil volador», así apodan los expertos occidentales al Burevestnik por el riesgo de contaminación radiactiva que podría liberar durante el vuelo. Un accidente ya en 2019 en la propia Rusia, durante su desarrollo, demostró esta idea.
El misil 9M729 de fabricación rusa
No es la única pieza que preocupa. Reuters ha informado que Rusia también ha sido señalada por el uso en combate del misil 9M729, cuyo desarrollo secreto llevó a Donald Trump a abandonar el tratado INF (Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio). Ha sido utilizado en Ucrania y puede portar ojivas convencionales o nucleares con un alcance estimado de 2.500 km. «Si Rusia está empleando misiles de alcance INF, potencialmente nucleares, en un conflicto activo, eso no solo es un problema para Ucrania, es un problema para la seguridad europea», advirtió John Foreman, ex agregado de defensa británico en Moscú y Kiev.
Y en las profundidades del océano, otro proyecto simboliza la ambición apocalíptica del Kremlin: el torpedo nuclear Poseidón. De 20 metros de largo y 100 megatones de potencia —el doble que la bomba Zar, la más potente jamás detonada. Moscú asegura que podría generar un ‘tsunami radiactivo’ de medio kilómetro de altura capaz de borrar del mapa ciudades como Nueva York.
Según Moscú puede viajar a una velocidad superior a la de los submarinos convencionales y alcanzar cualquier continente del mundo. András Rácz, investigador principal del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores, alertó al ‘The New York Times’: «Se empiezan a desarrollar armas realmente apocalípticas y se finge estar realmente preparados para usarlas».
China: del DF-61 al ‘asesino de Guam’, el arsenal que redefine el poder asiático
Mientras Rusia revive la retórica del terror nuclear, China avanza a toda máquina en su modernización militar. Imágenes satelitales confirmaron la construcción del portaaviones nuclear Tipo 004, el primero de su clase. Equipado con catapultas electromagnéticas y cazas de sexta generación J-36. Aspira a rivalizar con los gigantes estadounidenses de la clase Gerald R. Ford —el mayor barco de guerra jamás creado.
Con desplazamiento y autonomía ilimitada gracias a su propulsión nuclear, esta nave china marcaría un salto en la capacidad de Pekín para proyectar fuerza en el Pacífico.
Misiles DF-61
Pero el poder chino no se limita al mar. Su misil balístico intercontinental DF-61, capaz de alcanzar cualquier punto de Estados Unidos en apenas 25 minutos. Puede portar entre 3 y 14 ojivas, por lo que podría atacar ubicaciones totalmente diferentes de forma simultánea. Tiene un alcance de hasta 15.000 kilómetros, lo que le permite cubrir todo el territorio continental estadounidense, Europa y buena parte del hemisferio sur.
En paralelo, China ha mostrado en el desfile del 80º aniversario de la rendición de Japón y el final de la II Guerra Mundial el DF-26D, conocido como el ‘asesino de Guam’, pensado para destruir bases estadounidenses en el Pacífico. Símbolo perfecto de una estrategia que combina intimidación y precisión. Además, del láser gigante LY-1. Puede inutilizar dispositivos electrónicos y deja ciegos a los pilotos.
Touted as the «world’s most powerful,» China’s LY-1 ship-based laser air defense system was displayed on an eight-wheeled truck, with no specs released. pic.twitter.com/WalkQffaA9
— Polymarket Intel (@PolymarketIntel) September 3, 2025
Estados Unidos: entre la disuasión nuclear y la carrera tecnológica
Al otro lado del Pacífico, Estados Unidos refuerza su papel como potencia de referencia en la disuasión global. Finaliza con éxito las pruebas del submarino nuclear más avanzado del mundo, el submarino de ataque USS Massachusetts (SSN-798), de la clase Virginia Bloque IV, completó sus primeras pruebas en el Atlántico. Capaz de lanzar misiles de crucero Tomahawk y de operar durante meses bajo el mar gracias a su propulsión nuclear, es una de las plataformas más avanzadas de su tipo y pieza clave en el equilibrio estratégico con China.
USS Massachusetts (SSN 798)
Washington también acelera el desarrollo de la bomba nuclear B61-13, una versión modernizada de su histórico arsenal atómico. Con una potencia máxima de 360 kilotones —unas 24 veces la de Hiroshima— y capacidad para penetrar profundamente en el suelo antes de detonar, representa la nueva cara de la disuasión estadounidense: más precisa, más flexible y, sobre todo, más rápida.
Mientras tanto, su portaaviones Gerald R. Ford sigue siendo la carta de presentación del poder naval estadounidense, aunque China avanza; Estados Unidos intenta no quedarse atrás.
El ‘misil monstruo’ de Corea del Sur: el poder convencional como mensaje
En Seúl, el desafío norcoreano ha impulsado una respuesta diferente pero igual de contundente. El Hyunmoo-5, conocido como el ‘misil monstruo’, es el mayor misil balístico convencional del país. Con 36 toneladas de peso y una ojiva de ocho toneladas, puede alcanzar hasta 5.000 kilómetros, dependiendo de la carga útil. Entre sus versiones figura una ojiva «bunker buster» diseñada para destruir refugios subterráneos norcoreanos.
«El objetivo es lograr un equilibrio del terror», declaró el ministro Ahn Gyu-back, aludiendo al poder nuclear de Pyongyang. Sin armas atómicas, Corea del Sur apuesta por la fuerza de la precisión y el impacto: un arsenal capaz de golpear con suficiente contundencia para disuadir sin cruzar el umbral nuclear.
Corea del Norte: del Hwasong-20 a la amenaza perpetua
Y en el norte, la propaganda mantiene el tono de desafío. El nuevo Hwasong-20, presentado en un desfile militar, fue descrito por el régimen como «el sistema de armas nucleares estratégicas más poderoso» de su historia. Pyongyang afirma que puede portar múltiples ojivas y atacar varios objetivos simultáneamente. Aunque su eficacia real no ha sido demostrada, la intención es clara: proyectar fuerza, consolidar el poder interno y recordarle al mundo que sigue siendo un actor impredecible.
Más allá de los misiles: la frontera tecnológica
La carrera armamentística del siglo XXI no se libra solo con megatones, sino también con innovación. Estados Unidos y China investigan cañones electromagnéticos, láseres de alta energía, misiles hipersónicos y armas cuánticas que son resistentes a la radiación y tendrían un consumo mínimo. Son las herramientas que podrían definir la guerra del futuro: armas silenciosas, invisibles y autónomas.
Una disuasión que se reinventa
El planeta se reconfigura en torno a la idea de poder absoluto. La exhibición de este arsenal —ya sean torpedos nucleares, misiles hipersónicos o portaaviones de propulsión atómica— también erosiona los límites entre defensa y provocación. Y convierte en realidad esa idea de que vivimos en «una casa llena de dinamita». Porque en este tablero global, la amenaza más grande no es la bomba que explota, sino la que todos temen que podría hacerlo.
